viernes, 27 de enero de 2006

De encuestas, fraudes, y la falacia de composición

En las últimas semanas ha tomado fuerza un rumor que pone en tela de duda la veracidad de las encuestas y refuerza la teoría de que en las elecciones de la próxima semana se podría dar un fraude. Internet ha probado ser una excelente herramienta para la propagación de este tipo de historias, y en este caso particular, el rumor ha sido reproducido en algunos foros de discusión y en algunos blogs que frecuenta este autor, además de haber recibido un correo electrónico en la misma línea. El planteamiento es más o menos así: quien lo circula o reproduce afirma que entre sus conocidos, nadie o casi nadie piensa votar por Oscar Arias. Acto seguido invita a sus lectores a probar su teoría en casa; les recomienda preguntar a diez familiares, amigos, y conocidos por quién piensan votar, para que corroboren que Oscar Arias no tiene el apoyo del cuarenta y pico por ciento de la población que dicen las encuestas. Esto, según ellos, es prueba de que las encuestas están equivocadas y, en algunos casos extremos, sugieren que las empresas encuestadoras son parte de un complot con Oscar Arias para encubrir el fraude que se daría el 5 de febrero.

Seguir leyendo...



En mi caso particular, he de confesar, Oscar Arias no llega al 40% del voto de mis 10 allegados “encuestados”. ¿Debería estar de acuerdo entonces con la conclusión de que los resultados de las encuestas son falsos? Si así lo hiciera, hubiera reprobado el curso de Principios de Economía, en primer año de la U, cuando aprendí sobre la falacia de la composición: consiste en creer que lo que es cierto para las partes de un todo, es cierto para el todo. A manera de ejemplo, incurre en la falacia de la composición quien argumenta que como una moto es más veloz que un automóvil, entonces todas las motos son más veloces que los automóviles. En términos electorales, el hecho de que en mi círculo de familiares y amigos Oscar Arias no sea más popular que una hemorroide, no me permite extender el razonamiento a la totalidad de la población costarricense. Al fin y al cabo, cada uno de nosotros pertenece a una clase socioeconómica, tiene un nivel de educación particular, vive en una determinada localización geográfica, trabaja en algo acorde con sus condiciones; y esos factores tienden a relacionarlo con gente de similares características. Quien es profesional, vive en San Antonio de Belén y es ejecutivo de Intel, tiende a relacionarse primordialmente con gente de clase media o media-alta, con estudios universitarios, y con residencia en zonas sub-urbanas. Entonces, no es sorprendente que en su círculo de conocidos exista una especie de convergencia de opiniones.

La debilidad de estas “encuestas” empíricas y unipersonales, es justamente la fortaleza de las encuestas profesionales. En estas últimas, las muestras a encuestar se diseñan de manera que sean representativas de la diversidad imperante en el país: ellas incluyen gente de zona urbana y rural en la misma proporción que la población del país se divide entre urbana y rural, y lo mismo hacen con el nivel socioeconómico, sexo, y otras categorías que podrían tener influencia en las preferencias políticas de las personas. Las encuestas – no está demás recordarlo – no son infalibles. Para empezar, existe el margen de error: por entrevistar a una muestra y no a la totalidad de la población, los resultados de la encuesta podrían desviarse del resultado “real” en el porcentaje del margen de error, ya sea para arriba o para abajo. Así, si se afirma que Otto Guevara obtendrá el 14% del voto en una encuesta en que el margen de error es del 2.8%, este 14% podría ser hasta 2.8 puntos inferior o superior al resultado de la votación real. Es decir, que si las votaciones hubieran sido cuando se tomó esa encuesta, don Otto podría esperar una votación que oscilaría entre el 11.2% y el 16.8%.

En segundo lugar, existe lo que se llama nivel de confianza, usualmente establecido en el 95%, lo cual indica que si se tomaran 100 muestras diferentes pero de similar composición, los resultados estarían dentro del margen de error en 95 de ellas. Quiere decir que cinco de cada cien muestras arrojarán un resultado significativamente diferente del vaticinado. Por esto, aún cuando una encuesta arroja un resultado muy diferente del observado el día de las elecciones, no podemos concluir que la encuesta es fraudulenta, aunque haya estado equivocada.

Un tercer punto a considerar es el momento de la encuesta. Los resultados de una encuesta nos dicen que si las elecciones hubieran sido el día en que se elaboró la encuesta, hay una probabilidad del 95% de que los resultados de las elecciones hubieran estado dentro del margen de error. Una encuesta realizada dos semanas antes de las elecciones nos muestra una imagen de la opinión del electorado dos semanas antes de las elecciones, no el día mismo de la votación. De manera que, en la medida en que se presenten eventos que puedan modificar las preferencias de los votantes en las dos semanas transcurridas entre la elaboración de la encuesta y el día “E”, los resultados de las elecciones podrían ser significativamente diferentes de los de la encuesta, sin que por ello se pueda concluir que la encuesta se equivocó o fue manipulada.

Para que sea cierta la teoría de que hay una conspiración fraudulenta para darle el poder a Oscar Arias, tendríamos que estar dispuestos a creer que absolutamente TODAS las empresas encuestadoras son corruptas, cosa que se me antoja ridícula. Aún y si fuera el caso que todas esas empresas son parte del complot, habría también que concluir que los investigadores de las universidades, y especialmente de la Universidad de Costa Rica, que ha realizado encuestas de opinión electoral, están en la jugada arista. Porque la realidad es que los resultados de las encuestas “profesionales, serias, y de cobertura nacional” han venido siendo muy consistentes entre sí en los últimos meses, incluyendo las realizadas por las empresas privadas y por los investigadores de la UCR.

Por supuesto, la estúpida decisión del Tribunal Supremo de Elecciones de sustituir la huella dactilar por una equis marcada con bolígrafo en la papeleta, alimenta estas teorías conspiratorias. En la no del todo remota situación de que en una mesa de votación sólo hayan fiscales de un partido, sería muy fácil para ellos marcar con equis la columna de su partido en las papeletas de quienes votaron en blanco, o poner una segunda equis en cualquier columna de las papeletas de quienes votaron por un candidato que no es el de su preferencia, anulando así esos votos. Incluso podrían “votar” por las personas que se abstengan de hacerlo. Confiamos, sin embargo, que los observadores nacionales e internacionales, tanto del TSE como de entidades independientes, podrán ofrecernos su valoración ex - post del proceso de votación y con ello eliminar cualquier duda. Esperamos, además, que los demás partidos hagan el esfuerzo necesario y coordinen entre ellos para asegurar que ninguna mesa se quede con fiscales de un único partido.

Con este amplio pero necesario preámbulo, procedo a comentar la encuesta realizada por la empresa CID Gallup, publicada en La República de ayer jueves 26 de enero. La encuesta utilizó una muestra de 1.823 personas mayores de edad en todo el país, con un margen de error del 2.8%, y un nivel de confianza del 95%. Como dato interesante, la encuesta se realizó entregando a cada entrevistado una papeleta similar a la que se usará el día de las elecciones, permitiendo que su “voto” fuera secreto. No es lo mismo tener que decir al encuestador por quién va a votar el entrevistado, que ponerlo en un papel que no permite identificar la escogencia del entrevistado. Pareciera que este ejercicio permite al encuestado ser más honesto en su respuesta.

La encuesta arroja resultados muy similares a los de otras encuestas que hemos comentado en este blog, en el de JD Clarke, y supongo que en muchos otros lugares. Entre las personas que aseguran que irán a votar, Oscar Arias obtiene una intención de voto del 49%, versus un 21% para Otón Solís y un 14% para Otto Guevara. Ricardo Toledo aparece con un 6% en el cuarto lugar, Antonio Álvarez con un 4% en el quinto lugar, y José Manuel Echandi en el sexto lugar con un 2%. Cuando uno observa que encuestas realizadas por empresas como CID Gallup, Unimer RI, Borge y Asociados, Demoscopía, y también por investigadores de la UCR arrojan resultados tan cercanos, no puede más que concluir que las encuestas parecen estar bien hechas, y que la campaña no ha producido grandes cambios en las preferencias del electorado.

Quizás el dato más interesante que arroja esta última encuesta de CID Gallup es en lo referente al abstencionismo. Según esta encuesta, el 13% está decidido a no votar, un 8% adicional dice que posiblemente no votará, y un 16% dice que posiblemente si saldrá a votar. La República lo presenta como que si el abstencionismo fuera a ser del 21%, lo cual asume que ninguno de los que dice que “tal vez no”, saldrá a votar, y ninguno de los que dice que “tal vez si”, se abstendrá de votar. Un abstencionismo del 21% sería una noticia fenomenal, aunque poco probable. Si, en vez de hacer un cálculo tan sencillo, asumimos que el 75% de los que dicen que probablemente no votarán en efecto no votarán, y que el 50% de los que dicen que probablemente sí votarán al final no lo hacen, el abstencionismo en este escenario sería del 27%. Alto, pero menor que el de los últimos dos torneos electorales (31.14% en la primera ronda del 2002, 30.01% en 1998). En otro escenario, si asumimos que el 75% de los que dicen que probablemente no votarán en efecto no votarán, pero que el 75% de los que dicen que probablemente sí votarán si lo hacen, el abstencionismo bajaría al 23%. En cualquier caso, un descenso notorio en el abstencionismo sería una noticia muy positiva: a pesar del descontento palpable hacia la “clase política”, la ciudadanía estaría dando una clara señal de que aún cree en sus instituciones democráticas. El mandato para quienes resulten electos sería mucho más fuerte.

6 comentarios:

  1. Claro, las encuestas en mi opinión han sido bastante consistentes con los resultados en la elecciones pasadas y creo que es casi un hecho que Oscar Arias se la lleva sin necesidad de una segunda ronda, pero siempre hay vagabundos que andan inventando carajadas como esa de ese correo que mencionas.
    En otro orden de cosas, ¿como vas?

    ResponderBorrar
  2. Con todo respeto están equivocados, no solo se trata de la intención de voto de los ricos y acomodados las que ponen en duda las encuestas, sino la intención del encuestado de no decir la verdad VOTO SILENCIOSO, es decir hay gente que conforma el 20 % irreductible de gente de la UNIDAD que en realidad no va a votar por Arias, sino que lo harán por su candidato o por el de la oposión a Arias, unido al voto de los indecisos.
    Bajo está lógica Arías tendrá que esperar una segunda ronda....
    Ahora que ustedes dicen que creen en las encuestas vean la última de telenoticias.

    ResponderBorrar
  3. Flo, right on! Todo pura vida ;-)

    Anónimo, creo que para todos es un dilema lo que hará el socialcristiano el 5 de febrero, pero lo interesante de esta encuesta de CID Gallup es que en vez de preguntarle a las personas por su intención de voto, les entregaron una papeleta "similar a la verdadera", que luego los encuestados depositaban en una caja cerrada de manera que no era posible identificar a votante con voto. De manera que si hay un voto silencioso, esta encuesta tenía todo a su favor para captarlo mejor que cualquier otra.

    Yo creo que hay una base de socialcristianos que votarán silenciosamente por sus diputados, pero no así por el candidato que presentó el PUSC, que no es calderonista ni rodriguista, las dos fuerzas principales dentro de ese partido. Para nadie es un secreto que Toledo es del ala de Abel, y después del gobierno de lujo que se ha mandado el hombre, no mucha gente se sigue identificando como Abelista.

    Yo me atrevería a decir, en todo caso, que para una mayoría de socialcristianos hay mayor afinidad con Liberación que con Otón Solís. Podemos excluir de este cálculo a los calderonistas viejos, es decir, los que pasaron por la Guerra del 48, pero de esos ya no quedan muchos. También podemos excluir a un sector marginal del PUSC que era el ala izquierda del partido, cuyos líderes le han dado su adhesión a Otón Solís (con la excepción de Gloria Valerín, pero ella era líder únicamente de su lengua viperina).

    Yo creo que una parte del voto socialcristiano, el socialcristiano "suave", se irá con Arias, mientras que el rodriguismo se dividirá entre Guevara y Echandi, el calderonismo fuerte votará por los diputados del PUSC pero no así por su candidato, otros simplemente no saldrán a votar y, en resumen, el menos favorecido será Otón Solís. Pero, por supuesto, nada de esto deja de ser una mera conjetura.

    Con respecto a la encuesta de Telenoticias, sigue dándole a Arias una intención de voto de alrededor del 44%, superando en alrededor de 18 puntos a Solís. Esa encuesta pone más cercana la probabilidad de una segunda ronda que la de CID Gallup, pero si los resultados el día de las elecciones son 44% a 26%, Oscar Arias habrá ganado en primera ronda. Lamentablemente en el sitio web de Telenoticias no encontré la ficha técnica de esa encuesta como para poder valorarla mejor.

    ResponderBorrar
  4. Bueno yo solo quiero dejar 3 comentarios!
    1- En la encuesta de la UCR para noviembre el valor para Oscar Arias tiene una media esperada de 36.1 que esta muy lejos del 45% con que lo ubicaba unimer para las mismas fechas! Y creo en lo que dice anónimo del voto silencioso, pues aunque Dean diga que se hizo de forma secreta, etc. No es lo mismo, al menos solo faltan 8 dias para que nos demos cuenta!
    2- Tiene mucha razon Dean cuando se refiere a que eso de las 10 personas es una estupidez, Gauss se debe estar revolcando en la tumba,por otro lado mientras no se pueda garantizar que el ajuste que hacen (De Distribucion Binomial a Normal) para determinar el tamaño de muestra refleja la realidad, es decir que esta basado en eventos Bernoulli donde existe una probabilidad p de un evento y otra probabiliada q = 1-p del evento excluyente, el margen de error que los señores encuestadores dicen tener no esta ni cerca de ser el real.
    3- Don oscar va a ganar eso es un hecho, lo unico que quedara por ver es si hay o no segunda ronda, que desde mi punto de vista no es muy probable pero tampoco es tan improbable como nuestro glorioso diario LA Nacion quiere hacer pensar! que estan como dice una amiga: Verde Esperanza!!!
    Saludos

    ResponderBorrar
  5. En el comentario anterior dije "tiene una media esperada de 36.1 que esta muy lejos del 45%" pero en realidad no es valor medio, es un valor base es de alrededor de 43% en la de unimer...
    perdon por el error!

    ResponderBorrar
  6. Baje y no puedo evitarlo.

    Si hicieramos una encuesta por edades, sería muy interesante analizar los resultados. Yo diria que hay una alta probabilidad de que la población joven(para Kren en un rango de 18-27) no vote en su mayoría por Arias y apoye a Ottón y trsitemente a Guevarra (eso es una fatalidad, aunq se respetan las preferencias ajenas)

    Si se hace una encuesta de 30 a 50 años, considero que Arias puede tener más población de Voto, y si se encuesta a personas de 50 a lo más viejo que exista, seguiremos encontrando personas que votan por partido y que apoyen a Arias.

    Sr. Dean, como usted dice, no podemos decir que hay fraude, o xq nuestro círculo social no parezca tener preferencia por "x" candidato, nos debe dejar decirnos que exista poca credibilidad en las encuestas. Cómo usted dice, hay un margen de error, y variantes. Además, a opinión muy personal, hay una gran parte de la población que define su voto hasta ese día, los cambios en los datos influyen sobre una gran masa, y muchas veces, quienes habian decidido votar por un candidato pueden variar el voto. Entonces, no deja de ser un simple margen estadístico de referencia, que no muestra la opinión de un pueblo, sino una muestra de la tendencia.

    ResponderBorrar