domingo, 31 de enero de 2010

Hipocresía, Política, y la Costa Rica que queremos

A Otto Guevara – candidato del movimiento que promueve las libertades individuales – se le ha criticado fuertemente por dejar de dar declaraciones a La Nación. Algunos se han dejado decir que con esa decisión coarta la libertad de prensa. Aunque considero equivocada y no comparto la decisión de Guevara, tampoco comparto los argumentos de sus detractores. Otto Guevara no coarta la libertad de prensa, sino que ejerce su derecho individual de dar declaraciones a quien él quiera. La Nación no es “la prensa”, sino una más de las empresas que lucran con esa actividad, y a todas las demás don Otto sigue brindando declaraciones. En realidad, Guevara no se niega a dar declaraciones, sino que estableció una serie de condiciones que La Nación, con toda la razón, no quiso aceptar. Pero su principal detractor, el candidato Ottón Solís, tiene techo de vidrio y aquí tenemos las pruebas: durante la campaña del referéndum que decidió la suerte del TLC, don Ottón puso como condición para brindar declaraciones a La Nación que le plantearan las preguntas por escrito. Tampoco en esa ocasión aceptó La Nación las condiciones.

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La otra gran crítica que han lanzado sus contrincantes a Otto Guevara es el haber cambiado de opinión a través de los años en algunos temas importantes. En sus albores, allá por 1995, el Movimiento Libertario publicó un documento donde, entre otras cosas, hablaban de eliminar los salarios mínimos y la cotización obligatoria a la CCSS, y legalizar el consumo de las drogas. El Movimiento Libertario del 2010 ha abjurado esos y otros dogmas, para convertirse en una opción más de “mainstream” para el electorado nacional. Algunas personas han tildado semejante actitud de corrupción; Ottón Solís en los últimos dos debates fue muy insistente e incisivo a la hora de cuestionar a Otto Guevara por los cambios de su pensamiento.

Como lo dije hace unos días comentando una entrada en El Fusil de Chispas, es muy fácil usar la palabra corrupción – y en nuestro país Ottón Solís la ha convertido en moda – pero es muy difícil usarla correctamente. Cambiar de forma de pensar no es corrupción, es evolución (o retroceso, según el color del lente con que se lo mire). Los cambios en política son cosa de todos los días, y de todos los actores. ¿No cambió don Rodrigo Carazo la socialdemocracia por la democracia cristiana para acceder a la Presidencia? ¿No cambió Rodolfo Cerdas el comunismo por el nacionalismo? ¿No cambió el PLN la socialdemocracia por el mercantilismo capitalista? ¿No cambió Lula el beligerante discurso de dirigente sindical por el pragmatismo requerido para aspirar seriamente a la presidencia de su país? ¿No cambió Alvarez Desanti de partido cuando el suyo propio le cerró las puertas del poder? ¿Rolando Araya? ¿Es corrupto el ciudadano que hoy vota por el PAC pero en el pasado lo hizo por el PUSC?

Jamás se puede considerar corrupción decir “dejé en el pasado tales o cuáles ideas y esto es lo que propongo ahora”. Moderar el ideario es, en alguna medida, señal de madurez. No de la madurez de las canas mediáticas de Otto Guevara, sino de la madurez que requirieron Lula en Brasil, Mujica en Uruguay y el FMLN en El Salvador para llegar todos a la presidencia desde una izquierda democrática, reformada y moderada. Curiosamente, quienes hoy critican a Guevara por su cambio, callaban cobardemente o aplaudían como focas cuando cada uno de los “former revolutionaries” que hoy gobiernan con mayor o menor acierto en Latinoamérica se reempaquetaban a si mismos para presentarse ante el electorado.

El Movimiento Libertario tuvo en el 2005 una importante escisión, cuando don Raúl Costales Domínguez, uno de sus fundadores y principal ideólogo de la “línea dura” del ML, se separó del partido y con él se terminaron yendo los elementos ideológicamente más extremos – puristas, dirían ellos. Es a partir de ese momento cuando el Libertario inicia su reacomodo un poco hacia el centro – aunque siempre en la derecha – del espectro político nacional, de la misma manera en que Liberación en la década de 1980, y el PUSC en la década de 1990, respondiendo a los cambios en el electorado, iniciaron y completaron sus respectivos reacomodos un poco hacia la derecha del centro de ese mismo espectro.

De todas las personas que le critican los cambios a don Otto Guevara, quien menor autoridad moral tiene para hacerlo es precisamente don Ottón Solís, quien no solo cambió de partido cuando en el suyo propio le cerraron el camino a la candidatura; sino que además no se toma años (como el ML u Otto Guevara) para madurar sus cambios filosóficos, sino que lo hace a veces en un mismo momento. Hace dos años y medio, al calor de su campaña contra el TLC, don Ottón Solís publicó un artículo de opinión en La Nación, donde primero dijo que uno de sus objetivos era “evitar que el pueblo se manifestara sobre un TLC que consideramos violatorio de nuestra Constitución” (cita textual), pero hacia el final del mismo artículo aseguró que “el referéndum es nuestra meta, es el verdadero desafío histórico que se le presenta a Costa Rica para distinguirse como una nación diferente, pacífica y profundamente democrática” (cita textual).

Como lo hice ver en un artículo en este mismo blog el 7 de julio del 2007, los cambios de opinión de don Ottón se dan a lo largo de un artículo de menos de 750 palabras (no a lo largo de 15 años de análisis), y estos sí que son cambios fundamentales. Que el líder de una de las principales fuerzas políticas del país, que se presenta como adalid de la democracia y la honestidad, reconozca sin tapujos que apoyó una consulta de constitucionalidad que pretendía evitar que el pueblo soberano se manifestara sobre un tema de su mayor interés, pone en entredicho sus supuestas credenciales democráticas. Que ese mismo líder, apenas unos párrafos después, asegure que el referéndum que primero intentó impedir “es nuestra meta, el verdadero desafío histórico…”, demuestra que en ese líder la hipocresía no tiene límites, y que es capaz de decir cualquier cosa con tal de agradar a quien le escucha en cada momento.

Es el mismo Ottón Solís supuestamente democrático que hace apenas tres meses se dejó decir, en un foro de la Asociación Costarricense de Organizaciones de Desarrollo (ACORDE), y refiriéndose a las multinacionales que invierten en Costa Rica, que “…dan ganas de ser presidente para ponerles ciertas condiciones y decir: aquí no se les da electricidad y conexión, si no hacen esto…”. Pueden escuchar la grabación haciendo click aquí. Casi calcado del manual de procedimientos de Hugo Chávez en Venezuela. ¿Es esa la Costa Rica que queremos?

jueves, 28 de enero de 2010

El Debate en Repretel

Aunque menos innovador que el de Canal 7, el debate en Repretel de hoy jueves 28 de enero fue mucho mejor que otros en el pasado. Me gustó la idea de combinar segmentos de interacción entre candidatos, preguntas de periodistas, y preguntas de la ciudadanía remitidas a través de internet. Finalmente los medios locales están empezando a poner atención a este otro mundo virtual. Djenane Villanueva se lució como moderadora, sin asumir ningún protagonismo innecesario, pero interviniendo con firmeza y efectividad para hacer respetar los tiempos asignados. Pero no todo fue bueno. Lamentablemente las preguntas de los periodistas no estuvieron a la altura de la ocasión, y más bien propiciaron infantilmente los ataques entre los candidatos, desviando la atención del verdadero objetivo del ejercicio: fomentar el debate de ideas.

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Lo que me quedó claro después de escuchar por radio la primera hora de debate, y ver por televisión la segunda hora, es que en los últimos días cambió por completo la dinámica de la campaña. Si un extraterrestre hubiera visto el debate, necesariamente hubiera tenido que concluir que Otto Guevara es el candidato que lidera en las encuestas. La mayor cantidad de ataques se dirigieron esta vez a él y no a la candidata que tiene la mayor intención de voto según las encuestas. A este observador le resultó evidente que Ottón Solís y Luis Fishman tienen ahora un entendimiento tácito con el PLN para evitar a cualquier precio una segunda ronda entre Otto Guevara y Laura Chinchilla. Ya no aspiran a la Presidencia (Luis Fishman nunca lo hizo), pero más grave aún, han claudicado en su empeño de sacar a los hermanos Arias del poder. Otto Guevara se ha convertido en el coco de los demás candidatos, porque su ascenso al poder supondría una amenaza para todos los políticos tradicionales del país. El lema parece ser “todos contra Otto, y Otto contra todos”.

Paso a opinar sobre el desempeño de los candidatos. Esta vez no hubo ninguna sorpresa en las preguntas entre los candidatos. Todas fueron muy predecibles y sin consecuencias, y en ese sentido los candidatos defraudaron. También defraudaron la mayoría de las preguntas de los periodistas – por más “suspense sucesero” que intentó meter Jerry Alfaro –, pero no estamos aquí para hablar de ellos.

Laura Chinchilla tiene que estar muy agradecida, porque con este se terminaron los debates. Cómo sufre en el enfrentamiento directo, y qué fácil la barren. Es más tiesa que un muñeco de madera: Doña Yaya Chinchilla sería una mejor manera de referirse a ella – y no por las marionetas de Ottón. Siendo estrictamente superficial, habrá que decir que le quedó corrongo el nuevo peinado; se veía mejor que en otras ocasiones. Su discurso inicial fue espantoso, parecía pregrabado, rígido, seco, y sin emoción. Y hay que volverlo a decir: aún cuando los candidatos no enfilaron sus baterías a ella con tanto ahínco esta vez, se la gorriaron sin misericordia en las dos secciones de preguntas de candidatos. Incluso al plantear sus propias preguntas los otros candidatos encontraban fácil voltearle la tortilla. Un desempeño desastroso.

Luis Fishman tuvo sus quince minutos de gloria, y no lo hizo tan mal. Pero su propuesta – el candidato, lo que queda del partido, la propaganda – es tan risible, que no podemos evitar no tomarlo en serio. En el plano estético, don Luis tiene que demandar inmediatamente al que le inyectó el botox en la frente; la ceja derecha le quedó inmóvil unos 3 centímetros más arriba que la derecha. Además padece del síndrome de George Bush padre: le cuesta tremendamente hilvanar una oración coherente de principio a fin. Por último, aportó la nota más desagradable del debate: lo único que le faltó fue darle la adhesión y un besito de buenas noches a Ottón.

Otto Guevara no lució tan afilado esta vez como hace 4 días. Llegó demasiado agresivo, lo cual no va bien en Costa Rica; corre el riesgo de “pobrecitear” a su rival principal. Estar a la defensiva le va muy bien; responde con aplomo y sin sudar. Lamentablemente para él, todo en exceso es malo. Hoy Otto estuvo demasiado a la defensiva y se le salió esa agresividad de la que hablaba un par de líneas arriba. Creo que resintió la presión de que hoy fueran todos contra él, incluyendo a los cuatro periodistas. A su estética no hay nada que criticarle, se nota que ensaya su “killer look” en el espejo varias horas al día, y lo tiene todo bajo control, hasta el último pelo engominado.

Ottón Solís tuvo un buen desempeño, y creo que es el ganador del debate. No por sus ideas – casi no se discutieron y en eso nos quedó debiendo Repretel – sino por cómo se expresa, cómo contesta a los ataques, y la fina manera que ha desarrollado para atacar y esconder la mano. Como lo dije en un post anterior, desde la perspectiva de lo que sirve a sus intereses electorales, atacó de manera muy inteligente. En cuanto a su aspecto, aunque ya lo había notado el domingo, no es sino hasta ahora que lo comento: sus nuevas patillas combinación vaquero con Elvis Presley se le ven ridículas. Me imagino que con su usual sombrero y esas patillas las vacas de sus fincas se rinden a sus pies.

Lamentablemente para Costa Rica, y como lo dije al principio, fue poco el debate de ideas y triste la falta de imaginación y colmillo de los periodistas. En vez de cuestionar a Laura por proponer que el Estado se encargue de hacer cosas que debieran ser hechas por las familias; en vez de interrogar a Otto sobre su propuesta de dolarizar la economía o reformar el sistema tributario del país; en vez de confrontar a Ottón Solís con las muchas contradicciones que contiene su ideario y su programa de gobierno; en vez de aprovechar la ocasión para que los costarricenses pudiéramos escuchar a los candidatos explicar y defender sus propuestas, cayeron en el error – seguramente con la intención de mejorar los ratings – de provocar un show mediático.

El mejor Presidente no es ni el que mejor debate, ni el que vence al polígrafo, ni la que mejor memoriza su discurso, ni el que más se parece a Mr. Bean. El mejor Presidente será el que tenga las mejores propuestas y una idea clara de cómo las va a implementar. Y este debate – no por culpa del formato, sino de la poca acuciosidad de los periodistas y el imperioso deseo de figurar de algunos de ellos – no nos permitió dilucidar nada de aquello. Una verdadera lástima.

martes, 26 de enero de 2010

¿Y usted por quién va a votar?

Sus opciones son:
  1. El menos malo
  2. El más guapo (y ahora también, el que no miente)
  3. El más aburrido (y algo mentirosillo)
  4. La de la sonrisa forzada (y que teme al detector de chanas)
  5. Otro Innominado Desconocido.
Me interesa conocer su opinión. Aunque sea por el puro chingue.

domingo, 24 de enero de 2010

El debate en Canal 7

Pocas veces en los últimos 20 años los costarricenses hemos podido observar un debate entre candidatos presidenciales tan interesante y provechoso como el que Canal 7 transmitió hoy domingo 24 de enero por la noche. Hay que felicitar a los productores por haber asumido el riesgo de plantear un debate dirigido y controlado por los mismos candidatos. Hay que agradecerles por no habernos sometido a las aburridas y muchas veces irrelevantes preguntas de los periodistas de turno. Hay que reconocer a los tres candidatos que aprovecharon la ocasión para explicar algunos de sus planteamientos e hicieron preguntas atinadas a sus contrincantes. A continuación mi análisis del desempeño de los tres candidatos involucrados.

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A Laura Chinchilla el formato no la favoreció; ella se percibió rígida e incómoda, y el formato se prestó para que la tónica general del debate fuera como una carrera de ciclismo – sólo que sin los peones que ayudan a sus capos: los “perseguidores”, aún con sus diferencias ideológicas y sus intereses contrapuestos, se unieron para atacar y poner a prueba a la “líder” de la carrera. Y eso le hizo mella a la candidata liberacionista. Siguiendo con la analogía, habrá que ver si Laura podrá sobrevivir la escalada del Cerro de la Muerte que representan las últimas dos semanas antes de las votaciones. A diferencia del debate, en esa última etapa si podrá contar con la asesoría y apoyo de sus “peones”, pero a decir verdad, hasta ahora su equipo se ha mostrado débil.

En el primer segmento, sobre todo cuando se hablaba de seguridad ciudadana, Ottón Solís se fue en sus habladas habituales, lo que en este blog hemos denominado su discurso “naïve”. Como que si el Gobierno adjudicara todas sus licitaciones con absoluta transparencia y sin corrupción haría que los ladrones dejaran de asaltarnos violentamente en las calles y en nuestras casas. Como que si los ministros dejaran de comer en restaurantes caros haría que los ciudadanos dejemos de evadir el pago de nuestros impuestos. Ese discurso no le ha servido en dos campañas anteriores, y pareciera ser que tampoco en esta le está ayudando.

Habiendo dicho lo anterior, en los siguientes segmentos a Ottón se le sintió más seguro y al menos presentó algunas ideas y propuestas. Lástima que no se de cuenta de sus propias inconsistencias. Cuando trató de criticar a Otto Guevara por supuestos cambios en su pensamiento, se dejó decir más o menos lo siguiente: “Uno entiende cambios marginales, pero hay grandes temas en los que uno nunca debe de cambiar. Yo soy muy aburrido en ese sentido: desde que entré a la vida pública he creído en la seguridad alimentaria, en la descentralización, el ambiente.” Sin embargo, al explicar su propuesta de seguridad alimentaria, dijo que quiere tener un CNP fuerte, que sea el único ente que abastezca a todas las instituciones del gobierno: los CEN-CINAI, las cárceles, etc. Eso es centralización en su máxima expresión. Quiere decir que el CEN-CINAI de Pocosol tendrá que recibir los alimentos de la oficina más cercana del CNP (que bien podría estar en Alajuela centro), en vez de comprar sus productos a los agricultores locales. Como diría Otto Guevara: Chingo’e descentralización.

Otra inconsistencia de Ottón, de la que lastimosamente ninguno de sus contrincantes se percató, se refiere justamente a su propuesta de austeridad sobre la que basa el concepto de honestidad en la acción de gobierno. Habla de eliminar consultorías, asesorías, contrataciones por servicios profesionales, etc., además de dejar de servir galletas y licor en las recepciones del Estado. Pero justamente en La Nación de hoy domingo 23 de enero, explica que su partido solamente tiene diez funcionarios de planta, para una planilla mensual de apenas 4.2 millones de colones, pero agrega que “los gastos se disparan con la cancelación de servicios profesionales relacionados con la campaña.” Entonces, cabe preguntarse: ¿Cree en lo que predica, o es tan solo una pose electorera?

Me queda por último Otto Guevara. Lo sentí muy seguro en los segmentos en que le tocaba estar a la defensiva, que era básicamente cuando alguno de sus contendores tenía la moderación del debate. Pero en el primer segmento que le correspondió moderar, se le percibió desconcentrado, muy inseguro, y poco efectivo al plantear las preguntas a sus rivales.

Otto fue, de los tres candidatos, el que exhibió mayor coherencia interna de sus planteamientos. No quiero con esto decir que uno tenga que estar de acuerdo con su filosofía. Lo que quiero decir es que, dada su visión de mundo, sus propuestas son coherentes entre si. Esto lo llevó a tener algunas buenas “recuperaciones”. Cito algunos ejemplos.

Cuando Ottón Solís hablaba de subsidiar a los microempresarios, agricultores, pescadores, etc., de igual manera que a las empresas de Zona Franca, Guevara le contestó que para qué subsidiar, si lo correcto sería tratar a todo el mundo igual como regla general, y no como excepción. Agrego yo: las excepciones en materia tributaria se prestan para favorecer a los amigos y no a los que las necesitan, y abren un portillo incontrolable a la evasión. Además, si subsidiamos a las Zonas Francas y a los microempresarios, la carga tributaria de este país va a recaer en unos cuantos grandes contribuyentes, lo cual dificulta incrementar la recaudación. Los impuestos bajos pero de base amplia, como los que defendió Otto Guevara a lo largo del debate, permiten mejorar la recaudación, minimizando los portillos de la evasión, y sin poner un pesado lastre a la producción nacional.

Otro caso interesante fue cuando Ottón Solís propuso crear un fondo nacional de financiamiento subsidiado para microempresarios y agricultores, con una tasa de interés del 8% anual. Otto Guevara le contestó, con una buena dosis de razón, que una tasa del 8% es demasiado alta, y que el problema radica en que no se propone eliminar la inflación. En países de inflación baja, nos recuerda Guevara, los productores tienen acceso a créditos al 3% ó al 4%, siendo estas tasas de mercado, no subsidiadas, y eso les permite ser más eficientes.

Una duda me quedó con respecto al efecto de un ataque que hizo Ottón Solís a Otto Guevara, por supuestamente querer eliminar el salario mínimo y la seguridad social. La respuesta de Guevara fue muy buena, algo como: “don Ottón, yo creía que usted era una persona estudiosa…; ni en el Plan de Gobierno de mi partido del 2006, ni en el del 2010 se habla una sola vez de eso. Lástima que usted haya decidido creer a unos emails maliciosos que han circulado en esta campaña con el fin de desacreditarme, en vez de leer los documentos oficiales del partido.” Sin embargo, aunque creo que la respuesta fue muy buena, no se si logró contrarrestar el daño hecho por el ataque. Creo que no.

En conclusión, no percibo un claro ganador del debate. Ottón Solís tuvo un buen desempeño, y sus inconsistencias no serán notadas por quienes de por sí piensan como él. No se mantuvo fiel a su promesa de no engancharse en los ataques, pero desde una perspectiva de lo que puede beneficiar a su campaña, creo que lo hizo con inteligencia. Otto Guevara también tuvo un buen desempeño, y se mantuvo fiel a su estrategia de atacar a la líder (casi ignoró a Solís en ese sentido), fue efectivo en presentarse como el candidato del cambio por la misma naturaleza poco común (en nuestro país) de sus propuestas, e hizo el esfuerzo de presentar a doña Laura como la candidata del Arismo. Lo que si hubo, en mi opinión, fue una clara perdedora. Laura Chinchilla, además de ser rígida y de haberse percibido incómoda, hizo pocos planteamientos y cuando los hizo se los destrozaron entre los otros dos candidatos. Y fue poco incisiva en el ataque a sus contrincantes. Me atrevería incluso a decir que dedicó más tiempo (e ira) a atacar a Ottón Solís, un distante tercer lugar, que a Otto Guevara, su más inmediato seguidor. Y ese es un error estratégico. Definitivamente desaprovechó la oportunidad.