La presión internacional sobre Israel y Hamás para que acepten un cese al fuego es cada día más fuerte, y probablemente de resultados en el corto plazo. La pregunta que nos debemos de hacer es qué forma va a tomar dicha tregua, y qué va a pasar con Gaza en el futuro. Aquí pretendo brindar algunas respuestas, basadas en mi análisis poco convencional de los hechos.
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El objetivo de Israel al lanzar la operación Plomo Fundido después de soportar por ocho años el lanzamiento continuo de cohetes hacia su territorio desde la Franja de Gaza, era detener por completo dichos ataques. Otro objetivo no explícito puede haber sido remover a Hamás del poder en Gaza, y entregarlo a los más moderados líderes de Fatah que controlan la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania. Para que Israel acepte un alto al fuego, éste debe garantizar como mínimo que a Hamás le sean cortadas todas las posibilidades de rearmarse, y que le sea impedido el lanzamiento de más cohetes hacia Israel. Adicionalmente Israel exigirá el reconocimiento explícito por parte de Hamás al derecho de existencia de Israel.
Vista la experiencia posterior a la última guerra en el Líbano, sostenida contra Hezbolá en el 2006, Israel no va a poder confiar la tarea a una fuerza liderada por las Naciones Unidas, que tiene serias limitaciones para disparar y gran velocidad para retirarse ante cualquier potencial problema. Está comprobado que los terroristas, tanto en Líbano como en Gaza, se aprovechan de las mal defendidas instalaciones de la ONU para desde allí lanzar sus cohetes Qasam, Grad o Katyusha hacia Israel. En otras palabras, Israel tiene que exigir que sus tropas permanezcan donde estén en Gaza al momento de suscribir el convenio, y hasta que se encuentre instalado y operando algún dispositivo internacional que pueda verdaderamente controlar la situación para permitir que los israelíes se retiren. Esto podría tardar hasta un año.
Hamás, por su parte, necesita salvar el pellejo. Si el cese al fuego no llega pronto, Israel podría hacer cumplir ese objetivo no explícito que mencioné arriba, y Hamás pasaría a los libros de historia. Existen diferencias de opinión entre el liderazgo de Hamás en Gaza, que está siendo severamente castigado y está dispuesto a lograr una tregua aún si ello implica reconocer a Israel, y el liderazgo de Hamás en el exilio (Siria), que prefiere perder hasta el último hombre antes que reconocer a Israel. Por esta razón no se ha logrado una tregua, negociada con la intermediación de Egipto, y con la cual Hamás-Gaza ya estuvo de acuerdo. Con el afán de darnos una idea de la magnitud del castigo que está recibiendo Hamás, hoy murieron en Gaza el “Ministro” del Interior, el Jefe de los servicios de Seguridad, y el jefe de la rama militar de Hamás; es decir, todo el aparato militar y de seguridad de Hamás quedó acéfalo. Eventualmente Hamás-Gaza deberá tomar su propia decisión a contrapelo de los deseos de Hamás-Siria, o arriesgar desvanecerse hacia el olvido. Sin embargo, aunque la situación sea desesperada, Hamás necesita extraer algunas concesiones para salvar las apariencias, y no podrá acceder a ninguna propuesta que se las deniegue. Hamás exige la apertura de los pasos fronterizos hacia Egipto e Israel, y por supuesto quisiera aprovecharlos para reabastecerse, pero sabe que esto último no será aceptable para ninguno de sus dos vecinos. Hamás entonces exigirá el retiro inmediato de las tropas israelíes, pero se conformará con un retiro gradual en un plazo corto. Lo ideal para Hamás sería de cinco a diez días, pero como mencioné en el párrafo anterior, eso sería un serio error para Israel.
Aunque Egipto actúa como intermediador, no podemos perder de vista que maneja su propia agenda. Hamás tiene sus orígenes en la Hermanada Musulmana, una organización fundamentalista egipcia que se opone al régimen dictatorial secularista de Hosni Mubarak, y que ha sido proscrita por dicha razón. La Hermandad tiene como objetivo establecer un califato que abarque desde Egipto hasta Siria, donde la ley islámica sea la única que rija las vidas de los habitantes. Egipto, por lo tanto, es el principal beneficiario de cualquier acción israelí que debilite a Hamás e indirectamente a la Hermandad. Entre otras cosas, Egipto no va a reabrir su paso fronterizo con Gaza mientras el control esté en manos de Hamás, porque eso sería darle reconocimiento internacional al gobierno de facto de dicha organización terrorista. Egipto, al igual que Israel, tratará de forzar el retorno de la Autoridad Nacional Palestina al control de Gaza.
De alguna manera, los diplomáticos encontrarán la fórmula para que el cese al fuego llegue en los próximos días, quizá incluso antes del cambio de poderes en Estados Unidos el martes 20 de enero. Es muy probable que Israel intensifique sus operaciones en los próximos días para debilitar aún más a Hamás y buscar así alguna medida de calma en su zona sur, que ha sido golpeada por los cohetes lanzados desde Gaza. En el largo plazo la búsqueda de la tan ansiada paz entre israelíes y palestinos luce mucho más complicada, y no necesariamente como resultado de esta guerra. La lógica convencional diría que si la actual guerra provoca la retoma del poder en Gaza por parte de la ANP, más bien se allanaría el camino a un acuerdo de paz duradero entre dicha Autoridad e Israel. La lógica del autor de estas líneas le dice que no es así. En un futuro artículo explicaré por qué.
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El objetivo de Israel al lanzar la operación Plomo Fundido después de soportar por ocho años el lanzamiento continuo de cohetes hacia su territorio desde la Franja de Gaza, era detener por completo dichos ataques. Otro objetivo no explícito puede haber sido remover a Hamás del poder en Gaza, y entregarlo a los más moderados líderes de Fatah que controlan la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania. Para que Israel acepte un alto al fuego, éste debe garantizar como mínimo que a Hamás le sean cortadas todas las posibilidades de rearmarse, y que le sea impedido el lanzamiento de más cohetes hacia Israel. Adicionalmente Israel exigirá el reconocimiento explícito por parte de Hamás al derecho de existencia de Israel.
Vista la experiencia posterior a la última guerra en el Líbano, sostenida contra Hezbolá en el 2006, Israel no va a poder confiar la tarea a una fuerza liderada por las Naciones Unidas, que tiene serias limitaciones para disparar y gran velocidad para retirarse ante cualquier potencial problema. Está comprobado que los terroristas, tanto en Líbano como en Gaza, se aprovechan de las mal defendidas instalaciones de la ONU para desde allí lanzar sus cohetes Qasam, Grad o Katyusha hacia Israel. En otras palabras, Israel tiene que exigir que sus tropas permanezcan donde estén en Gaza al momento de suscribir el convenio, y hasta que se encuentre instalado y operando algún dispositivo internacional que pueda verdaderamente controlar la situación para permitir que los israelíes se retiren. Esto podría tardar hasta un año.
Hamás, por su parte, necesita salvar el pellejo. Si el cese al fuego no llega pronto, Israel podría hacer cumplir ese objetivo no explícito que mencioné arriba, y Hamás pasaría a los libros de historia. Existen diferencias de opinión entre el liderazgo de Hamás en Gaza, que está siendo severamente castigado y está dispuesto a lograr una tregua aún si ello implica reconocer a Israel, y el liderazgo de Hamás en el exilio (Siria), que prefiere perder hasta el último hombre antes que reconocer a Israel. Por esta razón no se ha logrado una tregua, negociada con la intermediación de Egipto, y con la cual Hamás-Gaza ya estuvo de acuerdo. Con el afán de darnos una idea de la magnitud del castigo que está recibiendo Hamás, hoy murieron en Gaza el “Ministro” del Interior, el Jefe de los servicios de Seguridad, y el jefe de la rama militar de Hamás; es decir, todo el aparato militar y de seguridad de Hamás quedó acéfalo. Eventualmente Hamás-Gaza deberá tomar su propia decisión a contrapelo de los deseos de Hamás-Siria, o arriesgar desvanecerse hacia el olvido. Sin embargo, aunque la situación sea desesperada, Hamás necesita extraer algunas concesiones para salvar las apariencias, y no podrá acceder a ninguna propuesta que se las deniegue. Hamás exige la apertura de los pasos fronterizos hacia Egipto e Israel, y por supuesto quisiera aprovecharlos para reabastecerse, pero sabe que esto último no será aceptable para ninguno de sus dos vecinos. Hamás entonces exigirá el retiro inmediato de las tropas israelíes, pero se conformará con un retiro gradual en un plazo corto. Lo ideal para Hamás sería de cinco a diez días, pero como mencioné en el párrafo anterior, eso sería un serio error para Israel.
Aunque Egipto actúa como intermediador, no podemos perder de vista que maneja su propia agenda. Hamás tiene sus orígenes en la Hermanada Musulmana, una organización fundamentalista egipcia que se opone al régimen dictatorial secularista de Hosni Mubarak, y que ha sido proscrita por dicha razón. La Hermandad tiene como objetivo establecer un califato que abarque desde Egipto hasta Siria, donde la ley islámica sea la única que rija las vidas de los habitantes. Egipto, por lo tanto, es el principal beneficiario de cualquier acción israelí que debilite a Hamás e indirectamente a la Hermandad. Entre otras cosas, Egipto no va a reabrir su paso fronterizo con Gaza mientras el control esté en manos de Hamás, porque eso sería darle reconocimiento internacional al gobierno de facto de dicha organización terrorista. Egipto, al igual que Israel, tratará de forzar el retorno de la Autoridad Nacional Palestina al control de Gaza.
De alguna manera, los diplomáticos encontrarán la fórmula para que el cese al fuego llegue en los próximos días, quizá incluso antes del cambio de poderes en Estados Unidos el martes 20 de enero. Es muy probable que Israel intensifique sus operaciones en los próximos días para debilitar aún más a Hamás y buscar así alguna medida de calma en su zona sur, que ha sido golpeada por los cohetes lanzados desde Gaza. En el largo plazo la búsqueda de la tan ansiada paz entre israelíes y palestinos luce mucho más complicada, y no necesariamente como resultado de esta guerra. La lógica convencional diría que si la actual guerra provoca la retoma del poder en Gaza por parte de la ANP, más bien se allanaría el camino a un acuerdo de paz duradero entre dicha Autoridad e Israel. La lógica del autor de estas líneas le dice que no es así. En un futuro artículo explicaré por qué.
Pues si algo me queda claro es que este tema tiene mucha tela, mucha mucha tela por detrás...
ResponderBorrarEs muy triste ver las imágenes de niños muertos en ambos ataques. Me afecta mucho toda esa situación.
ResponderBorrarMe parece que este blog está en una categoría totalmente diferente a la del grueso de blogs que circulan por allí, revela un profundo estudio y entendimiento de la realidad mundial y costarricense.
ResponderBorrarDebería haber muchísimos más de esta línea,
¡Saludos!