La Constitución Política costarricense garantiza la igualdad ante la ley a todos los ciudadanos, sin distingo de raza, sexo, credo, u orientación sexual. O al menos eso creíamos hasta ayer. Hoy todo es diferente.
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La Sala IV rechazó un recurso de amparo interpuesto por un homosexual que solicitaba el derecho a hacer visitas conyugales a su novio en prisión. Por lo que relata La Nación, pareciera que la Sala IV resolvió como si se tratara de un asunto de legalidad y no de constitucionalidad al considerar que "la actuación de la administración penitenciaria está ajustado [sic] a derecho y se enmarca dentro de sus competencias y atribuciones", ya que el Reglamento Técnico Penitenciario limita las visitas conyugales a parejas de distinto sexo. No soy abogado, así que de antemano reconozco que puedo estar equivocado en esta apreciación. El tema de fondo, en cualquier caso, no es este. El verdadero asunto es que de golpe y porrazo se ha negado a los homosexuales un derecho que, si bien no creo que sea fundamental, si tenemos los demás mortales en este país.
No estoy hablando de religión, ni tiene vela en este entierro. Estamos hablando de los derechos civiles de la gente. Las religiones se basan en principios "morales" y "éticos" que resultan de sus propias interpretaciones de la palabra divina, y aquí nadie, al menos no el autor de este blog, les niega el derecho a definir el matrimonio y la institución de la familia como mejor les parezca. Pero de lo que estamos hablando, por favor no lo pierdan de vista, es de derechos civiles.
Una sociedad liberal democrática no se puede basar en otro principio que la igualdad de derechos y oportunidades para todos sus ciudadanos, quienes deben tener libertad de elegir de acuerdo con sus preferencias, en el tanto que su escogencia no infrinja las libertades de los demás. Aunque esas escogencias sean contrarias a las creencias religiosas de otros.
En una sociedad liberal democrática como la nuestra, negar los derechos civiles de los homosexuales en aras de una ética basada en la religión o en la palabra de Dios, es pretender tapar el sol con un dedo. Como bien lo dijo Bob Marley, you can make it illegal, but you can´t make it impopular. Las relaciones homosexuales han existido y van a seguir existiendo independientemente de su estatus legal, así como siguen existiendo las pre-maritales, las extra-maritales, y la concepción de hijos fuera del matrimonio, todo lo cual hace más daño a la sociedad que la unión de parejas de un mismo sexo.
Algunos opositores a la aprobación de una ley que daría a los homosexuales el derecho de casarse en una unión civil legalmente reconocida alegan la supuesta tendencia de los gais a la promiscuidad. No me consta que exista evidencia científica de esta supuesta promiscuidad, pero aún si fuera cierta, el argumento no deja de ser un oxímoron. Si a alguien molesta esa supuesta promiscuidad, ¿por qué negarles entonces un instrumento legal que podría fomentar la lealtad de pareja entre ellos?
Más allá del tema fundamental de los derechos individuales, existen argumentos prácticos para dar a las parejas homosexuales derechos similares a los de un matrimonio civil. La línea argumental es prácticamente idéntica a la que defiende las uniones de hecho entre parejas de distinto sexo. La oposición a la unión civil homosexual es igual de visceral a la que en su momento enfrentó la reforma legal que dio estatus legal a las uniones de hecho. Es una oposición basada en el prejuicio, en el temor a las diferencias, y en el desconocimiento.
Así como muchas mujeres (en la mayoría de los casos) quedaban desamparadas cuando se separanban de un hombre con el que habían convivido en "concubinato escandaloso", o cuando él moría y no podían reclamar una pensión, así también en una relación homosexual monogámica las personas necesitan amparar a sus parejas con cuestiones tan básicas como el seguro médico universal, los derechos de herencia, y una pensión que permita vivir dignamente al que sobreviva al otro. Todas estas son cosas que harán más atractivo el formar relaciones estables y duraderas. Y reconocería sus derechos civiles a una minoría que se los merece.
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La Sala IV rechazó un recurso de amparo interpuesto por un homosexual que solicitaba el derecho a hacer visitas conyugales a su novio en prisión. Por lo que relata La Nación, pareciera que la Sala IV resolvió como si se tratara de un asunto de legalidad y no de constitucionalidad al considerar que "la actuación de la administración penitenciaria está ajustado [sic] a derecho y se enmarca dentro de sus competencias y atribuciones", ya que el Reglamento Técnico Penitenciario limita las visitas conyugales a parejas de distinto sexo. No soy abogado, así que de antemano reconozco que puedo estar equivocado en esta apreciación. El tema de fondo, en cualquier caso, no es este. El verdadero asunto es que de golpe y porrazo se ha negado a los homosexuales un derecho que, si bien no creo que sea fundamental, si tenemos los demás mortales en este país.
No estoy hablando de religión, ni tiene vela en este entierro. Estamos hablando de los derechos civiles de la gente. Las religiones se basan en principios "morales" y "éticos" que resultan de sus propias interpretaciones de la palabra divina, y aquí nadie, al menos no el autor de este blog, les niega el derecho a definir el matrimonio y la institución de la familia como mejor les parezca. Pero de lo que estamos hablando, por favor no lo pierdan de vista, es de derechos civiles.
Una sociedad liberal democrática no se puede basar en otro principio que la igualdad de derechos y oportunidades para todos sus ciudadanos, quienes deben tener libertad de elegir de acuerdo con sus preferencias, en el tanto que su escogencia no infrinja las libertades de los demás. Aunque esas escogencias sean contrarias a las creencias religiosas de otros.
En una sociedad liberal democrática como la nuestra, negar los derechos civiles de los homosexuales en aras de una ética basada en la religión o en la palabra de Dios, es pretender tapar el sol con un dedo. Como bien lo dijo Bob Marley, you can make it illegal, but you can´t make it impopular. Las relaciones homosexuales han existido y van a seguir existiendo independientemente de su estatus legal, así como siguen existiendo las pre-maritales, las extra-maritales, y la concepción de hijos fuera del matrimonio, todo lo cual hace más daño a la sociedad que la unión de parejas de un mismo sexo.
Algunos opositores a la aprobación de una ley que daría a los homosexuales el derecho de casarse en una unión civil legalmente reconocida alegan la supuesta tendencia de los gais a la promiscuidad. No me consta que exista evidencia científica de esta supuesta promiscuidad, pero aún si fuera cierta, el argumento no deja de ser un oxímoron. Si a alguien molesta esa supuesta promiscuidad, ¿por qué negarles entonces un instrumento legal que podría fomentar la lealtad de pareja entre ellos?
Más allá del tema fundamental de los derechos individuales, existen argumentos prácticos para dar a las parejas homosexuales derechos similares a los de un matrimonio civil. La línea argumental es prácticamente idéntica a la que defiende las uniones de hecho entre parejas de distinto sexo. La oposición a la unión civil homosexual es igual de visceral a la que en su momento enfrentó la reforma legal que dio estatus legal a las uniones de hecho. Es una oposición basada en el prejuicio, en el temor a las diferencias, y en el desconocimiento.
Así como muchas mujeres (en la mayoría de los casos) quedaban desamparadas cuando se separanban de un hombre con el que habían convivido en "concubinato escandaloso", o cuando él moría y no podían reclamar una pensión, así también en una relación homosexual monogámica las personas necesitan amparar a sus parejas con cuestiones tan básicas como el seguro médico universal, los derechos de herencia, y una pensión que permita vivir dignamente al que sobreviva al otro. Todas estas son cosas que harán más atractivo el formar relaciones estables y duraderas. Y reconocería sus derechos civiles a una minoría que se los merece.
Dean, yo estoy de acuerdo con que se les permita visitas de indole sexual a los homosexuales en prisión, que en definitiva todos tienen derecho a su sexualidad.
ResponderBorrarNo necesariamente tienen que ser "conyugales" para que sean aprobadas, y creo que es ahí donde se puede legislar. Todos tienen derecho a una sexualidad , es un derecho de salud, por lo que no deberían estar casados o ser pareja para que los lleguen a visitar.
Si un preso quiere llevar a una prostituta semanal diferente para satisfacer sus necesidades sexuales, que lo haga, o si tiene muchas amigas que se quieran echar el equipo al hombro, es cosa de cada quien...
Al igual que un homosexual, si quiere llevar un amigo diferente cada ocasión es problema de él, creo que más que derecho a una visita conyugal, todos tienen derecho a disfrutar de su sexualidad, sean personas casadas o no.
No estoy de acuerdo con el matrimonio de personas del mismo sexo, pero ese es tema para otro día..
tuanis
En 1975, distingudísimos abogados de este país defendían en el Colegio de ABogados el derecho sagrado de un hombre a ser infiel, siempre y cuando fuera de forma discreta. En ese tiempo se estaban oponiendo a la reforma del Código de Familia que establecía la infidelidad del varón- escandalosa o solapada- como causal de divorcio. El poema que se leyó en esa ocasión (por parte de un juez) aun se lee en un famoso libro de derecho de familia, como si fuera un chiste buenísimo.
ResponderBorrarYo entiendo que en 32 años se han vivido demasiados cambios. Lo que no entiendo es cómo hace la sala para separarse de su propia línea de jurisprudencia. En sus 15 y algo años de existencia, la Sala ha modificado casi automáticamente legislaciones que establecían discriminaciones de género, pero en este caso se quedan pegados en el prejuicio. Qué fergüenza!
Todos somos iguales, pero unos son más iguales que otros.
ResponderBorrarSaludos
Todos debemos tener respetob de cualquier persona.
ResponderBorrarpero ver que dos maes se casen es lago normal jamas.
monas con monos, perras con perros y mujeres con hombres.
copiemos cosas buenas no tonteras de esas
Pues si no es matrimonio, que se llame una unión civil y punto. No veo cual es el perjuicio que se ocasionaria a los heterosexuales si se protegen los derechos de los homosexuales en condiciones similares...
ResponderBorrarY obviamente, la "visita", también es un derecho...(o debería serlo).
Dejando de lado la pregunta de pa que pagarle el polvito a un privado de libertad, se me hace que al tipo se le ocurrió la idea después de ver capadocia. (... de todas formas el Padre Minor quería pedir alargue al juicio y todo)
ResponderBorrarDesconozco quien fue el que presento este recurso de amparo ante la Sala IV, pero recuerdo ver esa misma noticia en las secciones de "Sucesos" o "Farándula" entorno a Quintavalle.
ResponderBorrarViendo los comentarios hasta el momento creo que estos apuntan al Proyecto de Ley de Unión Civil de Personas del mismo sexo, que algunos aún se niegan a debatir y creo que esto debería motivar a varios bloggers a manifestar su punto de vista sobre el mismo en posteriores post en cada uno de sus blogs.
Me gusto la frase de Roy, aunque me gusta más "A iguales entre iguales y a desiguales entre su propia desigualdad".
Excelente post Dean.
Saludos