Es muy difícil discutir con el éxito. Y éxito es justamente lo que ha tenido la Selección Nacional al mando de Rodrigo Kenton. Pero no todo lo que brilla es oro. No pretendo en este artículo restarle méritos al seleccionador, que creo está haciendo bien las cosas, sino llamar la atención sobre los potenciales riesgos que se ciernen en el horizonte de la hexagonal clasificatoria para el Mundial 2010.
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Como la vez pasada que escribí sobre la Sele de Kenton, empiezo por destacar lo positivo. El equipo nacional abandonó en la práctica el trillado discursillo bandera del conformismo y de la mediocridad, que decía algo como “en el fútbol ya no existen equipos pequeños” o “las distancias se han acortado”. Con Kenton al mando, la Selección ha salido a buscar todos los partidos, en vez de ponerse a hacer cálculos absurdos como que “el empate de visita es una victoria” o que “una derrota de visita está dentro del presupuesto”. Cuando ha podido ha goleado, sin importar si juegan en casa o de visita, y se nota la ambición de los jugadores por aportar, destacar, y triunfar. Nos referimos entonces al trabajo psicológico y motivacional que hacen Kenton y sus asistentes con la Selección. Y solo este hecho es suficiente para que estemos satisfechos con Rodrigo Kenton.
Hay que reconocer, como bien lo hace el mismo Kenton, que esta fase eliminatoria ha sido un paseo inesperado ante equipos de tercera categoría que prácticamente no han exigido a nuestra Selección. Pero en el pasado, enfrentando a equipos de similar categoría, sufríamos injustificadamente y nos costaba sacar los resultados. Terminábamos haciendo cábalas para clasificar por gol diferencia o alguna otra argucia reglamentaria diseñada para definir una clasificación cuando un equipo no supera claramente a otro. Y allí reside el mérito de Kenton en esta fase: reconocer que estamos ante equipos débiles y que no por ello hay que tenerles misericordia. Para compasión, el domingo vamos a misa, no al estadio.
Hay aspectos, sin embargo, que me siguen preocupando de la Selección, mientras que otros se han ido aclarando con los partidos. En mi anterior artículo sobre el tema expresé mi preocupación por la portería: González tiene reflejos felinos pero es pésimo en el juego aéreo, Wardy es mucho corazón pero no gran cosa como portero, y Keylor Navas es excelente pero me preocupaba su falta de experiencia. Ayer Navas se encargó de callarme. Demostró que está listo para cualquier reto, y merece ser el portero titular de la Sele a pesar de su juventud.
Nuestra defensa sigue siendo una calamidad. En esta fase, ante equipos que no han demostrado gran cosa, la defensa que tenemos ha resultado suficiente. Ante equipos de mayor peso y con jugadores más hábiles (pensemos en la velocidad, inteligencia y capacidad de un Landon Donovan), la defensa será un colador fácilmente vulnerable. Reconozco que Kenton ha hecho distintas pruebas, obligado por las lesiones y las suspensiones, pero no ha dado con la fórmula que nos de tranquilidad. Ayer, de no ser por las excelentes y oportunas intervenciones de Keylor Navas, y por la inocencia de los delanteros de Surinam, el resultado pudo haber sido muy distinto. Ayer, por ejemplo, Wallace llegó acertado cuando se sumó al ataque (cosa cada vez más escasa en él), pero su sector de la zaga lució muy vulnerable, al igual que por el centro de la cancha. Ya no tiene la velocidad de antes, y cada excursión de Wallace para arriba de la media cancha deja un hueco importante en defensa.
La media cancha de la selección está funcionando bastante bien y, lo que es mejor aún, tiene múltiples posibilidades de variantes según se presenten los partidos. Como hecho que merece destacar, contra Surinam el Pupy López se jaló un partidazo y reclama a gritos la titularidad. En delantera, nuevamente gracias a lesiones y suspensiones, el técnico se ha visto obligado a hacer diferentes experimentos, y estará en condiciones de sacar sus propias conclusiones. Nos preocupa, sin embargo, la insistencia del técnico en poner a Bryan Ruíz como punta, posición en la que a todas luces no se siente cómodo ni se desempeña tan bien como cuando juega de media punta o de enganche. Insisto en que Ruíz es un jugador que merece la titularidad en la Sele, pero jugando un poco más atrás del punta, posición para la cual hay también varias opciones (Ledezman, Saborío, Alpízar, Mambo), con diferentes características pero todos acostumbrados a jugar allí.
Por último, me preocupa la indecisión o lentitud de Kenton para hacer ciertos cambios en el transcurso de un juego. Ayer, después de que Surinam anotó su gol al minuto 3 del segundo tiempo, la defensa de Costa Rica lució bastante descontrolada por los siguientes veinte minutos, en los que el rival no anotó merced a las salvadoras intervenciones del portero Navas. No solo la defensa estaba descontrolada, sino que el medio campo perdió el control del balón, y de allí nacían las jugadas que pusieron en aprietos a nuestra selección. El cambio, sin embargo, no se dio sino hasta el minuto 28, cuando Alonso Solís vino a aportar dominio de balón y gol. Un equipo con más oficio que Surinam pudo haber anotado varios goles en esos 25 minutos de zozobra, y nos preocupa que el técnico no reaccione oportunamente cuando el equipo se le cae sobre el terreno de juego.
Si queremos que nos vaya bien la hexagonal, es imperativo que para los próximos 4 meses se programen fogueos contra equipos y selecciones de mayor nivel, que exijan a la nuestra, y puedan desnudar sus deficiencias. Como laboratorio, los dos partidos que nos faltan en esta fase de paseo es poco lo que podrán aportar.
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Como la vez pasada que escribí sobre la Sele de Kenton, empiezo por destacar lo positivo. El equipo nacional abandonó en la práctica el trillado discursillo bandera del conformismo y de la mediocridad, que decía algo como “en el fútbol ya no existen equipos pequeños” o “las distancias se han acortado”. Con Kenton al mando, la Selección ha salido a buscar todos los partidos, en vez de ponerse a hacer cálculos absurdos como que “el empate de visita es una victoria” o que “una derrota de visita está dentro del presupuesto”. Cuando ha podido ha goleado, sin importar si juegan en casa o de visita, y se nota la ambición de los jugadores por aportar, destacar, y triunfar. Nos referimos entonces al trabajo psicológico y motivacional que hacen Kenton y sus asistentes con la Selección. Y solo este hecho es suficiente para que estemos satisfechos con Rodrigo Kenton.
Hay que reconocer, como bien lo hace el mismo Kenton, que esta fase eliminatoria ha sido un paseo inesperado ante equipos de tercera categoría que prácticamente no han exigido a nuestra Selección. Pero en el pasado, enfrentando a equipos de similar categoría, sufríamos injustificadamente y nos costaba sacar los resultados. Terminábamos haciendo cábalas para clasificar por gol diferencia o alguna otra argucia reglamentaria diseñada para definir una clasificación cuando un equipo no supera claramente a otro. Y allí reside el mérito de Kenton en esta fase: reconocer que estamos ante equipos débiles y que no por ello hay que tenerles misericordia. Para compasión, el domingo vamos a misa, no al estadio.
Hay aspectos, sin embargo, que me siguen preocupando de la Selección, mientras que otros se han ido aclarando con los partidos. En mi anterior artículo sobre el tema expresé mi preocupación por la portería: González tiene reflejos felinos pero es pésimo en el juego aéreo, Wardy es mucho corazón pero no gran cosa como portero, y Keylor Navas es excelente pero me preocupaba su falta de experiencia. Ayer Navas se encargó de callarme. Demostró que está listo para cualquier reto, y merece ser el portero titular de la Sele a pesar de su juventud.
Nuestra defensa sigue siendo una calamidad. En esta fase, ante equipos que no han demostrado gran cosa, la defensa que tenemos ha resultado suficiente. Ante equipos de mayor peso y con jugadores más hábiles (pensemos en la velocidad, inteligencia y capacidad de un Landon Donovan), la defensa será un colador fácilmente vulnerable. Reconozco que Kenton ha hecho distintas pruebas, obligado por las lesiones y las suspensiones, pero no ha dado con la fórmula que nos de tranquilidad. Ayer, de no ser por las excelentes y oportunas intervenciones de Keylor Navas, y por la inocencia de los delanteros de Surinam, el resultado pudo haber sido muy distinto. Ayer, por ejemplo, Wallace llegó acertado cuando se sumó al ataque (cosa cada vez más escasa en él), pero su sector de la zaga lució muy vulnerable, al igual que por el centro de la cancha. Ya no tiene la velocidad de antes, y cada excursión de Wallace para arriba de la media cancha deja un hueco importante en defensa.
La media cancha de la selección está funcionando bastante bien y, lo que es mejor aún, tiene múltiples posibilidades de variantes según se presenten los partidos. Como hecho que merece destacar, contra Surinam el Pupy López se jaló un partidazo y reclama a gritos la titularidad. En delantera, nuevamente gracias a lesiones y suspensiones, el técnico se ha visto obligado a hacer diferentes experimentos, y estará en condiciones de sacar sus propias conclusiones. Nos preocupa, sin embargo, la insistencia del técnico en poner a Bryan Ruíz como punta, posición en la que a todas luces no se siente cómodo ni se desempeña tan bien como cuando juega de media punta o de enganche. Insisto en que Ruíz es un jugador que merece la titularidad en la Sele, pero jugando un poco más atrás del punta, posición para la cual hay también varias opciones (Ledezman, Saborío, Alpízar, Mambo), con diferentes características pero todos acostumbrados a jugar allí.
Por último, me preocupa la indecisión o lentitud de Kenton para hacer ciertos cambios en el transcurso de un juego. Ayer, después de que Surinam anotó su gol al minuto 3 del segundo tiempo, la defensa de Costa Rica lució bastante descontrolada por los siguientes veinte minutos, en los que el rival no anotó merced a las salvadoras intervenciones del portero Navas. No solo la defensa estaba descontrolada, sino que el medio campo perdió el control del balón, y de allí nacían las jugadas que pusieron en aprietos a nuestra selección. El cambio, sin embargo, no se dio sino hasta el minuto 28, cuando Alonso Solís vino a aportar dominio de balón y gol. Un equipo con más oficio que Surinam pudo haber anotado varios goles en esos 25 minutos de zozobra, y nos preocupa que el técnico no reaccione oportunamente cuando el equipo se le cae sobre el terreno de juego.
Si queremos que nos vaya bien la hexagonal, es imperativo que para los próximos 4 meses se programen fogueos contra equipos y selecciones de mayor nivel, que exijan a la nuestra, y puedan desnudar sus deficiencias. Como laboratorio, los dos partidos que nos faltan en esta fase de paseo es poco lo que podrán aportar.