Estimada doña Laura:
Usted es el tercer Presidente de Costa Rica desde que empecé a escribir en La Suiza Centroamericana hace casi 5 años y medio. Mi motivación original para escribir un blog me la proporcionó justamente don Abel Pacheco, o mejor dicho, la inopia de iniciativa y la inacción de su lamentable gobierno. Luego vino el período de Oscar Arias, y aunque no estuve de acuerdo con muchas de sus decisiones, al menos el país empezó a tomar un rumbo claro que a quienes laboramos en el sector privado nos permitió volver a trabajar, invertir, y crecer. Si a Abel Pacheco le dedicaba 4 y hasta 5 comentarios semanales, a su sucesor don Oscar le dediqué, en los mejores tiempos, 3 ó 4 artículos al mes. Usted está a punto de cumplir 100 días en la silla presidencial, y la verdad es que estoy muy preocupado. Si las cosas siguen como hasta ahora, doña Laura, voy a tener que volver a escribir 4 y 5 veces por semana, y a usted no le va a gustar.
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No se si usted ya se dio cuenta, pero su período presidencial ya comenzó. La cuenta regresiva arrancó desde el propio 8 de mayo, y ni siquiera en su propio partido la han querido respetar, echando las campanas electoreras al viento desde tan temprano en su gestión. O debo decir más bien que han arrancado la carrera electoral desde antes de que su gobierno empiece. Y no lo digo ni en sentido figurado ni en el sentido cronológico de la expresión, sino en sentido absolutamente literal. El 8 de mayo inició la cuenta regresiva, pero a hoy 10 de agosto, no parece que su gobierno haya arrancado. Su gobierno, doña Laura, está dando palos de ciego porque usted – que debería de ser su cabeza y los ojos que lo guían – usted, señora Presidenta, está lo que los gringos llaman M.I.A. – missing in action.
Una de las principales razones por las que firmo con un seudónimo, doña Laura, es un triste resultado de la descomposición social y política que vivimos en nuestro país. La verdad, señora Presidenta, es que tengo miedo, y lo poco que he visto de su gobierno hasta ahora me da más miedo aún. Tengo miedo de revelar mi identidad porque es mucho lo que tengo que perder y muy poco lo que podría ganar al hacerlo. Tengo miedo porque en este país es costumbre atacar al mensajero, no al mensaje. Tengo miedo porque he vivido en carne propia y de primera mano esa persecución, porque cuando me atrevía a decir públicamente lo que pienso, fui investigado, intimidado y amedrentado, únicamente por tener diferencias ideológicas – como fue descaradamente reconocido en una entrevista que un diario de circulación nacional efectuó a mi Torquemada personal (y actual miembro de su gabinete extendido) por aquellos años. En un principio creí, doña Laura, que con alejarme de la palestra pública y dejar pasar unos años todo cambiaría, pero no ha sido así.
Me asusta tremendamente que una mujer exitosa como usted, una mujer que ha luchado contra la discriminación de género, que ha luchado contra los estereotipos y el machismo de nuestra sociedad, que ha tenido un hijo fuera del matrimonio – por lo cual no la juzgo – sea ahora tan dócil y cobarde frente a la Iglesia y sus designios ultraconservadores. Me preocupa que una persona que ha luchado por la igualdad de las mujeres, no haya levantado su voz en defensa de los derechos de una minoría como la homosexual, que nuestras leyes tratan como ciudadanos de segunda categoría. Me preocupa porque no sabemos si el día de mañana otro grupo de ilustres ciudadanos va a proponer un referendo para limitar los derechos de alguna otra minoría – indígenas, negros, chinos, mormones – pero sí tenemos la lamentable certeza de que nuestra primera Presidenta mujer no moverá un dedo por ellos.
Se decía que al país le vendría bien una mujer Presidente, porque vendría a cambiar la cara de la política: más solidaridad, honestidad, compasión, y menos chanchullo, injusticia y maldad. Lo que no sabíamos, doña Laura, es que incluido en el paquete – el suyo, no el de “la mujer” – también comprábamos la indecisión. No sabemos a estas alturas si su indecisión se debe a pendejera, vil cálculo político, o a que la camisa le quedó demasiado grande. Pero ya vivimos 4 años de eso bajo Abel Pacheco, y sabemos que es tremendamente nocivo para el país.
Doña Laura, como costarricense preocupado se lo digo con sinceridad: necesitamos que usted nos guíe, que de la cara, que azuce a su gabinete, que lidere con el ejemplo, y que ponga las cosas a trabajar. Necesitamos que tome decisiones y las implemente, no que se dedique a masticar información y a posponer la toma de decisiones. Necesitamos que se olvide del cálculo político y muestre esa compasión que todo Costa Rica espera de usted y desea con muchas ansias. Sobre todo, doña Laura, necesitamos que usted nos diga hacia dónde nos quiere llevar, y cómo lo va a hacer. No siempre estaremos de acuerdo, pero mientras haya un rumbo claro y sepamos a qué atenernos, las cosas van a funcionar. Mientras no tengamos esa visión de conjunto, las acciones aisladas de sus ministros y vicepresidentes no nos parecerán más que una colección de ocurrencias sin ton ni son, y sin rumbo ni razón.
Atentamente,
Dean CóRnito
Usted es el tercer Presidente de Costa Rica desde que empecé a escribir en La Suiza Centroamericana hace casi 5 años y medio. Mi motivación original para escribir un blog me la proporcionó justamente don Abel Pacheco, o mejor dicho, la inopia de iniciativa y la inacción de su lamentable gobierno. Luego vino el período de Oscar Arias, y aunque no estuve de acuerdo con muchas de sus decisiones, al menos el país empezó a tomar un rumbo claro que a quienes laboramos en el sector privado nos permitió volver a trabajar, invertir, y crecer. Si a Abel Pacheco le dedicaba 4 y hasta 5 comentarios semanales, a su sucesor don Oscar le dediqué, en los mejores tiempos, 3 ó 4 artículos al mes. Usted está a punto de cumplir 100 días en la silla presidencial, y la verdad es que estoy muy preocupado. Si las cosas siguen como hasta ahora, doña Laura, voy a tener que volver a escribir 4 y 5 veces por semana, y a usted no le va a gustar.
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No se si usted ya se dio cuenta, pero su período presidencial ya comenzó. La cuenta regresiva arrancó desde el propio 8 de mayo, y ni siquiera en su propio partido la han querido respetar, echando las campanas electoreras al viento desde tan temprano en su gestión. O debo decir más bien que han arrancado la carrera electoral desde antes de que su gobierno empiece. Y no lo digo ni en sentido figurado ni en el sentido cronológico de la expresión, sino en sentido absolutamente literal. El 8 de mayo inició la cuenta regresiva, pero a hoy 10 de agosto, no parece que su gobierno haya arrancado. Su gobierno, doña Laura, está dando palos de ciego porque usted – que debería de ser su cabeza y los ojos que lo guían – usted, señora Presidenta, está lo que los gringos llaman M.I.A. – missing in action.
Una de las principales razones por las que firmo con un seudónimo, doña Laura, es un triste resultado de la descomposición social y política que vivimos en nuestro país. La verdad, señora Presidenta, es que tengo miedo, y lo poco que he visto de su gobierno hasta ahora me da más miedo aún. Tengo miedo de revelar mi identidad porque es mucho lo que tengo que perder y muy poco lo que podría ganar al hacerlo. Tengo miedo porque en este país es costumbre atacar al mensajero, no al mensaje. Tengo miedo porque he vivido en carne propia y de primera mano esa persecución, porque cuando me atrevía a decir públicamente lo que pienso, fui investigado, intimidado y amedrentado, únicamente por tener diferencias ideológicas – como fue descaradamente reconocido en una entrevista que un diario de circulación nacional efectuó a mi Torquemada personal (y actual miembro de su gabinete extendido) por aquellos años. En un principio creí, doña Laura, que con alejarme de la palestra pública y dejar pasar unos años todo cambiaría, pero no ha sido así.
Me asusta tremendamente que una mujer exitosa como usted, una mujer que ha luchado contra la discriminación de género, que ha luchado contra los estereotipos y el machismo de nuestra sociedad, que ha tenido un hijo fuera del matrimonio – por lo cual no la juzgo – sea ahora tan dócil y cobarde frente a la Iglesia y sus designios ultraconservadores. Me preocupa que una persona que ha luchado por la igualdad de las mujeres, no haya levantado su voz en defensa de los derechos de una minoría como la homosexual, que nuestras leyes tratan como ciudadanos de segunda categoría. Me preocupa porque no sabemos si el día de mañana otro grupo de ilustres ciudadanos va a proponer un referendo para limitar los derechos de alguna otra minoría – indígenas, negros, chinos, mormones – pero sí tenemos la lamentable certeza de que nuestra primera Presidenta mujer no moverá un dedo por ellos.
Se decía que al país le vendría bien una mujer Presidente, porque vendría a cambiar la cara de la política: más solidaridad, honestidad, compasión, y menos chanchullo, injusticia y maldad. Lo que no sabíamos, doña Laura, es que incluido en el paquete – el suyo, no el de “la mujer” – también comprábamos la indecisión. No sabemos a estas alturas si su indecisión se debe a pendejera, vil cálculo político, o a que la camisa le quedó demasiado grande. Pero ya vivimos 4 años de eso bajo Abel Pacheco, y sabemos que es tremendamente nocivo para el país.
Doña Laura, como costarricense preocupado se lo digo con sinceridad: necesitamos que usted nos guíe, que de la cara, que azuce a su gabinete, que lidere con el ejemplo, y que ponga las cosas a trabajar. Necesitamos que tome decisiones y las implemente, no que se dedique a masticar información y a posponer la toma de decisiones. Necesitamos que se olvide del cálculo político y muestre esa compasión que todo Costa Rica espera de usted y desea con muchas ansias. Sobre todo, doña Laura, necesitamos que usted nos diga hacia dónde nos quiere llevar, y cómo lo va a hacer. No siempre estaremos de acuerdo, pero mientras haya un rumbo claro y sepamos a qué atenernos, las cosas van a funcionar. Mientras no tengamos esa visión de conjunto, las acciones aisladas de sus ministros y vicepresidentes no nos parecerán más que una colección de ocurrencias sin ton ni son, y sin rumbo ni razón.
Atentamente,
Dean CóRnito
Espero que me permitás sumar mi firma a la tuya al final de la carta. La comparto íntegramente.
ResponderBorrarComo siempre, Cristian, un honor ver tu firma al lado de la mía!!!
ResponderBorrar¡Excelente articulo!!! El sentimiento es mutuo, me uno a sus firmas tambien. Muy lindo, muy rico y muy sabroso sentarse en la silla presidencial, pero actuar y trabajar conforme se espera de quien se siente ahì, a veces es pedir demasiado, y se sabe de antemano que la opiniòn de la minorìa importa muy poco o nada, ahora bien, de antemano sabemos que esta carta no va a cambiar las cosas y dificilmente va a recibir una respuesta directa de la misma señora Presidenta, pero al menos va a servir para que ciudadanos comunes y corrientes, es decir cualquier patas rajadas o bombetas como yo hagamos un poquito de consciencia y actuemos segùn lo amerita la situaciòn y dejemos de ser simples borregos que se dejan llevar al matadero sin oponer siquiera resistencia, tal vez un poco acido el ejemplo, pero sirve para el caso.
ResponderBorrarEn lo personal, lo que a politica se refiere en Costa Rica todo me parece màs una comedia o un show bien montado como le he expresado en mi post:
LAURA CHINCHILLA Y EL SHOW DE LOS MUPPETS EN COSTA RICA
Aunque es una parodia, la utilizo para transmitir un mensaje de incorformidad de que como van las cosas en nuestro pais, al final Costa Rica podrìa terminar siendo el hazme reir de los demàs paises si no se corrigen a tiempo estos lamentables errores que solo perjudican a todo el pueblo costarricense.
Salu2 de WOLVERINE.
Yo tambien me siento muy decepcionada con doña Laura.. tiene toda la razon, me siento como en los tiempos de Pacheco: no pasa nada! Las mujeres teníamos mucha fé en usted doña Laura.. no nos decepcione!!! Para mi una mujer al mando significaba mas honestidad y menos malicia politica, mas apoyo a todas las minorias, mas presencia y mas esperanza... pero no estoy viendo nada de eso :(
ResponderBorrarM.I.A: eso mismo!
ResponderBorrarCreo que lleva buenas intenciones, pero definitivamente le falta accionar más..
saludos
jeje actuar..
ResponderBorrarque haga algo. aunque sea que arregle un puente o algo...
ResponderBorrarme muero del bostezo...
El partido arrancó hace rato y ni ella ni alguien en la banca se ha dado cuenta.
ResponderBorrarDemasiado calculadora, mandando mensajes terribles de indecisión, hoy salgo dando la cara, mañana mando a un ministro o vicepresidente.
Le estará quedando muy grande el partido o sólo la número 10?
Muchas gracias a todos por sus comentarios.
ResponderBorrarWolverine, bienvenida tu firma también. Estos Muppets aburren demasiado.
Cabrona, decepcionados estamos todos. Creo que todo el país, tanto los que votaron por ella como quienes no lo hicimos, esperamos mucho más de Laura.
H3dicho, de buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno. He Dicho!!!!
Rigo, se me contagió tu bostezo, y todo el día me lo he pasado tragando aire.
CR sumergida, ella es el 10 y el entrenador. Le quedó grande la camiseta, el número, el partido y la banca...
Diay, acabó tímidamente con el aumentazo diputadil... por lo menos...
ResponderBorrarEl problema es que está todavía enmarañada en la herencia que le dejaron los hermaniticos. Y de feria tiene topos en el gabinete.
Has expresado lo que muchos piensan. Vamos o no vamos doña laura?
ResponderBorrarAl parecer, don Dean, usted cae lastimosamente en el mismo erro que muchas personas en cuanto a la Presidencia: usted cree que lo que se eligió el pasaso mes de febrero no fue un Presidente de una República, sino un Emperador omnímodo. Lo cual, en el clima político fraccionado como el actual, es muy alejado de la realidad. Además, el puesto de emperador omnímodo pertenece ahora a los Magistrados de la Sala IV, que de un plumazo nos a tildado a los ticos de ser un pueblo de odiosos intolerantes que no saben legislar lo que nos conviene. Como el de definir qué es un matrimonio. Ningún derecho se limita a las parejas homosexuales, que tienen pleno derecho a convivir como les plazca. Pero la sociedad tiene derecho a decidir qué defnir como matrimonio. Fíjese que el mismo código de Familia prohíbe la poligamia, y el matrimonio entre Padrastro e Hijastra, aún después de eliminado el vínculo del padrastro con la madre de la hijastra. Es acaso eso discriminar? No lo es.
ResponderBorrarTerox, el problema es que ella decide a quién pone en su gabinete, y si después del fiasco con el Muecas sigue manteniendo la quinta columna arista en su equipo es por decisión propia. O por indecisión, que es lo que le critico.
ResponderBorrarKagosa, esa es la cuestión: ¿vamos o no vamos?
Jorge, creo que te equivocás en tu apreciación. Laura Chinchilla no es Franklin Delano Roosevelt, y esta crisis no es la Gran Depresión de la década de 1930. Yo no le pido a la Presidenta resultados en menos de 100 días (para lo cual, coincido con vos, casi que habría que ser un emperador omnímodo); todo lo que le pido es presencia, acción, guía, liderazgo. Que señale el camino, que respalde a los funcionarios que se lo respetan y que le jale el aire a los que únicamente están para jalar para su propio saco. ¿Cómo puede ser, por ejemplo, que en todo el pleito de la Ministra de Salud con la Asamblea no haya salido a respaldarla ni una sola vez? La echó a los leones, y eso solo lo hacen los emperadores omnímodos o los presidentes cobardes....
Con respecto al matrimonio gay, difieren nuestras opiniones. A mi el nombre me tiene sin cuidado, si lo quieren llamar unión civil me da igual. El asunto es que los homosexuales si son discriminados cuando no tienen acceso a los beneficios que la ley nos otorga a los demás, como la cobertura del seguro del cónyuge, la repartición de bienes en caso de divorcio, o el derecho a la pensión por muerte del cónyuge. La mayoría puede definir el matrimonio como le plazca, pero no puede negar derechos fundamentales a las minorías. De igual manera, las minorías no deberían de tener poder de veto a las decisiones de la mayoría, para que el sistema democrático funcione. Son dos cosas las que no podemos permitir, pero tampoco debemos confundir:
1. Someter los derechos fundamentales de las personas a los deseos de la mayoría (las Leyes Raciales de Nuremberg contaban con el apoyo de una mayoría de la sociedad alemana, y no por eso eran correctas),
2. Impedir que las mayorías tomen decisiones y las implementen, SIEMPRE Y CUANDO NO VIOLEN LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LAS MINORÍAS.
Diay mae, esa es la teoría... en la práctica, la política es más complicada...
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