Si algo ha quedado en evidencia a raíz del descubrimiento de las actividades de intermediación financiera ilegal realizadas por la Iglesia Católica costarricense es que el Grupo SAMA es el antro de lujuria donde se revuelcan en desenfrenada orgía los poseedores del verdadero poder que mueve los hilos de nuestra amada Costa Rica: poder político, poder eclesiástico, y poder económico.
Seguir leyendo...
Para nadie es un secreto que Oscar y Rodrigo Arias Sánchez, respectivamente Presidente de la República y Ministro de la Presidencia, son, al menos en parte, propietarios del consorcio de empresas financieras denominado Grupo SAMA. También nos han revelado las investigaciones periodísticas que la Conferencia Episcopal posee un paquete accionario que equivale al 20% del capital social del Grupo SAMA. Por supuesto, no podemos perder de vista que el Grupo SAMA fue creado por una familia o grupo de familias económicamente poderosas de Costa Rica, que continúan al frente de la operación.
En La Suiza Centroamericana hubiésemos querido felicitar al Superintendente de Entidades Financieras, el Sr. Oscar Rodríguez, porque hay que tener verdadera valentía en este país para denunciar actividades económicas ilegales en el seno de la Iglesia Católica (¿recuerdan a Parmenio Medina?). Sin embargo, nos ha decepcionado un poco el último párrafo del artículo de hoy en La Nación, donde pareciera que Rodríguez salva de toda responsabilidad a los directores de la Conferencia Episcopal al decir que no encuentra evidencia de que ellos tuvieran conocimiento de las actividades de intermediación que se estaban llevando a cabo en su nombre. Nos parece que como mínimo les cabe una cuota de responsabilidad como directores de una organización que se ha estado prestando para este tipo de actividades. Además nos resulta muy difícil de creer que habiendo recibido en el 2004 la notificación de la SUGEF para que suspendiera de inmediato las actividades cuestionadas, y habiendo continuado estas actividades sin interrupción hasta el 2007, que no haya estado la Conferencia Episcopal al tanto de lo que estaba sucediendo.
El hecho de que durante tres años desde la primera notificación la Conferencia Episcopal no haya asumido la responsabilidad de detener dichas actividades, si en efecto estaban siendo realizadas por funcionarios subalternos sin el conocimiento de los Obispos, nos da una clara indicación de que el problema no era uno de desconocimiento, sino de falta de ganas de hacerlo. Claro, el negocio era harto lucrativo. La cantidad de funcionarios y curas de la Iglesia costarricense y de las iglesias católicas de otros países allende nuestras fronteras que depositaban sus ahorros a través de la Conferencia Episcopal de nuestro país, y las sumas de dinero que se manejaba, nos hace creer que estas actividades financieras ilegales no podían ser llevadas a cabo sin el conocimiento y consentimiento de las máximas autoridades de la Iglesia Católica costarricense.
Esperamos que la Fiscalía General tenga la valentía suficiente para llegar hasta el fondo de estas acusaciones, y que no se deje apantallar por la apariencia de santidad que uno normalmente asocia con los religiosos, y en particular con aquellos que dedican su vida a la Santa Madre Iglesia. El objetivo debería de ser hallar la verdad real de este asunto, sin importar el rango, la investidura, o el color de la sotana de los involucrados.
Seguir leyendo...
Para nadie es un secreto que Oscar y Rodrigo Arias Sánchez, respectivamente Presidente de la República y Ministro de la Presidencia, son, al menos en parte, propietarios del consorcio de empresas financieras denominado Grupo SAMA. También nos han revelado las investigaciones periodísticas que la Conferencia Episcopal posee un paquete accionario que equivale al 20% del capital social del Grupo SAMA. Por supuesto, no podemos perder de vista que el Grupo SAMA fue creado por una familia o grupo de familias económicamente poderosas de Costa Rica, que continúan al frente de la operación.
En La Suiza Centroamericana hubiésemos querido felicitar al Superintendente de Entidades Financieras, el Sr. Oscar Rodríguez, porque hay que tener verdadera valentía en este país para denunciar actividades económicas ilegales en el seno de la Iglesia Católica (¿recuerdan a Parmenio Medina?). Sin embargo, nos ha decepcionado un poco el último párrafo del artículo de hoy en La Nación, donde pareciera que Rodríguez salva de toda responsabilidad a los directores de la Conferencia Episcopal al decir que no encuentra evidencia de que ellos tuvieran conocimiento de las actividades de intermediación que se estaban llevando a cabo en su nombre. Nos parece que como mínimo les cabe una cuota de responsabilidad como directores de una organización que se ha estado prestando para este tipo de actividades. Además nos resulta muy difícil de creer que habiendo recibido en el 2004 la notificación de la SUGEF para que suspendiera de inmediato las actividades cuestionadas, y habiendo continuado estas actividades sin interrupción hasta el 2007, que no haya estado la Conferencia Episcopal al tanto de lo que estaba sucediendo.
El hecho de que durante tres años desde la primera notificación la Conferencia Episcopal no haya asumido la responsabilidad de detener dichas actividades, si en efecto estaban siendo realizadas por funcionarios subalternos sin el conocimiento de los Obispos, nos da una clara indicación de que el problema no era uno de desconocimiento, sino de falta de ganas de hacerlo. Claro, el negocio era harto lucrativo. La cantidad de funcionarios y curas de la Iglesia costarricense y de las iglesias católicas de otros países allende nuestras fronteras que depositaban sus ahorros a través de la Conferencia Episcopal de nuestro país, y las sumas de dinero que se manejaba, nos hace creer que estas actividades financieras ilegales no podían ser llevadas a cabo sin el conocimiento y consentimiento de las máximas autoridades de la Iglesia Católica costarricense.
Esperamos que la Fiscalía General tenga la valentía suficiente para llegar hasta el fondo de estas acusaciones, y que no se deje apantallar por la apariencia de santidad que uno normalmente asocia con los religiosos, y en particular con aquellos que dedican su vida a la Santa Madre Iglesia. El objetivo debería de ser hallar la verdad real de este asunto, sin importar el rango, la investidura, o el color de la sotana de los involucrados.
Tal vez los curas estaban ahorrando para comprar una aguja con un ojo lo suficientemente grande para entrar al cielo.
ResponderBorrarYo quisiera saber porqué La Nación, además de tirarle a los curas por dedicarse a una de las actividades bancarias ilegales por las que la Iglesia es conocida desde toda la vida y de la que Juan Pablo I conoció las consecuencias, no analiza con más detalle el tema del Grupo Sama.
Entre sus inversiones se te olvidó la Clínica Católica...
Completamente de acuerdo con vos, de verdad que hay que ser valiente para denunciar algo así, pero al final como que quedo debiendo.
ResponderBorrarSaludos
Hay una imprecisión.
ResponderBorrarEl Grupo Monumental no pertenece a Sama.
Desde el 2007 se conviritió en Central de Radios, cuando fue comprado por Repretel.
Hasta donde se Sama ya no es propietaria de ningún medio de comunicación.
Sole, es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja que ellos andan buscando, a que estos curas se ganen el cielo.
ResponderBorrarDaniel, creo que eso se llama instinto de autopreservación...
Cristian, muchas gracias por la información; como que mis fuentes andaban algo atrasadas. En todo caso, ya eliminé la referencia.
La Iglesia manipulando grandes cantidades de dinero para sus propiios intereses... esa es una cola larga, demasiado larga y no solo en CR....
ResponderBorrarEs un descaro total, esos curas son unos corruptos y la verdad, la fé parece ser el mejor negocio del mundo junto con la política.
ResponderBorrarEs totalemente repulsivo eso que hacen, se esconden bajo una pseudo sotana para no tener que asumir sus resposabilidades, aparte de pervertidos sexuales también les gusta la ilegalidad.
ojalá que de una vez por todas en este país el poder judicial empiece a hacer la cosas como son, a hacer cumplir las leyes, por que como ciudadanos todos estamos en el estado de derecho, y si estos cuasi curas lo irrespentan solo por intereses propios entonces cual es el estado de derecho en el que vivimos, en el que unos si lo acatan y otros lo usan solo cuando les comviene.
Para soñar algo nietzscheriano "mi cristiandad consiste en compreder a los cristianos" pero a estos señores yo nos los comprendo, evangelizando de una forma y actuando de otra muy distinta, muy personal.
Ya no sigo hablando por que cada vez me da más cólera la vara.
Saludos
Parece que la plata es sinónimo de corrupción. ¿Y qué diablos anda haciendo la Iglesia con plata? Si les sobra, compren comida para los pobres, reparen las iglesias, hasta estaría de acuerdo a que se suban el sueldo los padres y a los monaguillos también, pero la acumulación es lo que lleva a estos probblemas...
ResponderBorrarSean bienvenidos por estos rumbos Andrés y Crucificado.
ResponderBorrarOjo, que yo no tengo nada en contra de que la Iglesia - aquí, en Roma, o en Vietnam - tenga mucho dinero. Lo que no me parece aceptable es que lo hagan al margen de la ley, y que de paso se burlen de todos nosotros. Me repulsa que teniendo todos esos recursos se den el taco de no pagar sus cuotas patronales a la CCSS y figuren en la lista de los principales patronos morosos (ver Iglesia y Estado), o que con todo ese dinero no aporten nada para el mantenimiento y restauración de sitios tan importantes como las ruinas de Ujarrás (ver Ujarrás, das lástima) por mencionar solamente uno.
Si, como dice Terox, usaran la plata para alimentar a los pobres, o para alguna otra obra benéfica valedera, entonces en mi opinión no hbaría problema.