martes, 5 de julio de 2011

¿Quién manda en Costa Rica?

Desde que me enteré de que Laura Chinchilla había ido a pedir cacao a las puertas de la Casa de Sustos de Rohrmoser, me di cuenta de que las cosas iban mal. Tal parece que la mamá de doña Laura nunca le hizo la advertencia en Jalogüín de no ir a pedir confites a la casa del viejo verde solterón del barrio. Mi tata siempre me decía que el que juega con fuego amanece miado. Ahora comprendo que la afirmación no era literal.

No existe en nuestro régimen presidencialista oficina o puesto de más alto rango que el del Presidente. Y ocuparla implica apegarse a ciertas reglas de protocolo que están diseñadas para preservar su dignidad. La primera y más obvia es que cuando un ciudadano quiere hablar con la Presidenta, si es que ella accede a tener la conversación, tiene que ir a su oficina o dónde ella le indique. Ir con el rabo entre las piernas a tocarle la puerta a Oscar Arias es una muestra de la debilidad que lamentablemente ha caracterizado a doña Laura desde que asumió. Lo que no sabíamos es que su nuevo Ministro de la Presidencia podía ser tan baboso y tan pollito como para no advertirle del error que estaba cometiendo. En el Liberación Nacional de hoy en día, cualquiera hace lo que sea con tal de comer de las migajas del Palomo de la Paz. ¡Qué vergüenza!

El otro día tuve un intenso e interesantísimo intercambio vía Chat con mi amigo Diego, otro ché que vive en Costa Rica. A diferencia de Marcelo, Diego si se interesa por la política local. La cosa es que comentando los eventos recientes, me tiró esta joyita que no puedo dejar de compartir con mis lectores:
“Lo de la visita de Laura a Arias en su casa y no en la Casa Presidencial para, al día siguiente recibir una escupida en la cara, creo claramente, que la puso en su lugar, si es que ya se dio cuenta de quién manda.”



Esa es, definitivamente, una buena teoría para responder la pregunta planteada en el título de este artículo. Sin embargo, Dean CóRnito no cree que sea don Oscar el que manda. No es lo mismo lo que Oscar quiere (que Laura ponga la cara y él las piernas que marquen el rumbo), que lo que Oscar obtiene. Porque si bien este gobierno carece de don de mando, o al menos eso dice Unimer que pensamos 8 de cada 10 ticos, si en algo ha sido firme doña Laura es en no dejarse mangonear por el orejón de San Francisco de Heredia. Bueno, hasta que le aceptó la cena en su mansión josefina para que, como bien dijo mi amigo Diego, al día siguiente le escupieran en la cara, gargajo y todo incluido.

Cuando en un país se presenta un vacío de poder, suceden las cosas más inauditas; ningún vacío de poder permanece desocupado por largo tiempo. Dean CóRnito es de la tesis de que quien manda en Costa Rica es la prensa, y específicamente el Grupo Nación, con su emporio periodístico y radial, y sus excelentes relaciones con el telenoticiero de Sabana Oeste. Las pruebas saltan a la vista.

En muchos sentidos, la política es como el futbol: cuando el equipo no tiene un “diez” - ese jugador pensante, creativo, que arma las jugadas, distribuye los balones y resuelve los problemas cuando nadie más parece encontrar la llave - su accionar se torna soso, insulso, y los éxitos que obtiene son más resultado de la casualidad que del trabajo planificado. Este gobierno no tiene a su “diez”. A los dos Ministros de la Presidencia que ha tenido les ha quedado grande la camiseta.

Doña Laura, que vendría a ser como el Director Técnico del equipo, está, como dirían los gringos, M.I.A. (missing in action). Es más frecuente una aparición de la Virgen que una de doña Laura. A la Presidenta le hace falta el Danilo Jiménez o el Rolando Laclé que maneja los hilos del espectáculo sin figurar, asegurándose de enfocar siempre el reflector hacia el Presidente.

El asunto es que, sin nadie del equipo que marque la agenda del gobierno, ésta la marca en la Costa Rica actual La Nación. Escuchen a Amelia Rueda en la mañana; hace un repaso de titulares (90% de La Nación), y luego se pone a perseguir como perro rabioso a los funcionarios para que le rindan cuentas – a ella, auto ungida defensora de los habitantes – de las fallas que La Nación revela. Presten además atención a las respuestas que dan esos Ministros y Presidentes Ejecutivos que acceden a hablar con la Rueda; noten cómo asumen como su principal prioridad resolver cualquiera que sea el problema detectado por los de Llorente. Fácil, puesto que el gobierno no tiene prioridades.

La Nación es el titiritero del gobierno; el que maneja los hilos de las marionetas y les dice para dónde moverse. Se equivocó don Ottón Solís, pero solo en cuanto a quién manejaría los hilos, no en cuanto a que seríamos gobernados por marionetas.

Un ejemplo para concluir: La Nación detecta nombramientos irregulares en Relaciones Exteriores, y la Presidenta corre a revocarlos. Y no es que esté mal que los revoque; también en este blog criticamos dichos nombramientos. Es que doña Laura firmó los acuerdos de nombramiento y, de no ser por la acuciosidad de algún periodista de La Nación, jamás los hubiera revocado. Ejemplos como este, los hay en cantidad.

En fin, cuando La Nación pone el disco, los ministros y la Presidenta se ponen a bailar.

5 comentarios:

  1. diay a lo que parece es oscar el papá de los tomates

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  2. y en cuato a la nacion ellos pueden investigar pero puede ser para favorecer la figura de alguien

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  3. Más claro no se pueden decir las cosas. En este país las órdenes de dictan desde Llorente de Tibás. Desde la operación para apearse a Bruno Stagno y colocar a un ex-director, todo han sido ejemplos claros de lo que nos cuentas hoy, amigo mío.
    Excelente artículo.

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  4. Tocaste un punto muy importante - Los medios dictan la agenda del Gobierno, sus prioridades. Da la impresión que no tienen noción o interés en la problemática nacional y no es hasta que le pegan el quemon que deciden ponerse las pilas.

    Hasta que se rompa no lo arregle y hagalo baratico, con cinta adhesiva y cordones de zapatos. No se ve iniciativa, autoridad...

    Y en un ratico por quien correran los Ticos desborados a votar!??...

    buen post Dean

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  5. ¿La Nazión, eh? Más bien diría que el pánico al escándalo... que es casi lo mismo... aunque a veces los bailaos son los medios... es un juego de apariencias, y vea como es de querida la Amelia... casi casi siguiendo los pasos del Padre Minor en cuanto a popularidad...

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