Dean CóRnito trabajó, hace ya más de una década, como consultor en varios proyectos de gobierno. Como tal, fue contratado con recursos de donaciones internacionales que en aquellas épocas manejaban entidades como la Fundación para la Cooperación Estatal (FUCE), la Fundación para la Cooperación Costa Rica – Estados Unidos (CRUSA), y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Hoy, como en aquellos días en que el sustento de mi familia dependía de esos contratos, sigo sin hallar incorrecto ni antiético dicho mecanismo utilizado por los gobiernos de Costa Rica para poder contar con la asesoría experta de profesionales de alto nivel que no podrían ser atraídos por un salario del servicio civil ni les interesa participar en un engorroso proceso de contratación administrativa donde para el oferente termina saliendo más caro el caldo que los huevos.
domingo, 23 de enero de 2011
martes, 18 de enero de 2011
Recesiva y regresiva: chingo’e reforma fiscal
Tanta publicidad le hizo el gobierno de doña Laura Chinchilla, y tanta esperanza levantaron de que por fin se planteara una verdadera reforma fiscal que viniera a resolver los problemas estructurales crónicos de nuestras finanzas públicas, que ahora que se ha conocido la propuesta, ha provocado una gran decepción. La primera reforma fiscal con eslogan de la historia – “un tributo a Costa Rica” – no pasa de ser un paquetazo de impuestos más, como muchos otros antes, sin ninguna coherencia ni consistencia lógica, y con el único objetivo de aumentar la recaudación a corto plazo para mantener a flote a un Estado esclerótico, ineficiente y muy glotón.
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