En mi artículo anterior afirmé que va a ser muy complicado lograr un acuerdo de paz entre la Autoridad Nacional Palestina e Israel. Si bien la operación Plomo Fundido, al debilitar severamente a Hamás, puede haber allanado el camino para que la ANP se pueda presentar como el interlocutor único y legítimo del pueblo palestino en dichas negociaciones, esto únicamente facilitará la dinámica de las conversaciones, pero no producirá cambios sustanciales de fondo. La realidad es que Israel y la ANP han estado negociando durante años sobre la base de “dos pueblos, dos países”, que es el principio rector del Cuarteto sobre el Medio Oriente (Estados Unidos, Europa, Rusia y Naciones Unidas). Los resultados brillan por su ausencia, y no precisamente por la influencia negativa de Hamás que, como organización terrorista dedicada a la destrucción del Estado de Israel, no es parte de las conversaciones.
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El principio de “dos pueblos, dos países” tal como lo esboza el Cuarteto se basa en el regreso a fronteras similares (aunque no exactas) a las existentes antes de la Guerra de los Seis Días (1967), cuando Israel conquistó la margen occidental del río Jordán (el territorio conocido como Cisjordania) y la franja de Gaza. Sobre esta base, en el año 2000 el entonces Primer Ministro de Israel, Ehud Barak, ofreció a Yasser Arafat, presidente de la ANP, soberanía sobre el 94% de los territorios de la Cisjordania pre-1967, la totalidad de Gaza, y otros territorios contiguos para compensar el 6% de Cisjordania que Israel mantendría bajo su control. Arafat rechazó la propuesta de Barak.
Sobre la base del mismo principio, y sin que mediara un acuerdo que se lo exigiera, en agosto del 2005 Israel se retiró unilateralmente de la totalidad de Gaza, con la esperanza no materializada de que, al cesar la ocupación, desapareciera la excusa para continuar lanzando cohetes desde Gaza hacia Israel. Más recientemente, y de una manera más discreta, el actual Primer Ministro de Israel, Ehud Olmert, ofreció nuevamente el retiro israelí del 93.8% de Cisjordania, y la entrega de territorios suficientes para compensar el 6.2% que Israel se dejaría bajo su control. Esta oferta fue hecha en conversaciones secretas entre Olmert, Mahmud Abbas (el actual Presidente de la ANP), y Ahmed Qureia (quien fuera Primer Ministro de Arafat y su primer sucesor). Dichas conversaciones, y la negativa palestina, fueron reconocidas públicamente por Qureia.
El asunto es que, si bien la dirigencia palestina “moderada” se adhiere públicamente al concepto de dos países con las fronteras anteriores a 1967, en efecto y en privado exigen un retorno a las insostenibles fronteras anteriores a 1949, luego de que Israel había sido invadido simultáneamente por cinco ejércitos árabes tras su declaración de independencia en mayo de 1948.
Así las cosas, el debilitamiento de Hamás y el restablecimiento de la hegemonía de Fatah al frente de la ANP en Gaza no necesariamente facilitará las cosas en el frente de la paz. Más bien pareciera que Fatah se envalentonará y mantendrá la negativa a cualquier solución que se asemeje al principio de dos países bajo las fronteras pre-1967.
Algunos cínicos creen que la única solución es la desaparición por completo del Estado de Israel. De acuerdo con esta simplista, errada y francamente antisemita visión de mundo, el establecimiento de un estado palestino en la totalidad del territorio de Israel, Cisjordania y Gaza traería finalmente paz al Medio Oriente. Más allá de las motivaciones antisemitas de quienes así piensan, lo que se revela es su total ignorancia de la historia y de la dinámica sociopolítica de la región . Un estado palestino bajo la égida de Fatah, con un régimen secularista, tendría dos frentes de guerra permanentes. En primer lugar, las milicias islamistas chiíes de Hezbolá en Líbano dirigirían sus Katyushas a los “herejes” seculares del sur. En segundo lugar, no podemos olvidar la verdadera masacre de palestinos a manos del padre del actual Rey de Jordania, allá a principios de la década de 1970, en lo que se conoció como el Septiembre Negro. Decenas de miles de palestinos fueron asesinados por el ejército jordano para garantizar el dominio del Rey Hussein sobre todo el territorio transjordano, y en esa parte del mundo esas acciones tarde o temprano son vengadas.
Si considerásemos la posibilidad de un estado palestino islamista fundamentalista bajo el control de Hamás, que es una organización sunita, inevitablemente chocaría con sus hoy aliados de oportunidad, los chiitas de Hezbolá. El Presidente Assad de Siria, quien es también chiita pero gobierna de manera autoritaria un país mayoritariamente sunita, seguirá apoyando a Hezbolá (lo mismo que Irán) para imponer su tendencia de la religión sobre la suni y enviar un claro mensaje a sus potenciales opositores sirios de que la disidencia no sería tolerada. Un régimen islamista también sería una amenaza y una constante fuente de preocupación para los regímenes relativamente más liberales de Jordania y Egipto. Las fronteras de un estado palestino islamista nunca serían estables.
Así es que, aunque nada es imposible, las perspectivas para una paz duradera en el Medio Oriente no son buenas. Dicen que Barack Obama es un tipo brillante, pero si no logra darse cuenta de que el verdadero problema no es el principio de “dos pueblos, dos países”, sino la intransigencia palestina en el tema de la definición de las fronteras, tampoco su gobierno va a lograr resultados positivos en el Medio Oriente. Robert Gates, actual y futuro Secretario de Defensa, y Hillary Clinton, la futura Secretaria de Estado, están muy comprometidos con el concepto de dos países bajo las fronteras pre-1967 como para darse cuenta de esta realidad. La mejor esperanza es que un relativo novato como Obama lo vea e imprima un cambio de rumbo a las negociaciones.
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El principio de “dos pueblos, dos países” tal como lo esboza el Cuarteto se basa en el regreso a fronteras similares (aunque no exactas) a las existentes antes de la Guerra de los Seis Días (1967), cuando Israel conquistó la margen occidental del río Jordán (el territorio conocido como Cisjordania) y la franja de Gaza. Sobre esta base, en el año 2000 el entonces Primer Ministro de Israel, Ehud Barak, ofreció a Yasser Arafat, presidente de la ANP, soberanía sobre el 94% de los territorios de la Cisjordania pre-1967, la totalidad de Gaza, y otros territorios contiguos para compensar el 6% de Cisjordania que Israel mantendría bajo su control. Arafat rechazó la propuesta de Barak.
Sobre la base del mismo principio, y sin que mediara un acuerdo que se lo exigiera, en agosto del 2005 Israel se retiró unilateralmente de la totalidad de Gaza, con la esperanza no materializada de que, al cesar la ocupación, desapareciera la excusa para continuar lanzando cohetes desde Gaza hacia Israel. Más recientemente, y de una manera más discreta, el actual Primer Ministro de Israel, Ehud Olmert, ofreció nuevamente el retiro israelí del 93.8% de Cisjordania, y la entrega de territorios suficientes para compensar el 6.2% que Israel se dejaría bajo su control. Esta oferta fue hecha en conversaciones secretas entre Olmert, Mahmud Abbas (el actual Presidente de la ANP), y Ahmed Qureia (quien fuera Primer Ministro de Arafat y su primer sucesor). Dichas conversaciones, y la negativa palestina, fueron reconocidas públicamente por Qureia.
El asunto es que, si bien la dirigencia palestina “moderada” se adhiere públicamente al concepto de dos países con las fronteras anteriores a 1967, en efecto y en privado exigen un retorno a las insostenibles fronteras anteriores a 1949, luego de que Israel había sido invadido simultáneamente por cinco ejércitos árabes tras su declaración de independencia en mayo de 1948.
Así las cosas, el debilitamiento de Hamás y el restablecimiento de la hegemonía de Fatah al frente de la ANP en Gaza no necesariamente facilitará las cosas en el frente de la paz. Más bien pareciera que Fatah se envalentonará y mantendrá la negativa a cualquier solución que se asemeje al principio de dos países bajo las fronteras pre-1967.
Algunos cínicos creen que la única solución es la desaparición por completo del Estado de Israel. De acuerdo con esta simplista, errada y francamente antisemita visión de mundo, el establecimiento de un estado palestino en la totalidad del territorio de Israel, Cisjordania y Gaza traería finalmente paz al Medio Oriente. Más allá de las motivaciones antisemitas de quienes así piensan, lo que se revela es su total ignorancia de la historia y de la dinámica sociopolítica de la región . Un estado palestino bajo la égida de Fatah, con un régimen secularista, tendría dos frentes de guerra permanentes. En primer lugar, las milicias islamistas chiíes de Hezbolá en Líbano dirigirían sus Katyushas a los “herejes” seculares del sur. En segundo lugar, no podemos olvidar la verdadera masacre de palestinos a manos del padre del actual Rey de Jordania, allá a principios de la década de 1970, en lo que se conoció como el Septiembre Negro. Decenas de miles de palestinos fueron asesinados por el ejército jordano para garantizar el dominio del Rey Hussein sobre todo el territorio transjordano, y en esa parte del mundo esas acciones tarde o temprano son vengadas.
Si considerásemos la posibilidad de un estado palestino islamista fundamentalista bajo el control de Hamás, que es una organización sunita, inevitablemente chocaría con sus hoy aliados de oportunidad, los chiitas de Hezbolá. El Presidente Assad de Siria, quien es también chiita pero gobierna de manera autoritaria un país mayoritariamente sunita, seguirá apoyando a Hezbolá (lo mismo que Irán) para imponer su tendencia de la religión sobre la suni y enviar un claro mensaje a sus potenciales opositores sirios de que la disidencia no sería tolerada. Un régimen islamista también sería una amenaza y una constante fuente de preocupación para los regímenes relativamente más liberales de Jordania y Egipto. Las fronteras de un estado palestino islamista nunca serían estables.
Así es que, aunque nada es imposible, las perspectivas para una paz duradera en el Medio Oriente no son buenas. Dicen que Barack Obama es un tipo brillante, pero si no logra darse cuenta de que el verdadero problema no es el principio de “dos pueblos, dos países”, sino la intransigencia palestina en el tema de la definición de las fronteras, tampoco su gobierno va a lograr resultados positivos en el Medio Oriente. Robert Gates, actual y futuro Secretario de Defensa, y Hillary Clinton, la futura Secretaria de Estado, están muy comprometidos con el concepto de dos países bajo las fronteras pre-1967 como para darse cuenta de esta realidad. La mejor esperanza es que un relativo novato como Obama lo vea e imprima un cambio de rumbo a las negociaciones.
Estimado Dean,
ResponderBorrarHoy Hamas ha dicho que han vencido, que sólo han perdido a unos 40 soldados y que nadie les va a tocar su capacidad de seguir rearmándose. Está claro que esta gente no quiere la paz.
Creo que todo va a pasar por un acuerdo entre Irán y los EE UU con Obama en el poder, si es que éste último es capaz de tal logro y el presidente iraní se lo permite. Ya sabes que en realidad todo esto es un tablero de ajedrez en el que Gaza sólo sirve de escenario de operaciones.
Saludos.
Creo que todos estamos de acuerdo en que esto es mucho mas complejo de lo que parece...
ResponderBorrarPakithor,
ResponderBorrareso es parte de la retórica de una organización terrorista como lo es Hamás. No se trata de un ejército uniformado regular, sus "milicianos" visten de civil, se mezclan entre la población civil para lanzar sus ataques bajo la cubierta de los inocentes que los rodean, y no tienen reparo en situarse en los lugares que saben van a ser atacados por Israel - vestidos de civil, eso sí - para aumentar la cifra de víctimas civiles. Al ejército de Israel se le ha acusado de muchas cosas, menos de inepto o incompetente. Personalmente no me trago ese cuento de que después de 3 semanas de ataques no hayan podido matar a más que 40 terroristas.
H3dicho, efectivamente la cosa es complicada. Más complicada aún de entender cuando la cobertura de los medios de comunicación es, en el mejor de los casos, incompleta, y en la mayor parte de las veces, absolutamente parcializada.
Saludos,
Evidentemente la información que tenemos es totalmente parcializada, satanizando a los palestinos y justificando la existencia de un estado de israel que nunca había existido en donde las naciones unidas (encabezadas por EEUU y Gran Bretaña) quisieron que existiera.
ResponderBorrarEs evidente que palestina no ha sido ni será una zona de calma y paz, pero el establecimiento unilateral del estado de israel en terrenos palestinos es sin duda el evento que más problemas ha llevado a la zona.
¿cuàntos de nosotros estaríamos felices si de la noche a la mañana a los españoles se les ocurriera que como ellos dominaron estas tierras hace varios siglos ahora todos los latinoamericanos deberíamos desplazarnos a algún sitio para que ellos, respaldados por las naciones unidas, recuperaran estas tierras? Si no nos gustaría tal escenario, ¿por qué el establecimiento unilateral del estado de israel nos parece una buena idea?