Primer fin de semana. Carretera a Caldera colapsa por la cantidad de vehículos. Tramos inmensamente largos y puentes tremendamente caros, a un carril por sentido. Cuarenta años de espera. Y a nadie se le ocurrió actualizar el diseño. Un verdadero sinsentido. Pero es la mejor carretera que tiene Costa Rica. Que viva la Pepa.
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Hace unos diez años, cuando los peajes de la General Cañas y de la carretera a Escazú estaban colapsados por la cantidad de vehículos y la poca cantidad de casetas de cobro, algún neófito de la política se atrevió a sugerir cobrar tasas de peaje diferenciadas dependiendo de la hora y la cantidad de vehículos en circulación por la carretera: el peaje sería más caro en las horas pico para desincentivar el uso de la carretera y así descongestionarla parcialmente. Toda clase de argumentos – no razones – fueron esbozados para explicar al bisoño político por qué su propuesta era una soberana animalada; al final privó el populismo por sobre las razones y la solución encontrada fue dejar de cobrar el peaje en las horas de mayor circulación.
Es cierto que con esa medida se logró agilizar el paso por el peaje, pero nada más que eso. La congestión, que antes se formaba por culpa de la caseta del peaje, se trasladó al semáforo del cruce del aeropuerto, y al cuello de botella incomprensible que existe en la salida de la Bernardo Soto hacia Alajuela. El Estado dejó de percibir una cantidad importante de recursos por dejar pasar de manera gratuita a decenas de miles de vehículos cada día, y no se logró modificar los patrones de consumo y uso vehicular de la ciudadanía, con lo cual se gasta más en combustibles 100% importados y se produce mayor contaminación ambiental.
El novicio proponente de semejante despropósito tenía razón. Si el peaje fuera significativamente más caro durante las horas pico, algunas personas lo pagarían, otras buscarían rutas alternas, y otras más buscarían la manera de cambiar su rutina para evitar pasar por las casetas de cobro justo a la hora más cara. El consumo de combustible disminuiría, el patrón de uso de las carreteras de pago se tornaría más extensivo y menos intensivo, y la emisión de contaminantes también bajaría.
Es ampliamente reconocido el poder que tienen los precios para enviar señales a los consumidores; señales con el potencial de modificar actitudes y patrones de consumo. Cuando la carne de res sube de manera desproporcionada, la gente tiende a consumir más pollo y menos bistec. Es una verdad tan evidente, que hasta Hugo Chávez – a quien no podemos tildar de paladín del capitalismo – se vale de ella. Ante la crisis energética que enfrenta Venezuela (manda güevo), el gobierno socialista bolivariano de Chávez ha puesto en práctica un plan de emergencia según el cual si una familia o empresa disminuye su consumo eléctrico entre un 10% y un 20%, su facturación disminuirá en un 25%; si la disminución del consumo supera el 20%, el descuento será del 50%, y si por el contrario el consumo crece entre 10% y 20%, la facturación se duplicará, y se triplicará si el consumo crece en más de un 20%. Teoría de precios elemental y simple.
Volviendo al principio de este artículo, a raíz de la tremenda congestión vehicular que se presentó en la carretera a Caldera durante el primer fin de semana de operación – y que se espera se repita para el Carnaval de Puntarenas y para el regreso de Semana Santa – el Ministro de Obras Públicas explicó que uno de los mecanismos que prevé el contrato es justamente aumentar el peaje en las horas pico para desincentivar el uso de la carretera en esos momentos. Hoy el Viceministro – su Viceministro – sale a desmentir al Ministro, y habla de otras opciones (que no son soluciones de corto plazo, como construir más casetas de cobro), pero lo más grave es que propone “levantar las agujas” (es decir, permitir el paso libre de cobro) como una alternativa a considerar incluso antes de la de rebalancear los peajes como lo establece el contrato. Populismo puro y simple.
La pregunta que me hago es, si la teoría de precios es buena para el ganso, ¿por qué no lo es para la gansa?
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Hace unos diez años, cuando los peajes de la General Cañas y de la carretera a Escazú estaban colapsados por la cantidad de vehículos y la poca cantidad de casetas de cobro, algún neófito de la política se atrevió a sugerir cobrar tasas de peaje diferenciadas dependiendo de la hora y la cantidad de vehículos en circulación por la carretera: el peaje sería más caro en las horas pico para desincentivar el uso de la carretera y así descongestionarla parcialmente. Toda clase de argumentos – no razones – fueron esbozados para explicar al bisoño político por qué su propuesta era una soberana animalada; al final privó el populismo por sobre las razones y la solución encontrada fue dejar de cobrar el peaje en las horas de mayor circulación.
Es cierto que con esa medida se logró agilizar el paso por el peaje, pero nada más que eso. La congestión, que antes se formaba por culpa de la caseta del peaje, se trasladó al semáforo del cruce del aeropuerto, y al cuello de botella incomprensible que existe en la salida de la Bernardo Soto hacia Alajuela. El Estado dejó de percibir una cantidad importante de recursos por dejar pasar de manera gratuita a decenas de miles de vehículos cada día, y no se logró modificar los patrones de consumo y uso vehicular de la ciudadanía, con lo cual se gasta más en combustibles 100% importados y se produce mayor contaminación ambiental.
El novicio proponente de semejante despropósito tenía razón. Si el peaje fuera significativamente más caro durante las horas pico, algunas personas lo pagarían, otras buscarían rutas alternas, y otras más buscarían la manera de cambiar su rutina para evitar pasar por las casetas de cobro justo a la hora más cara. El consumo de combustible disminuiría, el patrón de uso de las carreteras de pago se tornaría más extensivo y menos intensivo, y la emisión de contaminantes también bajaría.
Es ampliamente reconocido el poder que tienen los precios para enviar señales a los consumidores; señales con el potencial de modificar actitudes y patrones de consumo. Cuando la carne de res sube de manera desproporcionada, la gente tiende a consumir más pollo y menos bistec. Es una verdad tan evidente, que hasta Hugo Chávez – a quien no podemos tildar de paladín del capitalismo – se vale de ella. Ante la crisis energética que enfrenta Venezuela (manda güevo), el gobierno socialista bolivariano de Chávez ha puesto en práctica un plan de emergencia según el cual si una familia o empresa disminuye su consumo eléctrico entre un 10% y un 20%, su facturación disminuirá en un 25%; si la disminución del consumo supera el 20%, el descuento será del 50%, y si por el contrario el consumo crece entre 10% y 20%, la facturación se duplicará, y se triplicará si el consumo crece en más de un 20%. Teoría de precios elemental y simple.
Volviendo al principio de este artículo, a raíz de la tremenda congestión vehicular que se presentó en la carretera a Caldera durante el primer fin de semana de operación – y que se espera se repita para el Carnaval de Puntarenas y para el regreso de Semana Santa – el Ministro de Obras Públicas explicó que uno de los mecanismos que prevé el contrato es justamente aumentar el peaje en las horas pico para desincentivar el uso de la carretera en esos momentos. Hoy el Viceministro – su Viceministro – sale a desmentir al Ministro, y habla de otras opciones (que no son soluciones de corto plazo, como construir más casetas de cobro), pero lo más grave es que propone “levantar las agujas” (es decir, permitir el paso libre de cobro) como una alternativa a considerar incluso antes de la de rebalancear los peajes como lo establece el contrato. Populismo puro y simple.
La pregunta que me hago es, si la teoría de precios es buena para el ganso, ¿por qué no lo es para la gansa?
Si no entiendo mal tu posición es que se incentivaría el uso de rutas alternas para evitar el peaje más caro en horas pico. El problema que le veo a tu propuesta es que hay poca cantidad de rutas alternas que puedan competir o reemplazar a esas rutas. Por ejemplo, ayer me quedé trabado en una presa a la altura de Tapezco en mi camino a Ciudad Quesada, ¿qué rutas alternas hubiera tomado en ese caso? Existe la de pasar por San Ramón, la más corta, o dar la vuelta por Cinchona (cerrada), o dar un gran rodeo por el este (Puerto Viejo de Sarapiquí). Si hay pocas rutas alternas la congestión no se resolvería, tal vez sólo se dividiría un poco cuando mucho.
ResponderBorrarDean, vamos a ver, yo no creo que esta demanda en particular sea muy elástica. Para empezar, las rutas alternas son tan ineficaces (distancia, tiempo, conveniencia) que tendría que ser un aumento muy alto para justificar tomarlas. Pero más que eso, cuando uno se traslada más de 50kms de un lugar a otro (no sé exactamente la distancia promedio en este caso, pero claramente no es poca), difícilmente puede elegir el horario o moverlo varias horas más temprano o más tarde. La "gracia" de la nueva carretera es que si uno tiene que ir a Puntarenas o cerca de ahí, NO necesariamente "pierde" todo el día, sino que podría aprovechar al menos la mitad.
ResponderBorrarAhora, en el fin de semana si podría ser un poco más elástica, pero igual, creo que la mayoría de gente preferiría pagar 50% más con tal no usar la ruta alterna.
Una posibilidad que se me ocurre y que no sé qué tan viable pueda ser, es hacer algunos de los peajes (2 o 4) del centro "reversibles" o sea, que en la mañana, cuando más gente "va" hacia Caldera, cobren en ese sentido, pero en la tarde, cuando la mayoría "viene" hacia San José, sea lo contrario. Claro, habría que instalar doble aguja, y poner de esas "piezas de lego" para dirigir el tránsito.
Y por supuesto, agregar 2 o 3 casetas más a cada lado (o bien, dejar los actuales sólo en un sentido, y construir el otro sentido "un poco más allá", como hicieron en Escazú).
Vé qué interesante cómo siempre aparecen las objeciones. En este bendito país preferimos navegar hacia occidente para llegar a oriente, en vez de navegar derechito con dirección a oriente cuando allí está nuestro objetivo.
ResponderBorrarEdivimo, creí que me ibas a mencionar un caso donde no hay rutas alternas; ahí tendría que estar de acuerdo con que no nos podemos poner a jugar con los peajes. Pero, ¿cuántas rutas alternas son suficientes? No son muchos los lugares del mundo donde tenés 3 y hasta 4 maneras de llegar a un mismo lugar. Con que haya una alternativa viable y razonable, se puede pensar en poner a los precios a funcionar. Justamente, dividir la congestión es el objetivo. Los carros se tienen que desplazar si o si, la idea es aprovechar mejor la infraestructura. Cuando hay 4 rutas y una está congestionada, se puede derivar carros hacia las otras para hacer un uso más eficiente de la capacidad instalada.
Terox, habiendo dicho todo lo anterior, tengo que agregar que en el largo plazo la solución definitivamente pasa por modificar la infraestructura: hacer más casetas de cobro, hacerlas "vuelta y rosca", o cualquier otra alternativa. En Escazú construyeron chorrocientos puestos, y santo remedio. Pero en el corto plazo hay que encontrar una solución que funcione. Vos viste que yo fui muy cuidadoso de no decir cuánto debería de ser el peaje; no tengo las herramientas ni la información necesaria para determinar si es un 50% superior, si es el doble, el triple, o 10% más. Pero en una cosa no te confundás: no estamos hablando de elasticidad de la demanda; si hablamos teóricamente, estamos hablando de cambiarle la forma a la curva de demanda. Es decir, no es que la gente deje de usar la carretera. Es que la use cuando es más racional hacerlo, de manera que el uso a lo largo del día sea más parejo.
El tema, al final de cuentas, Terox, es que si la pista está hecha para llegar en 75 minutos al Puerto, pero por la congestión tardás hasta 3 horas (como sucedió el fin de semana de la inauguración), entonces vale la pena irse por Cambronero.
Que la gente puede cambiar sus patrones de consumo, no me cabe la menor duda. Por ejemplo, en mi casa pusimos un medidor (eléctrico) de esos que permiten cobrar una tarifa diferenciada dependiendo de la hora del consumo. En mi casa seguimos consumiendo la misma cantidad de energía que antes, pero ahora está mejor distribuida a lo largo del día. La secadora ya NUNCA se prende antes de las 8:00 p.m., la cena se prepara en la tarde y nada más se calienta a la hora de sentarse a la mesa, tampoco se plancha ropa antes de las 8:00 p.m., etc. Consumimos la misma cantidad de energía, pero no te miento: la cuenta de la luz me bajó en un 60%. Cuando vos ves los camiones de carga circulando en plena hora pico, te das cuenta de que hay mucho por hacer; a ellos con un peaje significativamente más alto les va a convenir modificar horarios. El turista también podrá decidir salir dos horas antes o tres después, etc. Al final, quedan unos cuantos que viven en Atenas y trabajan en SJO, y les quedan dos alternativas: o pagan el peaje más caro, o se levantan una hora más temprano y se van por la Bernardo Soto.
Un tico por carro es poco para mucho carro... s hubieran trenes al menos una vez por hora a todo lado... ni se darian carreteras en consecion... no seria negocio... ni que fueramos tantos...
ResponderBorrarBuen post.
Dean, lo que pasa es que yo veo el "bien" como el uso de la carretera en horas pico. El uso de la carretera en otras horas es un bien distinto, que puede ser sustituto para alguna gente y no para otra. En ese sentido, mi sospecha es que la curva de ese bien es poco elástica.
ResponderBorrarGracias, Amorexia. A veces parece que los ticos queremos no solo un carro por tico, sino una carretera para cada uno de nosotros... ¿Trenes? Eso es tan siglo XIX...
ResponderBorrarTerox, probablemente vos sos de los que pagarían el peaje en la hora pico aunque cueste el doble, porque ves el "bien" económico como el uso de la carretera a esa hora. El asunto es que si todos usamos la carretera en la hora pico, entonces no hay infraestructura que aguante. Por eso hay que poner los precios a racionar el uso de esa infraestructura.
Dean, créame que no hablo por experiencia propia. Usualmente sólo voy a la costa de vacaciones (2 o 3 veces al año) y no conozco la "calle nueva" más allá de Forum... es sólo que me pongo en los zapatos de los que la usan, y trato de usar la lógica. Solo haciendo la prueba saldríamos de dudas...
ResponderBorrarEl otro problema, Dean, es el costo político de hacerlo... si yo fuera el gobierno y tengo medio legal para obligar a la concesionaria, levantaría las agujas hasta que no construyan las casetas necesarias...
Por cierto, me queda la duda de qué sucede si el tránsito es mayor o menor al esperado, o sea, ¿hay un margen de utilidad establecido o es variable?
Terox, con temor a caerte mal, esa el la razón por la que a mi me cuesta tanto convencerme de votar por el PLN y a vos no. Lo más fácil es la medida populista, haciendo el cálculo político: levanten la aguja. La verdad es que no conozco el contrato de esta concesión, así que todo lo que digo de aquí en más son conjeturas, basadas en mi conocimiento de otros contratos de concesión. Supongo que si el contrato incluye la opción de forzar al concesionario a levantar las agujas es bajo alguna de las siguientes condiciones:
ResponderBorrar1. Que el concesionario haya sido advertido formalmente del problema y no lo haya resuelto en tiempo.
2. Que sea una absoluta emergencia, cosa que veo muy difícil de argumentar en este momento.
No olvidemos que la forma que tiene la concesionaria de recuperar su inversión es mediante el cobro del peaje; forzarla a levantar las agujas es lesionar sus derechos adquiridos en el contrato (a menos, como dije en el punto 1, que sea una medida sancionatoria contemplada en el contrato). En caso de que sea una emergencia no atribuible al concesionario - y no te olvidés que el diseño de la carretera es del Estado y no del concesionario - entonces obligarlo a levantar las agujas tiene que llevar implícita una indemnización ó una extensión del contrato. No siempre la medida populista es la mejor al final de cuentas.
Con respecto a si el tránsito es mayor o menor que el esperado, nuevamente aclaro que no conozco el detalle de este contrato, pero a juzgar por otros que si llegué a conocer, es de suponer que el peaje se ajustaría para no disminuir ni incrementar el beneficio proyectado del concesionario, o el plazo del contrato se ajustaría con la misma finalidad. Pero no basta con que un fin de semana haya una congestión; se trata del flujo vehicular a lo largo de períodos razonablemente largos (o cortos), por ejemplo un semestre o un año.
El problema de empezar a estas alturas con el populismo (forzar a levantar las agujas), es que dentro de dos años el concesionario va a parar las obras, o va a dejar de dar mantenimiento, o va a despedir personal y va a operar los peajes al mínimo, como medidas para contrarrestar la disminución en sus ingresos proyectados. Esto, exactamente, es lo que hizo Alterra. No justifico a Alterra; en lo personal pienso que fue el peor administrador de aeropuerto que pudimos haber encontrado, pero indudablemente muchos de los problemas que se presentaron en esa situación se debieron a medidas de corte populista impuestas por la ARESEP y por la Contraloría a la administración pública...
Todo muy bien, y estoy de acuerdo con los principios económicos de tu propuesta, Dean, pero remitiéndonos al contexto, me equivoco o la solución que buscaban era para eventos específicos y no simplemente franjas horarias? Específicamente los carnavales de Puntarenas y Semana Santa. Siendo así, la medida no es tan efectiva para "modificar actitudes y patrones de consumono", pues no veo como el automovilista puede cambiar libremente "su rutina" aquí.
ResponderBorrarY en todo caso algo similar aplicaría en el caso de las horas pico, que corresponden no a caprichos sino a los momentos en que la mayoria de la fuerza laboral ingresa o sale de sus lugares de trabajo.
Por otro lado, populista o no, el "levantar agujas" durante las presas si soluciona la congestión en el caso concreto, pero no es viable por lo que exponés en tu último comentario.
Definitivamente, la solución no es tan sencilla...
Dean, es que lo que Ud llama populista yo lo llamo pragmatismo (y estoy seguro que hasta Otto está de mi lado! por lo menos hasta ser elegido). Por eso yo decía: "si tengo medio legal". Es que también tenemos la otra cara de la moneda. ¿Qué pasa si existe la previsión sancionatoria pero se elige hacerse de la vista gorda o acoger otras propuestas (como esto de los horarios) para favorecer al concesionario?
ResponderBorrarYo entiendo perfectamente que el peaje es para pagar por el mantenimiento, amortizar la inversión y generar una utilidad, pero si la afluencia de carros es mayor que la esperada, eso significa que la cantidad de plata disponible para todo eso va a ser mayor (de hecho, me imagino que a partir del punto de equilibrio aumenta geométricamente) y habría justificación para hacer inversión adicional:
1. En primer lugar, hacer más casetas de cobro. Lo cual no debería ser tan caro y tendría un impacto inmediato.
2. Mejoras a la carretera (como más carriles de ascenso, por ejemplo).
Y aquí aplicamos de nuevo el "sentido común económico". Si al concesionario no le cuesta nada tener grandes filas de carros, pues no estará tan incentivado en ver como resuelve el problema como si realmente esas filas le comienzan a costar plata de verdad...
Y volviendo al asunto del pragmatismo, no se trata de tomar medidas para la "gradería de sol" a contrapelo del sentido común y la evidencia "técnica", pero hay que tener un sentido de la "oportunidad" de las medidas.