La encerrona del Gobierno del fin de semana recién pasado terminó por confirmarnos lo que ya nos olíamos: este gobierno anda como tonto sin Mama, más perdido que el hijo de la Llorona. Para sustentar esta afirmación, basta con analizar las palabras del Presidente Arias en la conferencia de prensa posterior a la encerrona. Allí confesó cuáles son las áreas en las que el Gobierno ha quedado debiendo, y qué es lo que van a hacer al respecto.
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Hubo tres áreas principales a las que don Oscar hizo referencia: erradicación de tugurios, seguridad ciudadana, e inflación. En el primero de los temas, transcurridos 27 meses de gobierno (56% del período presidencial), apenas se ha cumplido un 26% de la meta propuesta al principio. En cuanto a seguridad ciudadana, el discurso se centró en los drogadictos “rompeventanas” de los cuales mi esposa fue víctima recientemente (ver Carta a la Ministra de Seguridad), ignorando de cuajo los asesinatos, asaltos, estafas y demás fechorías que todos los días victimizan a la ciudadanía costarricense. Y en cuanto a inflación, para este año la meta original era de bajarla a alrededor de un 6% a 8%, y sin embargo vamos directo hacia la mayor inflación de los últimos quince años, superando probablemente el 14% anual. El problema, sin embargo, no es la enumeración de los males (con la cual estamos en principio de acuerdo, aunque agregaríamos infraestructura, otro rubro en que el gobierno queda debiendo), sino en las soluciones propuestas.
Para erradicar tugurios en realidad no fue gran cosa lo que se propuso. Hemos de reconocer que el nombramiento hace unos días de la Ing. Clara Zomer como Ministra de Vivienda es un paso positivo, ya que por fin se da un nombramiento por mérito y no por amiguismo. Doña Clara fue la primera mujer en obtener el título de Ingeniero en Costa Rica, ha sido Presidente Ejecutiva del INVU y del INA, y ha ocupado, con éxito, cargos gerenciales y ejecutivos en el sector privado también. Pero no basta con tener una buena ministra si la burocracia del sector decide no cooperar y si los recursos para trabajar no están disponibles. Y en cuanto a esto último, el éxito del programa de erradicación de tugurios va a depender de la creación de un nuevo impuesto a las residencias de lujo, cosa que puede tomar varios meses, y luego otra cantidad más de tiempo hasta que se haga efectivo su cobro. Y eso asumiendo que no entremos en año electoral y entonces ninguna fracción legislativa de oposición que se quiera ver ayudando al gobierno de turno a subir impuestos en esa coyuntura.
Con respecto a la seguridad ciudadana, como dije, don Oscar se concentró en hablar de los “piedrerillos” que asaltan para poder comprar un poquito más de crack, y para ellos la solución será crear un hospital especializado en la desintoxicación y la recuperación de los drogadictos. Ninguna persona en su sano juicio podrá oponerse a la creación de semejante institución, pero hay que estar muy perdido para creer que esa va a ser la solución al problema que enfrenta la sociedad costarricense. En primer lugar, se necesitan muchos recursos y mucho tiempo para echar ese hospital a andar. En segundo lugar, y por naturaleza, los hospitales hacen labor curativa, no preventiva. Nada hacemos con curar a los drogadictos actuales si no erradicamos las condiciones de miseria que cada día llevan a más jóvenes a consumir drogas, si no hacemos una verdadera campaña preventiva, y si no dotamos a la policía de más recursos y a los jueces de mejores leyes para combatir la venta de drogas y también el consumo reiterativo de gente que se rehúsa a rehabilitarse. Además, y como lo sugerí dos párrafos arriba, el problema de la seguridad ciudadana es mucho más complejo que el de la rehabilitación de los drogadictos. El crimen organizado se ha adueñado de nuestro país, y sin embargo ayer los periódicos nos dieron la triste noticia de que los diputados han decidido excluirlo de la reforma al Código Penal porque la propuesta por el Gobierno era demasiado compleja. O sea, no estamos en nada.
Por último, con respecto a la inflación, la “solución” propuesta por Arias es hacer aumentos salariales que compensen la inflación. No discutimos la justicia de semejante propuesta; si el poder adquisitivo de los salarios se ha erosionado, algo debe de hacer la sociedad por ayudar a recuperarlo. El problema es que siendo esa la gran estrategia emanada de una encerrona del gobierno, el resultado será que la inflación en vez de llegar a ser controlada, será mucho mayor en años posteriores. Es bien sabido - y esto no es solamente teoría económica, sino que está claramente comprobado en el “mundo real” – que los aumentos salariales no correspondientes a aumentos en la productividad de los trabajadores son un disparador de la inflación. Tanto así, que una de las políticas “ortodoxas” del FMI para combatir la inflación es no aumentar los salarios o aumentarlos en proporción menor a la inflación, para cortar el ciclo inflacionario. En La Suiza Centroamericana no somos, ni nunca hemos sido, defensores del FMI ni de sus erradas políticas económicas, así que no estamos abogando por un recorte de los salarios reales. Simplemente estamos advirtiendo que la política propuesta por el gobierno va a producir resultados contrarios a los deseados. Otras políticas para combatir la inflación que supuestamente ha adoptado este gobierno han fallado; es una irresponsabilidad anunciar ahora que la solución es aumentar los salarios. Reconozcámoslo por lo que es: la decisión de aumentar salarios es demagógica y politiquera, y va a atizar la inflación del 2009 y 2010. La verdadera solución es mucho más compleja, y pasa por parar la expansión monetaria, eliminar las pérdidas del Banco Central, y controlar el gasto público, tres campos en los que este gobierno no ha hecho lo suficiente.
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Hubo tres áreas principales a las que don Oscar hizo referencia: erradicación de tugurios, seguridad ciudadana, e inflación. En el primero de los temas, transcurridos 27 meses de gobierno (56% del período presidencial), apenas se ha cumplido un 26% de la meta propuesta al principio. En cuanto a seguridad ciudadana, el discurso se centró en los drogadictos “rompeventanas” de los cuales mi esposa fue víctima recientemente (ver Carta a la Ministra de Seguridad), ignorando de cuajo los asesinatos, asaltos, estafas y demás fechorías que todos los días victimizan a la ciudadanía costarricense. Y en cuanto a inflación, para este año la meta original era de bajarla a alrededor de un 6% a 8%, y sin embargo vamos directo hacia la mayor inflación de los últimos quince años, superando probablemente el 14% anual. El problema, sin embargo, no es la enumeración de los males (con la cual estamos en principio de acuerdo, aunque agregaríamos infraestructura, otro rubro en que el gobierno queda debiendo), sino en las soluciones propuestas.
Para erradicar tugurios en realidad no fue gran cosa lo que se propuso. Hemos de reconocer que el nombramiento hace unos días de la Ing. Clara Zomer como Ministra de Vivienda es un paso positivo, ya que por fin se da un nombramiento por mérito y no por amiguismo. Doña Clara fue la primera mujer en obtener el título de Ingeniero en Costa Rica, ha sido Presidente Ejecutiva del INVU y del INA, y ha ocupado, con éxito, cargos gerenciales y ejecutivos en el sector privado también. Pero no basta con tener una buena ministra si la burocracia del sector decide no cooperar y si los recursos para trabajar no están disponibles. Y en cuanto a esto último, el éxito del programa de erradicación de tugurios va a depender de la creación de un nuevo impuesto a las residencias de lujo, cosa que puede tomar varios meses, y luego otra cantidad más de tiempo hasta que se haga efectivo su cobro. Y eso asumiendo que no entremos en año electoral y entonces ninguna fracción legislativa de oposición que se quiera ver ayudando al gobierno de turno a subir impuestos en esa coyuntura.
Con respecto a la seguridad ciudadana, como dije, don Oscar se concentró en hablar de los “piedrerillos” que asaltan para poder comprar un poquito más de crack, y para ellos la solución será crear un hospital especializado en la desintoxicación y la recuperación de los drogadictos. Ninguna persona en su sano juicio podrá oponerse a la creación de semejante institución, pero hay que estar muy perdido para creer que esa va a ser la solución al problema que enfrenta la sociedad costarricense. En primer lugar, se necesitan muchos recursos y mucho tiempo para echar ese hospital a andar. En segundo lugar, y por naturaleza, los hospitales hacen labor curativa, no preventiva. Nada hacemos con curar a los drogadictos actuales si no erradicamos las condiciones de miseria que cada día llevan a más jóvenes a consumir drogas, si no hacemos una verdadera campaña preventiva, y si no dotamos a la policía de más recursos y a los jueces de mejores leyes para combatir la venta de drogas y también el consumo reiterativo de gente que se rehúsa a rehabilitarse. Además, y como lo sugerí dos párrafos arriba, el problema de la seguridad ciudadana es mucho más complejo que el de la rehabilitación de los drogadictos. El crimen organizado se ha adueñado de nuestro país, y sin embargo ayer los periódicos nos dieron la triste noticia de que los diputados han decidido excluirlo de la reforma al Código Penal porque la propuesta por el Gobierno era demasiado compleja. O sea, no estamos en nada.
Por último, con respecto a la inflación, la “solución” propuesta por Arias es hacer aumentos salariales que compensen la inflación. No discutimos la justicia de semejante propuesta; si el poder adquisitivo de los salarios se ha erosionado, algo debe de hacer la sociedad por ayudar a recuperarlo. El problema es que siendo esa la gran estrategia emanada de una encerrona del gobierno, el resultado será que la inflación en vez de llegar a ser controlada, será mucho mayor en años posteriores. Es bien sabido - y esto no es solamente teoría económica, sino que está claramente comprobado en el “mundo real” – que los aumentos salariales no correspondientes a aumentos en la productividad de los trabajadores son un disparador de la inflación. Tanto así, que una de las políticas “ortodoxas” del FMI para combatir la inflación es no aumentar los salarios o aumentarlos en proporción menor a la inflación, para cortar el ciclo inflacionario. En La Suiza Centroamericana no somos, ni nunca hemos sido, defensores del FMI ni de sus erradas políticas económicas, así que no estamos abogando por un recorte de los salarios reales. Simplemente estamos advirtiendo que la política propuesta por el gobierno va a producir resultados contrarios a los deseados. Otras políticas para combatir la inflación que supuestamente ha adoptado este gobierno han fallado; es una irresponsabilidad anunciar ahora que la solución es aumentar los salarios. Reconozcámoslo por lo que es: la decisión de aumentar salarios es demagógica y politiquera, y va a atizar la inflación del 2009 y 2010. La verdadera solución es mucho más compleja, y pasa por parar la expansión monetaria, eliminar las pérdidas del Banco Central, y controlar el gasto público, tres campos en los que este gobierno no ha hecho lo suficiente.