jueves, 28 de junio de 2007

Derribando mitos – 4ª parte

Hace un tiempo escribí una serie de artículos en la que analicé diversos aspectos del TLC entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, con la intención de demostrar la falsedad de algunos de los más frecuentes argumentos que utilizan los opositores al TLC. A dichos argumentos fantasiosos los llamé mitos del TLC, en el entendido de que la cuarta acepción del vocablo mito en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (22ª edición) es “Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.” Dos años más tarde, gracias a la inacción del anterior gobierno, y a la incapacidad de nuestros diputados para resolver las cosas importantes, el tema del TLC sigue de moda. De manera que considero relevante continuar derribando los mitos que han surgido en torno al TLC.

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Seamos realistas: ser partidario del NO es siempre complicado, emocional o psicológicamente. Nadie quiere ser acusado de negativo. Sin embargo, podemos analizar el pedigrí de la mayoría de los liderejos del NO y nos daremos cuenta de que son de los que siempre se oponen a todo. Como diría mi hermana, es gente que siempre está a favor de los que están en contra y en contra de los que están a favor. Para superar sus traumas, o para lavarse la cara en público, hoy nos dicen que no están en contra del libre comercio. Que no se oponen a cualquier TLC, sino a este TLC, porque Estados Unidos nos hincó en la negociación y nos obligó a abrir mercados y romper monopolios. Pero muchos de ellos, y muy prominentemente Otón Solís, se han manifestado a favor de negociar sendos TLC con Europa y ahora con el país de moda, China comunista.

Resulta que en una nota de La Nación del día de hoy, don Tomás Abadía, delegado de la Unión Europea para Costa Rica y Panamá, nos deja bien clarito cuáles serían las condiciones de la UE para un TLC con Centroamérica. Dice don Tomás que la Unión Europea utilizaría como “piso” el tratado que la UE firmó con Chile; es decir, como mínimo esperarían los europeos que un TLC con Centroamérica contenga todos los elementos del acuerdo con Chile. Nos aclara la nota periodística que el TLC Europa – Chile contempla la liberación de bienes y servicios e inversiones. Más aún, con respecto a los monopolios de seguros y telecomunicaciones de Costa Rica, don Tomás dice textualmente que “la idea es negociar que haya un mejor acceso al derecho de establecimiento y prestación de servicios”. Esto, por supuesto, se refiere al derecho de las empresas europeas de establecerse y prestar servicios en Costa Rica. En otras palabras, ruptura de monopolios. Ahora sí que quiero ver a don Otón Solís, al Rector Tejos, a Albino Vargas, a Jorge Arguedas y a sus demás secuaces bailándose ese trompo en la uña. ¿Están a favor o en contra de un TLC con Europa? ¿Saben cuáles son las condiciones que nos impondrán los europeos? ¿Están a favor del libre comercio, sí o no?

Pero lo mejor está aún por venir. Una de las mentiras más grandes que nos han contado Otón y compañía es la de que el TLC con Estados Unidos es innecesario porque de por sí contamos con los beneficios de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), y que nuestros productos podrán seguir entrando a Estados Unidos libres de aranceles sin TLC. Porque estoy de buen humor, voy a obviar el hecho de que la ICC excluye categorías importantes de bienes, tales como los textiles y buena parte de los agrícolas, que si están incluidos en el TLC. Voy a obviar también el hecho de que el TLC es una avenida de dos sentidos mientras que la ICC es una calle de un sentido: los consumidores costarricenses no percibimos beneficio alguno de la ICC, mientras que si sacaríamos ventaja del TLC. Lo realmente importante es que el contra argumento que hemos utilizado quienes favorecemos el TLC es que lo de la Cuenca del Caribe es una iniciativa unilateral de los Estados Unidos, que puede ser retirada en cualquier momento. Y cuando lo hemos dicho desvían el debate a si EEUU puede excluir a un país o eliminar del todo la ICC sin aprobar una ley. Sea necesaria una ley o no, la ICC se termina cuando al Tío Sam se le pegue la gana. Si usted es nuevo por aquí y desea profundizar sobre este tema, le recomiendo leer “La ICC se termina sin ley” haciendo click aquí. Si va a perder el tiempo leyendo mis diatribas, es importante que lea también los comentarios que siguen a dicho artículo.

Tal vez algunos de mis más antiguos lectores se estén preguntando a estas alturas qué le estará pasando a Dean, gastando el tiempo en algo sobre lo que ya escribió en el pasado como lo es este tema de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe. La cosa es que Otón y su coro han venido insistiendo en que no hay ambiente en el Congreso gringo para “sancionar” a Costa Rica quitándole los beneficios de la ICC y que, por el contrario, hay ambiente para renegociar el TLC. Uno de los congresistas favoritos de don Otón es el Sr. Charles Rangel, a quien le encanta venir a los países de Latinoamérica a decirnos que él manda en el Congreso y que la luna es de queso. Me salió un verso sin esfuerzo, pero no me voy a poner más terso. Lo importante aquí es que así como don Charles le ofreció venderle a Otón una quinta en la luna, y luego se fue a Sur América a ofrecer la misma parcela, hay que analizar los resultados. Nuevamente es La Nación la que nos informa sobre esto.

Cuatro países andinos (Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia) tienen un programa de preferencias comerciales en más de un sentido similar a la Iniciativa de la Cuenca del Caribe. Para efectos de este artículo, llamémosle a ese programa PCPA. Colombia y Perú negociaron recientemente TLC’s con los Estados Unidos, mientras que Ecuador y Bolivia no lo hicieron. De acuerdo con la ley de 1991 que los creó, los beneficios de la PCPA vencían en el 2001. En ese año, Estados Unidos otorgó una extensión por seis años de los beneficios de la PCPA. Dicha extensión vencía este próximo sábado 30 de junio. Mr. Charles Rangel prometió que en esta ocasión los Estados Unidos extenderían la PCPA por otros dos años, mientras que Bolivia y Ecuador pedían una ampliación de cinco años. Sin embargo, la extensión fue de apenas 8 meses. ¿Por qué? Por dos razones: la primera es que la Cámara de Representantes, hoy dominada por el Partido Demócrata, no tiene ambiente para el libre comercio. La segunda es que, como lo dice la nota de AP y Reuters, el senador republicano de mayor rango en el Comité de Finanzas del Senado, el Sr. Chuck Grassley, “es conocido por su intención de quitar las preferencias comerciales a países que no colaboran con la política comercial internacional de Estados Unidos.” En este caso es justamente el Congreso americano el que no ha ratificado los TLC con Colombia y Perú. Los ocho meses fueron otorgados para darse tiempo a si mismos de hacerlo, pero denotan la clara intención de eliminar los beneficios una vez que los TLC’s entren en vigencia.

Como lo hemos dicho anteriormente: cualquier excusa es buena para quitarnos los beneficios de la ICC, y una en particular que menciona la ley que nos otorga ese beneficio es justamente que un país beneficiario se rehúse a entrar en un tratado comercial más amplio y liberal que las ventajas unilaterales de la ICC. Chuck Grassley, Republicano, es conocido por sostener esa tesis. Los Demócratas son conocidos por no favorecer el libre comercio.

La probabilidad de que nos mantengan los beneficios de la ICC o nos negocien un nuevo TLC tienden a cero exponencialmente. Los mitos de la permanencia de la ICC y de la renegociación del TLC merecen ser expuestos como la farsa que son. Forman parte del mentiroso maquillaje de los liderejos del NO para aparentar no ser los retrógradas que a todo proyecto de desarrollo se oponen, cuando su verdadera intención es que nos quedemos sin Tiro ni Troya. Y si no, pregúntenle a los sindicalistas que en el 2001 andaban por ahí solicitando a Estados Unidos que sacara a Costa Rica de la lista de países beneficiarios de la ICC.

3 comentarios:

  1. que bueno... de nuevo por aca... y como siempre, estas entradas te quedan geniales, pero al final yo creo que sigue siendo mas facil desintegrar un atomo que un preconcepto.

    los que ya no creen en el TLC, van a hacer todo lo posible por tratar de botarlo, aunque vayan en contra de la mayoria, aunque gane el si en el referendo, aunque pase lo que pase.

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  2. Los que van a votar que no en el referendum, son todos los que votaron en contra del actual Presidente?

    Son los mismos que salen a las calles a manifestarse? Esa gente no tiene trabajo?

    Los 800 mil que no votaron, ahora si lo haran? En contra o a favor? Hace unos meses atras, no estaban ni en contra ni a favor, tanto asi, que ni se presentaron a las urnas. Seran de esos que dejan que otros organicen y luego critican diciendo que la fiesta estaba fea?

    A los del NO, les falta criterio, cordura, y huevos.

    Salud!

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  3. Estoy buscando información para despejar mis dudas acerca de la conveniencia o no del TLC. Sin embargo, aquí encontré una pobre opinión sin referencias directas al texto del tratado.

    Buscaré una opinión mejor fundamentada.

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