Hace días no escribía, y siento que debo a mis lectores una explicación. Primero me tuve que incapacitar por el dolor de muñeca causado por escribir tanto en el blog. Luego logré que me prolongaran la incapacidad por el estrés que me provocó no escribir durante tantos días. Después, me envacacité para irme a bloquear calles durante la huelga de mis colegas de la Caja, que “defendían a la Caja” y no sus “merecidas” gollerías. Como nos dieron por la torre, no me quedó más que volver a trabajar. Heme aquí, y hoy quiero opinar sobre la telenovelesca renuncia de la Ministra de Salud.
En varias ocasiones había yo manifestado que a doña María Luisa la consideraba, junto con los mechudos de Educación y de Cultura, entre los mejores ministros del actual gobierno. Mi opinión empezó a cambiar hace unos meses, cuando se intensificó la campaña de cierres de restaurantes. Me alegra que alguien esté velando por mi salud, pero cerrar el Tin Jo, el Café Mundo o el Spoon de Escazú fue para mí muestra de que los objetivos perseguidos eran más mediáticos que sanitarios. No es que dude de las cochinadas que hayan podido encontrar en cualquiera de esos lugares. Es que me surgió la duda de si las puercas ventas callejeras de chuzos de carne de rata, o las insalubres soditas del Mercado Central de cualquier ciudad, donde a diario se alimentan miles de ciudadanos de los de a pie, serían dechados de virtud y ejemplo de corrección en el manejo de los alimentos, como para que no merecieran ni una sola visita del Ministerio de Salud. No me impulsaba un ánimo revanchista ni mucho menos. Es que si el objetivo es garantizar la salubridad de los lugares donde la gente se alimenta, es necesario entonces cortar a todos con la misma tijera.
En medio de la campaña de cierre de restaurantes notorios, he de confesar que me pareció de sumo mal gusto la presencia de doña María Luisa en “la foto”. El cierre de un restaurante no debería de ser explotado para mejorar la imagen o incrementar la presencia mediática de ningún funcionario público. Ni siquiera debería de ser noticia; es parte del diario quehacer de cualquier Ministerio de Salud. Tampoco debería de ser usado para incrementar el flujo de visitantes a las cuentas de Facebook o de Twitter del funcionario público, ni para cimentar sus aspiraciones políticas futuras.
Pero no es lo anterior lo que define la labor de un ministro, ni tampoco la razón por la que aplaudo la salida de la Dra. Ávila. Resulta que ella es Ministra de Salud y, como tal, coordinadora del Sector Salud desde hace más de 5 años. Son los mismos años en que, bajo su tutela, se convirtió a la CCSS en la agencia de empleo del PLN, llevando a la institución al borde de la quiebra. A la par de esto, el nombramiento de unas pocas decenas de pegabanderas en diversas misiones diplomáticas en el exterior, parece peccata minuta (aunque no lo es).
Es cierto que muchos de los vicios detectados en la Caja vienen de años y décadas atrás, pero es el agregado de casi 10.000 funcionarios nuevos a la planilla – sin que se haya dado una mejora en la calidad y oportunidad del servicio – la principal causa del déficit de nuestro seguro social. Aquí sí que extrañamos la presencia de la Dra. Ávila en la foto. Desde que se destapó la crisis de la CCSS y hasta la oficialización de su renuncia ayer, la Ministra Ávila no aparecía por ninguna parte para decir esta boca es mía y dar la cara por su eventual responsabilidad – presumiblemente indirecta – en el descalabro de esa institución.
También extrañamos el liderazgo de doña María Luisa en el tema de la fertilización in vitro, sobre el cual el gobierno de doña Laura no ha hecho más que dar palos de ciego. No existe justificación ninguna para que una Ministra tan mediática como la Dra. Ávila no apareciese en el momento justo a aclarar, desde una perspectiva científica, todas las tonteras que en nombre de la religión y de otros principios supremos (¿supremacistas?) utilizaron los ultra conservadores de nuestro país para, de facto, negar el derecho a la reproducción asistida a las mujeres que sufren de una discapacidad reproductiva.
Así las cosas, la salida de doña María Luisa está más que justificada, y llega en buena hora. Si en algo estoy de acuerdo con ella, es en cuanto a que no puede ser una comisión nombrada por la misma CCSS – y que incluye a un exDirectivo del período anterior (cuando se dieron las contrataciones cuestionadas) – la que analice las causas del descalabro y proponga las medidas correctivas. Sin embargo, debo de agregar que tampoco podía serlo una comisión nombrada por una Ministra que presuntamente tuvo una cuota de responsabilidad – in vigilando – en los hechos.
Ojalá doña Laura Chinchilla despierte del letargo y se dé cuenta de que debe de nombrar una comisión absolutamente independiente e imparcial, que no tenga interés alguno en proteger ni a doña María Luisa, ni a la actual Presidenta Ejecutiva de la Caja (doña Ileana Balmaceda), ni al anterior Presidente Ejecutivo (el previamente renunciado Eduardo Doryan), ni a ninguno de los directivos y funcionarios actuales o pasados que hayan podido tener una responsabilidad compartida en esta situación. La firmeza y honestidad que tanto pregona así lo demandan.
María Luisa Ávila, la Ministra twittera. |
En varias ocasiones había yo manifestado que a doña María Luisa la consideraba, junto con los mechudos de Educación y de Cultura, entre los mejores ministros del actual gobierno. Mi opinión empezó a cambiar hace unos meses, cuando se intensificó la campaña de cierres de restaurantes. Me alegra que alguien esté velando por mi salud, pero cerrar el Tin Jo, el Café Mundo o el Spoon de Escazú fue para mí muestra de que los objetivos perseguidos eran más mediáticos que sanitarios. No es que dude de las cochinadas que hayan podido encontrar en cualquiera de esos lugares. Es que me surgió la duda de si las puercas ventas callejeras de chuzos de carne de rata, o las insalubres soditas del Mercado Central de cualquier ciudad, donde a diario se alimentan miles de ciudadanos de los de a pie, serían dechados de virtud y ejemplo de corrección en el manejo de los alimentos, como para que no merecieran ni una sola visita del Ministerio de Salud. No me impulsaba un ánimo revanchista ni mucho menos. Es que si el objetivo es garantizar la salubridad de los lugares donde la gente se alimenta, es necesario entonces cortar a todos con la misma tijera.
En medio de la campaña de cierre de restaurantes notorios, he de confesar que me pareció de sumo mal gusto la presencia de doña María Luisa en “la foto”. El cierre de un restaurante no debería de ser explotado para mejorar la imagen o incrementar la presencia mediática de ningún funcionario público. Ni siquiera debería de ser noticia; es parte del diario quehacer de cualquier Ministerio de Salud. Tampoco debería de ser usado para incrementar el flujo de visitantes a las cuentas de Facebook o de Twitter del funcionario público, ni para cimentar sus aspiraciones políticas futuras.
Pero no es lo anterior lo que define la labor de un ministro, ni tampoco la razón por la que aplaudo la salida de la Dra. Ávila. Resulta que ella es Ministra de Salud y, como tal, coordinadora del Sector Salud desde hace más de 5 años. Son los mismos años en que, bajo su tutela, se convirtió a la CCSS en la agencia de empleo del PLN, llevando a la institución al borde de la quiebra. A la par de esto, el nombramiento de unas pocas decenas de pegabanderas en diversas misiones diplomáticas en el exterior, parece peccata minuta (aunque no lo es).
Es cierto que muchos de los vicios detectados en la Caja vienen de años y décadas atrás, pero es el agregado de casi 10.000 funcionarios nuevos a la planilla – sin que se haya dado una mejora en la calidad y oportunidad del servicio – la principal causa del déficit de nuestro seguro social. Aquí sí que extrañamos la presencia de la Dra. Ávila en la foto. Desde que se destapó la crisis de la CCSS y hasta la oficialización de su renuncia ayer, la Ministra Ávila no aparecía por ninguna parte para decir esta boca es mía y dar la cara por su eventual responsabilidad – presumiblemente indirecta – en el descalabro de esa institución.
También extrañamos el liderazgo de doña María Luisa en el tema de la fertilización in vitro, sobre el cual el gobierno de doña Laura no ha hecho más que dar palos de ciego. No existe justificación ninguna para que una Ministra tan mediática como la Dra. Ávila no apareciese en el momento justo a aclarar, desde una perspectiva científica, todas las tonteras que en nombre de la religión y de otros principios supremos (¿supremacistas?) utilizaron los ultra conservadores de nuestro país para, de facto, negar el derecho a la reproducción asistida a las mujeres que sufren de una discapacidad reproductiva.
Así las cosas, la salida de doña María Luisa está más que justificada, y llega en buena hora. Si en algo estoy de acuerdo con ella, es en cuanto a que no puede ser una comisión nombrada por la misma CCSS – y que incluye a un exDirectivo del período anterior (cuando se dieron las contrataciones cuestionadas) – la que analice las causas del descalabro y proponga las medidas correctivas. Sin embargo, debo de agregar que tampoco podía serlo una comisión nombrada por una Ministra que presuntamente tuvo una cuota de responsabilidad – in vigilando – en los hechos.
Ojalá doña Laura Chinchilla despierte del letargo y se dé cuenta de que debe de nombrar una comisión absolutamente independiente e imparcial, que no tenga interés alguno en proteger ni a doña María Luisa, ni a la actual Presidenta Ejecutiva de la Caja (doña Ileana Balmaceda), ni al anterior Presidente Ejecutivo (el previamente renunciado Eduardo Doryan), ni a ninguno de los directivos y funcionarios actuales o pasados que hayan podido tener una responsabilidad compartida en esta situación. La firmeza y honestidad que tanto pregona así lo demandan.
Estimado Dean,
ResponderBorrar¿Quién nos iba a decir a nosotros que aquella pediatra aficionada, como yo, a la política, a la que conocimos virtualmente en el foro Costa Rica Nuestra iba a llegar tan alto en la escena pública patria?.
¿Quién se cree que esta señorita vaya a regresar a la consulta después del grado de popularidad alcanzado?.
En fin, reflexiones a vuela pluma. Ya casi todo está dicho en estas magistrales líneas.
Excelente artículo, como suele hacerlo. Me llamó mucho la atención la comparación que realiza en torno al cierre de locales de venta de alimentos, porque pone en duda si está menos higiénico un lugar que tienen ciertos parámetros de funcionamiento contrario a otro que no recibe ni inspecciones rutinarias. De verdad que esto parece ser más mediático con tal de hacer un llamado la población acerca del correcto manejo de alimentos (quienes contratan ahora son estrictas en cumplir con este requisito mediante un curso), antes de proteger a las personas de los problemas que podrían tener por alimentarse en McDonalds, Spoon, entre otros lugares, cuando el riesgo puede ser mayor en sitios menos controlados.
ResponderBorrarSaludos.
Pues obviamente tenés razón en tus críticas por el manejo de los medios que hizo al final. No estoy tan seguro de su participación en el descalabro de la Caja, que es un monstruo con vida propia y mucha inercia... y, de hecho, planteó dudas válidas por la forma en que se están buscando las soluciones...
ResponderBorrarEs como la carretera a Caldera... muchos defectos, pero a fin de cuentas, la mejor que tenemos...
Excelente. Ma. Luisa era accesible para los medios, para sus followers en twitter; hizo cosas bien, buenas campañas, bretes en Cen Cinai, tomó ciertas decisiones correctas cuando era necesario. Pero era eso: siempre quería salir en la foto. ¿Habría sido reconocida como la más "tuanis" ministra de no haber hecho eso? No lo sé. El caso es que sus "razones" de salida a mí no me convencen, porque salió a jugar (todos iban a pensar eso) de "yo quería trabajar por la CCSS, pero no me dejaron". ¿Cuándo salió a criticar el descalabro? Ahí no salió ni en la foto ni dio ninguna entrevista. Si estaba "gestado desde antes", podría haber hecho algo antes también (5 años).
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