Don Luis Guillermo Solís está desesperado, y eso lo está llevando a
sacar a relucir su lado más oscuro. Esto no es un mero episodio anecdótico.
Estamos en una de esas coyunturas tipo bisagra que puede marcar – o cambiar –
el rumbo de la Administración Solís Rivera. El peligro para la democracia y
para las libertades ciudadanas ha dejado de ser latente, para convertirse en
inminente.
Todos los últimos Presidentes
se han quejado de la labor de la prensa, como bien lo reseñó Cristian
Cambronero en su blog: “Luis Guillermo Solís no es el primer
presidente “acosado” por el ecosistema mediático. ¿O ya nadie recuerda que eso
de lo que hoy se queja el Presidente, es el mismo llanto que musicalizó de
principio a fin a la administración Chinchilla? ¿Se acuerdan de su guerra
frontal y decidida contra el periódico La Nación? ¿O se nos olvidó el cerco periodístico que
durante 4 años montó desde Telenoticias, Pilar Cisneros, a la administración
Arias? ¿Se acuerdan de los
berrinches/derechos de respuesta de don Rodrigo? ¿Yendo más atrás: el calvario que enfrentó el
Presidente Pacheco, solo contra todos los medios del país, que le hicieron la
vida imposible para que lanzara el penal del TLC?” Pero ninguno lo ha hecho con la estridencia –
y la aorta hinchada – de don Luis Guillermo.
En conferencia de prensa al mediodía de hoy, el señor Presidente
espetó esta joyita: “No voy a permitir que se siga pensando que aquí hay
neutralidad en la forma en cómo se cubre la información, porque no la hay”.
Yo le pregunto, don Luis Guillermo, ¿qué va a hacer al respecto? ¿Se va a traer
unos asesores cubanos – mejor aún, venezolanos – para lidiar con esos incómodos
medios de comunicación? ¿Le va a pedir a la lumbrera de la Asamblea Legislativa
conocida como Jorge Rodríguez que presente de una vez el proyecto de ley que
declare al Estado costarricense copropietario de todos los medios de
comunicación, para poder incidir en su línea editorial y en su enfoque
noticioso? ¿Le va a exigir a Dean CóRnito que le comparta la contraseña del
blog para poder eliminar las partes que no le gustan de lo que aquí se escribe,
o cambiarlas por otras que canten las loas a su mediocre gestión?
El Presidente está actuando como un bebé. Toda persona que tenga dos
dedos de frente sabe que no existe la prensa imparcial. Que cada medio tiene su
agenda, como también la tienen el Gobierno, las asociaciones gremiales y
sindicales, la Liga Deportiva Alajuelense y quien esto escribe. Que no es
posible, ni mucho menos deseable, lograr una supuesta neutralidad informativa.
¿Quién va a decidir lo que es neutral? ¿Un funcionario público desde la oficina
de censura? ¿Le decimos a La Nación que no publique las columnas deportivas de
Jacques Sagot porque no son neutrales con respecto a Justin Campos? ¿Al Diario
Extra que no publique fotos de mujeres en cueros porque no son neutras con
respecto a las mujeres menos agraciadas o a los hombres que también quieren
poder mostrar sus encantos? ¿Le prohibimos a elpais.cr cubrir la labor del
gobierno porque no es imparcial con respecto a Mariano Figueres?
Dijo también don LGS que “es muy importante para la democracia
costarricense defender la libertad de prensa y defender la libertad de
expresión, pero separando el trigo de la paja, lo que es efectivamente el
derecho de los medios, de los y las comunicadoras de informar, y lo que es el
derecho del ciudadano de recibir información veraz”. Lástima que haya hecho
la de las vacas, porque la frase había empezado muy bien. Es, en efecto, de
vital importancia la defensa de la libertad de expresión, y de su hija la
libertad de prensa. Las libertades, sin embargo, se defienden sin peros. ¿Quién
nos va a decir qué es trigo y qué es paja? ¿Será trigo únicamente lo que
convenga al gobierno de turno? ¿Será
paja informar que lo que desde el gobierno nos quieren vender como oro no es
más que fragmentos de espejos al sol? Si a mí me interesa saber el color de la
falda que vistió la Vicepresidente a la inauguración del acueducto de San
Eustaquio, o el ancho de la corbata del Presidente cuando recibió al Secretario
General de la ONU, ¿podrá el Estado negarme el derecho de acceso a la
información con el argumento de que lo que es paja no está cubierto por la
libertad de prensa?
Señor Presidente, por favor no confunda la libertad de prensa con el
derecho de acceso a la información. La
primera le permite a cada medio de comunicación determinar lo que es noticia de
acuerdo con su cosmovisión, el enfoque que se le debe de dar, y la cantidad de
espacio que se le destina. Lo segundo, el derecho ciudadano de acceso a la
información, no obliga a ningún medio de prensa a nada. Si busco una
información y no aparece en un diario, la busco en otro, se lo pregunto a
Google, o me voy a la Biblioteca Nacional. Si el Presidente determina que los
medios de prensa, en uso de sus potestades y amparados en la libertad de
expresión, no presentan la información como le conviene a su gobierno, está en
total libertad de difundirla por otros medios, de los que hoy en día hay una
sana abundancia. Si usted cree que los ciudadanos no están teniendo acceso a la
información que usted les quiere transmitir, póngala – como ya de por si lo
hace – en la página web de Casa Presidencial, anúnciela en Twitter, y ponga a
todos sus trolls a repetirla como loras en Facebook y en los blogs.
El derecho de acceso a la información, don Luis Guillermo, en realidad
protege al ciudadano de los abusos de sus gobernantes. Un medio de comunicación
católico que se rehúse a publicar noticias relacionadas con el aborto no les
niega a sus lectores el acceso a la información; simplemente ejerce su derecho
de determinar su línea editorial y su enfoque y cobertura noticiosa. En
contraste, una ministra que se niega a brindar la información de la población
por módulo carcelario aún después de que la Sala IV se lo ordenara, o una
institución autónoma y un ministerio que se niegan a revelar el costo de un
contrato de prestación de servicios de internet en escuelas públicas, son
ejemplos muy claros – y muy burdos, señor Presidente – de violaciones cometidas
por su gobierno al derecho ciudadano de acceso a la información.
Es preferible mil veces que la Extra pueda publicar fotos de los
cráneos destrozados de las víctimas mortales de los accidentes de tránsito, a
que un funcionario público pretenda limitar – en nombre de la libertad de
expresión y de prensa – el derecho del ciudadano a escoger el medio de comunicación
y el enfoque noticioso que más le satisface. Para lo primero, tenemos siempre
el recurso de no comprar el diario cuyo enfoque encontramos de mal gusto. Para
lo segundo, solo queda la resistencia.
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