Ayer hace dos semanas tuve un accidente automovilístico. Una moto me chocó por detrás, causando daños importantes al carro, e inmediatamente se dio a la fuga. En su intento por evitar el golpe, la moto patinó y lo que hizo fue restregarse por toda la parte trasera de mi carro, de derecha a izquierda, quebrando los dos “stops” y arruinado bumper, compuerta trasera, y un guardabarros. Inmediatamente llamé a la Policía de Tránsito y al INS a reportar el choque, y más de media hora después finalmente apareció el tombo. El inspector del INS llegó casi una hora después del choque, cuando ya el policía se había dado por vencido y se estaba montando en su moto para desaparecer.
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El policía de Tránsito muy amablemente me sugirió no hacer un parte, ya que al haberse dado a la fuga el motociclista, y no habiendo tenido chance de ver su placa (era de noche y estaba oscuro) – es decir, al no haber a quién denunciar – el parte únicamente hubiera producido como efecto que el Juzgado pusiera un gravamen sobre mi propio carro. Sin embargo, eso significa que el Policía tampoco hizo un croquis del accidente. Ahora el INS no me quiere reconocer parte de los daños, amparados en la ausencia del tal croquis.
A la mañana siguiente al choque, llevé mi carro a un taller autorizado. Antes de hacerlo llamé a varios amigos y familiares con más experiencia en estas lides, y me recomendaron usar un taller que tuviera conexión vía Internet con el INS, porque se supone que de esa manera se puede hacer un avalúo remoto, viendo las imágenes transmitidas por el WebCam del taller, lo cual – se supone también – acelera el trámite. Así lo hice. El avalúo remoto – que no requiere ni el traslado del carro a las instalaciones del INS ni el traslado de peritos del INS al taller – tomó una semana exacta. ¿Por qué? Porque si. Nadie me ha podido dar una explicación satisfactoria. El resultado, como ya adelanté, fue que el INS decidió no reconocer parte de los daños. Esa batalla ya la perdí, pero con tal de que me puedan arreglar el carro y me lo devuelvan, no me quedó más que aceptar la arbitraria decisión del INS. A mi me toca comprar de mi propio bolsillo uno de los dos “stops” traseros, además de pagar el deducible de un choque en el que no tuve culpa alguna.
Hoy se cumplieron dos semanas desde que llevé el carro al taller. Los repuestos aún no han sido comprados por el INS, de manera que mi carro no puede ser arreglado. En el taller me informan que el INS tiene programado emitir la orden de compra el jueves. ¿Por qué? Porque si. Mientras tanto, ahí me la tengo que jugar como un vikingo en taxi, en bus, o dejando a mi doña sin carro, lo cual además implica que a media jornada laboral tengo que salir corriendo para llevar al carajillo a su clase de taekwondo o a recoger a la otra del Jazz.
No me queda más que seguir esperando como idiota… a que se me venza el malparido seguro para ir a contratar uno nuevo con alguna otra empresa. No se si la experiencia vaya a ser mejor que con el INS, pero al menos me podré dar el gusto de dejar de contratar al cochino monopolio al que siempre pagué puntual las primas, pero que cuando necesité la cobertura, escogieron vacilarme con un servicio peor que pésimo y una arbitrariedad que ya, ante la presencia de competidores, es difícil de comprender. Old habits die hard.
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El policía de Tránsito muy amablemente me sugirió no hacer un parte, ya que al haberse dado a la fuga el motociclista, y no habiendo tenido chance de ver su placa (era de noche y estaba oscuro) – es decir, al no haber a quién denunciar – el parte únicamente hubiera producido como efecto que el Juzgado pusiera un gravamen sobre mi propio carro. Sin embargo, eso significa que el Policía tampoco hizo un croquis del accidente. Ahora el INS no me quiere reconocer parte de los daños, amparados en la ausencia del tal croquis.
A la mañana siguiente al choque, llevé mi carro a un taller autorizado. Antes de hacerlo llamé a varios amigos y familiares con más experiencia en estas lides, y me recomendaron usar un taller que tuviera conexión vía Internet con el INS, porque se supone que de esa manera se puede hacer un avalúo remoto, viendo las imágenes transmitidas por el WebCam del taller, lo cual – se supone también – acelera el trámite. Así lo hice. El avalúo remoto – que no requiere ni el traslado del carro a las instalaciones del INS ni el traslado de peritos del INS al taller – tomó una semana exacta. ¿Por qué? Porque si. Nadie me ha podido dar una explicación satisfactoria. El resultado, como ya adelanté, fue que el INS decidió no reconocer parte de los daños. Esa batalla ya la perdí, pero con tal de que me puedan arreglar el carro y me lo devuelvan, no me quedó más que aceptar la arbitraria decisión del INS. A mi me toca comprar de mi propio bolsillo uno de los dos “stops” traseros, además de pagar el deducible de un choque en el que no tuve culpa alguna.
Hoy se cumplieron dos semanas desde que llevé el carro al taller. Los repuestos aún no han sido comprados por el INS, de manera que mi carro no puede ser arreglado. En el taller me informan que el INS tiene programado emitir la orden de compra el jueves. ¿Por qué? Porque si. Mientras tanto, ahí me la tengo que jugar como un vikingo en taxi, en bus, o dejando a mi doña sin carro, lo cual además implica que a media jornada laboral tengo que salir corriendo para llevar al carajillo a su clase de taekwondo o a recoger a la otra del Jazz.
No me queda más que seguir esperando como idiota… a que se me venza el malparido seguro para ir a contratar uno nuevo con alguna otra empresa. No se si la experiencia vaya a ser mejor que con el INS, pero al menos me podré dar el gusto de dejar de contratar al cochino monopolio al que siempre pagué puntual las primas, pero que cuando necesité la cobertura, escogieron vacilarme con un servicio peor que pésimo y una arbitrariedad que ya, ante la presencia de competidores, es difícil de comprender. Old habits die hard.