lunes, 13 de agosto de 2007

De Jeques árabes, Premios Nóbel, y el maldito subdesarrollo

Que Costa Rica no es más que un cafetal con luces, nunca resulta tan evidente como cuando se presentan eventos que en cualquier país que se respete a si mismo pasarían inadvertidos, pero que en nuestra aldea todo el mundo se detiene a observarlos, comentarlos y hasta celebrarlos. La visita del príncipe Saudita Abdul Walid Ibn Sharmuta al Saud nos exhibe como los aldeanos que somos. Ser aldeanos no es malo; hasta resulta agradable y relajante. Pero caer idiotizados sólo porque un carajo que “vale” $21.000 millones de dólares aterrice en su jumbo jet de $340 millones en nuestro súper aeropuerto internacional de Liberia, nos deja muy mal parados. El tema no es para reírse de nuestra propia polada, ya que pone en entredicho hasta la seguridad nacional.

Seguir leyendo...



El famoso príncipe, a cuyo arribo el periódico dizque más serio del país dedicó la portada, dos páginas internas enteras, y cinco notas periodísticas en una sola edición (1, 2, 3, 4, 5 ) es "tan importante", que estoy seguro de que ninguno de mis lectores se habrá percatado de que el nombre que usé en el párrafo anterior no es su nombre verdadero. Para los que no saben, en Arabia Saudita, cualquier hijo de cualquier miembro de la familia real es un “príncipe”. El Rey actual, que tiene 83 años, es el quinto hijo
del primer rey de Arabia Saudita que accede al trono desde la muerte de su padre en 1953, y debe de tener unos 18 hermanos y medios hermanos, cada uno de los cuales ha de haber tenido 4 ó 6 esposas, y por lo menos tres hijos con cada una de ellas, y todos y cada uno de ellos, y sus múltiples hijos, son considerados príncipes. El “famoso” Al-Walid bin Talal Bin Abdul Aziz Al Saud debe de estar algo así como en el puesto número 436 en el orden de sucesión al trono Saudita.

Lo que en La Suiza Centroamericana nos causa preocupación NO es que un “príncipe” no muy importante reciba una atención y cobertura que noticias mil veces más importantes no reciben, ya que eso a lo sumo es muestra de nuestro carácter aldeano. Y como dijimos más arriba, esa calidad de pueblerino que tenemos todos los ticos se nos hace simpática. Lo que verdaderamente nos preocupa es que de la nada aterrice en nuestro país un avión con 48 individuos de las más exóticas nacionalidades, pero como entre ellos viene un multimillonario con sangre de señor feudal, de pronto las reglas que aplican para los mortales comunes y silvestres es como que dejaron de existir. Según nos relata La Imparcial, el príncipe y su séquito no pasaron por las filas de Migración ni las de Aduanas, a pesar de que el aeropuerto fue cerrado durante la llegada del Jeque para que su sangre azul no se mezclara con la de turistas plebeyos que pudieran pasar por ahí. No solo no pasaron por Migración, sino que – nos sigue diciendo La Imparcial con evidente alegría – sólo permitieron la entrada al avión de UNA funcionaria de Migración, que fue atendida por el piloto y no se le permitió ver al príncipe ni a sus demás acompañantes. Nosotros creíamos que la autoridad era justamente Migración, y que el Principito no era más que un acaudalado turista que debía de someterse a las reglas de juego de nuestro país; tan ingenuos nosotros, ahora nos venimos a enterar de que son los cuerpos de seguridad sauditas los que estaban al mando y girando órdenes.

Según El Pasquín, el príncipe y su séquito de desconocidos salieron del aeropuerto
antes de que les hicieran el chequeo de Migración. Si salieron en un bus de lujo o en 18 Toyotas Prado del año, es irrelevante . En lo que a Dean CóRnito respecta, en ese avión bien pudo haber llegado Osama bin-Laden, que como las fuerzas de seguridad del príncipe no permitieron que ningún funcionario de Migración verificara como mínimo que las fotos en los pasaportes coincidieran con las caras de las personas que los portaban, nunca lo sabremos. Es más, bien pudieron llegar 47 acompañantes con el príncipe, y mañana, cuando el señor feudal abandone nuestro país, podrán irse con él 47 personas distintas de las que entraron. Total, nadie se va a dar cuenta.

La payasada no termina ahí. Los 48 visitantes, príncipe número 436 incluido, salieron del aeropuerto antes de que su equipaje fuera revisado por Aduanas. Si en él hubieran encontrado armas o drogas ilegales, sus dueños por supuesto nunca hubieran aparecido. Pero Dean CóRnito está dispuesto a apostar un cojón y la mitad del otro a que las valijas de tan exóticos visitantes ni siquiera pasaron por una pinche maquinita de Rayos X.

Y para terminar de hacerla trompuda, nuestro Premio Nóbel Presidente va de zampaguabas a recibir al príncipe millonetas en su casa, y ningún político de este país chista. Bueno, si no chistaron cuando recibió a la Maripepa en visita privada en Casa Presidencial durante su primer mandato, ni chistaron tampoco cuando recibió al alcohólico racista de Mel Gibson, iluso sería pensar que lo iban a hacer ahora. En La Suiza Centroamericana nos reconocemos y declaramos absolutamente ingenuos e ilusos, y por eso seguimos con la perorata.

La cosa es que si nuestro internacional presidente quiere devaluar la estatura de su premio Nóbel juntándose con cuanto bombetas con plata o con un par de buenas tetas se aparezca en nuestro país, allá él, es cosa suya. Pero cuando, como Presidente de la República, recibe a estos papanatas en su casa o en Casa Presidencial, está devaluando e irrespetando la institución de la Presidencia y está dejando en entredicho la reputación de país serio que podría tener Costa Rica en el resto del mundo. Y eso es intolerable en cualquier presidente, pero en especial en uno que se supone se especializa en la cosa esa que llaman relaciones internacionales. Ya lo habíamos dicho anteriormente, nuestro actual gobierno practica la diplomacia al estilo de las putas. Todo por un poquitillo de plata.

domingo, 12 de agosto de 2007

Lo que SI es y NO es el TLC

O, lo que SI dice y NO dice el TLC

1. El TLC es un instrumento para potenciar el crecimiento de la economía. El TLC N es un instrumento de distribución del ingreso; eso le corresponde al Estado hacerlo mediante una política fiscal que persiga alguna definición de justicia distributiva. Lo que resulta evidente es que sin crecimiento económico no hay riqueza para repartir.


Seguir leyendo...


2. El TLC promueve la apertura de mercados clave para el desarrollo económico, como lo son telecomunicaciones y seguros. El TLC N promueve la privatización, la venta, ni el desmantelamiento de instituciones como el ICE y el INS. Si las instituciones son tan buenas como creemos, entonces no tienen que temer a la competencia.

3. El TLC, como documento legal que es, contiene definiciones de, entre otras cosas, lo que para efectos del tratado se entiende como el territorio nacional de las partes contratantes, y por ende, donde se aplica el convenio. EL TLC N cede el control de partes de nuestro territorio a otro país ni compromete la tan manoseada soberanía nacional.

4. El TLC reafirma el compromiso de Costa Rica de cumplir con una serie de convenios internacionales previamente firmados, como los de obtenciones vegetales y de propiedad intelectual. El TLC N compromete a Costa Rica en estos temas a niveles de cumplimiento o exigencias superiores a las claramente establecidas en el ordenamiento jurídico internacional y que habría que respetar independientemente de nuestra participación en el tratado comercial.

5. El TLC es un tratado internacional de idéntico rango para todas las partes contratantes. El TLC N es, como algunos neo-traductores del advenimiento de los últimos días nos han querido hacer creer, un Tratado para Costa Rica y un Convenio para los Estados Unidos. La Convención de Viena, que rige el Derecho de los tratados internacionales, es muy clara en este aspecto. No importa el nombre que el instrumento reciba: tratado, acuerdo, convenio, concordato, pacto, acta constitutiva, etc., todos son tratados desde el punto de vista de la Convención de Viena. Además, el mismo texto del TLC establece la equivalencia de términos.

6. El TLC N desmantela la legislación laboral costarricense ni reduce los derechos de los trabajadores. Muy por el contrario, el TLC establece que la legislación laboral de cada país debe de incorporar como mínimo los derechos de los trabajadores establecidos mediante convenios internacionales, en particular los de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Siendo que Costa Rica es suscriptor del convenio de la OIT, el TLC únicamente reafirma las obligaciones que de previo había adquirido el país en materia laboral. Otras disposiciones del TLC pretenden garantizar el acceso de los trabajadores a los tribunales para hacer valer sus derechos, y evitar que la debilitación de los derechos laborales se utilice como mecanismo para promover la inversión o el comercio. Nada de ello implica un debilitamiento de nuestra legislación laboral.

7. El TLC reconoce “el derecho de cada parte de establecer su propio nivel de protección ambiental y sus políticas y prioridades de desarrollo ambiental, así como de adoptar o modificar, consecuentemente, sus leyes y políticas ambientales”. Establece que “las partes reconocen que es inapropiado promover el comercio o la inversión mediante el debilitamiento o reducción de las protecciones contempladas en su legislación ambiental interna”. Y por si fuera poco, manifiesta el TLC que “ninguna disposición en este capítulo se interpretará en el sentido de facultar a las autoridades de una Parte para realizar actividades orientadas a hacer cumplir la legislación ambiental en el territorio de otra Parte”. Lo que aparece entre comillas son citas textuales del TLC.

8. El TLC establece que ninguno de los derechos del inversionista extranjero estará por encima de sus obligaciones en materia ambiental, estipulando claramente que los países tienen el derecho a exigir el cumplimiento de su propia legislación ambiental. El TLC N debilita nuestra legislación ambiental, sino que por el contrario, aclara que el inversionista no podrá ampararse en las regulaciones ambientales más laxas de otro(s) país(es) en sus potenciales disputas con el nuestro.

9. El TLC establece el marco legal que se aplicará para regular las relaciones entre los inversionistas y los Estados contratantes, bajo el principio de que “cada parte otorgará a las inversiones cubiertas un trato acorde con el derecho internacional consuetudinario”. Esto quiere decir, nuevamente, que el país se compromete a respetar el ordenamiento jurídico internacional, cosa que debe de hacer independientemente de su participación en el Tratado. Los elementos de ese derecho internacional consuetudinario a los que hace referencia el TLC son algunos como el Convenio sobre el arreglo de diferencias relativas a inversiones (CIADI), Convención de las Naciones Unidas sobre el Reconocimiento y Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras, Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional, y las Reglas de Arbitraje de la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho Internacional Mercantil (CNUDMI). El TLC N implica ceder soberanía a un poder extranjero, sino reconocer que se es parte respetuosa del entramado de las relaciones internacionales.

10. El TLC N es la panacea para todos nuestros males. Tampoco es el instrumento satánico que nos hará perder la cultura popular, la identidad costarricense, ni la soberanía nacional. El TLC SI es una herramienta que, junto con un proyecto más amplio de desarrollo económico con solidaridad social, impulsará, gracias al ingenio, esfuerzo y trabajo de todos los costarricenses, un crecimiento sostenido que redunde en beneficios para todos. La ausencia de ese proyecto amplio de desarrollo no es achacable al TLC, sino a todos los costarricenses. Vetar el TLC por la ausencia del proyecto de desarrollo es condenar al país al subdesarrollo. Si la estrategia que queremos requiere de dos partes (herramienta de crecimiento y política de solidaridad), aprobemos la primera y aboquémonos a lograr la segunda. N a la pobreza. N al estancamiento. Sí al PRGRES.

martes, 7 de agosto de 2007

Yo no fui, fue Teté

De todas las excusas que a lo largo de su vida Dean CóRnito ha escuchado a un político dar cuando es agarrado con las manos en el botín, la del DiPACtado Olivier Pérez es la más patética, estúpida e inverosímil. ¡Y por mucho!

Seguir leyendo...



Para los que se han pasado en la luna los últimos dos días, una empresa de la cual el Lic. Olivier Pérez era abogado, obtuvo una concesión en la zona marítimo –terrestre (ZMT) en algún lugar de Osa (Zona Sur) mediante una serie de tretas, amenazas, y la valiosísima “ayuda” de los hoy diputados Olivier Pérez (PAC) y Jorge Eduardo Sánchez (PUSC). La zona concesionada estaba habitada en su momento por varias familias – en precario y sin título de propiedad – que a su vez estaban solicitando concesiones para poder formalizar su situación. Pero la concesión que solicitaba Punta Dominical, la empresa para la cual trabajaba Pérez como abogado, no era factible si la zona estaba habitada, sobre todo habiendo solicitudes de concesión que competían por partes de la misma tierra que la empresa deseaba. Aquí es donde entran en juego los trinquetes de los cuales Pérez y Sánchez fueron artífices.

La empresa se dedicó a ofrecer bonos de vivienda a los precaristas para que abandonaran sus pretensiones. Lo extraño de esto es que una empresa privada no puede ofrecer bonos de vivienda a menos de que tenga muy buenas patas en el IMAS. Para ello contactaron al entonces – y hoy nuevamente – diputado Nalguitas Sánchez. Eso, mis amigos, se llama tráfico de influencias. Punta Dominical presentó un documento al Concejo Municipal de Osa, proponiendo donar terrenos y conseguir los bonos para reubicar a los precaristas de la ZMT. No queda claro quién redactó el documento; el diPACtado Pérez dice que fue otro abogado, Randall Sánchez (en su casa lo conocen), y éste se niega a dar declaraciones. Lo que si está claro es que fue el DiPACtado quien lo presentó al Concejo Municipal de Osa y a los habitantes, aunque él ahora diga que en eso el no participó “tanto”. Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre, la cosa es que participó, y ahí no hay tonos de gris.

Si le creemos a los residentes de la zona – y en La Suiza Centroamericana no tenemos ninguna razón para no hacerlo – don Olivier Pérez, no contento con presentar un documento a todas luces ilegal, por no entrar a hablar del tema favorito del PAC, como lo es el de la ética, se dedicó a presionar e intimidar a los pobres habitantes de la ZMT para que renunciaran a sus pretensiones y aceptaran los bonos en una ubicación diferente.

Lo más inverosímil de todo esto es que el flamante diPACtado dice que él se limitó a presentar el documento, pero que se opuso a sus términos porque reconoce que la propuesta por él presentada en nombre de la empresa para la que trabajaba, constituía un acto ilegal. Esto es como que un ratero común sea agarrado en una joyería a las 3:00 a.m. con un saco lleno de joyas, y que diga que él sólo ejecutó el robo pero que no es el autor intelectual porque sabe que eso es delito.

Yo no se si el diPACtado Olivier Pérez creerá que el tico promedio es tan inescrupuloso como él, pero si el PAC no lo expulsa por haber violado su código de conducta, como mínimo debería de expulsarlo por imbécil. Lamentablemente, y esto lo sabe muy bien don Olivier, el código de conducta y el Tribunal de Ética del PAC están de adorno, y los timoratos dirigentes del PAC se rehúsan a investigar de oficio a sus diputados corruptos. En el peor de los casos, don Olivier renunciará a su curul y podrá volver a sus andanzas sin las limitantes que le impone el código de ética que juró respetar y cumplir al postularse como candidato a Diputado. Evidentemente el código de conducta del Colegio de Abogados nunca fue impedimento para sus cochinadas. Por sus actos los conoceréis.