domingo, 29 de junio de 2008

Lecciones de España para Costa Rica

Con el debido respeto a un merecido y digno campeón, y guardando las evidentísimas distancias, Costa Rica es a CONCACAF lo que España es a la UEFA. Es el equipo que, sin ser necesariamente peor que los demás, y muchas veces es mejor que sus competidores, rara vez llega a maximizar su potencial por cuestiones que más tienen que ver con la psicología y con la sociología que con el futbol. En esta Eurocopa España logró sacudirse todos sus complejos, jugando mejor que todos los demás, ganando merecidamente a todos sus rivales, ganando en la “fecha fatídica” del 22 de junio su pase a la semifinal, y superando ampliamente en la final, en calidad y volumen de juego aunque no en el marcador, al gigante teutón experto justamente en jugar finales. El futbol de Costa Rica podría aprender mucho de esta gesta española.

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El problema de España antes de esta Eurocopa ha sido que ni sus jugadores, ni sus técnicos, ni sus dirigentes se la han creído cuando han tenido la oportunidad de trascender. Conocida como la selección incapaz de superar los cuartos de final (en Mundiales y Eurocopas por igual), en ocasiones España perdió superando en calidad de juego a sus rivales porque a sus jugadores se los comían los nervios; en otras ocasiones perdió por presentarse a jugar con un esquema de juego defensivo poco natural a sus jugadores y ante equipos a los que podría superar jugando de tú a tú, y suponemos que en ocasiones fue simplemente por falta de suerte o porque fue superada en buena lid por sus rivales de turno. De una u otra manera, España no lograba superar esa barrera de los cuartos de final, como Costa Rica no ha logrado superar el techo de la segunda ronda de un Mundial.

Hace cuatro años España escogió como Seleccionador a un entrenador con más de 30 años de experiencia y exitosa trayectoria con algunos de los mejores equipos de la primera división española, ganando un trofeo de Liga, cuatro Copas del Rey, una Super Copa española, y una Copa Intercontinental (precursor del Mundial de Clubes). Un tipo tosco y polémico, con un estilo poco común, pero de quien nadie podía cuestionar sus conocimientos futbolísticos. En el Mundial de Alemania 2006 España fue eliminada en octavos de final, lo cual constituyó un fracaso para ese país. Sin embargo la federación española, entendiendo que dos años no eran suficientes para evaluar los resultados de un proceso, no se apuró a despedir al entrenador. Éste, más bien, reconociendo el fracaso, hizo una “limpia” en la selección, no volviendo a convocar a veteranos consagrados del calibre de Raúl González, el goleador indiscutible de la Selección y del Real Madrid, e iniciando una nueva fase con jugadores jóvenes que van a rendir sus frutos por muchos años más. Son muchos los que criticaron a Luis Aragonés por estas decisiones, pero hoy en la final de la Eurocopa demostró saber más que la bola de "periodistas" deportivos, blogueros “profesionales” y aficionados "expertos" que en diferentes momentos han pedido su cabeza.

¿Qué tiene que ver todo esto con Costa Rica? La respuesta corta: TODO. Costa Rica no es España, pero Estados Unidos no es Italia ni México es Alemania. Jugador por jugador, en general España no es peor que Alemania o Italia. Jugador por jugador, en general Costa Rica no es peor que México o Estados Unidos. Pero como conjunto, España, al igual que Costa Rica, es el que siempre quedaba en el camino. España ha llegado a un montón de Mundiales, por mérito propio, pero también porque Europa, por la indiscutible calidad de su futbol, tiene un montón de cupos asegurados para los Mundiales. Si Europa tuviera, como CONCACAF, 2 ó 3 cupos para cada mundial, no serían muchas las ocasiones en que España habría llegado. Costa Rica llegó a su primer mundial sólo cuando México fue castigado por hacer chanchullo con las edades de jugadores en algún campeonato de ligas menores. Y ha llegado a los últimos dos mundiales porque creció el número de cupos para la CONCACAF de dos a tres.

Al igual que España en Europa, Costa Rica es el equipo que llegada la hora de la verdad, no se tiene confianza y sale a jugar con planteamientos ultradefensivos o especulativos que ni siquiera han practicado y mucho menos le resultan naturales a los jugadores. Al igual que España antes de hoy, Costa Rica es la selección que se amilana ante ciertas camisetas, sin importar si el momento futbolístico les favorece y les da para jugar de forma más agresiva.

Desde el fracaso que sufrimos en el campeonato de Alemania 2006, he abogado en este blog por la reconformación de nuestra selección nacional con jugadores jóvenes, muchos de los cuales tienen valiosas experiencias en Copa Sudamericana, Campeonato Mundial de Clubes, campeonatos mundiales de futbol en varios niveles (no solo el mayor), y en equipos extranjeros que si bien no son Liverpool ni Real Madrid, al menos les permiten un roce internacional con un nivel de exigencia superior al del insulso torneo local. A eso he agregado tres elementos: contratar un entrenador de probada trayectoria y experiencia internacional, dejarlo hacer un proceso de largo plazo, sin estresarnos innecesariamente por los resultados en el corto plazo, y conseguirle fogueos en cantidad y calidad tales que exijan a la selección y le permitan hacer conjunto y absorber el esquema táctico que el entrenador pretenda.

Luego de quedar descalificados en primera ronda en Alemania, y antes del último partido de la Selección (contra Polonia), deseé que en ese partido de despedida se diera oportunidad a los jugadores jóvenes que fueron a Alemania de vacaciones, porque prácticamente no habían sido utilizados. Guimaraes, sabiendo que tenía los días contados en su puesto, prefirió dar la oportunidad a los vejestorios de despedirse de la afición. Si hubiese tenido la seguridad de que podría desarrollar un proceso, quizá hubiera tenido más valor para poner a jugar a los jóvenes que representaban el futuro de la selección, como lo hizo Aragonés una vez reconocido el fracaso en ese mismo Mundial.

Posteriormente contratamos a un entrenador inexperto, supuestamente para hacer proceso y llevar a Costa Rica al Mundial de Suráfrica, pero ahora se le despidió después de haber superado con éxito (aunque con mal futbol) la primera etapa de la eliminatoria. Si en Alemania cambiaran de técnico cada vez que el equipo jugaba feo, nunca hubieran sido campeones mundilaes. Pero en nuestro país, el proceso al carajo. Proceso en el que, de por sí, Medford aplicó la máxima tica de mejor viejo conocido que nuevo por conocer, prefiriendo a jugadores veteranos de más de 30 años de edad, ya con evidentes deficiencias resultado de su “avanzada” edad (para la práctica del futbol), que a esa generación de jóvenes futbolistas que requieren de oportunidades para poder acarrear con éxito el estandarte de nuestra selección.

Ahora se habla de la casi segura contratación de Rodrigo Kenton como seleccionador nacional. De Kenton tenemos una elevada opinión. Es un tipo serio, preparado, que ha participado en varios Mundiales (aunque siempre como asistente técnico), muy trabajador, y que ha sido evaluador de selecciones de FIFA. A diferencia de Medford, no es bocazas ni charlatán, prefiere demostrar su trabajo en la cancha de futbol y no en las columnas de los diarios ni en los pasquines desinformativos de las estaciones de radio o de TV. Pero, a ver quién me puede contestar: ¿Cuál es la experiencia de Kenton dirigiendo equipos de primera división? ¿Cuál es su experiencia dirigiendo selecciones mayores?

No estoy de acuerdo con la contratación de Kenton no porque no crea que es un profesional serio, sino porque quisiera creer que la selección de mi país no es un laboratorio para formar entrenadores. Pero si lo van a contratar, espero que no por la inminencia de la cuadrangular eliminatoria que se avecina se le obligue a conformar una selección geriátrica, y que tampoco lo haga por decisión propia. Si por limitaciones presupuestarias es lo mejor a lo que podemos aspirar como seleccionador nacional, entonces quisiera al menos que se le respete como persona y como profesional, y que se le permita desarrollar un proceso de largo plazo. Al igual que España, Costa Rica puede sacudirse de todos sus fantasmas. Querer es poder, con un poco de orden y de trabajo serio (cosas que Kenton puede aportar). Sin pobreciticos, ni espacios ganados en la Selección por lo hecho hace seis años, ni fogueos contra Belice, Asociación Deportiva Guanacasteca, o equipos de tercera división de Corea. A ver si esta vez lo logramos.

martes, 24 de junio de 2008

Fiscalismo populista

Lo que empezó como una manifestación de buenas intenciones gubernamentales por paliar los efectos macroeconómicos de los altos precios del petróleo, terminó siendo nada más que una charada populista y de claro corte fiscalista. Después de conocida la propuesta del gobierno, queda claro que la intención nunca fue realmente disminuir el consumo de combustibles, sino cómo disfrazar un grosero aumento de impuestos sin desgastarse promoviendo una complicada reforma tributaria.

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Según los datos publicados por RECOPE, el consumo en los primeros cinco meses del 2008 fue de 2.400.000 barriles de gasolinas (regular y súper), mientras que el consumo de diesel excluyendo el usado por el ICE para la generación de electricidad fue de 2.940.000 barriles. Excluimos el consumo del ICE por varias razones, siendo las más importantes que la venta de dicho diesel ya de por sí se hacía libre de impuestos, y que es un consumo muy variable por temporada (en la temporada seca la generación termoeléctrica es mucho superior que en la estación lluviosa). En cualquier caso, y siempre según los datos de RECOPE, en los primeros cinco meses del 2008 el ICE compró 965.600 barriles de diesel.

Asumiendo que dichos datos son correctos (y para los que tengan paciencia, al final agrego una nota explicando mis dudas con respecto a la fiabilidad de los datos de RECOPE), la propuesta enviada por la Administración Arias Sánchez provocaría un significativo aumento en la recaudación de impuestos. La disminución en el impuesto al diesel sería de ¢97.50 por litro, y el aumento en el impuesto a la gasolina sería en promedio de ¢138 por litro (¢135 para la regular, que representa dos tercios del consumo, y ¢145 para la súper que representa el otro tercio). Considerando que cada barril de petróleo contiene 159 litros, y asumiendo que la misma cantidad hay en un barril de gasolina y en uno de diesel, entonces si el nuevo esquema de impuestos hubiera estado en función desde enero del 2008, hasta mayo la disminución en la recaudación por la baja en el diesel sería de 45.577 millones de colones, el aumento en la recaudación por el impuesto a la gasolina sería de 52.660 millones de colones, y el incremento neto en la recaudación para los primeros cinco meses del 2008 hubiera sido de 7.083 millones de colones (siete mil ochenta y tres millones). Si asumimos un comportamiento similar para los 12 meses del año, el incremento neto en la recaudación sería de aproximadamente 17.000 millones de colones.

Por supuesto que si la gasolina va a subir tanto de precio, entonces es de esperar que el consumo disminuya. Sabemos que la gasolina es un bien de demanda inelástica, lo cual quiere decir que cuando el precio sube, la cantidad demandada no disminuye o disminuye poco en términos relativos. A precios de hoy (¢644 por litro de regular), el aumento por el nuevo impuesto sería del 21%. Puede ser que esto provoque una disminución en el consumo, digamos del 5%, pero la combinación de precio 21% mayor versus consumo 5% menor daría siempre un incremento neto en la recaudación, aunque un poco menor que lo calculado en el párrafo anterior.

También hay que considerar que aún si los propietarios de los vehículos existentes reducen su consumo en un 5%, el consumo total de gasolina podría subir (o bajar en menos del 5%), porque la flota vehicular ha venido creciendo a un ritmo robusto en los últimos 15 años, y conforme crece el ingreso promedio de los ticos, va a seguir creciendo. El resultado neto no lo conocemos, pero perfectamente el crecimiento de la flota vehicular podría cancelar el efecto de la disminución en el consumo de los vehículos existentes.

Todo lo anterior es sin siquiera entrar a considerar el aumento en la recaudación como efecto de la anunciada duplicación del impuesto al ruedo para los carros diesel “de lujo”. A abril del presente año había más de 268.000 vehículos diesel inscritos en el país. Asumiendo que la mitad de ellos sean exonerados, y asumiendo conservadoramente que el aumento promedio del impuesto a los de lujo sea de ¢100.000 por año, tendríamos una recaudación “fresca” de ¢1.340.000.000 colones (mil trescientos cuarenta millones). Reconozco que este cálculo no es muy robusto, pero nos da una idea de la magnitud de lo que pretende hacer el gobierno. Tenemos entonces razones para creer que el paquete de medidas fiscalistas anunciadas por el gobierno de la República tendría el efecto de incrementar la recaudación en más de 17.000 millones de colones anuales.

En conclusión, el aumento de los precios del petróleo dio a nuestro gobierno de turno la oportunidad y la excusa para clavarnos un aumento de impuestos con un bonito disfraz populista, ya que nos dicen que es para bajar los costos del transporte público y de la producción que más afectan a los pobres, cuando la realidad es que lo que se busca es una inyección extraordinaria de recursos frescos al Estado. Mal haría la Asamblea Legislativa en aprobar este capricho que, como discutimos en un artículo anterior, introduciría una serie de distorsiones indeseables en la economía costarricense, en una época en que por las condiciones del entorno mundial, lo que necesitamos es la mayor transparencia posible en nuestra economía. De por si el gobierno está operando ya con un superávit fiscal; no necesitamos hacerlo crecer.

jueves, 19 de junio de 2008

Costa Rica necesita perder

Como buen tico amante del futbol, deseo con toda mi alma que la Selección gane este sábado a Granada, y continúe en la ruta hacia el Mundial del 2010. Y que mejore el juego de nuestro equipo para que pueda alcanzar el cuarto Mundial de nuestra historia. Con Medford, o con Robert Redford, o con quien sea, lo que quiero es ver a mi país en Sudáfrica. Pero pienso que lo que Costa Rica verdaderamente necesita es perder este partido.

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La Sele anda mal, pero no es de ahora. En el Mundial pasado en Alemania hicimos un pésimo papel. En la eliminatoria pasada llegamos a la fase de grupos empatando dos veces con Cuba. Si, Cuba. Y si no fuera por las lesiones (Gómez, Centeno, Porritas), la negativa de jugadores a volver al equipo nacional (Luis Marín), o las jubilaciones tempranas (Wanchope), nuestra Selección seguiría siendo básicamente la misma que ya en dos Mundiales no logró mejorar su rendimiento, pero ahora con un promedio de edad cercano o superior a los 30 años.

El problema no son los jugadores. Tampoco lo es el cuerpo técnico. Ni la Fedefut. Tampoco la afición. El problema somos todos. El problema es la mentalidad del tico que no nos permite reconocer nuestros errores ni nuestros fracasos, ni nos da la capacidad de rectificar sin que antes sobrevenga una crisis. Justamente por eso necesitamos perder con Granada. Porque eso sería considerado una crisis digna de provocar un cambio radical en la forma que encaramos el futbol en este país bendito.

En primer lugar, tenemos que empezar por reconocer que no somos la última Coca Cola del desierto. Nuestro torneo local está compuesto por dos equipos mediocres y diez de relleno. Los jugadores que sobresalen entre tanta modorra son exportados a equipos de segundo nivel en países que ni siquiera son potencias futbolísticas (Suiza, que estuvo en la Eurocopa por el único motivo de que fue anfitrión; Dinamarca, Noruega, Bélgica, que ni siquiera llegaron a la Eurocopa; Australia, definitivamente el mejor de Oceanía, etc.).

En segundo lugar, y quizás más importante, tenemos que entender que la improvisación y la ausencia de planificación no son buenas herramientas para el desarrollo del potencial futbolero de un país. Tenemos un campeonato, que además de mediocre, es excesivamente largo, y está diseñado para permitir que un equipo malo prevalezca sobre uno mediocre si tan solo alcanza una noche de inspiración en las muertes súbitas de las semifinales cuando juegan el primero versus el sexto. Y ni siquiera eso sucede, porque rara vez llega esa noche de inspiración que permita a equipos de mitad de tabla eliminar a los menos malos que ocupan la cima.

Ese campeonato tan aburridamente largo no deja espacio para las prácticas de la Selección, y menos para los fogueos. ¿Cuántas veces no enfrentamos un fogueo en los últimos seis años con apenas dos días de concentración? Para colmo de males, los fogueos que consiguen nuestros maravillosos federativos son contra equipos inferiores, de los cuales nuestros jugadores no tienen nada que aprender (futbolísticamente hablando, porque podrían aprender de entrega, empeño, amor por la camiseta). Y para cerrar con broche de oro, terminamos perdiendo en esos fogueos, en buena parte por la falta de práctica de conjunto de la Selección. Este problema no es de Medford. Lo tuvo también Guima, y Gilson, y Bora, y cuanto técnico hemos tenido desde 1990. Si no le damos tiempo al técnico para estar con sus jugadores, entrenarse extensivamente, y foguearse con equipos de calidad, no le podemos pedir peras al olmo.

Necesitamos perder este sábado para ver si caso nos despertamos a esta cruda realidad. Para dar oportunidad de hacer un borrón y cuenta nueva, para empezar de cero, porque este árbol ya está torcido, y nada ni nadie lo endereza. Tenemos hoy en día un seleccionador cuya única experiencia previa como entrenador fueron dos años en el Saprissa, el equipo de mis amores, y uno de los menos malos del campeonato local. ¿Cómo es posible que haya gente hablando de sustituir a Medford por Jeaustin Campos, cuya única experiencia previa como entrenador son dos años con el Saprissa? ¿Es que no aprendemos de nuestros errores?

Costa Rica necesita que su selección pierda este sábado, para entonces decidirnos a contratar un entrenador internacional de primera categoría (no payasos como Maturana ni fracasados como Sampson), y contratarlo desde ahora con la indicación de que forme un equipo con jugadores no mayores de 25 años, con la mira puesta en el Mundial del 2014. Necesitamos que nuestra Selección pierda, para que finalmente nos decidamos a acortar el campeonato local para abrir espacios para los fogueos en todas las fechas FIFA y en cualquier otra oportunidad que se presente. Y necesitamos empezar desde ahora a buscar rivales superiores, aunque inicialmente se gorreen a nuestra Selección sub-25, pero de los cuales nuestros jugadores puedan aprender algo sobre futbol moderno. Lo que necesitamos es un cambio radical y eso, en Costa Rica, sólo es posible cuando sobreviene una crisis. Definitivamente necesitamos que Costa Rica pierda este partido con Granada.

Por supuesto, como buen tico amante de su país y del futbol, este sábado me pondré mis calzoncillos de la buena suerte, vestiré de rojo y azul, y estaré apoyando a galillo pelado a nuestra Selección. Lástima que no vayamos a aprovechar la oportunidad.

martes, 17 de junio de 2008

Cómo bajar la factura petrolera

Decíamos ayer que para lograr reducir la factura petrolera en el corto plazo, en lugar de las medidas que aparentemente está analizando el gobierno, sería mucho más eficiente tomar otras medidas que agilicen el tránsito, que no son muy caras de implementar, pero que requieren de voluntad de la policía de Tránsito (cuestionable) y de la cooperación de todos los choferes (más cuestionable aún).


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Para nadie es un secreto que las principales vías de San José, Alajuela, Heredia y Cartago son un atascadero casi a cualquier hora del día, y no es únicamente por la cantidad de carros, sino porque cada quien hace lo que se le pega la gana. La gente se parquea donde mejor le convenga, reduciendo las vías a un solo carril efectivo para circular. Los camiones repartidores se paran a cargar o descargar en cualquier lugar, y de preferencia en horas pico, nuevamente condenando la vía a un único carril de circulación. Otra mala maña que tenemos prácticamente todos los ticos es cruzar las intersecciones cuando la cuadra de adelante está completamente abarrotada de carros, quedando entonces nosotros bloqueando la intersección, de manera tal que si vamos por una avenida, los que vienen por la calle no pueden avanzar cuando el semáforo les cambia. Los autobuses en el centro de San José son los más notorios clientes de esta práctica, así como la de parar a recoger pasajeros cada 25 metros y no únicamente en las paradas establecidas. Me gustaría ver a la Policía de Tránsito teniendo mayor presencia – con cojones y grúas – para multar todas estas acciones hasta que entendamos que no hay que hacerlas.

Hablando de autobuses, otra medida que podría aplicar el gobierno con una inversión pequeña es construir más bahías para paradas de bus. Y simultáneamente, empezar a multar a los autobuseros que, teniendo las bahías a su disposición, se paran en media calle y ojalá en media autopista, porque Dios libre unos carros les vayan a pasar mientras recogen el pasaje. También deberían de eliminar las paradas de bus en las autopistas, carreteras y radiales donde no hay bahías.

Lo mejor de todo esto es que hay ubicaciones “reincidentes”, que todo el mundo conoce, donde suceden estas cosas que he descrito. Hay cuadras donde por la presencia de ciertos negocios siempre hay carros y camiones repartidores parqueados; intersecciones cercanas a las paradas de bus en el centro de las ciudades donde siempre hay buses atravesados; la ubicación de las poquísimas bahías es de sobra conocida, etc. Entonces, además de la labor represiva, sería bastante fácil hacer un trabajo preventivo que agilizaría tremendamente la circulación por los cascos urbanos.

Una medida que han probado con aparente éxito en ciudades con serios problemas de congestión (Nueva York, Tel Aviv, etc.) es la de escoger rutas que cruzan la ciudad entera de un extremo a otro, y prohibir en ellas los giros. La idea sería escoger una avenida en sentido este-oeste y otra en sentido contrario, y una calle en sentido sur-norte y otra a la viceversa, y que en el casco central de las ciudades (por lo menos San José), sean rutas de paso para atravesar la ciudad evitando los embotellamientos.

Y si de agilizar el tránsito se trata, se debería de eliminar los peajes, ya que con el ridículo cobro de 75 colones, sale mucho más cara la gasolina gastada en las larguísimas filas que se hacen a todas horas, que lo que se recauda. Y eso para no hablar del valor del tiempo perdido por miles de conductores en esas tediosas filas.

Por último, mi favorita. El Instituto Nacional de Seguros, nuestro amado monopolio estatal, debería de eliminar la ridícula regla que obliga a quienes chocan a no mover sus carros. ¿Cuántas veces por un choque que se arregla con 200.000 colones se han quedado los carros bloqueando la circulación durante horas, causando millones de colones de pérdidas a los que vienen atrás, tanto en combustible quemado avanzando a 5 Km/h en primera, como en tiempo perdido? Buscamos y buscamos, y no hemos logrado encontrar ningún otro país donde los carros no sean más bien obligados a parquearse en la orilla mientras llega la policía.

Mientras todo esto sucede, a Dean CóRnito no le queda más alternativa que considerar cambiar el carro de su esposa por uno diesel. En pocos meses, cuando termine de pagar el mío y pueda embarcarme a sacar un nuevo crédito, eso haré. Muchas gracias a todos mis lectores por subsidiarme. Y gracias infinitas a la sabiduría de nuestro gobierno que lo facilita.

lunes, 16 de junio de 2008

Subsidio al diesel y otras yeguadas

Dean CóRnito tiene un carro diesel. Se lo compró hace tres años cuando la diferencia de precio entre el diesel y la gasolina todavía era grande. El anuncio de que el gobierno va a subsidiar el diesel tiene a la billetera de Dean contenta, pero su conciencia le dice que está mal. Es un error del gobierno subsidiar el diesel.

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Varios de los miembros más picudos del gabinete, incluyendo al Presidente Arias, a su ungida sucesora, varios ministros y hasta el Presidente del Banco Central estuvieron reunidos por más de tres horas discutiendo políticas para reducir la factura petrolera del país, y la única medida concreta que surgió de semejante conciliábulo fue el cacareado subsidio al diesel. Será por mi formación de economista, pero no puedo pasar por alto la evidente contradicción entre el objetivo deseado y la política anunciada. Sinceramente me sorprendería que mi ex profesor Francisco de Paula Gutiérrez no lo haya hecho notar durante la reunión. No en vano fue en su curso en la UCR donde aprendí sobre la importancia de escoger los instrumentos de política adecuados para lograr los resultados deseados.

En un entorno de precios altos y crecientes, introducir un subsidio al diesel es una invitación a consumir más, que es justamente el resultado contrario al deseado. Todos deseamos poder reducir nuestro gasto de dinero en combustible, pero la forma socialmente correcta de hacerlo es usando menos los carros, usando más el transporte colectivo, y usando más la bicicleta. Bajar el precio del diesel va a resultar en un crecimiento de la factura petrolera, porque quienes tenemos carros diesel y ya habíamos empezado a modificar nuestros patrones de consumo, ahora tendremos un incentivo para volver a nuestros malos hábitos de hace pocos meses. En un entorno como el actual es necesario dejar que los altos precios envíen claras señales a los consumidores para que modifiquen su conducta; el subsidio interfiere con esas importantísimas señales.

El gobierno aduce, con una buena medida de populismo y algo de razón, que el precio del diesel afecta más a los pobres (usuarios del transporte público) y a los agricultores. No conozco ningún estudio en este sentido, pero me atrevería a decir que por cada litro de diesel consumido por “pobres y agricultores”, se consumen otros 9 litros en Toyotas Prado, Nissan Pathfinder, Mitsubishi Montero y otros por el estilo, y en las flotillas de camiones de las empresas. Ojalá apareciera el estudio y demostrara que estoy totalmente equivocado, pero mientras no me prueben lo contrario, me parece una aberración que todos los contribuyentes tengamos que subsidiar a todos los consumidores de diesel, desde el más rico hasta el más pobre, para poder llegar a estos últimos. Mejor sería buscar alternativas como permitir a los autobuseros deducir de su ingreso gravable el consumo de combustible por encima de cierto precio, para que las tarifas de bus no aumenten, todo sin dilapidar miles de millones en un subsidio más general que beneficia hasta al más rico de los propietarios de un chuzo diesel.

En realidad, muchas de las medidas que el gobierno está evaluando son saludos a la bandera o resultarán inadecuadas. El programa “Hoy no circulo”, en el cual cada carro deja de circular un día por semana dependiendo de su número de placa, puede surtir efecto en el corto plazo, pero si la política se hace permanente, como en la ciudad de México, más bien provoca un crecimiento y empobrecimiento de la flota vehicular, factores ambos que aumentan el consumo de combustibles. En México, cuando la gente se dio cuenta de que el “Hoy no circulo” había llegado para quedarse, mucha gente de clase media y por supuesto de clase alta cambió un carro relativamente bueno por dos carros más viejos, para poder seguir circulando todos los días de la semana. No son raros los hogares de esa ciudad donde hay dos “choferes” y tres carcachas, cuando antes tenían dos carros. En una ciudad como San José, y como México también, donde el transporte público masivo es una calamidad y una porquería, no son muchos los propietarios de carro que logran transformarse en usuarios del servicio público.

Independientemente de lo que podamos pensar de la justicia de las políticas de bajar los impuestos a los carros “limpios” (híbridos, eléctricos, o sumamente eficientes) y subir los impuestos o prohibir la importación de los carros viejos (sobre el tema recomiendo leer un viejo post, El Derecho a tener un perol), estas medidas no surtirán un efecto importante en el corto plazo. No es como que los dueños de un Elantra 98 van a salir corriendo a comprarse un Prius cero kilómetros, que aún con impuestos rebajados costará más de 12 millones de colones. El único efecto de corto plazo - que es cuando se busca disminuir la factura petrolera del país - será reducir el ritmo de crecimiento de la flota vehicular, pero aunque a ritmo menor ella seguirá creciendo, y con ella el consumo de combustibles y la factura petrolera.

En el corto plazo serían mucho más eficientes medidas que agilicen el tránsito, que no son muy caras de implementar, pero que requieren de voluntad de la policía de Tránsito (cuestionable) y de la cooperación de todos los choferes (más cuestionable aún). A ellas me referiré en otro artículo mañana.

jueves, 12 de junio de 2008

En guerra avisada no muere soldado

La diputada Andrea Morales del PAC genera todo tipo de pasiones. Desde quienes ven en ella la vitalidad y frescura de la juventud puesta al servicio idealista de la patria, hasta quienes no pueden dejar de encontrar defectos en todo lo que haga y diga (que si es la chica Perfil, que si es la Primera Dama de San José, que si es muy inexperta e impulsiva, que si está al servicio de quienes apoyan el TLC, etc.), hay una amplísima gama de reacciones que su participación en la política nacional genera entre los costarricenses. Los blogueros no somos la excepción. Sólo que en los dos años y poquito que lleva en su curul, a Dean CóRnito no le ha nacido referirse a ella, positiva ni negativamente, porque simplemente la hoy diputada no le despierta ningún interés.


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Una nota de La Nación de hoy (Fracción del PAC molesta con Andrea Morales) es muy reveladora de lo que podría suceder en un eventual gobierno del PAC. Nos referimos entonces a Andrea Morales únicamente por ser la protagonista de la noticia, interesándonos más analizar lo que su predicamento significa para el PAC y para el país, que lo que a ella atañe en lo personal.

De todos es conocida la posición de Andrea Morales con respecto al TLC. No lo apoyó, pero desde un principio dijo que habría que respetar la voluntad popular y que, en su visión de mundo, eso significaba no obstaculizar la agenda de implementación en la Asamblea si el TLC era aprobado en el Referéndum. Esa postura le ha ganado toda clase de elogios de quienes apoyaron el TLC, y todo tipo de escarnio de quienes se le opusieron, y en particular de miembros de su propia bancada legislativa.

En el reportaje ya referido de La Nación, don Francisco Molina, jefe de fracción del PAC, dice, de manera que a nosotros nos suena a berrinche infantil, que “En este momento hay molestia con la actitud de Andrea Morales, lo cual hace que haya algunas diferencias en el tema personal”. En La Suiza Centroamericana podemos entender que entre los diPACtados haya molestia con la posición de Andrea Morales, que difiere de la línea de partido, pero no entendemos qué tiene aquello que ver con “el tema personal”. Dean CóRnito nunca ha escogido sus amistades según sus posiciones políticas (¿cierto, Sole?), y considera que el intercambio de opiniones es una de las actividades más enriquecedoras y generadoras de crecimiento personal. Yo puedo no estar de acuerdo con mucho de lo que cree y defiende otra persona, pero eso no me impide ver, valorar y disfrutar lo que ese individuo vale como persona, como amigo, como ser humano. Excepto, claro está, cuando lo que defiende son anti-valores, como la falta de honestidad, la traición, etc.

Consultada Andrea Morales sobre las sesudas declaraciones de su jefe de fracción, ella responde que en el PAC no hay espacio para disentir. Y esto es exactamente a lo que quería llegar. Uno de los puntos de la Visión del PAC como organización política es “Contribuir a que la democracia costarricense sea capaz de construir el futuro.” ¿Cómo será la democracia capaz de construir el futuro si no hay espacio para las opiniones diferentes?

Uno de los conceptos que guía la participación política del PAC es “La promoción de una visión sobre el futuro del país, por encima de mezquindades partidarias y del cortoplacismo electoral”. Cabe entonces preguntarse cómo se relacionan a este marco de referencia las declaraciones de don Francisco Molina cuando dice, refiriéndose a Andrea Morales, lo siguiente: “Ella debe tomar la decisión de dónde quiere estar. Si quiere mantener la disciplina del PAC o quiere empezar a actuar en favor de intereses de otros partidos”. ¿Es el principio fundamental la promoción de una visión sobre el futuro del país por encima de mezquindades partidarias, o lo es más bien, como se colige de las palabras del jefe de fracción, la “disciplina partidaria”?

¿Qué es más importante para el PAC? ¿El ejemplo y la coherencia como las únicas fuentes de verdadera autoridad en la democracia, según lo declaran en el listado de valores que guían su acción política? ¿O la línea de partido exigida de manera irreflexiva a la Diputada que dice actuar de la forma en que lo hace por coherencia con los postulados del respeto a la democracia?

Las poses mesiánicas del autoproclamado santurrón de Otón Solís son ya de por sí desagradables y harto preocupantes. Agreguemos a esto la dosis de intolerancia del disenso que siempre sospechamos en Otón y ahora Andrea Morales nos confirma es la regla en su partido, y el resultado es un coctel explosivo y peligroso de cara a una eventual victoria electoral del PAC en un futuro no muy lejano. Asusta pensar que este señor ya estuvo dos veces a punto de alcanzar la presidencia. Como dice la canción de Bob Dylan, y gracias a mi buen amigo Oscar me he enterado de que la frase es atribuida originalmente a Abraham Lincoln, es posible engañar a alguna gente por mucho tiempo, es posible engañar a toda la gente parte del tiempo, pero es imposible engañar a toda la gente todo el tiempo. La continuada exposición pública de Otón Solís, desagradable como nos pueda resultar, es un mal necesario, porque eventualmente obliga a salir a relucir su verdadera esencia y la del partido que creó a su imagen y semejanza. En un eventual gobierno del PAC, con Otón o si él como Presidente, será prohibido opinar diferente, a riesgo de ser acusado de traición al Partido o de servir a los intereses de otro partido (o, como en Chavezuela, a los intereses del imperialismo yanqui). Estamos avisados.

lunes, 9 de junio de 2008

Cojones

Cuando un gobierno los tiene bien puestos envía señales positivas que fomentan el desarrollo económico de un país. En Costa Rica lamentablemente llevamos treinta años seguidos de gobiernos eunucos, cuya esencia ha sido perfectamente capturada por el escritor y periodista Carlos Cortés, en la frase inicial de su novela Cruz de Olvido , que dice más o menos así: “En Costa Rica no pasa nada desde el Big Bang”.

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Tomemos como ejemplo el caso de nuestra vecina Panamá. Se embarcó en una empresa que muchos consideraban imposible de realizar para un país pequeño y subdesarrollado – la ampliación del Canal de Panamá – con varios miles de millones de dólares de costo, con un programa de inversión y de construcción de varias décadas, cosa que sólo es posible con visión de largo plazo. No se pasaron décadas discutiendo la conveniencia o no de la ampliación, ni la inmortalidad del cangrejo, ni el estilo de vida bucólico de los campesinos del siglo XIX. Rapidito se pusieron de acuerdo, aprobaron las leyes y modificaciones necesarias, y empezaron a trabajar.

Al tomar esta decisión, el gobierno panameño envió una clarísima señal al sector privado de su país y al mundo entero: creemos en nuestro país y estamos dispuestos a hacer lo necesario para dotarlo de una infraestructura de clase mundial que potencie el desarrollo económico. Inmediatamente el sector privado se puso a trabajar. Hoy en día se levantan en Panamá, de manera simultánea, decenas de edificios de apartamentos de 60, 70 y hasta 100 pisos, para todas las clases sociales, apostando a la llegada de importantes ejecutivos de empresas multinacionales que necesariamente participarán en las obras del canal, y a la contratación por parte de dichas empresas de decenas o centenares de miles de panameños de todo nivel, desde obreros de construcción hasta profesionales de las más diversas ramas.

La inversión del Estado panameño no se limita a la ampliación del Canal, así como la inversión privada – nacional y extranjera – tampoco se limita al impresionante desarrollo inmobiliario residencial. Panamá cuenta hoy con carreteras de primera categoría por todo el país; cualquier tico acostumbrado a la porquería de calles que tenemos en Tiquicia y que haya viajado por tierra a ese país vecino se habrá dado cuenta no más cruzar la frontera de que las cosas allá van más en serio. De igual manera están invirtiendo en Panamá en la ampliación y mejora de puertos y aeropuertos (gobierno y sector privado), en la construcción de nuevas plantas de generación eléctrica (sector privado), en ampliar la red de distribución de energía eléctrica (gobierno), etc.

¿Por qué se atreven múltiples inversionistas privados a construir edificios de 70 ó 100 pisos en la ciudad de Panamá, mientras que en San José anuncian uno de 40 que finalmente quedó reducido a 15 pisos? Porque el inversionista sabe que con la inversión que está haciendo el gobierno en el Canal llegará gran cantidad de importantes empresas a Panamá, que enviarán personal extranjero y contratarán personal local, que va a exigir y poder adquirir vivienda de calidad.

Y como la gente sabe que el desarrollo va en serio, el sector privado se atreve a hacer en Panamá megainversiones impensables en nuestro país, tal como el Centro Energético de Las Américas S.A. (CELA), un complejo de parques industriales y logísticos para la industria del petróleo y del gas, donde se planea llegar a desarrollar la capacidad de refinar 2.000 millones de barriles de petróleo por día, y la construcción de un oleoducto de 36 pulgadas que cruzará del Atlántico al Pacífico, paralelo al mismo Canal, eliminando la necesidad de que los buques petroleros crucen por allí. Curiosamente, este proyecto desarrollado por un consorcio de inversionistas privados NO es visto como competencia desleal para el Canal (ese sería el primer argumento contrario en Costa Rica), sino que la misma Autoridad del Canal de Panamá permite el uso de sus tierras para que este poliducto pueda ser convertido en realidad. Porque probablemente entienden que esto contribuirá a descongestionar el Canal, agilizando el paso, dándole un atractivo adicional.

Se trata el CELA de un proyecto cuya primera etapa requiere de una inversión superior a los mil millones de dólares, y que generará 7.000 empleos directos, 21.000 indirectos, y 30.000 en la fase de construcción, que puede tardar hasta quince años. Un gobierno que tiene un plan de largo plazo claramente definido facilita que también el sector privado aporte proyectos con similar visión de futuro.

Eso es lo que desarrolla el sector privado en Panamá mientras que en nuestro país duramos casi una década discutiendo la conveniencia u oportunidad de que nuestro monopolio estatal construyera un cochino poliducto que ojalá eliminara la necesidad de transportar los derivados del petróleo por carretera, y que cuando finalmente se ha hecho, ha sido con una tubería de 6 pulgadas que es insuficiente para las necesidades actuales del país (para no hablar de las posibilidades de crecimiento), y se ha contratado para hacerlo a una empresa de segunda categoría que ni lo pudo terminar a tiempo, ni lo dejó funcionando como debería.

Mientras en Costa Rica sigamos gastando décadas en discutir, diseñar, desarrollar y nunca terminar de construir proyectitos de carreteras o aeropuertos con valores de $120 o $180 millones (recordemos Caldera, Circunvalación, Juan Santamaría, y un largo etc.); mientras no nos atrevamos a construir un pinche puente elevado con un costo de menos de $3 millones en cada una de las rotondas de la carretera de Circunvalación; mientras no nos decidamos a terminar la Costanera para poder evitar el calvario del Cerro de la Muerte; mientras que nuestra discusión siga siendo si los operarios portuarios deben de trabajar 6 u 8 horas diarias y no cómo ampliar el puerto y hacerlo cada día más eficiente; mientras que el Estado siga diciendo que no hay recursos para nada, definitivamente no vamos a alcanzar los niveles de crecimiento “sostenido” necesarios para lograr un bienestar económico que alcance a todos los estratos de la sociedad.

A la vez que en Panamá el crecimiento se dispara, aquí dos años de buen desempeño económico (pero lamentablemente no sostenible) causan revuelo y regocijo. Panamá recientemente nos ha superado en nivel de ingreso promedio, y su trayectoria continúa siendo ascendente, mientras que en Costa Rica nuestro Presidente nos anuncia una época de vacas flacas.

Necesitamos un gobierno con cojones, un gobierno que se espabile y espabile al resto del país, un gobierno que nos envíe una señal clara de que cree en nuestro país. No necesitamos un gobierno que pretenda hacerlo todo por nosotros y no nos deje trabajar. Necesitamos que el gobierno se decida finalmente a desarrollar la infraestructura necesaria para potenciar el crecimiento, ya sea con recursos propios, con deuda, o con el concurso del sector privado mediante el mecanismo de la concesión. Necesitamos que el gobierno se concentre en lo que puede hacer mejor, y deje que el sector privado desarrolle lo demás, ya que tanto inversionistas nacionales como extranjeros han demostrado que creen en nuestro país. Sabemos que tienen la capacidad de hacer mucho más de lo que hasta ahora han hecho, pero están esperando que el gobierno de una señal clara que ilumine el camino.



sábado, 7 de junio de 2008

Secuestrada por un sindicato de haraganes

Así está Costa Rica. La vagabundería se ha convertido en bandera principal de las más importantes luchas sociales. La haraganería se ha institucionalizado como forma legítima de trabajo en el puerto que mueve más del 70% de las exportaciones e importaciones de nuestro país.

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Para poner la noticia de hoy en contexto, me permito transcribir lo que dije en un artículo anterior. En el año 2007 el Estado pagó a los trabajadores de JAPDEVA una indemnización de 4.000 millones de colones, OJO, para que su jornada laboral normal fuera de ocho horas. En otras palabras, para que dejaran de cobrar horas extras a partir de las 6 horas laborales diarias. Sin embargo, también en el 2007 se les pagó 2.800 millones de colones por concepto de hora extras. De este último monto, 2.600 millones de colones quedaron en manos de 400 trabajadores, el 36% de los 1.100 funcionarios que tiene JAPDEVA. En La Suiza Centroamericana somos firmes defensores del derecho de los trabajadores a organizarse de la manera que les resulte más conveniente, sea mediante sindicatos, asociaciones solidaristas, o cooperativas de empleados. En lo que definitivamente no creemos es en ese arremedo de sindicalismo que se dedica a buscar privilegios y gollerías para unos pocos, en lugar de defender los intereses gremiales globales. Lo peor es la desfachatez de estos ladrones disfrazados de sindicalistas: cuando se les preguntó por qué seguían cobrando las horas extras a pesar de haber recibido la indemnización para que lo dejaran de hacer, su respuesta fue que no se había modificado la convención colectiva que establece la jornada de seis horas. Nos preguntamos entonces: ¿por qué no habrán esgrimido el mismo argumento para rechazar la indemnización? ¿No hubiera sido lo más congruente?

Seamos claros: cada empleado de JAPDEVA cobró en promedio ¢3.636.363 como indemnización para pasar a trabajar lo mismo que los demás mortales trabajamos sin derecho a horas extras. Si asumimos que los mismos 400 funcionarios muelleros que recibieron el 93% del pago por horas extra en el 2007 se repartieron el 93% de la indemnización, entonces cada uno de ellos habría cobrado en promedio ¢9.285.714 (nueve millones doscientos ochenta y cinco mil setecientos catorce colones). Además, en el 2007 recibió cada uno en promedio 6.5 millones de colones como pago por horas extras. Como decía mi tata: cuando yo sea grande, yo quiero un brete como ese. Breteo ocho horas al día, y sin importar que me pagan casi diez millones por hacerlo sin cobrar horas extras, cobro otros seis millones quinientos mil por concepto de horas extra.

Mientras tanto la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo de la Vertiente Atlántica (JAPDEVA) pierde millones de colones con cada barco que es desviado a puertos en otros países o por cada uno cuya carga o descarga tarda el doble o triple de lo necesario. Millones de colones que podrían ser usados para mejorar la infraestructura del mismo puerto, o para impulsar algún otro plan que persiga el desarrollo de la empobrecida zona Atlántica. Las empresas navieras pierden millones de colones cada vez que desvían un barco o que su descarga dura más de lo necesario, y las empresas importadoras y exportadoras pierden millones de colones cada vez que su producto no llega al mercado a tiempo por las demoras en los puertos. Pero los principales perjudicados somos los consumidores, es decir, todos los costarricenses, ya que cada vez que JAPDEVA pierde plata por ineficiencia, traslada el costo a las tarifas que cobra a las navieras, ellas trasladan ese costo a los importadores propietarios de la mercancía, y éstos a su vez se ven forzados a incrementar los precios de los artículos que todos los costarricenses consumimos.

Las complicaciones para Costa Rica son aún mayores. Si, como nos dice La Nación, en JAPDEVA trabajan sólo una jornada de 6 horas al día (el puerto pasa inactivo 18 horas al día), y ello obliga a las navieras a desembarcar en Panamá, entonces no solo será todo más caro para los costarricenses, sino que además terminaremos de congestionar nuestras ya de por sí decrépitas carreteras (¿alguien ha oído hablar de los problemas en la Costanera y en la Interamericana Sur en días recientes?), incrementando también la contaminación ambiental.

Ya lo hemos dicho en múltiples ocasiones anteriores: en La Suiza Centroamericana creemos firmemente en el derecho de los trabajadores a organizarse como mejor les parezca. Unos preferirán los sindicatos, otros las asociaciones solidaristas, algunos se afiliarán a una cooperativa, y otros más, si así lo prefieren, podrán asociarse a la filial más cercana de Alcohólicos Anónimos. Lo que no nos parece bien es ese arremedo de sindicalismo que antepone su lucha por un proyecto político mesiánico-populista y transfronterizo a la lucha por los derechos de los trabajadores costarricenses. Mucho menos nos parece aceptable ese sindicalismo de parque de diversiones que se dedica a luchar por gollerías y odiosos privilegios, dejando de lado el más legítimo interés nacional. Por último, menos aceptable que todo lo anterior es que esas prostituidas formas de sindicalismo tengan el control sobre importantísimos activos para el desarrollo de Costa Rica, como lo son en este caso los puertos de Limón y de Moín, pero en otras ocasiones han sido las plantas de generación eléctrica, las centrales telefónicas, los acueductos, o las redes de tratamiento de las aguas negras. Necesitamos un gobierno con cojones que se atreva a ponerle coto a tanta haraganería. Lamentablemente no se vislumbra en el horizonte.

miércoles, 4 de junio de 2008

Lo Cortés no quita lo equivocado

Hay gente que con tal de ver su nombre en algún periódico de relativa importancia se deja escribir lo primero que se le atraviese por la mente, sin reflexionarlo. Tal es el caso del politólogo Alberto Cortés Ramos, en la sección Contrapunto de El Financiero, edición N° 670, del 2 de junio de 2008 (página 43).


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Asegura don Alberto que “con la apertura de telecomunicaciones culminan 20 años de desmantelamiento del Estado de bienestar…”. La afirmación, si bien discrepamos de ella, es merecedora de una sana discusión. Lamentablemente, los argumentos presentados por este señor Cortés son en el mejor de los casos incoherentes.

Dice para empezar que la apertura no se hizo antes porque había fuerte oposición ciudadana fundamentada en la sospecha de “grandes intereses económicos y corrupción”. Esta apreciación es muy probablemente correcta. Lo que no es correcto es mencionar en la misma frase, como lo hace el Sr. Cortés, el caso de Alcatel, como si los hechos denunciados (y aún no probados, por incompetencia de la Fiscalía General) fueran resultado de la apertura. La corrupción detectada en el ICE hasta la fecha es producto del modelo de proveedor único vigente en el país desde hace muchas décadas, y no de una apertura que aún NO SE HA DADO. Alcatel, una empresa francesa, es un proveedor más del ICE, como los muchos que siempre han existido desde las épocas de las catacumbas socializantes de nuestro “Estado benefactor”. ¿O es que acaso alguien cree que el ICE produce turbinas para la generación hidroeléctrica, motores para la generación termoeléctrica, centrales telefónicas, o antenas de telefonía celular? El ICE tiene y ha tenido toda la vida proveedores externos, y al poseer un mercado cautivo por su posición monopolística en Costa Rica, es blanco muy atractivo de ofertas “no tradicionales” de los potenciales proveedores que no tienen otra manera de ingresar al mercado.

El Sr. Cortés pasa a presentar algunos ejemplos de lo que según él es el “fracaso del modelo” aperturista. En primer lugar, hace referencia a un tema obligado y puesto de moda por el manual del nuevo “progre” sigloveintiunero: la crisis alimentaria. Yo me pregunto, al igual que Julio Rodríguez en su columna de hoy en La Nación, ¿cómo es que en 20 años de “desmantelamiento del Estado de bienestar” nunca habíamos tenido una crisis alimentaria, y cómo es que la última gran crisis de esa naturaleza sucedió hace más de 30 años, sin neoliberalismo ni aperturismo?

El segundo ejemplo en la lista de don Alberto Cortés es la “apertura del sector energético”. Dice que “aumentó la dependencia del petróleo en un contexto de alza”. Hay que reconocer que fue un error permitir la importación de petróleo cuando nuestro país era autosuficiente en la producción y posterior refinación de crudo gracias a nuestro monopolio estatal RECOPE. No sé en qué momento se nos ocurrió compartir nuestros depósitos de petróleo con las empresas extranjeras como BP, Amoco, y las demás que extraen el crudo de nuestro subsuelo. Realmente lamentable.

Realmente lamentable resulta que alguien pretenda culpar al modelo de apertura económica de la dependencia del petróleo, cuando a estas alturas del siglo XXI la humanidad no ha logrado desarrollar un sustituto viable. ¿O es que mejor hubiera sido imponer medidas draconianas como prohibir la importación de carros e impedir el desarrollo económico, con tal de no depender de un malvado producto extranjero?

Otra afirmación falaz del Sr. Cortés es que con la apertura en telecomunicaciones “se obliga la ICE a eliminar el subsidio cruzado que permitió que las actividades más rentables y los sectores con mayor capacidad subsidiarán [sic] a las actividades menos rentables”. Uno esperaría que un politólogo como don Alberto, con sus 42 años a cuestas, estuviera un poquito más enterado del acontecer nacional. Porque resulta que el subsidio cruzado del que habla don Alberto no fue eliminado ni por la apertura comercial ni por el TLC con Estados Unidos, sino por la ley que creó a la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos, Ley de la República N° 7593, que data de 1996, hace doce años, al establecer el principio del servicio al costo, mediante el cual únicamente aquellos costos incurridos en la producción y comercialización del servicio regulado pueden ser trasladados a las tarifas. El artículo 32 de la citada ley lo dice expresamente:

No se aceptarán costos de las empresas reguladas:
a. […]
b. Las erogaciones innecesarias o ajenas a la prestación del servicio público.
c. Las contribuciones, los gastos, las inversiones y deudas incurridas por actividades ajenas a la administración, la operación o el mantenimiento de la actividad regulada.


Parece que ya se está haciendo costumbre en los círculos más recalcitrantes del NO achacar las culpas de todos los males – reales o percibidos – al TLC y a la apertura comercial. Lástima que al hacerlo no consideren las realidades cronológicas que refutan sus cansinas y sesgadas afirmaciones.

lunes, 2 de junio de 2008

100, 27, 19, 4, 1-0, minuto 80 y pico



Ante este diluvio de cifras, sólo queda una cosa por agregar: ¡Papi es papi!