martes, 27 de mayo de 2008

Procrastinar: el deporte nacional

Creí que la palabrita no existía en español, pero ahí me la encontré escondida en el Diccionario de la Real Academia Española: procrastinar. Quiere decir, según el DRAE, “diferir, aplazar”, pero ya que el vocablo es poco usado en idioma de Cervantes, prefiero hacer referencia a su significado en la lengua de Shakespeare: “aplazar intencionalmente el hacer algo que debería de ser hecho”. Este, más que el fútbol, es el verdadero deporte nacional.


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Hay un dicho que dice: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. La versión tica es: nunca hagas hoy lo que puedas dejar para mañana. Y por eso siempre nos coge el tren. Ejemplos de esto abundan, como cuando primero Abel Pacheco se pasó más de un año sin enviar el TLC a la Asamblea Legislativa, y después cuando la Asamblea se pasó varios años discutiendo sobre si debía discutir el TLC y cuándo. O cuando pedimos una certificación cualquiera en cualquier institución pública y nos piden regresar cuatro ó quince días después por ella, todo para que al llegar descubramos que la certificación no está hecha pero la hacen en cinco minutos mientras esperamos en ventanilla. O, como cuando posponemos cada cuatro años la preparación de la Selección Nacional de Fútbol, para poder meter cada vez más fechas en un larguísimo e insulso campeonato nacional de fútbol. Y cuando llegamos al Mundial, es a pelarnos el rabo porque la Sele no ha tenido tiempo para hacer conjunto ni fogueos suficientes para ir mejorando.

La noticia que nos trae hoy La Nación con respecto al TLC (si, otra vez el TLC es víctima de la procrastinación legislativa) no debería de sorprendernos. Después de varios meses de dedicación exclusiva al TLC y su agenda complementaria y de implementación, conforme se acercaba el final del período de sesiones extraordinarias, la Asamblea volvió a sus usuales andanzas. Satisfechos con el esfuerzo de haber sacado la mayoría de los proyectos necesarios, se han dedicado a discutir y aprobar una serie de leyes chayote (aquellas sin sabor ni valor nutricional alguno) y una que otra ley nociva para la salud pública, como que si la labor del TLC ya se hubiera cumplido. Ahora, una vez más, nos encontramos entre la espada y la pared, en una carrera contra el reloj, para poder sacar lo que resta de la agenda del TLC. Y el Poder Ejecutivo es TAN culpable como la Asamblea Legislativa por esta situación.

Algunos ejemplos de las leyes que nuestro flamante congreso ha aprobado o discutido recientemente en vez de entrarle al TLC son las siguientes maravillas: una ley que condona veinte mil millones de colones de deudas de agricultores (nociva, porque equivale a socializar las pérdidas privadas de unos cuantos, para pagarlas con los impuestos de todos); un proyecto para derogar el matrimonio por poder (chayote/nociva, porque el inmigrante ilegal encontrará otras maneras de entrar al país, mientras que las personas honestas que necesitan recurrir al matrimonio por poder serán las verdaderamente castigadas).

Ahora los del PLN van a pretender echar las culpas del atraso a la fracción del Movimiento Libertario y al diputado Bienvenido Venegas del PUSC. Pero la verdad es que las culpas recaen en Casa Presidencial, el Ministerio de la Presidencia, la Jefatura de Fracción del PLN, y la Presidencia de la Asamblea. ¿Por qué? Porque desde hace meses están anunciadas las intenciones de los diputados mencionados, y hasta ahora es poco lo que se ha hecho por negociar con ellos y mantener la unidad del “grupo de los 38” pro-TLC. Porque, en el caso de Bienvenido Venegas, desde hace muchos meses ha denunciado el abandono en que el Estado tiene a su provincia, Puntarenas, una de las que dio el triunfo a Oscar Arias, y ahora que la Asamblea tiene tiempo para dedicar a cuanta yeguada se les ocurra, pues lógico es que él insista en los proyectos que cree beneficiarán a su base electoral. Porque, en el caso del Movimiento Libertario, desde siempre han anunciado sus reservas hacia ciertos aspectos de los proyectos de ley de propiedad intelectual que harían que la legislación costarricense sea más papista que el Papa, o más estricta de lo que los compromisos internacionales exigen, y definitivamente la más estricta de los países firmantes del TLC, y ahora que es poco el tiempo que resta para aprobar lo que queda de la agenda del TLC, es cuando – como lo dijo Otto Guevara sin pelos en la lengua – tienen el “músculo” necesario para lograr su objetivo (que por demás no es incompatible con el TLC).

La situación actual tiene un único responsable. No es el PAC. Tampoco Bienvenido Venegas. Ni siquiera el Movimiento Libertario. El responsable es el gobierno. Pregúntense ustedes: ¿en todo este tiempo, desde que Bienvenido empezó a “enfermarse” selectivamente allá por el mes de octubre del año pasado, faltando a la Asamblea cuando su presencia era necesaria para lograr el quórum de dos terceras partes necesario para aprobar algunas de las leyes más álgidas de la agenda del TLC, qué han hecho el gobierno y sus diputados en la Asamblea? Dejarlo todo para el último momento. En otras palabras: ¡procrastinar!

jueves, 15 de mayo de 2008

Motel SAMA

Si algo ha quedado en evidencia a raíz del descubrimiento de las actividades de intermediación financiera ilegal realizadas por la Iglesia Católica costarricense es que el Grupo SAMA es el antro de lujuria donde se revuelcan en desenfrenada orgía los poseedores del verdadero poder que mueve los hilos de nuestra amada Costa Rica: poder político, poder eclesiástico, y poder económico.

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Para nadie es un secreto que Oscar y Rodrigo Arias Sánchez, respectivamente Presidente de la República y Ministro de la Presidencia, son, al menos en parte, propietarios del consorcio de empresas financieras denominado Grupo SAMA. También nos han revelado las investigaciones periodísticas que la Conferencia Episcopal posee un paquete accionario que equivale al 20% del capital social del Grupo SAMA. Por supuesto, no podemos perder de vista que el Grupo SAMA fue creado por una familia o grupo de familias económicamente poderosas de Costa Rica, que continúan al frente de la operación.

En La Suiza Centroamericana hubiésemos querido felicitar al Superintendente de Entidades Financieras, el Sr. Oscar Rodríguez, porque hay que tener verdadera valentía en este país para denunciar actividades económicas ilegales en el seno de la Iglesia Católica (¿recuerdan a Parmenio Medina?). Sin embargo, nos ha decepcionado un poco el último párrafo del artículo de hoy en La Nación, donde pareciera que Rodríguez salva de toda responsabilidad a los directores de la Conferencia Episcopal al decir que no encuentra evidencia de que ellos tuvieran conocimiento de las actividades de intermediación que se estaban llevando a cabo en su nombre. Nos parece que como mínimo les cabe una cuota de responsabilidad como directores de una organización que se ha estado prestando para este tipo de actividades. Además nos resulta muy difícil de creer que habiendo recibido en el 2004 la notificación de la SUGEF para que suspendiera de inmediato las actividades cuestionadas, y habiendo continuado estas actividades sin interrupción hasta el 2007, que no haya estado la Conferencia Episcopal al tanto de lo que estaba sucediendo.

El hecho de que durante tres años desde la primera notificación la Conferencia Episcopal no haya asumido la responsabilidad de detener dichas actividades, si en efecto estaban siendo realizadas por funcionarios subalternos sin el conocimiento de los Obispos, nos da una clara indicación de que el problema no era uno de desconocimiento, sino de falta de ganas de hacerlo. Claro, el negocio era harto lucrativo. La cantidad de funcionarios y curas de la Iglesia costarricense y de las iglesias católicas de otros países allende nuestras fronteras que depositaban sus ahorros a través de la Conferencia Episcopal de nuestro país, y las sumas de dinero que se manejaba, nos hace creer que estas actividades financieras ilegales no podían ser llevadas a cabo sin el conocimiento y consentimiento de las máximas autoridades de la Iglesia Católica costarricense.

Esperamos que la Fiscalía General tenga la valentía suficiente para llegar hasta el fondo de estas acusaciones, y que no se deje apantallar por la apariencia de santidad que uno normalmente asocia con los religiosos, y en particular con aquellos que dedican su vida a la Santa Madre Iglesia. El objetivo debería de ser hallar la verdad real de este asunto, sin importar el rango, la investidura, o el color de la sotana de los involucrados.

viernes, 9 de mayo de 2008

Podredumbre total

Política, Religión, Fútbol. Los tres componentes de la identidad del tico. ¿Quién no recuerda aquellas calcomanías que circularon hace unos años que decían cosas como “Soy liberacionista, católico y liguista” ó “ Soy socialcristiano, católico y saprissista”? Política, Religión, y Fútbol. Tres pilares de la identidad nacional que hoy por hoy están podridos. ¿Qué será del tico promedio, ese que es buena persona, honesto, trabajador, amable, sencillo? ¿A quién verá ahora como sus modelos a seguir?

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No hace falta recalcar mucho los eventos del pasado: ICE-Alcatel, CCSS-Fischel, Radio María-Padre Minor-Parmenio Medina, Iglesia-SAMA, FARC-Berrocal, etc. Pero en los últimos días las noticias vienen llenas de nuevos ejemplos. Para decir poco, agarremos La Nación de ayer, jueves 8 de mayo del 2008. Por una parte, nos reporta que en el año 2007 el Estado pagó a los trabajadores de JAPDEVA una indemnización de 4.000 millones de colones, OJO, para que su jornada laboral normal fuera de ocho horas. En otras palabras, para que dejaran de cobrar horas extras a partir de las 6 horas laborales diarias. Sin embargo, también en el 2007 se les pagó 2.800 millones de colones por concepto de hora extras. De este último monto, 2.600 millones de colones quedaron en manos de 400 trabajadores, el 36% de los 1.100 funcionarios que tiene JAPDEVA. En La Suiza Centroamericana somos firmes defensores del derecho de los trabajadores a organizarse de la manera que les resulte más conveniente, sea mediante sindicatos, asociaciones solidaristas, o cooperativas de empleados. En lo que definitivamente no creemos es en ese arremedo de sindicalismo que se dedica a buscar privilegios y gollerías para unos pocos, en lugar de defender los intereses gremiales globales. Lo peor es la desfachatez de estos ladrones disfrazados de sindicalistas: cuando se les preguntó por qué seguían cobrando las horas extras a pesar de haber recibido la indemnización para que lo dejaran de hacer, su respuesta fue que no se había modificado la convención colectiva que establece la jornada de seis horas. Nos preguntamos entonces: ¿por qué no habrán esgrimido el mismo argumento para rechazar la indemnización? ¿No hubiera sido lo más congruente?

Seamos claros: cada empleado de JAPDEVA cobró en promedio ¢3.636.363 como indemnización para pasar a trabajar lo mismo que los demás mortales trabajamos sin derecho a horas extras. Si asumimos que los mismos 400 funcionarios muelleros que recibieron el 93% del pago por horas extra en el 2007 se repartieron el 93% de la indemnización, entonces cada uno de ellos habría cobrado en promedio ¢9.285.714 (nueve millones doscientos ochenta y cinco mil setecientos catorce colones). Además, en el 2007 recibió cada uno en promedio 6.5 millones de colones como pago por horas extras. Como decía mi tata: cuando yo sea grande, yo quiero un brete como ese. Breteo ocho horas al día, y sin importar que me pagan casi diez millones por hacerlo sin cobrar horas extras, cobro otros seis millones quinientos mil por concepto de horas extra.

Luego sigue en La Nación una pequeña nota que nos hace saber que la Casa Pastoral de Tierra Blanca de Cartago se construyó recientemente SIN PERMISOS y en un terreno “propenso a deslizamientos”. Como lo decía en un post reciente, “la Iglesia Católica, por ser la representante de la religión oficial del Estado, tiene en Costa Rica un estatuto legal especial. No por ello está por encima de las leyes terrenales, aunque a veces parece importarle un comino.” Y esta es otra más de esas veces. La referida nota de La Nación nos informa que decenas de habitantes de Tierra Blanca, posiblemente movilizados por el cura párroco que los acompañó, pidieron al Concejo Municipal de Cartago no autorizar lo que procede en estos casos: la demolición de las obras. Si Perico de los Palotes construye una casa en la zona marítimo-terrestre, o si la construye en un terreno propenso a derrumbes, a ningún cura se le ocurriría abogar por don Perico. ¿Por qué tendría que ser diferente en este caso? ¿Creerán que cuentan con la protección de Dios para evitar el probable derrumbe? ¿O es que esperan que el Estado no actúe ahora, para exigirle el día que la estructura construida se caiga una indemnización, nuevo terreno para construir, y de paso una donación para rehabilitar la iglesia de Puriscal?

Por último, en la sección de deportes nos informan que los inocentes jugadores de Alajuela recibieron de buena fe un premiecito de 5 millones de colones para ganarle a Cartago, de parte de un empresario guapileño seguidor del equipo Santos, que se jugaba el descenso a Segunda División (y que por dicha descendió por mérito propio y no permaneció en Primera a pesar de los “desinteresados” oficios de la Liga). Un tarúpido jugador dijo sin ruborizarse que “ellos ocupaban de que nosotros ganáramos y querían asegurarse dándonos un incentivo”, mientras que otro descerebrado dijo tranquilamente que “la negociación fue muy limpia” y que “el equipo lo tomó de buena manera”. Por supuesto que lo tomó de buena manera, si evidentemente ninguno tiene un dedo de cerebro y, lo que es peor, tampoco tiene ninguno un gramo de decencia y honestidad. Y eso para no hablar del pobrecitico mercader corruptor que dice que pagó el premio por amor. Sin embargo, en mi humilde criterio, lo peor de este “affair” ha venido el día de hoy, cuando la Junta Directiva de la Liga anunció la sanción a sus jugadores por haber aceptado una mordida: deberán donar el dinero mal habido. Punto.

En un país normal, donde la gente aún conserva su dignidad, sin lugar a dudas una cantidad importante de jugadores serían sancionados, probablemente suspendidos por un período prolongado, y su convocatoria a selecciones sería cancelada. Todavía hay tiempo para que la Federación haga algo al respecto, y que no se quede esto en un simple manazo inconsecuente como el que escogió aplicar la Junta Directiva de la Liga. Por la decencia. Por la dignidad. Por el “fair play” que tanto cacarean.