En Costa Rica le llamamos clientelismo. En inglés, la frase es más explicativa. Se habla de special-interest politics cuando se legisla en beneficio de unos cuantos, sobre todo cuando esos “unos cuantos” son poderosos gremios patronales u obreros (CAT’s, incentivos al empresario turístico, convenciones colectivas, etc.), porque se está legislando a favor de grupos de presión que representan intereses especiales, para diferenciarlos del interés nacional. Eso es lo que proponen los programas económicos del PLN y del PAC: beneficiar a grupos de intereses especiales, que son los clientes de sus respectivos partidos.
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Todos nuestros gobernantes de los últimos 15 años se han quejado de la ingobernabilidad” pero ninguno ha hecho – ni propuesto – nada para atacar el problema en su raíz y de manera integral. La razón por la que este país se ha vuelto tan complicado de gobernar, y la razón por la que Costa Rica no logra alcanzar tasas sostenidas de crecimiento económico a lo largo de suficientes años como para lograr una verdadera reducción de la pobreza, es que no existe una política integral de Estado para lograr ese desarrollo. La política económica, en vez de ser un cuerpo coherente de medidas tendientes a lograr objetivos comunes, es una maraña de políticas sectoriales diseñadas para beneficiar a los intereses especiales, que no son coherentes entre si ni con el objetivo nacional de crecimiento, desarrollo, y reducción de la pobreza. Lo triste es que nos sigan proponiendo más políticas de esas – sectoriales, discriminatorias, clientelistas – como si nos fueran a sacar del atolladero. Como bien lo dijo Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”
Hay que empezar por entender que un error no se corrige con otro. Así por ejemplo, una calle en mal estado porque su base no fue bien compactada, no se arregla con un parche en la carpeta asfáltica. El parche es un error, porque se gasta dinero en una solución que no es duradera, y se sustrae de la posibilidad de corregir el error primigenio, que fue la mala compactación de la base. El segundo error, en todo caso, no corrige al primero. El caso de las políticas sectoriales no concebidas dentro de un plan armonizado para alcanzar objetivos de interés nacional es exactamente igual. El error de regalar a grandes empresarios el dinero de los contribuyentes para que construyan grandes hoteles – con mis impuestos los construyeron, pero las ganancias son de unos pocos (que por cierto no me incluyen) – no se resuelve dando un subsidio al diesel a los pescadores de la playa donde se construyó el hotel. Es como un pegar un parche encima de otro.
Ejemplos de estas políticas distorsionantes abundan en Costa Rica: el régimen de Zonas Francas, las convenciones colectivas, el Depósito Libre Comercial de Golfito, y en el pasado, algunos de los ya mencionados arriba que terminaron en sendos escándalos de corrupción: certificados de abono tributario, incentivos para el desarrollo turístico, etc. Tomemos como ejemplo las zonas francas de exportación.
El sector más dinámico de la economía costarricense desde la década de los 80s lo ha sido el exportador, y muy especialmente las zonas francas. Estas industrias, que juntas colocan alrededor del 55% de las exportaciones nacionales, y cuyas ventas representan alrededor del 15% del PIB, no pagan impuestos aquí. Nada, cero, nulo. Ottón Solís dijo en los debates televisados que no pretende eliminar las zonas francas, pero que hay que dar subsidios y exoneraciones similares a la micro y pequeña empresa, a los agricultores, a los pescadores, a las empresas de mujeres y de jóvenes emprendedores. Lo que está proponiendo es terminar por recargar la totalidad de la recaudación del país en unas tal vez 400 empresas grandes, exonerando a todo el resto de los productores. Es imposible incrementar la recaudación, como don Ottón desea, con una base tan pequeña de contribuyentes. Si por el contrario, se exoneraran los ingresos por debajo de cierto nivel (para no golpear a los más pobres de la sociedad), y se pusieran impuestos más bajos pero cobrados a todos los demás productores sin excepciones, entonces la base tributaria crecería y la recaudación también. Se eliminaría la distorsión de que el sector más dinámico de la economía nacional no contribuya al financiamiento de las obras (sociales, de infraestructura, etc.) que todos esperamos que el Estado lleve a cabo, y de las cuales ellas son las primeras beneficiadas. Y no se crearía una nueva distorsión como la que propone el PAC.
Además de lo anterior, el programa de gobierno del PAC está abundantemente salpicado de propuestas para crear fondos especiales para ofrecer financiamiento subsidiado a los sectores vulnerables (ya mencionados) de la economía costarricense. Lo malo es que no se ataca el problema de fondo: las tasas de interés en Costa Rica son altas en buena medida porque la inflación es alta (también hay un elemento de ineficiencia en la intermediación financiera). Pero en la medida que no se ataque la inflación con una política coherente (que no es la que propone el PAC), los fondos subsidiados introducirán más distorsiones en la economía nacional. Los bancos, ya sea estatales o privados, al verse obligados a financiar a importantes sectores de la economía con tasas de interés ruinosas, tendrán que aumentar las tasas de interés para las demás actividades productivas, para la vivienda, y para el consumo, para así compensar las pérdidas. Si bien nadie en su sano juicio puede oponerse a la noción de fomentar las iniciativas productivas de los sectores vulnerables, no es creando nuevas distorsiones que se obtendrán los beneficios. Los fondos subsidiados usualmente son abusados por personas o empresas que no los necesitan, y en la medida que el crédito en general para los consumidores se encarezca, se dificultará la venta de los productos de estos productores considerados vulnerables. De fondos de reconversión y fideicomisos mal utilizados, condonaciones fraudulentas de deudas de agricultores y ganaderos, e iniciativas similares que terminaron chocando contra la pared está plagada la historia económica de Costa Rica de los últimos 60 años.
Laura Chinchilla propone, por ejemplo, “identificar y atender de manera prioritaria la racionalización de los trámites que tienen mayor impacto sobre las micro, pequeñas y medianas empresas nacionales, por una parte, y sobre la inversión extranjera directa, por la otra.” Una vez más, se crean distorsiones a favor de los pequeños productores nacionales y de los inversionistas extranjeros. Se castiga, en otras palabras, a los grandes productores nacionales sobre los que se recarga la recaudación de impuestos. No abogo, entiéndase bien, por joder ni al pequeño empresario ni al empresario extranjero, sino por beneficiar (en este caso con la racionalización de trámites) a todos los productores por igual. Laura, la igual que Ottón, considera indispensable incrementar la recaudación, pero estrangulando a aquellos sectores que aportan la mayor parte de los tributos no se va a alcanzar el objetivo.
En materia cambiaria, la propuesta de Laura Chinchilla y el PLN es prácticamente la definición de special-interest economics. En cuanto al sistema de bandas proponen “evolucionar hasta convertirse en un sistema de flotación administrada, en el que una intervención del Banco Central basada en reglas claras y transparentes evite las fluctuaciones abruptas del tipo de cambio nominal, pero en el que el valor real de la moneda pueda ajustarse en función de las circunstancias…”. En español castizo, están proponiendo pasar a un sistema en el que el Banco Central manipule el tipo de cambio, ya no mediante un acuerdo de Junta Directiva como se hacía cuando las minidevaluaciones, sino ahora interviniendo en el mercado. El problema con esto es que el tipo de cambio (que no es otra cosa que el precio del dólar) nunca debe de ser un objetivo en si, porque determinarlo artificialmente en un nivel “en función de las circunstancias” obliga al Banco a estar haciendo emisiones de dinero que atizan la inflación. Esa es, justamente, la razón por la que se decidió abandonar el sistema de las minidevaluaciones, y permitir que el tipo de cambio fluctúe dentro de las bandas. En realidad, lo que nos quieren decir con esta propuesta es que si el colón se revalúa, como ha sucedido en los últimos meses, para el exportador se vuelve más difícil exportar. Y eso es manejar la política cambiaria en función de los intereses y necesidades del exportador, y no en función del interés nacional. Ya un destacado economista – que recientemente anunció su adhesión a Laura Chinchilla – lo dijo sin tapujos en una entrevista con La Nación: basta leer los primeros dos párrafos de la respuesta a la primera pregunta.
Las propuestas en materia económica tanto del PAC como del PLN son “más de lo mismo”, aunque con diferentes énfasis. El PAC propone crear distorsiones que favorezcan a sus clientes electorales – los sectores que considera vulnerables (y que se han quedado por fuera de la piñata de incentivos históricamente creados por el PLN) –, mientras que el PLN propone mantener y profundizar las distorsiones que han creado a través de la historia sus gobiernos, con alguna complicidad de los del PUSC, para favorecer a su clientela política.
Ninguno de los dos partidos propone erradicar el problema de raíz, eliminando las distorsiones que hacen al país ingobernable y que impiden lograr un crecimiento económico parejo y sostenible. Ambos partidos son proponentes del nadadito de perro, y la única diferencia entre ellos es quién resultará beneficiado en el juego de la ruleta de los incentivos y los privilegios. Por eso ninguno merece mi voto.
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Todos nuestros gobernantes de los últimos 15 años se han quejado de la ingobernabilidad” pero ninguno ha hecho – ni propuesto – nada para atacar el problema en su raíz y de manera integral. La razón por la que este país se ha vuelto tan complicado de gobernar, y la razón por la que Costa Rica no logra alcanzar tasas sostenidas de crecimiento económico a lo largo de suficientes años como para lograr una verdadera reducción de la pobreza, es que no existe una política integral de Estado para lograr ese desarrollo. La política económica, en vez de ser un cuerpo coherente de medidas tendientes a lograr objetivos comunes, es una maraña de políticas sectoriales diseñadas para beneficiar a los intereses especiales, que no son coherentes entre si ni con el objetivo nacional de crecimiento, desarrollo, y reducción de la pobreza. Lo triste es que nos sigan proponiendo más políticas de esas – sectoriales, discriminatorias, clientelistas – como si nos fueran a sacar del atolladero. Como bien lo dijo Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”
Hay que empezar por entender que un error no se corrige con otro. Así por ejemplo, una calle en mal estado porque su base no fue bien compactada, no se arregla con un parche en la carpeta asfáltica. El parche es un error, porque se gasta dinero en una solución que no es duradera, y se sustrae de la posibilidad de corregir el error primigenio, que fue la mala compactación de la base. El segundo error, en todo caso, no corrige al primero. El caso de las políticas sectoriales no concebidas dentro de un plan armonizado para alcanzar objetivos de interés nacional es exactamente igual. El error de regalar a grandes empresarios el dinero de los contribuyentes para que construyan grandes hoteles – con mis impuestos los construyeron, pero las ganancias son de unos pocos (que por cierto no me incluyen) – no se resuelve dando un subsidio al diesel a los pescadores de la playa donde se construyó el hotel. Es como un pegar un parche encima de otro.
Ejemplos de estas políticas distorsionantes abundan en Costa Rica: el régimen de Zonas Francas, las convenciones colectivas, el Depósito Libre Comercial de Golfito, y en el pasado, algunos de los ya mencionados arriba que terminaron en sendos escándalos de corrupción: certificados de abono tributario, incentivos para el desarrollo turístico, etc. Tomemos como ejemplo las zonas francas de exportación.
El sector más dinámico de la economía costarricense desde la década de los 80s lo ha sido el exportador, y muy especialmente las zonas francas. Estas industrias, que juntas colocan alrededor del 55% de las exportaciones nacionales, y cuyas ventas representan alrededor del 15% del PIB, no pagan impuestos aquí. Nada, cero, nulo. Ottón Solís dijo en los debates televisados que no pretende eliminar las zonas francas, pero que hay que dar subsidios y exoneraciones similares a la micro y pequeña empresa, a los agricultores, a los pescadores, a las empresas de mujeres y de jóvenes emprendedores. Lo que está proponiendo es terminar por recargar la totalidad de la recaudación del país en unas tal vez 400 empresas grandes, exonerando a todo el resto de los productores. Es imposible incrementar la recaudación, como don Ottón desea, con una base tan pequeña de contribuyentes. Si por el contrario, se exoneraran los ingresos por debajo de cierto nivel (para no golpear a los más pobres de la sociedad), y se pusieran impuestos más bajos pero cobrados a todos los demás productores sin excepciones, entonces la base tributaria crecería y la recaudación también. Se eliminaría la distorsión de que el sector más dinámico de la economía nacional no contribuya al financiamiento de las obras (sociales, de infraestructura, etc.) que todos esperamos que el Estado lleve a cabo, y de las cuales ellas son las primeras beneficiadas. Y no se crearía una nueva distorsión como la que propone el PAC.
Además de lo anterior, el programa de gobierno del PAC está abundantemente salpicado de propuestas para crear fondos especiales para ofrecer financiamiento subsidiado a los sectores vulnerables (ya mencionados) de la economía costarricense. Lo malo es que no se ataca el problema de fondo: las tasas de interés en Costa Rica son altas en buena medida porque la inflación es alta (también hay un elemento de ineficiencia en la intermediación financiera). Pero en la medida que no se ataque la inflación con una política coherente (que no es la que propone el PAC), los fondos subsidiados introducirán más distorsiones en la economía nacional. Los bancos, ya sea estatales o privados, al verse obligados a financiar a importantes sectores de la economía con tasas de interés ruinosas, tendrán que aumentar las tasas de interés para las demás actividades productivas, para la vivienda, y para el consumo, para así compensar las pérdidas. Si bien nadie en su sano juicio puede oponerse a la noción de fomentar las iniciativas productivas de los sectores vulnerables, no es creando nuevas distorsiones que se obtendrán los beneficios. Los fondos subsidiados usualmente son abusados por personas o empresas que no los necesitan, y en la medida que el crédito en general para los consumidores se encarezca, se dificultará la venta de los productos de estos productores considerados vulnerables. De fondos de reconversión y fideicomisos mal utilizados, condonaciones fraudulentas de deudas de agricultores y ganaderos, e iniciativas similares que terminaron chocando contra la pared está plagada la historia económica de Costa Rica de los últimos 60 años.
Laura Chinchilla propone, por ejemplo, “identificar y atender de manera prioritaria la racionalización de los trámites que tienen mayor impacto sobre las micro, pequeñas y medianas empresas nacionales, por una parte, y sobre la inversión extranjera directa, por la otra.” Una vez más, se crean distorsiones a favor de los pequeños productores nacionales y de los inversionistas extranjeros. Se castiga, en otras palabras, a los grandes productores nacionales sobre los que se recarga la recaudación de impuestos. No abogo, entiéndase bien, por joder ni al pequeño empresario ni al empresario extranjero, sino por beneficiar (en este caso con la racionalización de trámites) a todos los productores por igual. Laura, la igual que Ottón, considera indispensable incrementar la recaudación, pero estrangulando a aquellos sectores que aportan la mayor parte de los tributos no se va a alcanzar el objetivo.
En materia cambiaria, la propuesta de Laura Chinchilla y el PLN es prácticamente la definición de special-interest economics. En cuanto al sistema de bandas proponen “evolucionar hasta convertirse en un sistema de flotación administrada, en el que una intervención del Banco Central basada en reglas claras y transparentes evite las fluctuaciones abruptas del tipo de cambio nominal, pero en el que el valor real de la moneda pueda ajustarse en función de las circunstancias…”. En español castizo, están proponiendo pasar a un sistema en el que el Banco Central manipule el tipo de cambio, ya no mediante un acuerdo de Junta Directiva como se hacía cuando las minidevaluaciones, sino ahora interviniendo en el mercado. El problema con esto es que el tipo de cambio (que no es otra cosa que el precio del dólar) nunca debe de ser un objetivo en si, porque determinarlo artificialmente en un nivel “en función de las circunstancias” obliga al Banco a estar haciendo emisiones de dinero que atizan la inflación. Esa es, justamente, la razón por la que se decidió abandonar el sistema de las minidevaluaciones, y permitir que el tipo de cambio fluctúe dentro de las bandas. En realidad, lo que nos quieren decir con esta propuesta es que si el colón se revalúa, como ha sucedido en los últimos meses, para el exportador se vuelve más difícil exportar. Y eso es manejar la política cambiaria en función de los intereses y necesidades del exportador, y no en función del interés nacional. Ya un destacado economista – que recientemente anunció su adhesión a Laura Chinchilla – lo dijo sin tapujos en una entrevista con La Nación: basta leer los primeros dos párrafos de la respuesta a la primera pregunta.
Las propuestas en materia económica tanto del PAC como del PLN son “más de lo mismo”, aunque con diferentes énfasis. El PAC propone crear distorsiones que favorezcan a sus clientes electorales – los sectores que considera vulnerables (y que se han quedado por fuera de la piñata de incentivos históricamente creados por el PLN) –, mientras que el PLN propone mantener y profundizar las distorsiones que han creado a través de la historia sus gobiernos, con alguna complicidad de los del PUSC, para favorecer a su clientela política.
Ninguno de los dos partidos propone erradicar el problema de raíz, eliminando las distorsiones que hacen al país ingobernable y que impiden lograr un crecimiento económico parejo y sostenible. Ambos partidos son proponentes del nadadito de perro, y la única diferencia entre ellos es quién resultará beneficiado en el juego de la ruleta de los incentivos y los privilegios. Por eso ninguno merece mi voto.
Qué buena explicación. Lo felicito. Lástima que tan poca gente le preste atención a estas cosas a la hora de votar.
ResponderBorrarMuy buena explicación para una clase de macro o microeconomía en un curso introductorio, pero no veo qué propone usted, solo veo lo que le preocupa de ambos partidos.
ResponderBorrarQue políticas de desarrollo a mediano y largo plazo propone, que propone para financiar a los sectores más vulnerables, que propones entonces para una sociedad que tienen un millón cuatrocientos mil costarricenses en la línea de la pobreza y 400 mil por debajo de ella que significa que apenas hacen una comida al día.
Y entonces que la banca no se sacrifique, entonces para qué banca nacionalizada me pregunto yo, que no apoya a la democracia, que no hace más inclusiva el acceso a sus préstamos.
De la banca privada nada que decir, después de que en CR legislo para darle multimillonarias prebendas en millones de $ que pagaron todas y todos los costarricenses, sus dueños los vendieron con jugosas ganancias a entidades internacionales.
Lastimosamente todas las propuestas crearan distorsiones, un país no se puede gobernar solo pensado en favorecer el mercado y el comercio internacional, a pesar que reconozco que dicho comercio produce riqueza. Pero cuando esa riqueza hace que una sociedad como la costarricense, se vea cada día más centro americanizada, donde se da una división perversa entre lo que lo tienen todo y lo que no tienen nada.
Hay que ser más pragmático, si el sistema se vuelve rígido, no permite a la gente a ser incluida en el sistema económico, hay que intervenir.
Si la democracia liberal excluye a las masas y con eso vemos que el proyecto liberal a llevado a poner por encima al mercado, y a la propiedad privada y lo que ese sistema provoca es que millones de seres humanos excluidos, creo que algo está pasando. O el otro extremo, un sistema democrático populista, que destruye todo el aparato productivo e intenta destruir toda la oposición, eso también es muy peligroso, que se de esas dictaduras de las mayorías.
Que deseo yo para Costa Rica:
Ese país que queremos, como decía recientemente Pedro Casaldáliga, ese benemérito obispo de los pobres, tiene valores referenciales, columnas maestras de la nueva sociedad: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.
Ya la democracia costarricense ha dado signos que no se puede gobernar el país sin alianzas y sin pactos, se deben unir todos para llevar a cabo un proyecto de país, tomado en cuenta a todos los sectores, y no seguir pensando en ganadores y perdedores y así sacar adelante la gran tarea que tenemos para un futuro muy cercano.
Gobiernos con una mayoría limitada tanto en votos como en la Asamblea Legislativa, el pueblo le dice claramente que desea que se sienten a dialogar con las voces disonantes, ya no estamos en los tiempos del PLUSC, el mundo cambio y Costa Rica cambio también, así que hay que proponer soluciones reales, que incluyan a todas y a todos y que no solo pequeños grupos lleguen a favorecerse tanto de la cleptocrácia como de la plutocracia que son muy peligrosas para cualquier nación democrática.
Saludos
A la puta, me saliste libertario... lo sospeché desde un principio...
ResponderBorrarPor culpa tuya tuve que leerme algo de zonas francas y confirmé algo que ya sabia, las exenciones NO SON per secula seculorum, ciertos impuestos (como el territorial) se comienzan a pagar a partir de los 10 años, y otros (incluyendo renta) entre 8 y 12 años... (pudiendo extenderse hasta 4 años más bajo ciertas condiciones). En fin, ciertamente es una "distorsión" pero a fin de cuentas hay que competir (como país) por atraer inversión. ¿O no?
Lo de los trámites para pymes, pues, me parece un pecado muy venial. A fin de cuentas, grandes empresas tienen economías de escala en ciertos servicios asociados a las "tramitologías" respectivas, y les sale más barato, relativamente, contratar un experto en estos temas.
En cuanto al FLAT TAX yo también estoy muy de acuerdo, pero realísticamente hay que ir caminando para ese lado sin demasiada prisa (por ejemplo, podríamos empezar bajando el impuesto de ventas y generalizándolo a servicios).
En fin, gobernar un país es algo sumamente complejo, y si vas a introducir cambios sustanciales, todavía más. Hay que tener mano firme, pero también saber conciliar y ceder en ciertos puntos... Y no estoy hablando sólo de la cabeza, sino del grupo en general que la acompañe...
PD, por cierto, el otro día me sorprendió leer en la columna de Jorge Guardia que él consideraba que "ahora sí" el Central iba a controlar la inflación...
Gracias, Anónimo, lamentablemente así es. Pero para las "ánimas pensantes", vale la pena hacer el ejercicio.
ResponderBorrarRoy, vamos por partes. Los planes de gobierno tienen varias decenas de páginas; este es un comentario de poco más de dos páginas en Word, de manera que no me es posible ni referirme a la totalidad de las propuestas de los partidos ni, mucho menos, hacer las mías propias. Pero ya vendrán otros posts donde explicaré (y hay muchos para atrás en los archivos de este blog donde lo he hecho) lo que yo creo debe de ser una política nacional de desarrollo.
De la banca estatal, te aclaro, yo no creo que se deba regir estrictamente por criterios comerciales, pero la realidad es que desde hace varias décadas dejaron de cumplir su misión social (bajo gobiernos supuestamente socialdemócratas - mercantilistas, diría yo - de Liberación Nacional.
Tu crítica a mi post parte de la misma visión errada del clientelismo político y del special-interest politics. Nadie en este blog ha propuesto "gobernar solo pensado en favorecer el mercado y el comercio internacional", y ese es justamente el error. Lo que proponemos - quedará más claro en futuros posts - es gobernar para los ticos, no para sectores específicos. Favorecemos políticas que no se traduzcan en privilegios odiosos para unos cuantos y miseria y pobreza para 1.400.000 habitantes. Por eso quisiéramos que el país tuviera los "huevos" para decir "no más de lo mismo". Una utopía, por ahora.
Por lo demás, Roy, estamos bastante de acuerdo en lo que queremos para nuestro país, y en la creencia de que hay que hacer alianzas para gobernar. En lo que diferimos es en cómo llegar ahí. Yo soy 100% Einsteniano en ese sentido: no quiero seguir haciendo lo mismo que nos ha llevado a tener ese 1.400.000 personas en o bajo la línea de pobreza.
Terox, sobre si soy libertario, o mejor dicho, si voy a votar libertario, la respuesta es si. Pero esperate a mi próximo post (espero terminarlo y subirlo hoy) para explicar por qué, que no es porque no me convenzan Laura ni Ottón, ni Fish, ni E.T., ni Oscar López ni los demás. Ni tampoco porque esté 100% de acuerdo con lo que propone el ML en su plan de gobierno.
ResponderBorrarEn efecto las exoneraciones de ZF no son eternas, pero los "loopholes" en la legislación han permitido que estas empresas sigan aprovechando estos beneficios a través de reinversiones, cambios de razón social, cambios de sede, etc.
Te equivocás gravemente al considerar un pecado venial el de la tramitología. Eso que vos decís, que las grandes empresas tienen los recursos para contratar expertos en el tema, es un costo adicional que se traslada a los consumidores, y es la manifestación de otro fenómeno que usualmente viene asociado con el exceso de trámites: la corrupción. Es decir, se impone un doble costo a la producción: el de los trámites engorrosos, prolongados e innecesarios, y el de la corrupción a la que acuden muchos como vía para esquivar ese via crucis que es hacer negocios de manera 100% legal en nuestro país.
En cuanto al flat tax, yo no necesariamente estoy de acuerdo. No creo que todos debamos de pagar el mismo porcentaje. Aún creo que el sistema tributario debe de conservar un elemento de progresividad. Pero si creo que debe de ser más "flat" y mucho más sencillo que el esquema actual, y que los impuestos deben de ser más bajos y de base MUCHO más amplia.
En cuanto a Jorge Guardia, claro, si uno ve que el dólar finalmente se despegó de las bandas (lo cual en el sistema actual quiere decir que el BC no está comprando ni vendiendo dólares para mantener un valor artificial de la divisa), la conclusión es que finalmente hay posibilidades de controlar la inflación. Pero creo que el análisis de Jorge Guardia se queda corto en algunos aspectos (la baja inflación del 2009 se debió más a la recesión internacional Y a un esfuerzo del gobierno por sostener los precios de los bienes regulados, que a un mejor manejo de la economía). Ya la inflación de diciembre fue del 1% y la de enero de 1.63%. A este ritmo, volvemos a inflaciones superiores al 10% este mismo año.
Y lo de Jorge Guardia no toma en cuenta el programa de gobierno de Laura Chinchilla, que prácticamente viene a modificar los objetivos del sistema de flotación de la divisa, tal como lo expliqué en el artículo.
Dean, honestamente, y sin querer ser un borracho necio, creo que con lo de la tramitología te estás ahogando en un vaso de agua. Le voy a poner un ejemplo de algo que YA existe. Resulta que para negocios muy pequeños, una soda, pulpería, etc (hay un tope en los montos vendidos) tributación directa ya tiene un régimen (no me acuerdo cómo se llama) en el que Ud presenta una sola "declaración" mensual, y por un porcentaje "flat" sobre LAS COMPRAS (ojo, no ventas) ellos le cobran un presuntivo impuesto de ventas y renta... Si no fuera por este medio, habría que presentar una liquidación del impuesto de ventas con todas las de la ley, más una declaración de renta formal, etc etc. ¿Es demasiada la distorsión comparándola con una empresa grande que puede (y debe) tener al menos un contador tiempo completo? ¿Porcentualmente, cuanto representaría el gasto de un micronegocio si tuviera que llevar la contabilidad formal vs lo que representa para una empresa grande?
ResponderBorrarTerox, te referís al Régimen Simplificado. Dice mi contador que ese régimen ya fue cerrado por Tributación Directa; que nadie más se puede matricular en él. Ojo, la información de mi contador no es 100% confiable. En todo caso, ponés un buen ejemplo donde se vale simplificar las cosas para las pequeñas empresas. Sin embargo, que una empresa tenga que llevar una contabilidad formal no es tramitología innecesaria ni excesiva; es simplemente un requisito de tener el negocio, y no veo contradicción entre el Régimen Simplificado y lo que yo propongo. Yo me refiero a por qué una empresa de ZF puede venir, invertir $15 millones, y tener los permisos de operación en 3 meses, mientras que a una empresa nacional que haga una inversión similar (pero no en ZF) le puede tomar 6, 9 Y hasta 18 meses completar toda la tramitología apenas PARA EMPEZAR A FUNCIONAR. Entonces sí que es un tema relevante, sin por ello querer decir que esté mal que exista el régimen simplificado para el pequeño comerciante.
ResponderBorrarAh, Dean, yo creo que ciertamente hay que trabajar en el frente de las simplificación para empresas grandes, pero obviamente la situación es más peliaguda para una empresa extranjera que se viene a instalar acá. Hay que racionalizar todos los trámites, para grandes pequeñas o medianas, pero el impacto más inmediato probablemente esté en las empresas que vienen de afuera, de ahí que, al menos en su dircurso, se priorice de esa forma (habría que ver si en la práctica no se puede hacer todo de una vez, tal vez los diputados libertarios puedan meter la mano ahí, ¿no creés?)
ResponderBorrarMi estimado Dean, no soy para nada versado en estos temas pero he seguido algunos debates sobre el tema y te pregunto varias cosas
ResponderBorrar- Parece que ser banquero es buen negocio y lo es más en CR. Hasta el año pasado los bancos pagaban intereses en negativo porque la tasa pasiva no cubria siquiera la inflación y la activa estaba casi en el 50% para las TC (entiendo la mayor fuente de endeudamiento nacional). Si Ottón me dice a mí, profesional liberal, que me ofrece una reconversión de deuda al 8% fijo para mi gasto de consumo, acumulado despues de pagar dos veces el doctor, tres veces la educación y como cinco el mantenimiento de las carreteras que siguen igual de malas, porque yo no voy a saltar de alegría?
Es decir, los bancos están haciendo clavos de oro y no pagan impuestos (lo que pagan es tan ridiculo que ni siquiera se debería llamar así). Ahí hay una distorsión que no me explico.
- Porque la inflación no baja en CR?
Porqué las tasas de interes son las más altas de ALatina?
Las distorsiones entiendo, procuran en buena teoría equilibrar el reparto de la riqueza pero son los grandes empresarios los que reciben beneficios y las PYMES (la mayor fuente de riqueza y movilización social) solo trabas le ponen. Los libertarios a mi entender, están presuponiendo que aqui la cosa puede funcionar como en los USA y me temo que el extravio es monumental porque en los tropicos la cosa funciona de otra manera. Yo no estoy tan seguro que sacar al Estado del negocio sea sano, ni tanto que queme el santo ni tan poquito que no alumbre. Veo a los libertarios todavia atrapados en ideologia y a Laura (Arias) haciendo piñata con los negocios. Me agradan algunos planteamientos de Otto, lo que es cierto es que en este país no se puede golpear la mesa ni pretender jugar de Pitbull porque nos resfriamos. Madurez se llama el juego
Lo curioso es que pregunte su propuesta no al de los otros partidos. Yo lo que veo es que políticas como las que acá se expresan, entre esas el famoso Flax Tax, como que no se venden en nuestro país. Zonas francas, empresas excentas de impuestos, pero aún así seguimos con 1 millón 400 mil pobres, que vergüenza para CR en verdad.
ResponderBorrarCasi ninguna de estas propuestas tiene eco en la toma de decisiones en Costa Rica, y es que me parece un post del Cato Institute, que al final como dije anteriormente no vende para nada.
Porque se da eso, pues no lo sé, creo que en el caso de Costa Rica, estas ideas con un entorno de la derecha, provocan temores y hasta desconfianza.
Yo sinceramente no creo que Costa Rica haga un gro tan brusco hacia la derecha libertaria, y lo vernos mañana cuando todas las encuestas colapsen y que el periódico La Nación previendo tal descalabro ofrecía la última encuesta donde ML y el PAC se acercan.
Algo sospechoso cuando el 99% de las otras dicen lo contrario, y hasta la falsa encuesta que divulgo el ML hace eco de todo esto.
Saludos