Cuando un gobierno los tiene bien puestos envía señales positivas que fomentan el desarrollo económico de un país. En Costa Rica lamentablemente llevamos treinta años seguidos de gobiernos eunucos, cuya esencia ha sido perfectamente capturada por el escritor y periodista Carlos Cortés, en la frase inicial de su novela Cruz de Olvido , que dice más o menos así: “En Costa Rica no pasa nada desde el Big Bang”.
Seguir leyendo...
Tomemos como ejemplo el caso de nuestra vecina Panamá. Se embarcó en una empresa que muchos consideraban imposible de realizar para un país pequeño y subdesarrollado – la ampliación del Canal de Panamá – con varios miles de millones de dólares de costo, con un programa de inversión y de construcción de varias décadas, cosa que sólo es posible con visión de largo plazo. No se pasaron décadas discutiendo la conveniencia o no de la ampliación, ni la inmortalidad del cangrejo, ni el estilo de vida bucólico de los campesinos del siglo XIX. Rapidito se pusieron de acuerdo, aprobaron las leyes y modificaciones necesarias, y empezaron a trabajar.
Al tomar esta decisión, el gobierno panameño envió una clarísima señal al sector privado de su país y al mundo entero: creemos en nuestro país y estamos dispuestos a hacer lo necesario para dotarlo de una infraestructura de clase mundial que potencie el desarrollo económico. Inmediatamente el sector privado se puso a trabajar. Hoy en día se levantan en Panamá, de manera simultánea, decenas de edificios de apartamentos de 60, 70 y hasta 100 pisos, para todas las clases sociales, apostando a la llegada de importantes ejecutivos de empresas multinacionales que necesariamente participarán en las obras del canal, y a la contratación por parte de dichas empresas de decenas o centenares de miles de panameños de todo nivel, desde obreros de construcción hasta profesionales de las más diversas ramas.
La inversión del Estado panameño no se limita a la ampliación del Canal, así como la inversión privada – nacional y extranjera – tampoco se limita al impresionante desarrollo inmobiliario residencial. Panamá cuenta hoy con carreteras de primera categoría por todo el país; cualquier tico acostumbrado a la porquería de calles que tenemos en Tiquicia y que haya viajado por tierra a ese país vecino se habrá dado cuenta no más cruzar la frontera de que las cosas allá van más en serio. De igual manera están invirtiendo en Panamá en la ampliación y mejora de puertos y aeropuertos (gobierno y sector privado), en la construcción de nuevas plantas de generación eléctrica (sector privado), en ampliar la red de distribución de energía eléctrica (gobierno), etc.
¿Por qué se atreven múltiples inversionistas privados a construir edificios de 70 ó 100 pisos en la ciudad de Panamá, mientras que en San José anuncian uno de 40 que finalmente quedó reducido a 15 pisos? Porque el inversionista sabe que con la inversión que está haciendo el gobierno en el Canal llegará gran cantidad de importantes empresas a Panamá, que enviarán personal extranjero y contratarán personal local, que va a exigir y poder adquirir vivienda de calidad.
Y como la gente sabe que el desarrollo va en serio, el sector privado se atreve a hacer en Panamá megainversiones impensables en nuestro país, tal como el Centro Energético de Las Américas S.A. (CELA), un complejo de parques industriales y logísticos para la industria del petróleo y del gas, donde se planea llegar a desarrollar la capacidad de refinar 2.000 millones de barriles de petróleo por día, y la construcción de un oleoducto de 36 pulgadas que cruzará del Atlántico al Pacífico, paralelo al mismo Canal, eliminando la necesidad de que los buques petroleros crucen por allí. Curiosamente, este proyecto desarrollado por un consorcio de inversionistas privados NO es visto como competencia desleal para el Canal (ese sería el primer argumento contrario en Costa Rica), sino que la misma Autoridad del Canal de Panamá permite el uso de sus tierras para que este poliducto pueda ser convertido en realidad. Porque probablemente entienden que esto contribuirá a descongestionar el Canal, agilizando el paso, dándole un atractivo adicional.
Se trata el CELA de un proyecto cuya primera etapa requiere de una inversión superior a los mil millones de dólares, y que generará 7.000 empleos directos, 21.000 indirectos, y 30.000 en la fase de construcción, que puede tardar hasta quince años. Un gobierno que tiene un plan de largo plazo claramente definido facilita que también el sector privado aporte proyectos con similar visión de futuro.
Eso es lo que desarrolla el sector privado en Panamá mientras que en nuestro país duramos casi una década discutiendo la conveniencia u oportunidad de que nuestro monopolio estatal construyera un cochino poliducto que ojalá eliminara la necesidad de transportar los derivados del petróleo por carretera, y que cuando finalmente se ha hecho, ha sido con una tubería de 6 pulgadas que es insuficiente para las necesidades actuales del país (para no hablar de las posibilidades de crecimiento), y se ha contratado para hacerlo a una empresa de segunda categoría que ni lo pudo terminar a tiempo, ni lo dejó funcionando como debería.
Mientras en Costa Rica sigamos gastando décadas en discutir, diseñar, desarrollar y nunca terminar de construir proyectitos de carreteras o aeropuertos con valores de $120 o $180 millones (recordemos Caldera, Circunvalación, Juan Santamaría, y un largo etc.); mientras no nos atrevamos a construir un pinche puente elevado con un costo de menos de $3 millones en cada una de las rotondas de la carretera de Circunvalación; mientras no nos decidamos a terminar la Costanera para poder evitar el calvario del Cerro de la Muerte; mientras que nuestra discusión siga siendo si los operarios portuarios deben de trabajar 6 u 8 horas diarias y no cómo ampliar el puerto y hacerlo cada día más eficiente; mientras que el Estado siga diciendo que no hay recursos para nada, definitivamente no vamos a alcanzar los niveles de crecimiento “sostenido” necesarios para lograr un bienestar económico que alcance a todos los estratos de la sociedad.
A la vez que en Panamá el crecimiento se dispara, aquí dos años de buen desempeño económico (pero lamentablemente no sostenible) causan revuelo y regocijo. Panamá recientemente nos ha superado en nivel de ingreso promedio, y su trayectoria continúa siendo ascendente, mientras que en Costa Rica nuestro Presidente nos anuncia una época de vacas flacas.
Necesitamos un gobierno con cojones, un gobierno que se espabile y espabile al resto del país, un gobierno que nos envíe una señal clara de que cree en nuestro país. No necesitamos un gobierno que pretenda hacerlo todo por nosotros y no nos deje trabajar. Necesitamos que el gobierno se decida finalmente a desarrollar la infraestructura necesaria para potenciar el crecimiento, ya sea con recursos propios, con deuda, o con el concurso del sector privado mediante el mecanismo de la concesión. Necesitamos que el gobierno se concentre en lo que puede hacer mejor, y deje que el sector privado desarrolle lo demás, ya que tanto inversionistas nacionales como extranjeros han demostrado que creen en nuestro país. Sabemos que tienen la capacidad de hacer mucho más de lo que hasta ahora han hecho, pero están esperando que el gobierno de una señal clara que ilumine el camino.
Seguir leyendo...
Tomemos como ejemplo el caso de nuestra vecina Panamá. Se embarcó en una empresa que muchos consideraban imposible de realizar para un país pequeño y subdesarrollado – la ampliación del Canal de Panamá – con varios miles de millones de dólares de costo, con un programa de inversión y de construcción de varias décadas, cosa que sólo es posible con visión de largo plazo. No se pasaron décadas discutiendo la conveniencia o no de la ampliación, ni la inmortalidad del cangrejo, ni el estilo de vida bucólico de los campesinos del siglo XIX. Rapidito se pusieron de acuerdo, aprobaron las leyes y modificaciones necesarias, y empezaron a trabajar.
Al tomar esta decisión, el gobierno panameño envió una clarísima señal al sector privado de su país y al mundo entero: creemos en nuestro país y estamos dispuestos a hacer lo necesario para dotarlo de una infraestructura de clase mundial que potencie el desarrollo económico. Inmediatamente el sector privado se puso a trabajar. Hoy en día se levantan en Panamá, de manera simultánea, decenas de edificios de apartamentos de 60, 70 y hasta 100 pisos, para todas las clases sociales, apostando a la llegada de importantes ejecutivos de empresas multinacionales que necesariamente participarán en las obras del canal, y a la contratación por parte de dichas empresas de decenas o centenares de miles de panameños de todo nivel, desde obreros de construcción hasta profesionales de las más diversas ramas.
La inversión del Estado panameño no se limita a la ampliación del Canal, así como la inversión privada – nacional y extranjera – tampoco se limita al impresionante desarrollo inmobiliario residencial. Panamá cuenta hoy con carreteras de primera categoría por todo el país; cualquier tico acostumbrado a la porquería de calles que tenemos en Tiquicia y que haya viajado por tierra a ese país vecino se habrá dado cuenta no más cruzar la frontera de que las cosas allá van más en serio. De igual manera están invirtiendo en Panamá en la ampliación y mejora de puertos y aeropuertos (gobierno y sector privado), en la construcción de nuevas plantas de generación eléctrica (sector privado), en ampliar la red de distribución de energía eléctrica (gobierno), etc.
¿Por qué se atreven múltiples inversionistas privados a construir edificios de 70 ó 100 pisos en la ciudad de Panamá, mientras que en San José anuncian uno de 40 que finalmente quedó reducido a 15 pisos? Porque el inversionista sabe que con la inversión que está haciendo el gobierno en el Canal llegará gran cantidad de importantes empresas a Panamá, que enviarán personal extranjero y contratarán personal local, que va a exigir y poder adquirir vivienda de calidad.
Y como la gente sabe que el desarrollo va en serio, el sector privado se atreve a hacer en Panamá megainversiones impensables en nuestro país, tal como el Centro Energético de Las Américas S.A. (CELA), un complejo de parques industriales y logísticos para la industria del petróleo y del gas, donde se planea llegar a desarrollar la capacidad de refinar 2.000 millones de barriles de petróleo por día, y la construcción de un oleoducto de 36 pulgadas que cruzará del Atlántico al Pacífico, paralelo al mismo Canal, eliminando la necesidad de que los buques petroleros crucen por allí. Curiosamente, este proyecto desarrollado por un consorcio de inversionistas privados NO es visto como competencia desleal para el Canal (ese sería el primer argumento contrario en Costa Rica), sino que la misma Autoridad del Canal de Panamá permite el uso de sus tierras para que este poliducto pueda ser convertido en realidad. Porque probablemente entienden que esto contribuirá a descongestionar el Canal, agilizando el paso, dándole un atractivo adicional.
Se trata el CELA de un proyecto cuya primera etapa requiere de una inversión superior a los mil millones de dólares, y que generará 7.000 empleos directos, 21.000 indirectos, y 30.000 en la fase de construcción, que puede tardar hasta quince años. Un gobierno que tiene un plan de largo plazo claramente definido facilita que también el sector privado aporte proyectos con similar visión de futuro.
Eso es lo que desarrolla el sector privado en Panamá mientras que en nuestro país duramos casi una década discutiendo la conveniencia u oportunidad de que nuestro monopolio estatal construyera un cochino poliducto que ojalá eliminara la necesidad de transportar los derivados del petróleo por carretera, y que cuando finalmente se ha hecho, ha sido con una tubería de 6 pulgadas que es insuficiente para las necesidades actuales del país (para no hablar de las posibilidades de crecimiento), y se ha contratado para hacerlo a una empresa de segunda categoría que ni lo pudo terminar a tiempo, ni lo dejó funcionando como debería.
Mientras en Costa Rica sigamos gastando décadas en discutir, diseñar, desarrollar y nunca terminar de construir proyectitos de carreteras o aeropuertos con valores de $120 o $180 millones (recordemos Caldera, Circunvalación, Juan Santamaría, y un largo etc.); mientras no nos atrevamos a construir un pinche puente elevado con un costo de menos de $3 millones en cada una de las rotondas de la carretera de Circunvalación; mientras no nos decidamos a terminar la Costanera para poder evitar el calvario del Cerro de la Muerte; mientras que nuestra discusión siga siendo si los operarios portuarios deben de trabajar 6 u 8 horas diarias y no cómo ampliar el puerto y hacerlo cada día más eficiente; mientras que el Estado siga diciendo que no hay recursos para nada, definitivamente no vamos a alcanzar los niveles de crecimiento “sostenido” necesarios para lograr un bienestar económico que alcance a todos los estratos de la sociedad.
A la vez que en Panamá el crecimiento se dispara, aquí dos años de buen desempeño económico (pero lamentablemente no sostenible) causan revuelo y regocijo. Panamá recientemente nos ha superado en nivel de ingreso promedio, y su trayectoria continúa siendo ascendente, mientras que en Costa Rica nuestro Presidente nos anuncia una época de vacas flacas.
Necesitamos un gobierno con cojones, un gobierno que se espabile y espabile al resto del país, un gobierno que nos envíe una señal clara de que cree en nuestro país. No necesitamos un gobierno que pretenda hacerlo todo por nosotros y no nos deje trabajar. Necesitamos que el gobierno se decida finalmente a desarrollar la infraestructura necesaria para potenciar el crecimiento, ya sea con recursos propios, con deuda, o con el concurso del sector privado mediante el mecanismo de la concesión. Necesitamos que el gobierno se concentre en lo que puede hacer mejor, y deje que el sector privado desarrolle lo demás, ya que tanto inversionistas nacionales como extranjeros han demostrado que creen en nuestro país. Sabemos que tienen la capacidad de hacer mucho más de lo que hasta ahora han hecho, pero están esperando que el gobierno de una señal clara que ilumine el camino.
El problema es que no creo que haya un peso político capaz de llevar a cabo la tarea. Ya nuestro presidente, el capitán de nuestro barco, se arrugó y dijo que venían tiempos difíciles. Pareciera que el tlc lo cansó antes de empezar y ya tiró la toalla.
ResponderBorrarDespués de oas, no veo gente con la capacidad de derrumbar los inconvenientes que hoy nos tienen sumidos en la mediocridad, como leyes obsoletas y politiquería barata. Hasta los libertarios andan perdiendo el tiempo peleando por un tlc ya resuelto y por puestos políticos.
Sin duda este es un problema que requiere de medidas radicales para resolverse, entre ellas, dar más poder a los cantones para que organicen y financien su propia infraestructura. La infraestructura es imposible centralizada. Y como bien dices, para descentralizar se necesitan wevos.
Por lo pronto panamá va como cuete hacia arriba mientras nosotros nos quedamos arrugados acuerpando nuestro presidente en primera.
Rigo, como dije al final de mi anterior post, necesitamos un gobierno con cojones, pero lamentablemente no se vislumbra uno en el horizonte. Totalmente de acuerdo con tu apreciación de que el TLC cansó a OAS, pero además yo agregaría que OAS nunca fue el gobernante cojonudo que iba a provocar un cambio radical.
ResponderBorrarDonde no estoy de acuerdo con vos es en cuando a descentralizar la infraestructura. Creo que es más fácil conseguir eventualmente un gobierno cojonudo, que limpiar y ordenar 81 gobiernitos de juguete que no tienen capacidad ni para recoger basura en sus cantones.
¿Te imaginás la carretera costanera de 8 carriles de concreto en el tramo que pasa por Garabito, 2 carriles de asfalto más uno de ascenso en Parrita, 2 carriles de lastre en Aguirre con puentes de un carril, y así por el estilo? Sería un desastre peor que el que tenemos hoy.
No se puede renunciar a un poder central más o menos fuerte, pero concentrado en ciertos campos de acción que le son naturales al gobierno (seguridad, justicia, etc.), que sirva de farol para alumbrar a todos y de una dirección al desarrollo... como lo está haciendo el gobierno de Panamá. ¿Sabías que desde que privatizaron la generación de electricidad, han desaparecido todas excepto dos plantas térmicas? Esto va para los amigos estatistas, intervencionistas, etc.: la malvada empresa privada se ha encargado de "limpiar" la generación eléctrica en Panamá, cosa que mientras estuvo en manos gubernamentales no se logró?
Por último, ¿Preidente de primera? Es como decir que el Club Sport Cartaginés es un equipo de primera...
Compa,
ResponderBorrarTiene usted toda la razon. Aparte de ambicion y viusion a futuro, hacen falta cojones para decirle al pan pan y vino vino. Peor mucha gente lo acusa a uno de traidor si insinua que somos en CR algo menos que la tapa dle perol...
Los que alimentan la mentalidad de que la inversion extranjera es EVIL se benefician de que el status quo continue "bucolico": un monmton de ovejas amansadas a quienes se entretiene con un poco de pasto, algo de cuerda, para trasquilarlas cada cierto tiemp, y cuando ya no son indispensables, cuas! , va navaja.
Como se explica uno que vendan urbanizaciones sin agua, telefono, alcantarillas? Como se epxlica la falata d eplanificacion, construyendo a lo loco, sin areas comerciales, ni educativas, ni medios de transporte cercano? Son una serie de inversiones muertas, se vende el terreno, se alzan cuatro palos, y ya, pare de contar.
En cambio, como diuce usted, el edificio de 50 pisos agrupa a la gente, ahorra espacio y tiempo en transporte, crea mercados conjuntso para tiendas y restaurantes. En fin, mueve la economia.
En CR, aparte de las quijadas para bostezar, que se mueve?
No era eso lo que planteaba. Mirá, hay que empezar por reconocer tres problemas gigantes: el que vos mencionás de la falta de webos, la trabazón de un sistema ya colapsado desde hace años por un marco legal que hace poco atractivo invertir en la infraestructura del país y el peor de todos, no hay plata. Simplemente no hay dinero y el monto que se necesita sobrepasa nuestra capacidad de endeudamiento. Tuvo que pulsearla oas para conseguir prestada la plata para reparar las calles en esta administración. Estamos en un callejón sin salida.
ResponderBorrarA problemas extraordinarios, medidas extraordinarias.
Las decisiones las tomarían los ciudadanos, las munis serían solo facilitadores y darán legitimidad a las decisiones que tomen los habitantes de cada cantón. Se abre la recepción de ofertas que serán presentadas en las comunidades. La concesión se ofrece a quién quiera participar y cuente con los fondos para hacer el proyecto, se exigiría un 10% del monto a invertir como depósito de seguridad y derecho de participación. El que no gana recibe su depósito de vuelta. Del monto valorado para la oferta ganadora, un 5% va a una empresa fiscalizadora que los vecinos habrán de escoger también y un 1% para gastos municipales.
Las empresas interesadas tanto en la construcción como en la fiscalización de las obras harán su cabildeo hasta el día de votaciones, en las que la gente vota por el constructor con el mejor proyecto según su parecer e intereses (como precios, plazos, materiales, diseños, pluses, etc), y a la vez votan por el fiscalizador que se encargará de ver que la obra camine según el plan y según los plazos. La muni facilitará las votaciones, darán legitimidad a los actos y acudirán ante los tribunales en caso de incumplimiento. Ese es todo su trabajo, y como vez no implica tomar ninguna decisión. Las decisiones les corresponden a la gente.
Los diseños serían de interés público, por lo que mucha gente en especial arquitectos e ingenieros estarían interesados en investigar a fondo las propuestas y dar opiniones profesionales.
El sistema tendría sus debilidades y problemas en todo caso menores a los que tenemos hoy, pero pienso que algo parecido a eso podría funcionar mucho mejor que el sistema centralizado actual. Si dejás la decisión en manos de la gente, ellos sabrán tomar la mejor opción, que normalmente pasa por un mejor encadenamiento de carreteras por ejemplo. El estado saca las manos de la construcción de calles. No hay planificación centralizada, no hay espera de estudios técnicos o de viabilidad (hablo de la espera burocrática), no hay atrasos por falta de plata.
El verdadero problema es llegar al punto de poner la responsabilidad de las carreteras en manos de los ciudadanos. Si uno se va por la vía legislativa, lo podría lograr en unos trescientos veinte años. De otra forma me imagino que el presidente tendrá mecanismos que permitan hacerlo de un solo pichazo. Solo que ahí ya no se necesitarían webos... se necesitarán bolas de basket mi amigo, bolas de basket allá abajo.
Porque un cambio así no se puede limitar a las carreteras, tendrá que ser en toda la estructura pública, desde impuestos hasta lo que sea. En otras palabras falta un mae con las bolas bien puestas como don pepe, solo que sin violencia y sí con sentido común.
Al inicio del comentario dije que habían tres problemas grandes. Pues no. Son cuatro. Acuérdense que tampoco hay prospectos con bolas grandes en el horizonte. Los libertarios se arrugaron también.
Jaja. El espacio sigue vacante.
Entonces qué dices mi amigo, cuál de las dos vías quieres: que aparezca el mesías que luche en la asamblea por cuatrocientos años para cambiar la estructura mental de la gente, o prefieres la vía rápida del knockout.
Saludos.
Además hay una serie de características muy diferentes entre costa rica y panamá. No tiene que ver con capacidad, costa rica tiene la capacidad y puede que hasta la madurez para ser la estonia de las américas. Pero sí tiene mucho que ver con la disposición de la gente a cambiar la forma de ver y hacer las cosas.
ResponderBorrarLos panameños, por su canal se podrían considerar más "internacionales". La responsabilidad de manejar eficientemente una ruta tan sensible para el comercio mundial no es poca cosa. También se ayudan con su moneda y con su relativa estabilidad monetaria, no tienen banco central como nosotros.
Luego, el proceso de los panameños viene de hace varios años. Recuerdo que fui para la época de moscoso y estaban en plena reconstrucción de la carretera entre la frontera y la ciudad de panamá. Reconstrucción total. También habían recíen abierto las telecomunicaciones al libre mercado y las llamadas en todas las esquinas era un bullidero que le encantaba a la gente. Siento que los panameños ya traían más satisfacción en el sistema que el que tenemos nosotros ahora por nuestro sistema.
Otra cosa. De alguna forma siento que lo que se esperaba con la devolución del canal no se dio. Se pensó que el canal iba a decaer por la corrupción pública y al contrario, parece que han tenido éxito en su administración. Ha habido una especie de orgullo nacional económico que se demostró en el referéndum para la ampliación del canal con un apoyo descomunal al sí.
Es claro que el panameño tiene una mejor disposición al capitalismo que los ticos.
Nosotros a diferencia de los panameños no estamos acostumbrados a trabajar. Estamos acostumbrados a pedir, a mendingar. Hasta nos prostituimos con tal de conseguir unas migajas. Le pateamos el culo a los amigos y abrazamos a quienes no tienen las cualidades de ser amigos de nadie, todo por que nos presten unos dólares más.
Somos tan facilistas que casi la mitad del país espera que ottón los subsidie repartiendo la riqueza cuando sea presidente. La otra mitad espera que oas lo haga hoy.
Desde mi cristal veo que panamá no está tan contaminada de socialismo como costa rica, que pasa por una alta fiebre a causa del virus del socialismo.
Tal vez para panamá fue un poco más fácil.
Cuando uno dice que se necesita un gobierno con huevos, cómo se logra eso sin que los fachos se pongan a aplaudir emocionados de la sola idea de alguien que llegue a poner orden... aunque sea sin democracia?
ResponderBorrarNo digo que ese sea tu planteamiento. Pero me preocupa la tendencia de otras personas a pedir mano dura aunque eso sea a costa del sacrificio de la elección popular. Vos crees que podríamos dentro del sistema que tenemos, PAC, Libertarios, resentidos, alcaldes y todo en la misma olla?
Se despide, contaminadamente tuya,
Sole la roja.
Muy inteligente su apreciación. Eunucos...qué ironía,en una sociedad de "meros machos"
ResponderBorrarExPat, creo que voy a adoptar esa frase suya: ¿excepto las quijadas para bostezar, qué más se mueve? De antología.
ResponderBorrarRigo, la verdad veo más riesgos que beneficios en tu propuesta. ¿Empresas con grandes presupuestos haciendo propaganda sobre asuntos relativamente técnicos para ganar una especie de referendum que les de la concesión? No creo que sea la receta para el desarrollo. Coincido con vos que la espera del mesías cojonudo nos puede tomar 400 años, pero en esta sociedad donde el diálogo es una palabra hueca, donde es imposible lograr consensos porque todo lo que alguien propone es satanizado por otros, no creo que lo que vos proponés sea la vía rápida del knock-out. Por el contrario, creo que los ticos encontraríamos la manera de convertirlo en una oportunidad más para discutir hasta las calendas griegas cualquier propuesta de desarrollo.
Yo no creo que en Panamá las cosas fueran más fáciles. No creo que sea un pueblo más acostumbrado a trabajar que el nuestro. Creo que hasta el traspaso del Canal, esperaban que los gringos les dieran todo hecho. Aquí esperamos que el gobierno nos de todo hecho; en eso no hay mucha diferencia. Creo que hasta hace unos años Panamá era el Canal y pare de contar, el resto del país era como el nuestro o peor (peor distribución del ingreso, pésima infraestructura, etc.). Pero algo hizo que en los últimos 20 años dieran un golpe de timón, porque ahora Panamá es mucho más que el Canal. La principal diferencia que veo es que Panamá fue de siempre un país volcado hacia los servicios (sector financiero, Zona Libre de Colón, el Canal), y eso los ha posicionado muy bien para esta economía post-industrial de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Pero no es la descentralización lo que los ha llevado a donde están hoy.
Sole, creo que tu preocupación es válida y muy pertinente. Lamentablemente no te puedo dar una respuesta clara a cómo se logra poner güevos sin excesos antidemocráticos, tal vez por eso dice Rigo que hay que esperar 400 años, pero si estoy claro que una cosa no es sinónimo de la otra. En Panamá le han puesto cojones a la carambada, pero definitivamente no los podemos acusar de autoritarios.
Beto Z., bienvenido por estos rumbos. Los machos son como dice el dicho, luz en la calle y oscuridad en casa. Tal vez por eso Costa Rica tiene tan buena imagen en el exterior, pero para adentro estamos que nos lleva candanga...
Dean, el dicho de los aguelos: mas lento que la quijada de arriba.
ResponderBorrarO sea...
Ejemplo: el desarrollo en Costa Rica va mas lento que la quijada de arriba.
Rigo, me gusta su idea, pero necesitamos un pueblo valiente, comprometido, y sobre todo, educado, que no se deje llevar por los destellos. Como dicen los chinos, "para brillo, el de la m...." Y ya samemos como somos en Tiquicia para irnos de jupa y seguir engannados.
Vea, ayer estaba viendo la TV y habia unos vecinos haciendo una gran protesta, desastre de calles, que accidentes, que que barbaridad, etc. Que era? Un desnivel que es de rigor en nuestras calles y que en CR no hubiera levantado ni una ceja.
Y en cuanto a lo otro, si a los ticso no le vamos al capitalismo, diay, como somos tan fieles al consumismo?
Seamos sinceros, es cosa de ejemplos y cultura. Estamos llegando al punto como en la novela sin Tetas no hay Paraiso, en que lso hijos retan a la madre: a ver, a quien conoce usted que haga plata teniendo estudios?
Ustedes saben como rechanzan el los trabajos locales al tico con experiencia en el extranjero: no sea bobo, porque no se quedo alla? le dicen. En cambio aca, se los pelean, para reavivar con ideas frescas.
Sole tiene razon, que lo cortes no quita lo valiente.
Y Beto tambien. Es una verguenza en pleno siglo 21 la ideotas machistas, las creencias absurdas que sostiene. 60 por ciento d emadres solteras implica un atraso economica al restringuir la participacion economica de un sector importante de la poblacion. Peor la ideologia machista tambien fomenta las muchas mujeres, muchos hijos, y la guerra entre los generos.
Tenía todo la intención de leer el post, pero cuando leo COJONES, empiezo a ver si el blog es de Cataluña, Madrid, mínimo las Islas Canarias, y veo que es un tico diciendo cojones, se me enfrió la vara.
ResponderBorrarY en serio ni al españolete de Merino del Río lo he oído decir cojones.
Se dice
HUEVOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Saludos
Tal vez Castrito pueda ser el "hombre fuerte" que necesita Costa Pobre... jajajaja
ResponderBorrarRoy, ¿un catalán en Ticoblogger? Nooo, que va. Tal vez un tico medio payaso usando lenguaje de domingo siete...
ResponderBorrarTerox, ¿te referís a Juan Diego Castro? ¿O al Castro que quedó ocioso en Cuba? Avisamen, porque en cualquiera de los dos casos mejor salgo corriendo.... uuuyyy qué susto!
Juan Diego... jajajaja mucha gente lo admira... empezando por él mismo...
ResponderBorrarSobre todo él mismo, los fachos de Costa Rica Libre y, por supuesto, él mismo. Es gente a la que hay que temer.
ResponderBorrarUy, JDC, eso si que da miedo.
ResponderBorrarCompas, se me olvidaba un punto importante en este tema, que casualmente este fin de semana hablando con un tico/taiwa salio a colacion: los ticos todo lo hacemos a la manera "pacifica", o sea, "nada violento". Era lo que mi tata llamaba "pasivo agresivo".
Ergo, si alguien viene y habla duro, aunque tenga razon, lo rechazan, porque no es "a lo tico". Si un patron pone reglas "duras", como llegar a tiempo, bretear sus horas, etc, no es "tico". Lo "tico" es la media calle, el intermediario. Eso tiene muchas cosas buenas, mucahs ventajas, pero a veces esa vision de mundo se convierte en un lastre a la hora de tomar decisiones o peor, cuando se requieren acciones decididas y con "huevos" (aca se llaman LP, que fue la frase que uso mi compa).
Cojones me suena mas bonito y educado, al menos para un medio de "prensa escrita".