Dean CóRnito nunca ha tenido un arma, no sabe usarlas y, francamente,
no logra entender la fascinación de muchas personas con ellas. Siendo liberal, ha tenido que tomar la
decisión consciente de nunca involucrarse en el debate sobre “el derecho o no” a
las armas, porque si bien su corazón liberal le dicta que cada quien debe ser
libre para decidir cómo manejar sus cosas, su intelecto le dice que los juegos
con armas son una soberana estupidez. Sin embargo, cuando la imbecilidad se convierte
en política pública, y el cinismo en discurso oficial, un liberal que se
respete no tiene más opción que dejar a un lado su natural aversión a las armas
para ejercer, por primera vez en su vida, la defensa del derecho de las
personas a tener y/o portar armas.
domingo, 21 de abril de 2013
domingo, 7 de abril de 2013
Indignado
En más de 25
años de carrera profesional, nunca me había sentido tan indignado como esta
semana que pasó. Estoy que me lleva el tren de la indignación. Empezamos el
jueves, con casi dos horas y un par de citas de trabajo perdidas en diferentes
bloqueos de los porteadores, pero no me quejé porque Dean CóRnito apoya el
derecho de las personas a manifestarse, máxime cuando creen que lo hacen en
defensa de su sustento. Pero los inconvenientes sufridos no dejan de causar
molestia. Seguimos el viernes, cuando
fui víctima de una vulgar extorsión por parte de un funcionario público al que
mis impuestos le pagan su salario.
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