viernes, 28 de octubre de 2005

Propaganda electoral

Hace días ando con ganas de compartir con mis lectores lo que pienso de la propaganda que están haciendo los candidatos presidenciales en este arranque de campaña. Tengo una severa limitación: veo poca tele, y casi nunca escucho radio, de manera que no puedo decir que conozca toda la publicidad que haya salido. Pero con la que he visto es suficiente para darme una idea de por donde anda la procesión. He visto los anuncios televisivos de Oscar Arias, Otto Guevara, Antonio Álvarez Desanti, José Manuel Echandi y Otón Solís. Además, he visto la intensa campaña desplegada por el movimiento de Oscar Arias en La Nación. La propaganda del PAC (Otón Solís) ya la analicé en mi último post, así que les ahorro el sufrimiento.

Una advertencia: este no pretende ser un análisis profesional de la publicidad, sino que se basa en lo que le quedó en la memoria a un potencial votante: Dean CóRnito. Por ello, notarán mis estimables lectores, no hay precisión en la transcripción de los mensajes. Me parece, en todo caso, que a los candidatos y a sus asesores les debería interesar no lo que opina don “Gurú de los Medios”, sino lo que su publicidad transmite a un potencial votante.

La que menos recuerdo es la de Echandi, pero como de por sí este candidato va a hacer “PUN” el día de las elecciones, es irrelevante. Lo que recuerdo es que al final sale el candidato diciendo algo como “Si usted, como muchos otros, cree que Costa Rica necesita un cambio, entonces votará por mí”. Tal vez yo sea muy sensible, pero la frase tiene tono imperativo, y a mí no me gusta que un desconocido me diga lo que tengo que hacer; menos en materia electoral. Sobre todo un desconocido que lo que tiene es un rejuntado de resentidos del tristemente célebre PUSC, y del cual las pocas ideas que conocemos son puro populismo barato. Don José Manuel: Costa Rica necesita un cambio, pero usted no representa los ideales de ese cambio.

El anuncio de Antonio Álvarez Desanti me provocó caries (en los dientes; las del cerebro ya estaban ahí cortesía del sistema educativo costarricense) de tanta dulzura; me sacó una lagrimita de tanta ternura. Nos presenta una biografía de don Antonio, con imágenes de cuando era bebé, niño, adolescente, universitario, Ministro, etc., y fotos del papá, la esposa, y de una de las muchas fincas que tiene. Siendo un poco más serio, parece ser el anuncio de un candidato que desde ya se sabe derrotado pero que aprovecha para darse a conocer en esta ronda electoral, con miras a la siguiente. Y si ese es el objetivo, tal vez el anuncio no sea malo. Tal vez en el 2010 la gente lo sienta como un viejo conocido (¡si hasta fotos de cuando era mocoso hemos visto!) y entonces estarán dispuestos a escuchar sus ideas. Tal vez, entonces, en el 2010 se atreva a hacer una campaña de ideas, no de pura imagen como la actual. Es una lástima, porque por lo que pudimos ver en la entrevista que le hiciera Al Día y que en su momento comentáramos aquí, el hombre no anda para nada perdido. En conclusión, como parte de una estrategia publicitaria, el anuncio tiene sentido si se trata de una estrategia de más largo plazo, porque dudo que mucha gente se convenza de votar por él por la cara de su esposa o por la profesión de su papá.

El anuncio que vi de Otto Guevara es más un ataque directo a Oscar Arias que otra cosa. Pero como estrategia publicitaria me pareció muy efectivo, ya que se basa en la verdad (no como otros ataques que andan circulando que se basan en el engaño). Aparece una imagen de Oscar Arias prometiendo que Costa Rica será un país desarrollado para el año 2021, luego hacen un comentario donde el mensaje es más o menos “¿Cómo le vamos a creer?”, y luego aparece otra imagen de Oscar Arias cuando era candidato presidencial allá por 1985, prometiendo que Costa Rica sería un país desarrollado veinte años más tarde. Luego aparece Otto Guevara hablando de “no más impuestos”, y hay una escena final que dice algo más o menos como “Otto Guevara: hacia delante con decisión y firmeza”. Lamentablemente no dice gran cosa de lo que haría el Movimiento Libertario una vez en el poder, ni cuál es el camino por el que don Otto iría “hacia delante”.Y como ahora tenemos un “Nuevo Movimiento Libertario Light”, quisiéramos saber qué es lo nuevo y en qué ha moderado sus posiciones, porque el cuento de no más impuestos ya nos lo sabíamos desde hace muchos años.

De Oscar Arias he visto un anuncio en televisión que nos dice que son más de mil personas las que están pensando en mi futuro. Antes de eso, había sido víctima del bombardeo de optimismo del “Sí, Oscar Arias”. He de confesar que algunos de esos anuncios de periódico – los que tenían más texto para ser leído – no los leí con mucho detenimiento. La campaña del Si la siento vacía, pero no por ello mala (como estrategia publicitaria). Creo que el votante promedio necesita que alguien le levante el ánimo, que alguien le diga que Costa Rica si puede avanzar. En ese sentido la campaña del Si me parece muy efectiva. No es una campaña que nos recuerde lo que el actual Presidente no ha hecho ni lo que otros candidatos no harán. Es una campaña basada en lo que Oscar Arias hará, o dice que hará, aunque los anuncios sean algo superficiales. He de confesar que la primera vez que vi el anuncio de que son más de mil personas las que están pensando en el futuro de Costa Rica, mi reacción fue: ¿Y a mi qué? ¿Qué frutas me importa cuánta gente esté pensando? ¡Lo que me importa es lo que estén pensando!

Con el paso del tiempo digamos que la campaña de Oscar Arias se ha encargado de ir llenando el vacío, ya sea a través de entrevistas concedidas a medios de comunicación o de discursos del candidato. Hay, por ejemplo, un reportaje en El Financiero de esta semana (24 al 30 de octubre), que demuestra que esas más de mil personas no sólo están pensando, sino que están preparándose para gobernar. El reportaje describe acciones específicas que un eventual gobierno de Oscar Arias tomaría, incluyendo una lista de decretos que serían firmados y enviados a La Gaceta desde el primer día para no perder el tiempo. En otras palabras, el diagnóstico ya está hecho; las soluciones – las compartamos o no – ya están pensadas, y este grupo de “más de mil personas” está preparándose para implementarlas desde el primer día. También está el discurso que dio don Oscar Arias hace dos días ante la Cámara de Comercio Costarricense Norteamericana (Am Cham), según lo reportó La Prensa Libre de ayer, en el cual el candidato detalló con abundante claridad las metas que tiene para un eventual gobierno suyo, aunque no dijo (o no lo reportó el diario) cómo lo logrará. En resumen, la publicidad de Oscar Arias me parece un poco vacía, superficial, pero efectiva por lo optimista. Lo más importante para ellos es lograr llenar el vacío haciendo llegar el mensaje de fondo al público. Esto se podría lograr si el candidato participara en más debates, por ejemplo, o impulsando reportajes como el de El Financiero en medios de comunicación más “populares”.

Bueno, ahí lo tienen, lo que pienso de la propaganda política. En algunos casos se trasluce lo que pienso de los candidatos, pero me adelanto a la lluvia de críticas y les pido un favor: no asuman que porque una campaña me parece mejor que otra, entonces apoyo a ese candidato. Dean CóRnito todavía tiene mucha información que procesar antes de comprometer su voto.

miércoles, 26 de octubre de 2005

Cada día se hunde más - Reloaded

No entendemos qué le está pasando a don Otón Solís, quien hace cuatro años realizó una excelente campaña, pero que en el concurso electoral actual más bien parece estar empeñado en acabar temprano con su carrera política.

En casi todo proceso electoral hay candidatos de quienes la gente opina que serían excelentes presidentes, pero que no resultan atractivos como candidatos ya sea por su parquedad, poca habilidad para comunicarse con el pueblo, o por cualquier otra razón por lo general subjetiva. No es el caso de don Otón. También hay candidatos que son excelentes en ese rol – simpáticos, dicharacheros, con facilidad de palabra, a tono con el pueblo – pero que luego resultan un desastre como jefes de estado. Tampoco es el caso de don Otón.

Hace cuatro años el PAC, con Otón Solís como candidato, hizo una campaña positiva, propositiva, de ideas frescas, esperanzadora. Nos parece que con un poco más de dinero, o tal vez con un par de semanas más de tiempo, don Otón se hubiera colado en el segundo lugar, y no queremos ni pensar lo que hubiera podido ser una segunda ronda entre él y don Abel. En todo caso, constituyó a su partido en una importante tercera fuerza electoral que, después de los escándalos de corrupción que afectaron al PUSC y a pesar del cisma sufrido por su propia fracción legislativa, con el tiempo pasaría a convertirse en la segunda fuerza política del país, según lo confirman las encuestas.

Lamentablemente, en la actual campaña observamos a un Otón completamente diferente: inseguro de si mismo, con un discurso desgastado y cansado, intentando quedar bien con todo el mundo. En resumen, parece uno más de esos políticos tradicionales que con tanto efecto criticó hace cuatro años.

Hace apenas una semana comentábamos un artículo de opinión que don Otón publicó en La Nación, donde evidenció un desconocimiento básico de la realidad nacional al afirmar que en Costa Rica tenemos un conjunto de leyes que permite “gobernar con dirección, mando y eficiencia”. Hace 20 días lo criticamos por su ahora tristemente célebre frase de que “la ineficiencia de los servicios públicos es el costo que el sector privado debe aceptar para mantener la paz social”. Por supuesto, cada vez que hemos criticado su discurso lo hemos hecho con argumentos, que pueden ustedes revisar en los artículos aquí enlazados. Hoy vamos a aportar dos elementos adicionales: primero, unas nuevas y lamentables declaraciones de don Otón que recoge La Prensa Libre de hoy y, segundo, el anuncio televisivo de los novios besándose.

La nueva genialidad don Otón es de esas que nos demuestran que el hombre anda a la caza indiscriminada de votos, y que en ese esfuerzo va a decir lo que su interlocutor del momento quiera escuchar. En un debate presidencial organizado por la Unión de Gobiernos Locales, se dejó decir que los beneficiarios de los programas del IMAS deberían de ser escogidos por los “Concejos de Distrito”. En La Suiza Centroamericana no sabemos a ciencia cierta si el IMAS hace bien esa labor, pero al menos tiene por ley la estructura y los recursos para escogerlos objetivamente y con base en análisis pre-establecidos de las condiciones socioeconómicas de los potenciales beneficiarios. Don Otón, que se queja con mucha razón de que el clientelismo político se ha adueñado de la sociedad costarricense, propone una solución que arraigaría de una manera aún más profunda el clientelismo. Porque los Concejos de Distrito son entes eminentemente políticos; entes además sin mayores recursos ni estructuras para embarcarse a hacer estudios socioeconómicos de los potenciales beneficiarios de las políticas diseñadas para erradicar la pobreza. Si el IMAS no hace bien su labor, entonces es necesario entrar a analizar lo que hace y cuestionarse si su existencia se justifica. Pero jamás proponer una medicina que es peor que la enfermedad.

Lo más triste de estas declaraciones de don Otón es que se ponen aún peor. Como dijimos anteriormente, el hombre anda tratando de quedar bien con todo el mundo. Consecuentemente, después de haber sugerido que se le quite al IMAS la función de escoger los beneficiarios de las políticas de lucha contra la pobreza, se deja decir lo siguiente:
“Se ahorraría el trabajo de un montón de trabajadores sociales. No voy a despedir a nadie en el IMAS, que se queden haciendo nada porque nada han venido haciendo”.
Esa tolerancia que exhibe don Otón por el desperdicio de recursos es algo que nos parece inaceptable en una persona que pretende ser Presidente de esta desventurada nación. ¿Para qué ahorrarse “el trabajo de un montón de trabajadores sociales” si no se va a traducir en una reducción o reasignación (a actividades más productivas) del gasto público? ¿Será que la ineficiencia que él mismo describe como el costo de mantener la paz social es más bien la ineficiencia que está dispuesto a promover en aras de obtener unos votos más? Esto, lamentablemente, refleja ya un patrón de pensamiento y conducta del candidato Solís. Un patrón muy nocivo y preocupante.

El otro tema del que queríamos hablar es la campaña publicitaria del PAC por televisión. En las últimas semanas hemos visto un anuncio que presenta a una pareja joven teniendo una “discusión” (si, dice uno; no, dice el otro, y el patrón se repite en un SI, NO, SI, NO tan infantil como el que escuché el otro día en el kinder de mi hijo). Al final de esta “discusión” la mujer dice algo como “respetémosnos” y se dan un beso. Como si discrepar fuera una falta de respeto. Luego sigue un mensaje en la voz de un locutor que dice que aquellos que nos quieren obligar a escoger entre el Si y el No conducen a la polarización de la sociedad. El mensaje implícito es que no hay que escoger, que podemos seguir en el proverbial nadadito de perro que tiene al país totalmente estancado desde hace más de una década. Por supuesto, este anuncio es un intento por atacar o rebatir la aborrecible y vacua campaña del Si de Oscar Arias. Pero es un intento de muy penosa calidad, y con un mensaje implícito muy grave.

Si hay algo que necesita este país, no es otro Presidente más sin las hormonas para tomar decisiones. Lo que requerimos es justamente alguien que entienda que democracia se trata de que la mayoría pueda hacerse valer, no de buscar un malentendido consenso que nunca es posible de alcanzar. Costa Rica necesita un presidente con decisión, sin miedos, que nos lleve por un camino definido, que esté dispuesto a mejorar la eficiencia del sector público en un esfuerzo por disminuir el déficit fiscal y la inflación. Lo de Otón Solís es más de lo mismo que hemos sufrido los últimos 3 años y medio: indecisión, estancamiento, inflación, deterioro social. Quien fuera el candidato del cambio hace cuatro años, es hoy el candidato del “status quo”. Costa Rica no aguanta cuatro años más de lo mismo.

martes, 25 de octubre de 2005

Huelga en AyA: día 13

A menos de que hoy haya sido resuelto el diferendo que mantiene en huelga a los funcionarios del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) – y hasta el momento no he encontrado ningún noticiero que lo haya anunciado – vamos entonces para el día número de 13 de paro total en esa institución. Y eso después de varios paros progresivos que efectuaron los empleados del AyA antes de irse a huelga. Dean CóRnito cree tener una solución para poner fin a este movimiento de los empleados.

Por lo general, Dean CóRnito no es amigo de las huelgas en los servicios públicos ni de los dirigentuchos sindicales que sólo sirven para convocarlas, pero el caso de AyA llama poderosamente su atención. Resulta que, por razones ajenas a nuestro conocimiento, los empleados del AyA tienen un régimen salarial distinto del de los demás funcionarios públicos, y los salarios en esta institución son 18% menores que los salarios mínimos en puestos similares de otras entidades del sector público. Por ende, los empleados de AyA reclaman un ajuste salarial del 18% y la “deshomologación del servicio civil”. Hasta la fecha, lo máximo que el gobierno ha ofrecido a los huelguistas es un aumento del 8.7%, que fue rechazado por los trabajadores.

La solución es muy sencilla. Si es cierto que los empleados del AyA ganan un 18% menos que los funcionarios del resto del sector público, el reclamo de equiparación parecería justo. Entendemos que la prudencia fiscal no permite hacer “de un solo tiro” un ajuste de la magnitud del solicitado, por lo que el gobierno podría ofrecer el ajuste del 8.7% como una etapa inicial, y un ajuste del 2.33% por semestre durante los próximos cuatro semestres (adicional al ajuste por inflación), de manera que se llegue a equiparar los salarios en un plazo de dos años. Adicionalmente, y ya que los empleados del AyA desean la “deshomologación” del servicio civil, entonces que acepten que si el servicio civil no es bueno para el ganso, pues tampoco lo es para la gansa. En otras palabras, si los salarios del Servicio Civil no les sirven, entonces que tampoco reciban los demás beneficios del mismo. Es decir que, a cambio del ajuste salarial, los empleados de AyA sean excluidos por completo del Servicio Civil, de manera que en adelante, con mejores salarios, empleado que no cumpla con su labor a satisfacción pueda ser despedido. Creo que es un justo intercambio. ¿No les parece?

lunes, 24 de octubre de 2005

Gobierno Digital (.org)

Un grupo de ciudadanos ha creado en Internet un sitio que centraliza toda la información existente en la red pública acerca de los servicios que brinda el gobierno de Costa Rica. Con ello, ponen a disposición de todos los costarricenses y extranjeros necesitados de hacer trámites ante las distintas instituciones del estado, una invaluable herramienta que facilita el acceso a la información y a la larga contribuirá a descongestionar algunos de los servicios que hoy se ven abarrotados por personas haciendo consultas “en carne y hueso”. Se trata de una excelente iniciativa, privada y sin fines de lucro, que pueden encontrar en GobiernoDigital.org.


Dean CóRnito ha venido escuchando de esta iniciativa desde hace más de seis años, y no entiende qué es lo que hizo que tardara tanto en materializarse. En un principio, supone el autor de estas líneas, la intención de sus promotores habrá sido que fuera el mismo gobierno el que pusiera este servicio en línea. Hubiera sido lo lógico, pero ya sabemos que en este país, y en especial con este gobierno tan incapaz y modorriento, lo lógico no necesariamente es lo que se hace. De manera que, suponemos, los ciudadanos que promovieron la idea terminaron convenciéndose de que o lo hacían ellos, o el proyecto nunca iba a ver la luz del día. Sea como sea, la presencia de GobiernoDigital.org en la red es bienvenida.

En GobiernoDigital.org se puede encontrar, como lo dije anteriormente, toda la información disponible en la red acerca de los servicios que ofrece el gobierno costarricense. Ello incluye cosas como:

  • información acerca de trámites (requisitos para presentar planos en el INVU, para traspasar un derecho de operar un taxi, para obtener una licencia de conducir, para obtener un bono de vivienda, o para que una empresa obtenga un certificado de sostenibilidad turística),
  • consultas y servicios en línea (consultas de infracciones de tránsito, de registro de la propiedad, valoración e impuestos de un vehículo, consulta de expedientes judiciales, los premios de la lotería, el estado del trámite del bono de vivienda, o solicitud de certificaciones de nacimiento, defunción matrimonio, etc.),
  • información actualizada (el estado del tiempo en cualquier región de Costa Rica, el estado de las rutas en todo el país, las tarifas vigentes de los combustibles, o los itinerarios de buses a destinos turísticos),
  • hacer denuncias en línea (acerca de servicios públicos como taxis y autobuses, acerca de policías de tránsito y otros funcionarios del MOPT),
  • obtener citas (para RITEVE, para sacar pasaporte),
  • estadísticas (económicas, de salud, el presupuesto del gobierno, etc.),
  • pago en línea de recibos (teléfonos, electricidad, internet),
  • en general, información sobre muchos de los programas y ayudas que ofrece el gobierno, tales como fomento de las PyMEs, becas, financiamiento de vivienda y actividades productivas, pensiones, seguros, etc.
La lista no es exhaustiva; hay en GobiernoDigital.org mucha más información e incluso enlaces a sitios no oficiales como Huecos.com, para que uno aporte fotografías y ayude así a denunciar el lamentable estado en que se encuentra la infraestructura de nuestro país.

Al navegar por el sitio web de GobiernoDigital.org el día de hoy, descubrí que la información disponible en red es mucha más de la que suponía, y mucha más de la que había logrado encontrar por mi propia cuenta. Tener a disposición un sitio como este también le permite a uno notar lo que hace falta. Por ejemplo, hay mucha información en línea, pero poca oferta de servicios. Son pocos los trámites que se pueden iniciar o hacer en línea, y en eso falta mucho camino por recorrer. Vale la pena prestarle un poco de atención a las “estadísticas de gobierno digital” que ofrece el mismo sitio web.

Los creadores de esta iniciativa encontraron que el 96% de las instituciones públicas tienen acceso a la red, pero sólo el 43% de sus empleados tienen acceso a una computadora, y sólo alrededor del 32% de los funcionarios públicos tienen acceso a internet y cuentas de correo electrónico. Sin conocer más detalles sobre la composición del cuerpo de funcionarios públicos no podemos emitir criterio; habría que ver qué porcentaje de los empleados del estado ocupan puestos donde el acceso a una computadora o a internet no es esencial (conserjes, choferes, cuadrillas de reparación de calles, etc.).

Más relevante es el dato de que el 74% de las instituciones públicas tienen presencia en la red a través de un website, pero únicamente el 38% de las aplicaciones orientadas al ciudadano de las instituciones con website operan en internet. El 59% de las instituciones conectadas NO tienen un ancho de banda adecuado para aplicaciones de servicios en línea de uso pesado.

En La Suiza Centroamericana felicitamos a los promotores de esta iniciativa y esperamos que, entre otras cosas, la presencia de GobiernoDigital.org sirva a todas las instituciones para descubrir cómo sacar mayor provecho de las tecnologías de información, en aras de incrementar su oferta de servicios y mejorar la atención al usuario. Que en el futuro no pase como una vez, no hace mucho, que este autor llamó a una oficina a pedir los requisitos para hacer un trámite, y le dijeron que los requisitos estaban en una lista impresa que había que solicitar en persona. No podían darlos por teléfono, ni tenían fax ni correo electrónico para enviarla. Dichosamente Dean CóRnito vive en San José; imagínense el volumen del berreo si hubiera tenido que venir desde Buenos Aires de Osa a recoger la lista, para enterarse de que tenía que volver al sur del país a obtener toda la documentación que le solicitaban.

viernes, 21 de octubre de 2005

Subdesarrollo 201: de mal en peor

De la mano con un sistema educativo que produce ciudadanos acríticos y mentalmente perezosos, las trabas al desarrollo normal de los negocios es otra de las razones por las cuales el país no logra reducir los niveles de pobreza. Esta combinación es un cocktail fatal, porque genera un círculo vicioso: ciudadanos mentalmente perezosos y educados para ser empleados (y no emprendedores) ocupan puestos en el sector público, desde los cuales les corresponde establecer regulaciones para los empresarios del sector privado. La mayoría de la ciudadanía, igualmente carente de criterio y de capacidad crítico-analítica, acepta las regulaciones y trámites engorrosos y aberrantes como algo normal (el costo de la paz social, dijo un candidato presidencial de quien, por su preparación académica, esperábamos mucho más). De manera que una mayoría de la ciudadanía termina “condenada” a ser asalariada de por vida porque el sistema educativo no lo capacita para aspirar a mejores opciones, y una minoría con la disposición para hacer negocios de manera independiente lo encuentra cada día más difícil de lograr.

La Nación de hoy reporta que Costa Rica ocupa el lugar 89 – de 155 países de todo el mundo – en un estudio del “clima de negocios” hecho por el Banco Mundial. Antes de pasar a analizar lo que significa estar en la posición 89, entendamos primero de qué se trata el ránking. Es el resultado de un estudio cuya finalidad es investigar “el alcance y la modalidad de las regulaciones que fomentan la actividad comercial y aquellas que la restringen”. En otras palabras, el estudio mide el efecto de las regulaciones de un país en la posibilidad de hacer negocios (lícitios). El estudio está enfocado primordialmente a los efectos en las empresas pequeñas y medianas, de manera que es algo que concierne a todos los ticos. No se trata de un estudio para los Intel y los Baxter de las zonas francas.

Para elaborar el índice, se toman en cuenta las regulaciones que afectan siete grandes áreas: apertura de una empresa, contratación y despido de trabajadores, cumplimiento de los contratos, protección al inversionista, trámite de licencias (permisos), registro de la propiedad, y obtención de crédito. Dentro de cada una de estas categorías, el estudio analiza diferentes variables. Así por ejemplo, en el tema de cumplimiento de los contratos se analiza si el país ofrece juicios sumarios para el cobro de deudas, cuán expedito es el manejo de los casos en los tribunales, si las apelaciones son limitadas, y si hay procesos extrajudiciales para exigir el cumplimiento contractual.

Ahora sí, vamos a los resultados. Estamos en el puesto 89 entre 155 países. Somos superados – y por mucho – por países que consideramos competidores en atracción de inversiones: Singapur salió segundo, Irlanda está en el puesto 11, y Chile en el 25. Y aunque eso es preocupante, no es tan alarmante como haber quedado detrás de Jamaica (43), Panamá (57), NICARAGUA (59), Colombia (66), México (73), El Salvador (76) y Uruguay (85). Que uno o algunos de estos países nos hayan superado no nos debe sorprender. Que todos esos países nos hayan superado, nos debe avergonzar. Ojalá sirviera para darle una sacudida a nuestro aletargado gobierno, para que empiece a tomar las medidas correctivas necesarias. Lamentable sería que el llamado de atención cayera en oídos sordos.

Hay noticias aún más alarmantes. El estudio del Banco Mundial incluye ránkings para cada una de las áreas analizadas, y en el indicador de “Protección al inversionista”, ocupamos el puesto 134 entre los 155 países analizados. Si, estimado lector; no se trata de un error. Usted ha leído 134 de 155. En este rubro somos superados, además de todos los países mencionados anteriormente, por Brasil (53), República Dominicana (112), Ecuador (113), GUATEMALA (122) y HONDURAS (129). Y como este estudio analiza las trabas a las pequeñas y medianas empresas, cuando habla de protección al inversionista no se refiere a gringos con plata que vienen a comprar nuestras playas, sino a los propietarios de esas PyMEs: las doñitas allá en Upala que producen champú de sávila, el propietario de la verdulería de la esquina, la estilista que puso el salón en el barrio, el señor que tiene dos busetas y jala chiquillos a las escuelas.

Aunque La Nación no incluye el listado de la categoría de “Cumplimiento de Contratos”, ni tampoco lo pude encontrar en el website del Banco Mundial, imagínense lo mal que debemos de estar si en Costa Rica es más fácil sacarle jugo a un riel que cobrar una deuda, los tribunales de justicia son tremendamente lentos y las instancias de apelación son prácticamente ilimitadas. Más aún, y por si fueran necesarios ejemplos de la imposibilidad de hacer cumplir los contratos en nuestro país, veamos lo que está pasando con los casos más sonados: el contrato de administración del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría no funciona (ni el gobierno logra que Alterra cumpla con sus obligaciones, ni tampoco cumple con las suyas propias), los contratos de concesión de la autopista San José – Caldera y para la construcción y administración de una cárcel de máxima seguridad de Pococí nunca se llegaron a ejecutar, y hace pocos días vimos que el arranque de la concesión para la ampliación de la ruta San José – San Ramón se va a atrasar 17 meses más que no estaban previstos ni en el cartel, ni en el contrato, ni en la oferta del concesionario (y este no es el primer atraso sufrido).

Según detalla el reportaje de La Nación, para abrir un negocio en Costa Rica son necesarios 11 trámites distintos que se tardan en teoría 77 días, con un costo de $1,120 (casi 550,000 colones) para el interesado. En los países desarrollados la misma gestión requiere de 6 pasos y 19 días en promedio. El trámite para la obtención de permisos de operación consiste de 19 pasos y toma unos 120 días, con un costo de $7,000 en promedio. Y todo eso es pura teoría: Dean CóRnito lleva más de 15 meses tratando de obtener los permisos para un negocio que desea montar, y aún no los obtiene.

Esta burocracia y costos excesivos empujan a los pequeños (y no tan pequeños) empresarios a trabajar de manera informal: sin licencias, sin pagar impuestos, y sin contribuir al aparato de seguridad social del país. Justamente hoy el titular de primera plana de La Nación es que 100,000 patronos evaden los pagos de seguro y pensión, dejando desprotegidos a 450,000 trabajadores. No se trata de los grandes empresarios, de los “capitalistas sin rostro”, de las empresas multinacionales; noten que estas cifras nos arrojan un promedio de 4.5 empleados por patrono. Definitivamente se trata de pequeños empresarios.

Eso, justamente, es lo que debemos entender. Las regulaciones son necesarias, ya sea para la protección de los trabajadores, de los consumidores, o del medio ambiente. Pero las regulaciones excesivas, engorrosas y arbitrarias fomentan la informalidad, la ilegalidad, y la desprotección de aquellos a quienes pretenden proteger. Esto cierra el círculo vicioso del que hablaba al principio de este artículo: gente con una educación mediocre impide la creación de negocios o fomenta la informalidad, dejando a otras personas con la misma educación mediocre con la única opción de tomar trabajos donde sus garantías sociales no son respetadas. Y eso los condena a no poder salir del ciclo de la pobreza.

jueves, 20 de octubre de 2005

Subdesarrollo 101

Si alguien anda buscando las razones por las cuales Costa Rica, con todas las condiciones que tiene, no logra salir del subdesarrollo, basta con prestar atención a las estupideces de los dirigentes de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), uno de los principales sindicatos de maestros del país. Y como esta semana están de congreso, son muy pródigos con sus declaraciones públicas. El artículo de La Nación de hoy cubriendo la sesión de apertura del Congreso Anual de la ANDE es una mina de información que vale la pena digerir con cuidado. En estas manos está buena parte de la educación de la infancia y juventud costarricenses, el futuro de nuestro país.

Los principales temas de los que se ocupará el congreso serán: la eliminación de los 200 días de curso lectivo, la eliminación de las pruebas nacionales, y el TLC con Estados Unidos. Más que los exabruptos sindicales que podemos esperar con respecto a este último tema, me interesa analizar lo concerniente a los 200 días y las pruebas nacionales, y por supuesto, la posición de este gremio de supuestos educadores y su línea argumental. Porque es para llorar.

En otras ocasiones he sido harto claro al expresar mi opinión de que el problema de la educación es uno de calidad y no tanto de cantidad. De manera que todo cuanto diga en adelante al respecto de los 200 días lectivos lo hago en el entendido de que la calidad sigue siendo más importante que la cantidad. A quienes deseen conocer mi opinión sobre la calidad de la educación en Costa Rica, les sugiero leer mi post del 27 de mayo titulado El Plan B.

La excusa legal para la aplicación de los 200 días desde finales de la Administración Figueres Olsen es que fue un compromiso adquirido por el país mediante un convenio centroamericano. Independientemente de la excusa, la realidad es que en Costa Rica teníamos uno de los cursos lectivos más cortos del mundo, con el agravante de que el número de horas diarias de lecciones impartidas en nuestro país era inferior al promedio. De manera que la aplicación de los 200 días era necesaria y el cambio fue bienvenido. Analicemos con un poco de detenimiento qué significan 200 días de clases. Considerando una semana lectiva de 5 días, se trata de 40 semanas de clases “efectivas”. Por supuesto, hay que considerar los feriados, las vacaciones de medio período, y los días de congreso de los maestros. De manera que para alcanzar los 200 días de clases, el curso lectivo termina extendiéndose a unas 45 semanas (incluyendo las vacaciones de medio período).

El maestro trabaja más o menos 42 de esas 45 semanas al igual que cualquier otro mortal en este terruño nuestro (algunas semanas hay feriados, otras no). Además, se deben presentar a sus respectivos centros educativos unos días antes del inicio del curso lectivo, y deben de trabajar algunos días después de finalizado el ciclo (calificando exámenes finales, administrando exámenes de aplazados). Póngale, estimado lector, que en eso se le van otras tres semanas (y estamos siendo MUY generosos en el cálculo). Entonces, el maestro tiene un año laboral efectivo de 45 semanas. El común de los mortales denominados costarricenses tenemos un año laboral de 50 semanas (y dos de vacaciones), y muchos de nosotros además tenemos semanas laborales de 6 días. De manera que los maestros trabajan 45 semanas de cinco días, mientras que los demás ticos trabajamos 50 semanas de 5 ó 6 días. ¿A qué viene este cálculo? A que lo que viene a continuación son palabras textuales del Sr. José Antonio Barquero, Presidente de ANDE:
“Esa bendita política de los 200 días de clases nos tiene enfermos. ¿Cuáles son los logros? Los educadores preferimos perder el pago adicional que se da por trabajar esta cantidad de días y mejorar nuestra salud”.
He de suponer que los maestros están enfermos de trabajar “tanto”. Por eso era relevante el cálculo de cuánto trabajan.

Quizá lo más grave de las declaraciones de este supuesto maestro es su opinión de que “si los demás países centroamericanos no están cumpliendo con el Convenio que exige la jornada de 200 días, Costa Rica tampoco debería hacerlo”. Ojo al Cristo: como países como Guatemala y Nicaragua no cumplen con los 200 días, nosotros tampoco deberíamos. Claro, porque nuestro objetivo en materia de educación debería de ser asemejarnos en lo posible a esos países. La próxima vez que el Ministerio de Educación formule una estrategia educativa, deberá ponerse la meta de alcanzar el nivel de escolaridad primaria de Nicaragua (79.4% en 1999), el de escolaridad secundaria de Guatemala (29.6% en el 2002), el de alfabetización femenina adulta de Guatemala (62.5% en el 2002), y el de alfabetización masculina adulta de Nicaragua (66.2% en el 2000).

Si ustedes creen que un pseudo-educador no puede ser más irresponsable (o llanamente imbécil), se equivocan, mis estimados lectores. Con respecto al tema de las pruebas nacionales (de sexto, noveno y bachillerato), el ilustre Presidente de ANDE considera que deben de ser eliminadas por cuanto
“a la fecha se desconoce de esfuerzos concretos, técnicos y sistemáticos que aseguren las mejoras cualitativas del estudiantado”.
La denuncia de que no se ha hecho nada con los resultados de los exámenes para mejorar la calidad de la educación es válida y muy seria. Pero jamás es esa razón para abandonar los exámenes. Un dirigente gremial responsable – y conste que no recordamos la última vez que en Costa Rica se usó ese adjetivo para describir a un líder sindical de los educadores – hubiera denunciado el desperdicio de recursos y hubiera exigido que el Ministerio de Educación se abocara de manera inmediata a resolver este problema. Pero eso, por supuesto, era demasiado esperar de un irresponsable como este señor Barquero.

En La Suiza Centroamericana creemos que al Sr. Barquero no le sirve que exista un instrumento estandarizado de medición del rendimiento estudiantil, porque permite descubrir el daño que otros como él hacen al estudiantado. Confiamos en que la mayoría de los maestros no son ni remotamente tan irresponsables, y que no apoyan las animaladas de este señor. Esperaríamos que, por su dignidad, así se lo hicieran saber a la sociedad costarricense.

La curiosidad mató al gato

Pero el periodista Jairo Villegas no corre ningún riesgo de morir de curiosidad. Según su reportaje publicado en La Nación de hoy, el CONAVI estima que durante el tiempo que el peaje de la Autopista General Cañas estuvo cerrado por reconstrucción, se dejaron de percibir 2.1 millones de colones diarios. Según el mismo reportaje las autoridades estiman que por ese peaje transitan unos 60.000 vehículos al día. Lamentablemente al periodista no se le ocurrió verificar si los números “cierran”. Los vehículos livianos pagan 75 colones al pasar por el peaje. Los camiones, buses y demás vehículos pesados pagan más de 75 colones. Para hacer un cálculo muy sencillo, asumamos que todos pagan 75 colones. Resulta que 60.000 x 75 = 4.500.000. Entonces, la recaudación en ese peaje debería de ser como mínimo de cuatro millones y medio de colones. ¿Qué se hacen los 2.4 millones de diferencia? Hubiera sido bueno que el periodista buscara la respuesta.

miércoles, 19 de octubre de 2005

Cada día se hunde más

El candidato presidencial del Partido Acción Ciudadana, Otón Solís Fallas, está en campaña abierta por NO alcanzar la Presidencia. Pocas veces el dicho de que por la boca muere el pez ha sido más acertado que cuando don Otón ha abierto la boca durante el actual torneo electoral. Cada día se hunde más, y se lo debe todo a sí mismo.

El día de hoy La Nación publicó un artículo de opinión firmado por don Otón Solís, que es necesario leer entre líneas y a la luz de opiniones expresadas en otras ocasiones por el mismo autor para captar la totalidad del mensaje. Lo bueno de un artículo de opinión es que no puede el autor después salir a decir que lo malinterpretaron o que lo tergiversaron. Son sus propias palabras, firmadas por él mismo.

Una lectura superficial del artículo podría llevar al lector a la conclusión de que las de don Otón son palabras sabias. En resumen, dice que para que un Presidente sea efectivo, debe de tener “una visión clara del rumbo a largo plazo que quiere para el país”, credibilidad ante su equipo y ante la ciudadanía, y capacidad gerencial. Además, dice don Otón, “el presidente efectivo debe conocer al detalle la normativa legal de que dispone para poner en movimiento de la manera más efectiva los recursos estatales”. Descalifica a los presidentes que se han quejado de la ingobernabilidad o de que las leyes no les han permitido hacer las cosas bien. Dice que en Costa Rica hay leyes suficientes para gobernar “con dirección, mando y eficiencia”. Por último, para don Otón el presidente efectivo debe de tener disposición para el diálogo respetuoso y para “construir decisiones colectivas”.

Es difícil discutir con un planteamiento que, a pesar de lo general y superficial, en principio pareciera contener todos los elementos necesarios para un buen desempeño presidencial. El problema se presenta cuando empezamos a escarbar un poquito por debajo de la superficie. Por supuesto que un buen presidente necesita de una visión de largo plazo, credibilidad, y capacidad (no sólo gerencial). Claro que debe de conocer las leyes e instrumentos que tiene a su alcance. Estamos de acuerdo con don Otón en cuanto a que el país ya tiene suficientes leyes. No es un problema de cantidad, y así lo hemos dicho (ver, por ejemplo, La inefectividad de las leyes).

Pero si don Otón se cree sus propias palabras (“Ya existen normas suficientes en la Constitución, en la Ley general de la administración pública, en la Ley de planificación nacional y en la Ley de presupuestos públicos, que permiten en su conjunto gobernar con dirección, mando y eficiencia”), entonces es merecedor del título del más naïve de los candidatos presidenciales. Insisto, no es una cuestión de cantidad de leyes, es un asunto de calidad. La experiencia reciente de nuestro país ha demostrado que las leyes existentes NO permiten gobernar con eficiencia, a menos de que por eficiencia entendamos convenientemente lo mismo que don Otón: que la eficiencia en el sector público no es alcanzable, porque ese es el precio de la paz social.

Mientras en este país sea posible acudir a tres, cuatro, cinco o más instancias administrativas y judiciales para apelar las decisiones del sector público, se trate de adjudicaciones de licitaciones o concesiones, o de directrices presidenciales y ministeriales, ni el presidente más cojonudo nos va a lograr sacar del atolladero. Mientras en el sector público los funcionarios tengan la garantía de no perder su empleo así sea que no trabajen, que saboteen las decisiones de sus superiores, o que irrespeten a los ciudadanos y usuarios de los servicios estatales, nadie va a lograr gobernar este país en el verdadero sentido de la palabra gobernar, mucho menos hacerlo con eficiencia.

Nos sorprende que don Otón se haya atrevido a terminar su artículo diciendo que el presidente efectivo “debe aceptar que las recetas simples, teóricas, dogmáticas y mesiánicas, así como los dilemas excluyentes, donde solo existe espacio para decir sí o no, pertenecen al pasado y son la ruta más corta a la polarización y el conflicto social”. Es extraño por contradictorio. Porque si hay una receta simple y dogmática, un dilema excluyente de esos que son la ruta más corta al conflicto social, es justamente la frase célebre pronunciada por el mismo don Otón hace unas pocas semanas: “la ineficiencia de los servicios públicos es el costo que el sector privado debe aceptar para mantener la paz social” (ver Frases y hechos lamentables). Porque es don Otón quien cree que con eliminar las galletas y el licor y restringir la movilidad de los funcionarios públicos se elimina el déficit fiscal. En fin, porque si hay un candidato (me refiero a los 4 ó 5 que podemos considerar de medianamente serios para arriba) con un discurso simplista, dogmático y mesiánico, ese es Otón Solís Fallas, candidato presidencial del Partido Acción Ciudadana.

martes, 18 de octubre de 2005

El lamentable estado de la infraestructura

El ingreso promedio de los costarricenses nos ubica como un país de desarrollo medio; nuestros índices de desarrollo humano nos ubican casi al nivel de los países desarrollados. Sin embargo, nuestra infraestructura es de país subdesarrollado desolado por décadas de guerras. No es cierto el cuento de que somos un país pobre y que por eso no se puede hacer obra pública. Como me lo hizo ver mi amigo Marcelo (el che), si así fuera entonces las carreteras y puentes que datan de hace 80 y 40 y 20 años no podrían haber sido construidas, porque el país era aún más pobre entonces. El problema es uno de falta de visión de nuestros dirigentes políticos, incapacidad de gestión de la administración pública, multiplicidad de instancias de apelación y revisión de las contrataciones, y la existencia de intereses creados que se valen de todo lo anterior para impedir el progreso del país.

Tres diferentes diarios publican el día de hoy tres noticias que nos retratan de cuerpo entero y exhiben nuestra desnudez. Empezamos con el Diario Extra, que nos informa que el inicio de la ampliación de la carretera San José – San Ramón se atrasará una vez más, porque no se han expropiado todos los terrenos necesarios para las obras. Para beneficio de los lectores más jóvenes y de los cortos de memoria, les recuerdo que a finales de la administración Figueres Olsen, por ahí de 1997, se adjudicó a una empresa mexicana la ampliación de la carretera Bernardo Soto, desde al Aeropuerto Juan Santamaría hasta San Ramón. Esta empresa quebró pocos meses después, y las obras nunca se hicieron. Esta situación obligó al estado costarricense a volver a licitar este proyecto. La mayor parte de la Administración Rodríguez Echeverría se fue en nuevos estudios, y fue entonces cuando se decidió licitar como un solo paquete la totalidad de la vía desde La Sabana hasta San Ramón, y se le incluyó la ampliación de la radial Santa Ana – San Antonio de Belén y la construcción de un acceso entre Belén y Río Segundo de Alajuela. Si la memoria no me falla, la recepción de ofertas para esta nueva licitación tuvo lugar hacia finales del gobierno de Miguel Ángel Rodríguez o principios de la Administración Pacheco. Y durante el actual gobierno valoraron las ofertas, adjudicaron las obras, y supongo que en el proceso enfrentaron mil y una apelaciones que atrasaron más aún la fecha de arranque. Resulta inconcebible que para un proyecto que lleva más de ocho años sobre la mesa, el estado costarricense haya sido incapaz de expropiar los terrenos necesarios. Ahora anuncian el inicio de obras para mayo del 2007. El problema es que así empezaron también con la construcción de la carretera San José – Caldera, y de tanto atraso provocado por la incapacidad de la administración pública para expropiar terrenos, el adjudicatario de esa concesión decidió retirarse del proyecto y otra vez está en la cola de un venado que la autopista se construya.

Seguimos con La Prensa Libre que nos informa que – finalmente – hay luz verde para la construcción de una nueva carretera entre San Ramón y Ciudad Quesada. De esta carretera se viene hablando hace no menos de 30 años, y de no ser por la “generosidad” del gobierno de Taiwán, seguiríamos hablando de ella por otros 30 años más. Con esta carretera se cortaría en 45 minutos el trayecto entre esas dos ciudades. Si mal no recuerdo, desde finales de la Administración Rodríguez Echeverría se había anunciado que la carretera sería construida mediante una donación y préstamo blando de Taiwán. Desconozco por qué habrán pasado otros cuatro años para que la construcción se haga realidad, pero supongo que en parte habrá tenido que ver con la costumbre que tiene Taiwán de ofrecer la ayuda al final de un gobierno para así quedar bien con el que sale y el que entra (dos por el precio de uno). La noticia de que finalmente ingresó el dinero taiwanés y por ende podrá empezar la obra es buena. Sin embargo, y aunque dicen que a caballo regalado no hay que revisarle el diente, pareciera que la carretera la van a construir con base en los estudios de demanda de hace 30 años: es inconcebible que la carretera se vaya a construir en dos carriles (uno en cada sentido). Por esa misma razón las principales carreteras del país presentan embotellamientos casi permanentes. Ya me imagino una visita al Arenal en plena época de zafra, creyendo uno que va a viajar cómodo y veloz por una carretera nueva, hasta que se tope uno con los tractores jalando caña a 25 Km. por hora, deteniendo el tráfico como igual sucede en las vías existentes hoy. Como dicen los gringos, same difference.

Terminamos con el reportaje de La Nación cuyo título lo dice todo: Lentitud del gobierno frena despegue del Santamaría. El caso del aeropuerto es diferente de los demás. Se licitó, se adjudicó, y después de veintitrés mil apelaciones y acciones de inconstitucionalidad, se dio la orden de inicio. Al principio se vieron rápidamente una serie de mejoras y ampliaciones importantes en el aeropuerto, pero al poco tiempo empezaron los representantes de los intereses creados y los politiquillos baratos a poner obstáculos en el camino. El artículo de La Nación describe cómo los esfuerzos de algunos diputados retrógradas infunden pavor en los funcionarios públicos responsable de tomar decisiones, razón por la cual las obras del Santamaría están paralizadas desde hace tres años. Recordemos que recientemente el Viceministro del MOPT y varios miembros del CETAC renunciaron, en buena medida por temor a tomar decisiones que permitan desentrabar el contrato, pero que con seguridad les hubiera acarreado problemas por lo que el mismo Ministro llama “terrorismo legislativo”.

El país está secuestrado por los intereses creados, los políticos que les ayudan, un sistema legal que permite las apelaciones ad nauseaum, y una administración pública con temor y sin capacidad para ejecutar. El problema no es de pobreza, en el sentido económico de la palabra. El problema es de pobreza mental. Y mientras tanto los productores nacionales siguen perdiendo competitividad.

jueves, 13 de octubre de 2005

Muéranse: al gobierno NO le importa

Costa Rica tiene una de las más altas incidencias en el mundo de enfermedades de las vías respiratorias y de cáncer gástrico. Hasta el momento, Dean CóRnito no ha leído un estudio que presente conclusiones definitivas del por qué de ambos fenómenos. Pero como alérgico y asmático, tiene unas cuantas ideas de las cosas que le disparan las alergias o le agravan los síntomas del asma. La contaminación del aire, y en particular la contaminación provocada por los vehículos, es una de ellas. Por supuesto, eventos fuera del control del ser humano – tales como humedad, presencia de polen, y cambios bruscos de temperatura – también afectan. Pero estos factores naturales son comunes a buena parte de los países tropicales, por lo que en aras de explicar la mayor incidencia de las enfermedades respiratorias debemos de buscar explicaciones en lo que nos diferencia de los otros países. Y por eso también es que a Dean CóRnito se le retuercen las tripas cada vez que escucha que el gobierno deja pasar la oportunidad de reducir las emisiones de contaminantes.

La Nación de hoy nos cuenta que desde hace unos tres años la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (ARESEP) propuso una serie de reglamentos que obligarían a RECOPE a reducir ciertas sustancias tóxicas presentes en los combustibles. Según el artículo mencionado, los decretos pretendían:

  • Poner un tope a la cantidad de benceno en la gasolina. El benceno es cancerígeno, según la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos. Se le asocia con la leucemia y el linfoma.
  • Reducir la presencia de hidrocarburos aromáticos e hidrocarburos aromáticos policíclicos en el diesel. Se sospecha que estas sustancias son cancerígenas.
  • Reducir la presencia de azufre en el diesel. Este mineral provoca enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
  • Reducir la presencia de olefinas en el diesel. La combustión de las olefinas produce óxidos nitrosos, que provocan asma e infecciones respiratorias, y reducen la función pulmonar.
  • Eliminar de la gasolina el metil terbutil éter (MTBE), usado para elevar el octanaje de la gasolina. El MTBE es un contaminante de las fuentes subterráneas de agua, y puede ser sustituido con alcohol. Lanzo una conjetura, pero si durante años hemos estado tomando agua con MTBE, tal vez eso explique los cánceres gástricos en nuestro país.

Como ARESEP es un ente descentralizado de la administración pública, no tiene potestad para promulgar decretos. Entonces, sus propuestas deben de ser canalizadas a través del Poder Ejecutivo. Lamentablemente – y no nos debería de sorprender a estas alturas – el fatal desgobierno que tendremos que aguantarnos durante 206 días más (según el kleverómetro de La Suiza Centroamericana) desechó la propuesta de la ARESEP. Las razones dadas por el Poder Ejecutivo son simple y llanamente estúpidas.

En primer lugar, RECOPE argumentó que esas reducciones sólo serían posibles después de una “segunda etapa” de modernización de la refinería. Dean CóRnito no recuerda los detalles de la primera etapa (que inició a mediados de la década pasada), pero si recuerda que costó mucho más de lo inicialmente estimado y, por supuesto, tardó muchísimo más tiempo que el presupuestado. Si el precio de mantener este monopolio estatal es seguir respirando cuanta porquería le quieran poner a la gasolina y al diesel, ya va siendo hora de eliminarlo. O, en el peor de los casos, de cerrar la maldita refinería y dedicarse a importar combustibles menos contaminantes. De por si, mientras la refinería estuvo en “remodelación”, todos los combustibles se importaban refinados, así que ya tenemos la experiencia de hacerlo. Sólo falta que a las futuras importaciones se les exija la ausencia o respeto de los topes de contaminantes.

Segundo, cuando la Reguladora General insistió ante la Vice Presidenta para que se diera seguimiento a la propuesta de la ARESEP, doña Lineth envió los reglamentos a “una comisión del Ministerio de Economía” (otra comisión más, por Dios santo). Esta “comisión” decidió que los reglamentos no eran necesarios porque “la regulación del combustible estaba incluida en la Unión Aduanera”, un tratado de integración aduanera centroamericana, y porque al ser un tratado “tiene mayor rango”. Aunque legalmente el tratado internacional es de mayor rango que los decretos, su existencia no impide que el país establezca regulaciones adicionales. El tratado aduanero establece algunas regulaciones consideradas mínimas aceptables, pero cada país tiene la libertad de exigir combustibles de mayor calidad. Máxime que ningún país centroamericano es productor de hidrocarburos, por lo cual ninguno se verá afectado de que los ticos decidamos ser más exigentes con los combustibles.

En tercer lugar, el Viceministro de la Presidencia esbozó el argumento de que la ARESEP no tiene competencia para regular los combustibles. Dean CóRnito no es abogado, y aparentemente ese criterio lo emitió la Procuraduría General, pero para beneficio de mis lectores haré dos cosas. Primero, les transcribiré un artículo de la Ley de ARESEP y otro del Reglamento a dicha ley, para que ustedes se formen su propia opinión:

De la Ley: Capítulo II (Objetivos fundamentales), Artículo 4º (Objetivos):
Son objetivos fundamentales de la Autoridad Reguladora:
a) ...
b) Procurar el equilibrio entre las necesidades de los usuarios y los intereses de los prestatarios de los servicios públicos.
c) ...
d) Formular y velar por que se cumplan los requisitos de calidad, cantidad, oportunidad, continuidad y confiabilidad necesarios para prestar en forma óptima, los servicios públicos sujetos a su autoridad.
e) Coadyuvar con los entes del Estado, competentes en la protección del ambiente, cuando se trate de la prestación de los servicios regulados o del otorgamiento de concesiones.
[…]

Del Reglamento: Artículo 4º (Objetivos):
La Autoridad Reguladora tiene como objetivos fundamentales:
[...]
d) Formular los requisitos de calidad, cantidad, oportunidad, continuidad, confiabilidad y responsabilidad ambiental para la prestación de los servicios públicos y velar porque tales requisitos sean recogidos en los respectivos instrumentos jurídicos y observados por los prestatarios.
[...]
Dejaremos a los abogados la discusión de si ARESEP tiene potestades en el tema en cuestión. La segunda cosa que yo haré para beneficio del lector es agregar un comentario más: aún si la ARESEP no tiene potestades para regular los aspectos ambientales, de calidad y de interés de los usuarios en materia de combustibles, ¿no les parece que si la propuesta de ARESEP es buena, lo que el Poder Ejecutivo debió hacer es adaptar los reglamentos propuestos para que ellos asignen la responsabilidad a los entes competentes (suponemos que el MINAE, el MEIC y Salud), y promulgarlos para proteger el derecho constitucional que tenemos los ticos a un ambiente sano?

martes, 11 de octubre de 2005

La falacia de la seguridad alimentaria

En mi artículo de ayer hablaba de una de las banderas que equivocadamente pero sin sonrojarse izan los antiglobalistas: la defensa de los pobres. Otra de las banderas que manipulan sin remordimientos es la de la seguridad alimentaria. Lamentablemente este también es un tema en el que se equivocan y ni siquiera se ruborizan. Aseguran los antiglobalistas que una nación debe de autoabastecerse en materia alimentaria; no se puede confiar en los monstruos y satanes que habitan allende las fronteras nacionales para abastecernos de alimentos en las buenas y en las malas.

El comercio internacional permite a los consumidores de un país cualquiera comprar una mayor variedad de productos, y además, permite en muchos casos encontrar alternativas extranjeras más baratas que lo producido localmente. Esto tiene varias virtudes, pero no está libre de problemas. La principal virtud es que, al preferir el consumidor un producto extranjero más barato, se liberan recursos productivos nacionales que podrán ser utilizados en actividades donde sean más eficientes. Esto implica ganancias sociales por partida doble: el consumidor mejora su poder adquisitivo (y recordemos que consumidores somos todos), y la sociedad como un todo se beneficiará por el incremento en productividad producto de la mayor eficiencia con que pasan a ser utilizados esos recursos. La contraparte, por supuesto, reside en que algunos productores perderán sus mercados y algunos trabajadores perderán sus empleos. Esta dislocación tiende a ser temporal cuando el Estado ofrece programas de reconversión productiva y de reinserción laboral que permitan a las empresas y personas aprovechar sus recursos, habilidades y capacidades en actividades donde su eficiencia sea superior a la de su anterior ocupación.

La seguridad alimentaria entendida como autosuficiencia alimentaria obliga a la sociedad a asignar recursos a actividades no óptimas, lo que es lo mismo que decir que se obliga a producir de manera ineficiente. Ello implica productos más caros para el consumidor. Considerando que los productos alimenticios conforman una buena parte de la canasta básica de consumo, este tipo de mal llamada seguridad alimentaria se traduce en mayor inflación y mayor empobrecimiento de los pobres. Otra receta más para generar pobreza y repartir pobreza.

Más allá de estas consideraciones de carácter económico, existen otras razones no menos importantes (y tal vez más fáciles de entender) por las cuales la autosuficiencia alimentaria no es una política deseable. Un país que se abastece de alimentos 100% nacionales es un país que no tiene canales abiertos para la importación de alimentos (tautológico, me dirán). ¿Por qué es esto relevante? Porque en caso de una catástrofe natural (huracán, terremoto, erupción volcánica, maremoto, etc.), una buena parte de la capacidad productiva nacional puede quedar inhabilitada y, si en esos momentos no existen canales abiertos para la importación de dichos bienes, la tragedia se multiplica. El país recibirá ayuda caritativa de emergencia que la comunidad internacional acostumbra enviar en las etapas iniciales del desastre. La ayuda caritativa no seguirá llegando indefinidamente, y tampoco es para dar una dieta balanceada a la población. Se trata de una dieta apenas de supervivencia. Y en todo caso, bastará que pasen pocas semanas para que llegue la siguiente gran catástrofe en otro país y la atención de la comunidad internacional se dirija a nuevas latitudes. Pocas semanas después del evento, el país deberá empezar a abastecerse en el mercado internacional. La cosa no es tan fácil como suena. Establecer una relación comercial internacional toma mucho tiempo y esfuerzo. Productor extranjero e importador nacional deberán desarrollar una relación de confianza. Serán necesarias cartas de crédito, disponibilidad de medios de transporte, y un sinfín de detalles que hacen operativas estas relaciones. El momento de la tragedia no es propicio para el desarrollo de este tipo de vínculos.

Otro aspecto a considerar es que la autosuficiencia alimentaria implica destinar a la agricultura recursos mayores que los que de otra manera serían necesarios. Esto significa, además de la ineficiencia discutida párrafos arriba, que una mayor proporción de la población deberá dedicarse a la agricultura. Pero, como lo veíamos en mi artículo de ayer, las regiones donde la agricultura sigue siendo la actividad predominante son las más pobres del país. Nuevamente, estaríamos conminando a la pobreza a una mayor proporción de la población. Además, la agricultura es una actividad por lo general altamente contaminante. En Costa Rica son comunes actividades como la tala, la chapea y la quema para habilitar terrenos para la agricultura. El arado continuo y repetido de las delgadas capas superiores de la tierra tropical resulta en altos grados de erosión del suelo. El uso de insecticidas y otros químicos contaminantes sigue siendo práctica común.

Por último, algunos de aquellos que son primeros en defender la mal entendida seguridad alimentaria son los primeros también en provocar desabastecimientos de productos importantes para el consumidor nacional. Me refiero a los productores que reclaman protecciones permanentes y aranceles que hagan prohibitiva la importación de productos competidores, pero que en cuanto los precios internacionales de su producto suben, alegremente destinan una mayor proporción de su producción a la exportación, desabasteciendo el mercado local y provocando que los precios domésticos suban. La decisión de exportar cuando los precios internacionales son mayores que los locales es racional; lo que es inadmisible es que cuando los precios internacionales son bajos, el consumidor local se vea forzado a pagar precios altos por los productos “protegidos”, pero cuando los precios internacionales son altos, los productores que durante tanto tiempo han sido subsidiados por el consumidor que paga precios artificialmente altos, lo abandonan.

Tenemos un ejemplo excelente de esto en La Nación del sábado pasado (8 de octubre). La carne ha subido entre un 15% y un 25% este año, producto la baja en la oferta local, que a su vez se explica por las mayores exportaciones de ganado desde que el precio internacional de la carne en pie ha subido. El problema, una vez más, es que cuando el precio internacional del ganado baje, la carne en nuestro país no bajará en la misma proporción por culpa de los aranceles de importación establecidos para proteger a estos ganaderos que en la primera oportunidad que tienen nos dejan abandonados. Este no es el único ejemplo; hace un par de meses había escrito yo un artículo sobre el desabastecimiento del mercado local de café (que había provocado aumentos de hasta el 75% en ese producto), y los esfuerzos de los cafetaleros por impedir la importación de café más barato de otros rumbos.

Conclusión: la seguridad alimentaria entendida como autosuficiencia es nociva para la salud económica del país. Obliga a producir con ineficiencia, condena a una alta proporción de los trabajadores a la pobreza, provoca mayor empobrecimiento de los consumidores pobres, se traduce en mayor contaminación ambiental, nos desprotege en caso de una calamidad natural, y nos deja a merced de los productores que actuarán racionalmente y no como “idealistas” interesados por el bienestar de los consumidores.

lunes, 10 de octubre de 2005

Las dos Costa Ricas

Desde hace algún tiempo don Leonardo Garnier ha venido hablando – con toda la razón y excelentes argumentos – de las dos Costa Ricas que coexisten hoy en día. Una, la de los residenciales cerrados con seguridad privada y casas de lujo, “malls”, escuelas bilingües y eventos artísticos internacionales con entradas cobradas de cien dólares para arriba. La otra, la de los bonos de vivienda, las escuelas sin infraestructura adecuada, las pulperías donde hoy no se fía y mañana tampoco, el hambre y la miseria. El concepto ha calado y ya son muchos los comentaristas que han usado la frase en las páginas de opinión de los periódicos nacionales.

Algunos opositores de la globalización se han adueñado de la idea, y señalan que el TLC con los Estados Unidos vendrá a profundizar la división y a aumentar la brecha entre ricos y pobres en nuestro país. Con la ayuda de un interesantísimo artículo aparecido en La Prensa Libre de hoy, yo me propongo demostrar que estas afirmaciones no son más que propaganda sin sustento en la realidad.

Hay una región de Costa Rica que se ha quedado prácticamente fuera de la globalización; una región donde no hay parques industriales ni zonas francas de exportación, donde no hay desarrollos turísticos de 4 ni 5 estrellas, donde los ticos de más dinero NO tienen sus casas de veraneo o fin de semana, donde prácticamente no hay un “mall” ni un multicine; en fin, una zona prácticamente virgen de todas las cosas que la gente apunta como ejemplos de esa división o brecha entre ricos y pobres. Es una zona, como lo dice el artículo de La Prensa Libre, donde la actividad predominante sigue siendo la agrícola, donde el sector servicios no representa una fuente importante de empleo. Me refiero a lo que los planificadores y académicos llaman la región Brunca: los cantones de Pérez Zeledón, Buenos Aires de Osa, Palmar Norte, Golfito, Coto Brus y Paso Canoas. Lo que los ticos comunes y silvestres llamamos Zona Sur.

Si la globalización fuera la culpable de la pobreza y de la creciente brecha entre ricos y pobres, uno debería encontrar en esta región menores índices de pobreza que en el promedio del país y una mejor distribución del ingreso. Lamentablemente el artículo de La Prensa Libre no nos dice nada sobre la distribución de la riqueza, pero nos indica que, siendo que en el país como un todo el 21.7% de las familias viven por debajo de la línea de pobreza, en la región Brunca un total del 40.4% de los hogares viven en esas condiciones. Casi el doble. Peor aún, nos indica La Prensa Libre que esta región es la más pobre del país. Tan pocas son las oportunidades laborales, que ésta es una de las regiones desde donde más personas migran a otros países en busca de mejores condiciones. Una pequeña Nicaragua dentro de nuestras fronteras.

El punto es, mis estimados lectores, que si bien la desigualdad es algo que debemos corregir con urgencia en nuestro país, no podemos hacerlo con base en una receta que resulte en que todos seamos “igual de pobres”. Con un gobierno tan inoperante como el que tenemos en Costa Rica (y aunque muy a menudo me refiero a la desadministración Pacheco, no olvidemos que llevamos más de 10 años con gobernantes que no han logrado mucho y han culpado de ello a la ingobernabilidad), negarle al país un instrumento que tiene el potencial de generar empleo, es una receta para la generación y distribución de pobreza, no de riqueza. Es inaceptable que una quinta parte de la población se encuentre en condiciones de pobreza, pero si no apoyamos la inversión y la generación de empleos, vamos a acabar con cuatro de cada diez familias viviendo por debajo del nivel de pobreza. Y eso es más inaceptable aún.

La estrategia de desarrollo del país no puede depender únicamente del TLC ni de la inversión extranjera. Es cierto que algunos empresarios se enriquecerán, pero eso no es pecado. El pecado es que no tengamos una política de distribución efectiva de la riqueza, que no tengamos programas para garantizar oportunidades a toda la población, y en especial a los más pobres. Es cierto que la inversión extranjera deja beneficios relativamente pequeños (empleo, algo de transferencia tecnológica, pero las utilidades en general se van del país). Pero no por ello debemos ahuyentarla, ya que no podemos darnos el lujo de perder esos empleos. El pecado no es que el inversionista extranjero se lleve sus ganancias; el pecado es que después de 20 años de estar fomentando la inversión foránea no hayamos creado las condiciones para que esas empresas se encadenen productivamente con suficientes empresas locales como para hacer la diferencia.

En resumen, el problema no es el libre comercio. Las empresas nacionales y extranjeras están haciendo lo que es de esperar de ellas. Ninguna de ellas es agencia de caridad, y si bien ocasionalmente les sirve a sus propósitos ser o posar como altruistas o ambientalistas, la realidad del caso es que no es su responsabilidad reducir la pobreza ni hacer que se conserve el ambiente. Esas son responsabilidades de la sociedad como un todo, y del gobierno como su representante. Es a los gobernantes a quienes corresponde establecer programas para mejorar la distribución de la riqueza, para fomentar los encadenamientos productivos, o para hacer respetar el medio ambiente. No le temamos al TLC, exijamos su aprobación y el impulso de una verdadera estrategia de desarrollo nacional que nos permita aprovechar al máximo los beneficios del libre comercio. Hacerlo de otra manera es pretender la “brunquización” del resto del país.

viernes, 7 de octubre de 2005

El final de la historia

Ni a los empleados del ICE les gusta su atención al cliente

Después de casi ocho semanas de espera, finalmente instalaron el ADSL en la oficina de mi cliente. Casi me dio tristeza llegar al final de este ciclo; vaya que si he disfrutado despotricando contra el ICE. Pero este último capítulo tampoco fue sencillo; dichosamente el ICE no defraudó. Este es el triste relato de un final feliz.

Después de que el sábado pasado me dejaron “plantao” sin siquiera un aviso, el lunes tempranito llamé de nuevo a la Contraloría de Servicios del ICE y, siguiendo el consejo de mi buen amigo Oscar, pedí hablar con el mero mero, un tal Laureano Salas. Me informó la señorita que me atendió que el Sr. Salas no estaba disponible, pero que ella gustosa me ayudaría. Siendo que la primera vez que llamé a la Contraloría de Servicios no hicieron NADA por ayudarme, la verdad es que no tenía mucha fe de que esta vez fuera a ser diferente. En todo caso, y sólo por el placer de despotricar, le conté a la voz que provenía del otro extremo de la línea la odisea vivida hasta ese momento, con lujo de detalles y regañada incluida por haberme hecho perder un sábado entero. La señorita me aseguró que inmediatamente resolvería mi situación y que ella personalmente me llamaría en el transcurso de la mañana para mantenerme informado.

Aproximadamente una hora después de esta llamada, me llamó la secretaria del departamento de instalaciones (que es el mismo de averías). Cuando se identificó como funcionaria del ICE me quedé boquiabierto; no podía creer que la Contraloría de Servicios hubiera sido tan diligente. Y no me equivocaba. Del contexto de esta conversación deduje que esta llamada no obedecía a ninguna intervención contralora. Se lo pregunté y me lo confirmó. “No, don Dean, lo llamamos porque cronológicamente su solicitud ya está para instalación, y queremos hacer una cita”. “Pero, señorita,” repliqué, “mi solicitud estaba para instalación este sábado pasado y me dejaron esperando”. “Uy, si, don Dean, qué pena con usted, es cierto, estoy viendo aquí que usted tenía cita para el 1º de octubre y no se lo instalamos ese día”. A esta confesión siguió otra deliciosa despotricada, con severos y repetitivos regaños incluidos. Y la pobre muchacha intentó mil excusas para lo sucedido el sábado, pero era como el personaje que cayó en arenas movedizas y en su desesperado esfuerzo por salirse de ellas cada vez se hundía más. En todo caso, y para hacer la historia corta, la pobre mujer me dio cita para el viernes a las 8:00 a.m. “Don Dean, esta vez para que el técnico no se atrase con otros clientes, voy a programar su instalación de primera.” En eso me acordé que mi perolito tiene la placa terminada en cero. “Señorita, ¿no me puede dar la cita otro día o a otra hora? Es que figúrese que el viernes es el día que no puedo entrar a centro de San José por la prohibición de las placas”. “Claro que si don Dean, pero imagínese que apenas estoy programando las visitas de esta semana, así que si quiere lo llamo de hoy en ocho y programamos su instalación entonces.” “Nooooooo, ni se le ocurra, mejor dejo el carro por la Santa Teresita y me voy en taxi a la oficina, pero esto no lo puedo seguir posponiendo”. “Bueno, don Dean, recuerde que usted va a ser el primer cliente atendido el viernes, así que por favor esté ahí puntualmente”.

La mañana del lunes concluyó sin que me llamaran de la Contraloría de Servicios. No fue sino hasta casi las 3:00 p.m. cuando me llamaron. “Esteeeee, disculpe, don Dean, ¿es cierto que ya lo llamaron de instalaciones? Es que acabo de llamarlos para resolver su problema y me dijeron que ya habían hablado con usted.” “Mire, señorita, usted me prometió resolver mi problema en el transcurso de la mañana y ahora – al filo de las 3 de la tarde – me viene a decir que apenas los acaba de llamar. Gracias por nada.”

Júrelo, estimado lector, que el día de hoy estuve a las ocho en punto en la oficina de mi cliente. A las 9:15 el técnico aún no hacía su aparición triunfal, así que decidí llamar a reportar su ausencia, no fuera que alguien lo hubiera secuestrado. Me atendió la misma señorita que tan amablemente me había llamado el lunes para coordinar la cita. Pero esta vez, al escuchar mi queja, su reacción fue completamente diferente. “Mire, yo soy sólo una secretaria que les hace el favor de hacer las llamadas a los clientes, pero no soy responsable de lo que ellos hagan o dejen de hacer”. Atónito, le dije: “pero usted me dijo que iban a programar mi cita de primera para que yo ya no sufriera más atrasos”. “Si”, me contestó, “pero yo no se qué hizo la encargada y ella no está hoy. Yo le puse en marcador verde que le dieran prioridad a su solicitud”. Otra perorata más, y finalmente resolvimos que me pasaría la llamada con “el que queda encargado cuando la encargada no está”. Una última oportunidad de despotricar, y finalmente el vice-encargado llamó al técnico y le pidió que se fuera a instalar el ADSL de mi cliente apenas terminara con la instalación que estaba haciendo en ese momento.

A eso de las 10:20 a.m. finalmente apareció el técnico-de-instalaciones-que-también-es-de-averías. El súper técnico que el ICE envía a instalar el modem que uno compra de una lista de proveedores que el ICE le entrega al cliente no sabía instalar el modelo que mi cliente escogió comprar. Me tuvo allí prensado hasta la 1:15 p.m. Lo interesante de esta situación fue que en algún momento, ante su evidente incapacidad para instalar el modem, decidió llamar a soporte técnico del ICE a pedir instrucciones. Después de conversar con ellos durante unos 15 minutos y descubrir que tampoco ellos conocían el modem que ellos mismos habían homologado y del cual yo tenía el certificado emitido por el ICE, le instruyeron llamar a otro departamento. No pude evitar reírme a carcajadas con lo que escuché a continuación. Después de explicarles el problema que estaba teniendo, le respondieron que si ya sabía cuál era el problema, entonces debía llamar a soporte técnico (esto me lo contó después el técnico, porque obviamente yo sólo escuchaba lo que él decía, no lo que le decían). El técnico montó en cólera, y cual Dean CóRnito procedió a pegarle una regañada a su interlocutor: “Mire, compañero, acabo de gastar 15 minutos con soporte técnico y fueron ellos quienes sugirieron que los llamara a ustedes. Ahora usted le quiere devolver la pelota a soporte técnico, pero yo no se lo voy a permitir. El cliente está enojado, y con toda la razón, así que usted no puede ponerse a vacilarme y de paso vacilar al cliente. Para usted es muy fácil porque no tiene que ver al cliente a los ojos. Así que, por favor, averígüeme cómo resolver el problema y no me ponga a jugar ping-pong telefónico”.

Así es, mis estimados lectores. Ni siquiera los mismos empleados del ICE se aguantan sus propias estupideces y “portamí-ismo”. Ni siquiera ellos están satisfechos con el servicio al cliente que reciben de sus propios compañeros. Pero, ¿hará alguien algo? Dean CóRnito lo duda.

jueves, 6 de octubre de 2005

Frases y hechos lamentables

Me informó una fuente confiable que el candidato presidencial del PAC, el señor Populistón Solís, se dejó decir la siguiente joyita durante un encuentro que tuvo con la Cámara de Industrias de Costa Rica el pasado 29 de setiembre:
“La ineficiencia de los servicios públicos es el costo que el sector privado debe aceptar para mantener la paz social”.
Y yo que creía que la ineficiencia de los servicios públicos es un lastre que retrasa el desarrollo, impide la creación de riqueza, y amenaza la paz social al conminar a miles de personas a una pobreza sin salida. Quedamos advertidos: si don Populistón resulta electo Presidente, nada cambiará en este país. Ni los servicios públicos mejorarán, ni la economía despertará, ni la inflación mermará. Porque ineficiencia – elemento necesario y aparentemente suficiente para mantener la paz social según Sir Otón – es sinónimo de derroche, desperdicio, despilfarro; todo lo cual se traduce en mayor gasto público y por ende en déficit fiscal, uno de los principales disparadores de la inflación.

Otra cosa que no cambiará en Costa Rica si Sir Otón alcanza la Presidencia será quien manda en el país: los dirigentes sindicales que únicamente se preocupan por defender sus privilegios. Un par de ellos, don Jorge Arguedas del ICE y don Rafael Mora del INS, fueron pre-candidatos a diputados por el PAC y suponemos que son dilectos asesores de Populistón.

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Yo se los dije desde hace cuatro semanas (Un alegrón de burro, 9 de setiembre del 2005): Abel Pacheco no tiene intenciones de enviar el TLC a la Asamblea. Después de dos años de insistir en amarrar el destino del Tratado de Libre Comercio al del paquete tributario que nos quiere recetar como regalo de “fin de curso”, a principios de setiembre el Presidente pareció cambiar de parecer y dijo entonces que se había dado cuenta de que había gente bloqueándole el paquete fiscal como estrategia para impedir la llegada del TLC a la Asamblea , y por lo tanto lo enviaría como lo debió hacer desde hace más de un año. Pero por supuesto puso condiciones: primero que le presentaran el informe de la Junta de Notables; segundo, que alguien con más de una neurona viva en el cerebro le explicara dicho informe; tercero, que había que organizar varios foros para discutir el informe y el TLC.

La confirmación de sus intenciones nos llegó hoy, cuando el egregio Presidente se mandó a poner nuevas condiciones para el envío del TLC a la Asamblea: que le aprueben las leyes del ICE y del INS y toda la agenda complementaria. El problema es que es el Poder Ejecutivo a quien corresponde proponer dicha agenda, y hasta ahora no ha cumplido con la totalidad. Entonces, ¿cómo le van a tener aprobadas cosas que él tiene que enviar y no ha enviado? Y, ¿cómo pretende que una Asamblea tan entrabada como la actual le resuelva esos temas álgidos con celeridad en plena campaña electoral?

Señores, mi loquero me ha dicho que está muy mal echar estas cosas en cara, pero hay una razón por la cual sigo visitándolo: aún no me he curado. Yo se los dije: Abel Pacheco es un mentiroso patológico y padece de pavor a los sindicatos. La conjugación de estos factores no le puede permitir poner el TLC en conocimiento de la Asamblea. Y, como lo dije hace ya varios meses, además de mentiroso es desalmado: nada le importa el destino de las miles de personas que podrían mejorar su “economía personal” con los trabajos que permitiría generar el TLC, ni tampoco el de los miles que podrían perder sus empleos cuando empresas que ya están en el país busquen un nuevo destino para sus plantas de producción.

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El Presidente de Nicaragua, don Enrique Bolaños, se dejó decir esta otra joyita digna de preservarse para la posteridad:
“De la vigilancia en el río se encargan nuestros militares y nuestros policías civiles”.
Si no es el río lo que los policías ticos vigilan; el río nadie se lo va a robar ni va para ningún lado. La razón por la que es necesaria la presencia policial tica en el río San Juan es para tratar de detener aunque sea un poco del influjo masivo de inmigrantes ilegales, para tratar de impedir el contrabando transfronterizo, y para detener criminales cuando intentan huir hacia Nicaragua después de haber cometido sus fechorías en Costa Rica. Pero esa es justamente la razón por la cual Nicaragua se opone tan rotundamente a los patrullajes ticos en el río: a los desgobernantes de ese atribulado país hermano no les sirve que se detenga la huída masiva de sus ciudadanos hacia nuestro país, y les importa un bledo las maldades que un puñado de sus compatriotas cometen en suelo costarricense y gracias a las cuales los miles de nicas que conviven pacífica y honestamente con nosotros son injustamente estereotipados. Si ni siquiera les importa el lamentable estado en que vive la inmensa mayoría de la población nicaragüense en Nicaragua.

miércoles, 5 de octubre de 2005

En tercera división

Leí hace algún tiempo en un blog (creo que fue en el de Iván, pero me disculpan si me equivoco) que a los costarricenses nos encanta ser campeones mundiales de segunda división. La frase me gustó, y hasta creo haberla usado en un par de ocasiones. Pero algunas noticias recientes me rompieron los esquemas mentales. Resulta que bajo el des-Gobierno de don Aver Paltecho hemos descendido a tercera división. Y ni siquiera aspiramos al campeonato; en esa liga somos apenas un equipo de mitad de tabla para abajo.

La semana pasada varios medios dieron cuenta del descenso de 14 posiciones en el Indice de Competitividad que publica el Foro Económico Mundial. Pasamos en el último año del lugar 50 al 64, cayendo por primera vez desde que el índice se calcula por debajo de otro país centroamericano: El Salvador. La mala noticia que les traigo es que el descenso es peor de lo que aparenta. En el 2001, el país ocupó la posición número 35 en este Indice de Competitividad. Unos meses después de que el señor Paltecho asumió su mandato en el 2002, el país bajó al puesto 43 del Indice de Competitividad (bajonazo no totalmente atribuible a su gestión, que apenas iniciaba).

En el 2001 Costa Rica era el segundo país más competitivo de Latinoamérica de acuerdo con este índice; en el reporte del 2005 hemos caído al sexto lugar. Como Dean CóRnito trabajó en el pasado en el campo de la inversión extranjera, les puede decir con absoluta certeza que los tomadores de decisiones de las empresas foráneas le prestan mucha atención a este tipo de índices que permiten hacer comparaciones imparciales sobre diferentes aspectos importantes para el inversionista, y sobre la evolución de los países en esos temas cruciales para ellos. De manera que el descenso sostenido de Costa Rica a lo largo de los últimos años no ha pasado desapercibido para los inversionistas.

Un excelente reportaje del periodista Esteban Oviedo de La Nación nos trae otra preocupante muestra más de que hemos descendido a la tercera división en el campeonato de los países. Este periodista hace un análisis comparativo del gasto que hacen los seis países del istmo centroamericano en mantenimiento vial, y demuestra que todos excepto Nicaragua superan a Costa Rica en el monto invertido en mantenimiento por kilómetro de carretera. Cierto que Costa Rica, siendo el segundo país más pequeño del istmo, tiene la más extensa red vial del área. Pero también es cierto que, según datos del Banco Mundial, sólo el 12% de los 35,000 km de autovías que tenemos en nuestro país son asfaltados.

Los datos que presenta Esteban son alarmantes. El Salvador gasta por kilómetro de carretera 10 veces el monto que gasta Costa Rica. Guatemala gasta más de 7 veces lo que nosotros, Panamá cinco veces, y hasta Honduras nos supera con una vez y media. Para darle algo de valor agregado a este post, a continuación presento algunas comparaciones interesantes, con base en datos del Banco Mundial y la información presentada en el artículo de La Nación.

Si tomamos en cuenta las diferencias en el ingreso promedio de las personas en cada país, la comparación es aún más alarmante. El PIB per cápita de El Salvador y Guatemala es aproximadamente el 50% del de Costa Rica, el de Honduras es menos de la cuarta parte (23%), y el de Panamá es prácticamente igual al nuestro. En otras palabras, países más pobres o iguales que el nuestro están invirtiendo significativamente más que nosotros en el mantenimiento de sus carreteras.

Como porcentaje del PIB, la inversión que hace Panamá en mantenimiento vial es del 1% y la que hacen El Salvador, Guatemala y Honduras es de entre el 0.80% y el 0.85%. Costa Rica está invirtiendo el 0.44%, apenas un poco más de la mitad que los tres países anteriores.

En términos de población, Costa Rica está invirtiendo $20 por habitante para el mantenimiento de sus carreteras. El Salvador $19.60 y Guatemala $18.60, prácticamente lo mismo que Costa Rica. Panamá invierte $45 por habitante, más del doble que nosotros. No perdamos de vista que los ciudadanos de El Salvador y Guatemala ganan en promedio la mitad que los de Costa Rica, mientras que los de Panamá ganan lo mismo que los ticos.

Si bien la caida en los índices de competitividad empezó desde antes de que don Aver Paltecho hubiera asumido la Presidencia, este desastre vial es atribuible en un 100% a su administración. Según datos de otro artículo de don Esteban Oviedo, publicado por La Nación hace un mes, el gasto en carreteras subió, desde menos de 5 mil millones de colones en 1998 a casi 20 mil millones en 1999, a 40 mil millones en el 2000, y a más de 45 mil millones en el 2001. Desde la entrada del actual des-gobierno, el gasto ha caído a 42 mil millones en el 2002, 40 mil millones en el 2003, 34 mil millones en el 2004, y 28 mil millones en el 2005. Estas cifras son en colones; con la inflación y la devaluación acumuladas, hoy estamos invirtiendo mucho menos de la mitad de lo que invertimos en el 2001. Decisiones como esta son las que se traducen en pérdidas de competitividad.

Por si a alguien le cabía alguna duda, ¿entienden ahora por qué las calles están cada día peor?

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Al hacer click en la imagen que aparece abajo podrán observar un cuadro que elaboré con los datos usados en este post. Fueron calculados con base en datos del Banco Mundial que pueden ser corroborados haciendo click aquí, excepto por el dato de la Inversión Vial que fue tomado de La Nación de hoy.




lunes, 3 de octubre de 2005

El futuro del ICE

Cuando uno ha analizado durante años el discurso político de quienes participan públicamente del quehacer nacional (políticos, dirigentes empresariales, dirigentes sindicales, etc.), aprende a leer entre líneas. Por lo general, las principales conclusiones se obtienen NO de lo que dicen, sino de lo que no dicen, o de cómo dicen lo que dicen. En este sentido, las entrevistas que publica La Nación con el Presidente Ejecutivo del ICE, Ing. Pablo Cob, ayer, y hoy con don Guy de Teramond, probablemente el mejor Ministro de Ciencia y Tecnología que haya tenido el país, contienen muchísimo material para analizar.

Alguna gente ha argumentado que el Tratado de Libre Comercio, al exigir la apertura gradual de los servicios de redes privadas, Internet, y telefonía móvil, es una sentencia de muerte para el ICE, que no se podrá adaptar a las nuevas condiciones a la velocidad que lo exige el TLC. Sin embargo, las entrevistas mencionadas, el reportaje de La Nación de ayer sobre la evolución de la telefonía, y un reportaje de El Financiero de esta semana sobre la telefonía por Internet me llevan a la conclusión de que si el ICE desaparece será por su propia incapacidad de adaptarse a los cambios tecnológicos, y que eso sucederá independientemente de los cambios legales que el TLC pueda originar.

Yo no soy técnico en la materia; simplemente soy un usuario de los servicios de telecomunicaciones (y como podrán haber visto en mi post anterior, uno no muy satisfecho con el servicio al cliente del ICE). Como usuario, me considero lo que los economistas llaman un agente económico racional: busco el mejor servicio al menor costo posible. Eso no implica buscar siempre lo más barato, sino alcanzar un equilibrio donde la calidad sea aceptable para las necesidades del usuario, y el costo sea razonable por el servicio que recibe. Como en Costa Rica nos aferramos a un modelo de provisión monopolística de los servicios, ser un agente económico racional no es fácil, ni tampoco es legal. He de reconocer que durante años me he ahorrado mis buenos dólares, primero usando servicios de call-back, luego contratando servicios de esos que desvían las llamadas desde un teléfono tradicional hacia una red “privada” (es decir, usando la red local de telefonía pero haciéndole un bypass a la red de telefonía internacional del ICE), y últimamente usando el baratísimo servicio de telefonía por Internet que ofrece Skype. Como yo, estoy seguro, hay miles de “usuarios satisfechos”. Esa es la realidad a la que el ICE no ha querido despertar, y las entrevistas mencionadas me lo terminaron de confirmar.

Don Pablo Cob hace una rarísima distinción entre voz sobre IP y voz sobre Internet. Dice que lo primero es lo que el ICE algún día va a ofrecer, si la Contraloría y las apelaciones a las licitaciones se lo permiten, mediante lo cual las llamadas desde un teléfono tradicional se van a enrutar a través de Internet. (Eso es justamente lo que yo contrataba hasta hace como un año, con un proveedor pirata, pero don Pablo planea que el ICE lo ofrezca dentro de unos cinco años como una gran novedad). Lo segundo, voz sobre Internet, dice don Pablo que es lo que ofrece Skype. La diferencia es que con Skype quienes tenemos conexiones de Internet más o menos rápidas (que son todas las que no son conmutadas) ya ni siquiera tenemos que utilizar la red telefónica local. Entonces, don Pablo dice que las empresas como Skype – que ofrecen de manera gratuita todas las llamadas computadora-a-computadora y cobran al costo de una llamada local en el país de destino las llamadas computadora-a-teléfono – van a desaparecer porque empresas como el ICE van a ofrecer la facilidad de hacer las llamadas desde un teléfono tradicional, sin necesidad de tener acceso a una computadora. Lo que no dice don Pablo es que mientras se usen las redes tradicionales, aunque sea sólo las locales, las llamadas no van a ser gratuitas. Y Skype, Vonage y otros se los van a llevar entre las piernas porque al no usar redes tradicionales, podrán seguir ofreciendo llamadas gratuitas. Como ejemplo, el periodista Esteban Oviedo menciona que con Skype una llamada de un minuto de Costa Rica a España (computadora a teléfono) cuesta 2.1 centavos de dólar, mientras que la misma llamada con el ICE hoy cuesta 52 centavos de dólar. ¿No lo entiende en gringo? El minuto a España cuesta 10 colones con Skype versus 250 colones con ICE. Tanta es la diferencia que según el reportaje de El Financiero el Gerente de Telecomunicaciones del ICE espera para este año una disminución de $2.5 millones en la facturación de telefonía internacional.

Entre otras cosas, don Pablo demuestra estar completamente fuera de contacto con la realidad. Dice que el ICE está dando ADSL de 256 Kbps a menos de $30 (falso, el ICE lo anunció pero ni siquiera lo ha sometido a consideración de ARESEP), pero lo peor de todo es que dice que eso es competitivo. Será competitivo en un país donde no hay competencia, porque nuestro buen amigo virtual, Beto, demostró el otro día que en otros países las conexiones son MUCHO más baratas. En Hong Kong, por ejemplo, una conexión de 100 Mbps hoy sale en $35. Ojo a la diferencia: en Costa Rica algún día serán 256 mil bits por segundo por $28 al mes; en Hong Kong hoy son 100 millones de bits por segundo por $35. La conexión de Hong Kong es, en teoría, casi 400 veces más veloz que la de Costa Rica.

Don Guy dice que el ICE no ha demostrado suficiente interés en desarrollar Internet avanzada. Sus palabras textuales son muy reveladoras:
“Sigue muy despacio, falta un verdadero y genuino interés, se han hecho esfuerzos pero no los necesarios. El que más interés debería tener es el ICE.” [...] “Yo creo que el Instituto Costarricense de Electricidad podría situarse entre esos operadores instalando redes de Internet de alta capacidad, pero desafortunadamente es una de las tantas actividades en el ICE, no es la principal, y siguen con planes de desarrollo con muchas tecnologías mixtas”.
Esto de los planes de desarrollo con tecnologías mixtas lo confirma la entrevista del Ing. Cob, quien cree que por los próximos diez años el ICE deberá continuar invirtiendo en sus centrales tradicionales, al tiempo que empieza a desarrollar su red de voz sobre IP. Lo interesante es que las visiones del futuro de las telecomunicaciones que tienen don Guy y don Pablo son muy diferentes. El ICE bajo el mando de don Pablo no ha podido adaptarse a los cambios tecnológicos a la velocidad requerida. Don Guy, el “padre” de la red de Internet Avanzada en Costa Rica, ha demostrado ser un gran visionario. ¿Quién creen ustedes que andará más cerca de la realidad?

Yo creo que el ICE no ha puesto el empeño necesario en desarrollar los servicios de Internet de alta velocidad porque teme que entre más barato sea el servicio, más atractivo será para los usuarios de telefonía internacional que hoy no usan Internet conseguirse una conexión y dejar de usar el servicio de marcado internacional directo con el cual ICE los estafa un día si y el otro también (piensen en los familiares de los miles de puriscaleños y generaleños que han migrado a los Estados Unidos en la última década).

En otras palabras, el ICE le apostará a “seguir sacándole el jugo a las redes instaladas”, y nos va a seguir dando pichuleos de ADSL relativamente caro para que no muchos más dejen de hacer las llamadas internacionales con tecnología tradicional. Hace pocos años, cuando fue evidente la necesidad de migrar desde la plataforma TDMA de telefonía celular, el ICE escogió adoptar la tecnología GSM, que es tecnología de segunda generación, al igual que la TDMA. En ese momento ya estaba comercialmente disponible otra tecnología, conocida como CDMA, que es de tercera generación. En palabras de don Guy, “No se aprovechó. La segunda es tecnología de circuitos, la tercera es de paquetes”. Ese fue un error que a los ticos nos ha salido muy caro. Pero la decisión de apostar contra corriente al desarrollo de las centrales de telefonía tradicional en vez de la voz sobre IP, además de potencialmente cara para los consumidores, puede representar la sentencia de muerte para ICE-Telecomunicaciones. Y será una sentencia auto-impuesta.