En diversas ocasiones hemos dicho que el Paquete Fiscal que con tanto ahínco ha promovido el actual gobierno no es conveniente para el país. Nuestra posición es razonada y la hemos expuesto en varios artículos anteriores. Además, hemos explicado que no nos oponemos a la creación de nuevos impuestos porque no creamos en los impuestos, sino porque los actuales no son bien recolectados, y los recursos que recibe el Estado son generalmente desperdiciados. Un estudio de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), reportado por La Nación de hoy, nos brinda un respaldo importante.
El estudio de la CEPAL, titulado Reforma tributaria para el desarrollo humano en Centroamérica, encuentra que la recaudación promedio en Centroamérica fue del 13.5% del PIB en el 2003 (13% en Costa Rica), y argumenta que esa “cantidad de recursos es insuficiente para mejorar la educación y la salud, construir la infraestructura necesaria para el desarrollo y proveer la seguridad jurídica y ciudadana que requiere la inversión privada”. Antes de que mis detractores corran a concluir que esta frase más bien refuerza el argumento de quienes defienden el actual paquete fiscal porque es necesario para subir la carga fiscal, los invito a armarse de paciencia y leer los siguientes párrafos.
Este autor está plenamente de acuerdo con que una recaudación de impuestos equivalente al 13% del PIB es insuficiente para financiar los servicios estatales básicos. Por mandato constitucional deberíamos de destinar el 6% del PIB a educación, lo cual sólo nos dejaría otro 7% para salud, infraestructura, seguridad, justicia, reducción de la pobreza, etc. Con lo que no estoy de acuerdo es con la conclusión de que es necesario crear más impuestos en este momento, y menos aún podría estar de acuerdo con la defensa de un plan fiscal que no cumple con ninguno de los principios básicos de justicia, eficiencia y sencillez necesarios para el éxito de todo sistema tributario. Y, como decía antes, el estudio en cuestión me ha dado nuevos argumentos.
Dice la CEPAL que
El estudio hace otras recomendaciones que no vienen al caso de este comentario, algunas relacionadas con la integración centroamericana y otras con aspectos más bien técnicos del diseño de los distintos impuestos. Concluye con la recomendación de mejorar la administración tributaria, sobre lo cual dice textualmente:
Hace unas tres semanas, en un artículo que titulé La falacia de la carga impositiva, rebatí el argumento de quienes dicen que una mayor carga tributaria es un requisito para vivir mejor. El fondo de mi argumento es que no es la cantidad de impuestos que se paguen, sino cómo se usen los recursos, lo que puede hacer una diferencia en la calidad de vida de los ciudadanos de un país. Argumenté que en las actuales circunstancias es necesario primero racionalizar el gasto público (eliminar el desperdicio y las duplicidades) y mejorar la recaudación de los impuestos existentes como vía para incrementar la carga tributaria, que no es otra cosa que el porcentaje de la producción nacional (medida por el PIB) que representan los impuestos. Reconocí incluso que eventualmente podrá ser necesario crear más impuestos (o subir los actuales), para que se generen los recursos necesarios para que el Estado costarricense pueda brindar servicios de calidad con una cobertura universal. Pero como lo he dicho en muchas ocasiones, con el desperdicio que tenemos hoy en día, darle nuevos impuestos al Gobierno es incentivarlo a no hacer un esfuerzo por mejorar la recaudación ni tampoco controlar y hacer más eficiente el gasto. Y si encima consideramos que los nuevos impuestos vendrían cortesía de un paquete fiscal mal diseñado, que promueve la ineficiencia y la injusticia tributaria, debemos entonces prestar mucha atención a la advertencia que hace el estudio de la CEPAL:
El estudio de la CEPAL, titulado Reforma tributaria para el desarrollo humano en Centroamérica, encuentra que la recaudación promedio en Centroamérica fue del 13.5% del PIB en el 2003 (13% en Costa Rica), y argumenta que esa “cantidad de recursos es insuficiente para mejorar la educación y la salud, construir la infraestructura necesaria para el desarrollo y proveer la seguridad jurídica y ciudadana que requiere la inversión privada”. Antes de que mis detractores corran a concluir que esta frase más bien refuerza el argumento de quienes defienden el actual paquete fiscal porque es necesario para subir la carga fiscal, los invito a armarse de paciencia y leer los siguientes párrafos.
Este autor está plenamente de acuerdo con que una recaudación de impuestos equivalente al 13% del PIB es insuficiente para financiar los servicios estatales básicos. Por mandato constitucional deberíamos de destinar el 6% del PIB a educación, lo cual sólo nos dejaría otro 7% para salud, infraestructura, seguridad, justicia, reducción de la pobreza, etc. Con lo que no estoy de acuerdo es con la conclusión de que es necesario crear más impuestos en este momento, y menos aún podría estar de acuerdo con la defensa de un plan fiscal que no cumple con ninguno de los principios básicos de justicia, eficiencia y sencillez necesarios para el éxito de todo sistema tributario. Y, como decía antes, el estudio en cuestión me ha dado nuevos argumentos.
Dice la CEPAL que
“a medida que aumenta el ingreso per cápita, también lo hacen la carga tributaria y el gasto público, ya que mientras más elevados sean los ingresos de un país, mayor será su capacidad para financiar gastos públicos y gastos sociales básicos”.En otras palabras, pretender subir los impuestos para mejorar el nivel de vida es como poner la carreta delante de los bueyes. Sin embargo, lo que más llama la atención de este estudio son sus recomendaciones. A través del documento, sus autores defienden la tesis de que el gasto social es insuficiente en Centroamérica, lo que atribuyen a una recaudación también insuficiente. Consecuentemente, la primera recomendación apunta a incrementar la recaudación, en el sentido de mejorar la recaudación de los impuestos existentes (simplificar el sistema tributario con menos impuestos, pero de base amplia), antes que crear nuevos impuestos o incrementar las tasas de los existentes. En sus palabras,
“cuando se busca incrementar la presión tributaria, más que incrementar tasas es preciso ampliar las bases imponibles de los tributos”,y también resulta necesario
“dar forma a un sistema tributario sustentado en pocos tributos, que tengan bases imponibles amplias y generales y tasas moderadas. Hay que realizar significativos esfuerzos, dirigidos a ampliar no sólo la base imponible del IVA sino también la del impuesto sobre la renta de las personas y el impuesto sobre la renta de las sociedades, eliminando exenciones y desgravaciones que se traducen en un trato desigual a los distintos contribuyentes”.Si bien en un principio la Reforma Fiscal persiguió estos objetivos con alguna congruencia, a su paso por la Asamblea se incrementaron las tasas, que pasaron de moderadas a altas (al menos en cuanto al impuesto sobre la renta), y se crearon toda clase de exoneraciones para satisfacer las demandas o aplacar la oposición de todo tipo de grupos de presión. Lo que quedó es un paquete fiscal más, con bases más amplias para los impuestos, pero con tasas más altas que las inicialmente propuestas y una serie de exoneraciones discriminatorias. Las mayores tasas incentivan la evasión y desestimulan el crecimiento, y las exoneraciones no son más que huecos en la legislación para que los más vivillos y los más poderosos puedan evitar el pago de sus impuestos.
El estudio hace otras recomendaciones que no vienen al caso de este comentario, algunas relacionadas con la integración centroamericana y otras con aspectos más bien técnicos del diseño de los distintos impuestos. Concluye con la recomendación de mejorar la administración tributaria, sobre lo cual dice textualmente:
“Habrá que redoblar los esfuerzos por mejorar sustancialmente la eficacia y eficiencia de la administración tributaria y aduanera. De no hacerlo, ninguna reforma tributaria tendrá éxito”.Esta es otra área en la que el paquete fiscal se queda corto, como lo hemos analizado en otra ocasión. Y no es la única. Como parte de esta recomendación de mejoría de la administración tributaria, el estudio de la CEPAL dice que
“debería acentuarse la tendencia a eliminar pequeños impuestos, tasas, derechos, contribuciones y patentes. Estos pequeños tributos tienen poco rendimiento, y obligan a movilizar gran cantidad de personas y de papeles que distraen al fisco de sus objetivos centrales”.Sin embargo, el paquete fiscal no hace absolutamente nada por eliminar el sinfín de “pequeños tributos” (empecemos por los timbres) que existen en nuestro país.
Hace unas tres semanas, en un artículo que titulé La falacia de la carga impositiva, rebatí el argumento de quienes dicen que una mayor carga tributaria es un requisito para vivir mejor. El fondo de mi argumento es que no es la cantidad de impuestos que se paguen, sino cómo se usen los recursos, lo que puede hacer una diferencia en la calidad de vida de los ciudadanos de un país. Argumenté que en las actuales circunstancias es necesario primero racionalizar el gasto público (eliminar el desperdicio y las duplicidades) y mejorar la recaudación de los impuestos existentes como vía para incrementar la carga tributaria, que no es otra cosa que el porcentaje de la producción nacional (medida por el PIB) que representan los impuestos. Reconocí incluso que eventualmente podrá ser necesario crear más impuestos (o subir los actuales), para que se generen los recursos necesarios para que el Estado costarricense pueda brindar servicios de calidad con una cobertura universal. Pero como lo he dicho en muchas ocasiones, con el desperdicio que tenemos hoy en día, darle nuevos impuestos al Gobierno es incentivarlo a no hacer un esfuerzo por mejorar la recaudación ni tampoco controlar y hacer más eficiente el gasto. Y si encima consideramos que los nuevos impuestos vendrían cortesía de un paquete fiscal mal diseñado, que promueve la ineficiencia y la injusticia tributaria, debemos entonces prestar mucha atención a la advertencia que hace el estudio de la CEPAL:
“los sistemas tributarios aumentan la concentración del ingreso. En el caso de Costa Rica, el efecto del sistema tributario sobre la distribución del ingreso en el 2000 es marginal”.Si se aprueba el paquete fiscal, no podemos más que esperar que la distribución del ingreso no mejore, y que tal vez vaya a empeorar.
Interesante análisis. Mi conclusión es que primero debemos saber cuánto podemos recaudar con los impuestos que tenemos, antes de determinar si son necesarios nuevos impuestos o subir los actuales.
ResponderBorrarLe contesto aquí como lo he hecho en www.costaricanuestra.com:
ResponderBorrarAunque en líneas generales estoy muy de acuerdo con lo publicado en el citado informe, no podemos abstraernos del comentario final que viene a decir que un mayor cobro de impuestos no supone más beneficios para la ciudadanía. Es cierto que hemos de mejorar la eficiencia del Estado, pero no es menos cierto, y en el artículo se dice muy claramente, que es necesario subir la presión fiscal para que el Estado pueda dar los servicios básicos necesarios.
Por tanto, para mí es una falacia que no se suban los impuestos porque el Estado "no gasta bien". Los impuestos hay que subirlos y hay que crear una base impositiva más amplia que ataque el bajo impacto impositivo de las clases altas y no continuar subiendo el gravamen del indiscriminado IVA que sólo generará inflación y más pobreza. Muy de acuerdo en la necesidad de mejorar la gestión del cobro de impuestos, pero para eso Hacienda tiene que mejorar sus sistemas de información muchísimo.
Muy de acuerdo con Vd. en que el plan fiscal no es la solución al problema.
Anónimo, en efecto esa es la versión corta de lo que escribí. Muchas gracias.
ResponderBorrarPakithor, bienvenido por estos rumbos y disculpas por la tardanza en contestar.
En efecto el estudio de la CEPAL habla de la necesidad de subir la presión fiscal. Pero el estudio de la CEPAL muy claramente dice que antes que subir los impuestos, hay que mejorar la recaudación. Son dos formas de subir la presión. Si se recaudara un porcentaje "decente" (digamos 80%-90%) de todo lo que se supone se debería de recaudar, podríamos subir la presión fiscal en varios puntos porcentuales del PIB. Mi tesis (e, implícitamente, la del estudio de la CEPAL) es que antes de subir los impuestos, debemos cobrar eficientemente los que tenemos, para saber hasta donde podemos llegar. Y después, únicamente después, determinar cuánto hace falta para que el Estado pueda brindar los servicios de calidad que los ciudadanos merecemos, para entonces subir los impuestos por el monto que resulte necesario.
El problema, insisto, es que cada vez que suben los impuestos, el gobierno pierde la presión que tiene por mejorar la recaudación, y se promueve el despilfarro. Además, como lo he tratado de demostrar, si bien podemos ponernos de acuerdo en cuanto a la (eventual) necesidad de subir los impuestos, el actual plan fiscal está TAN MAL diseñado, que la cura sería peor que la enfermedad.
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ResponderBorrarsemelokertes marchimundui