Nunca he visto una campaña tan mal manejada como la del Sí. Mañana saldrá publicada una nueva encuesta que confirma la tendencia de las últimas semanas, con el Sí estancado o bajando, y el No en franco ascenso. Otra encuesta más, hecha por la UCR, da por vez primera la ventaja al No, por más de 8 puntos porcentuales. Y la campaña del Sí no aparece por ningún lado. ¿Qué está pasando?
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Dean CóRnito – o su alter ego en lo que la gente llama la vida real – no está participando activamente en la campaña, pero conoce personalmente a gente del PLN, PUSC, ML y PUN que están directamente involucrados. Conversaciones que he tenido con algunos de ellos en los últimos días, al igual que con Pakithor, quien a su vez ha conversado con otras personas involucradas en la campaña, me han llenado de preocupación y nos pueden dar una luz sobre lo que está pasando (o lo que no está pasando) en la campaña del Sí.
La campaña del Sí sufre de una apatía tan notoria que el esfuerzo que hacen algunas personas bien intencionadas no se nota por ninguna parte. No hay campaña proactiva, y a no ser por la pendejada de “Mi corazón dice Sí”, tampoco hay campaña reactiva. Desde hace un par de semanas los líderes del No nos vienen dando material suficiente para hundirlos casi por completo: UNDECA avaló donaciones del extranjero, Albino hipotecó una propiedad de ANEP para usar los fondos en la campaña contra el TLC sin autorización de su Asamblea General, los diputados del PAC violan su reglamento de ética en masa al ausentarse para romper el quórum e impedir la discusión de los proyectos paralelos, los líderes del PAC se rehúsan a investigar de oficio a su ex – Diputada que primero intentó autorecetarse un subsidio económico del Estado costarricense para su pujante negocio arrocero y luego renunció para recetarse un desmesurado incremento de pensión, y la campaña del Sí sigue como si no existiera.
Pero lo peor, como lo decía anteriormente, es que no hay campaña proactiva. Es cierto que están participando en debates (y dicho sea de paso, entiendo que por lo general usan a sus contrincantes de escoba); también es cierto que el Movimiento Libertario tiene equipos en todas las provincias explicando el TLC de puerta en puerta, y que ocasionalmente se observa un carro con calcomanía del Sí por aquí y otro por allá. Pero la campaña del Sí, como campaña integral, no se percibe.
Dice Pakithor, y estoy totalmente de acuerdo con él, que una debilidad del Sí es que presenta un frente unido que se constituye en un blanco muy fácil de los ataques de las hordas del No. Que los del No, en cambio, si bien es notoria la coordinación que existe entre ellos, presentan múltiples caras con distintas misiones, que van desde los grupos que utilizan la retórica extremista de no reconocer ni al TSE ni a la Sala IV, hasta la taimada posición de la Diputada Morales del PAC, que dice que ella se opone al TLC pero que si es aprobado en el Referéndum, hay que permitir aprobar las leyes paralelas en el plazo que otorga el mismo tratado. Lo único que le agrego al análisis de Pakithor es que, si bien el Sí presenta un frente en apariencia único, no es un frente tan unido como aparenta.
Los comentarios que escuchamos de gente de todos los partidos involucrados en la campaña del Si, es que la alta cúpula de Liberación Nacional, o al menos la facción Arista que nos gobierna, juega en este contexto a la política tradicional, donde a los miembros de otros partidos (e incluso de otras facciones del mismo partido) se les da participaciones menores pero que las decisiones realmente importantes están reservadas al círculo cercano a Zapote, sin importar cuál sea la experiencia política o la capacidad de aportar (en ideas, administración, rumbo) a la campaña del Sí de los que son y los que no son parte de ese círculo íntimo. Gente que está en el “Comando Nacional” del Sí confiesa estar aburrida y sin ganas de hacer mucho más esfuerzo, porque todos sus aportes son de una manera u otra bloqueados. Esa apatía, que ya carcome a la dirigencia del Sí, es evidente en las “bases”.
Los problemas del Sí son mucho más profundos que una potencial división de la cúpula; ya vemos que a los del No la aparente proliferación de frentes les ha resultado beneficiosa. La campaña del Sí carece de rumbo, no tiene estrategia. La única estrategia parece ser dejar que el Presidente de la República brille en su defensa del TLC mientras que los demás son opacados, y no se dan cuenta de lo cara que les está resultando tanta terquedad. Parecen no recordar que hace un par de años a poco estuvieron de dejar quemar el pan en la puerta del horno, cuando Oscar Arias superó a PACquetón Solís por apenas 18.000 votos. Dejar que Oscar Arias sea el principal portavoz del Sí, es dejar que todos los errores – reales o imaginarios – del gobierno sean embadurnados al TLC. Si la celebración de la Anexión del Partido de Nicoya se hizo, por juponada e imbecilidad, en Liberia y no en Nicoya como corresponde, la ocasión fue estratégicamente explotada por la gente del No para llevar agua a su ribera. Cosas que en apariencia no tienen nada que ver, terminan siendo utilizadas con gran eficacia por quienes se oponen al TLC.
Lo único que uno observa en las calles – en lo que al Sí respecta – son los rótulos con el mensaje “En esta empresa apoyamos el TLC” desplegados en las fachadas de grandes compañías y cámaras empresariales. Si esto es parte de la estrategia del Sí, es otro craso error. Quien escribe estas líneas está claro y convencido de que el TLC conviene al país como un todo. Que conviene al ciudadano común, al que busca superarse a través de un empleo mejor remunerado, y al que piensa en el futuro de sus hijos y sus posibilidades laborales. Que por supuesto conviene también a muchos empresarios (aunque no a los arroceros diputados que buscan sacar provecho propio de su gestión para obtener subsidios y así no tener que competir ni vender un buen producto para tener éxito en el mercado), pero no solo ni principalmente a los empresarios. Pero la proliferación de signos externos “empresariales” aunada a la ausencia de otros tipos de signos más relacionables con eso que los anglo-parlantes llaman los grassroots, refuerza la posición de quienes desde el No explotan con gran acierto el resentimiento social que ha aflorado en nuestro país en los últimos años.
En fin, nos preocupa que la campaña del Si esté siendo secuestrada por el personalismo y el narcisismo presidencial, sin darse cuenta de que lo que está en juego es mucho más que un simple tratado comercial. Lo que está en juego en esta ocasión es una decisión sobre el rumbo que debe seguir el país: una victoria del Sí debería de ser interpretada como un espaldarazo al modelo de desarrollo basado en la inserción de nuestro país en los mercados internacionales. Una victoria del Sí con un alto porcentaje de voto por el NO debería de enviar una señal clara de que si bien el modelo de desarrollo es deseable, las políticas de distribución de la riqueza no están funcionando y deben de ser overjoleadas. Pero una victoria del No abre las puertas a una pregunta más trascendental: ¿seguimos con el modelo de inserción económica internacional basada en un comercio cada vez más libre, o migramos a un sistema “bolivariano” de intercambio controlado entre países de economías similares, con todo lo que ello implica en el plano político para la democracia? Este es un plebiscito que el pueblo de Costa Rica no puede perder. Lamentable sería que nuestros dirigentes nos lleven al despeñadero.
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Dean CóRnito – o su alter ego en lo que la gente llama la vida real – no está participando activamente en la campaña, pero conoce personalmente a gente del PLN, PUSC, ML y PUN que están directamente involucrados. Conversaciones que he tenido con algunos de ellos en los últimos días, al igual que con Pakithor, quien a su vez ha conversado con otras personas involucradas en la campaña, me han llenado de preocupación y nos pueden dar una luz sobre lo que está pasando (o lo que no está pasando) en la campaña del Sí.
La campaña del Sí sufre de una apatía tan notoria que el esfuerzo que hacen algunas personas bien intencionadas no se nota por ninguna parte. No hay campaña proactiva, y a no ser por la pendejada de “Mi corazón dice Sí”, tampoco hay campaña reactiva. Desde hace un par de semanas los líderes del No nos vienen dando material suficiente para hundirlos casi por completo: UNDECA avaló donaciones del extranjero, Albino hipotecó una propiedad de ANEP para usar los fondos en la campaña contra el TLC sin autorización de su Asamblea General, los diputados del PAC violan su reglamento de ética en masa al ausentarse para romper el quórum e impedir la discusión de los proyectos paralelos, los líderes del PAC se rehúsan a investigar de oficio a su ex – Diputada que primero intentó autorecetarse un subsidio económico del Estado costarricense para su pujante negocio arrocero y luego renunció para recetarse un desmesurado incremento de pensión, y la campaña del Sí sigue como si no existiera.
Pero lo peor, como lo decía anteriormente, es que no hay campaña proactiva. Es cierto que están participando en debates (y dicho sea de paso, entiendo que por lo general usan a sus contrincantes de escoba); también es cierto que el Movimiento Libertario tiene equipos en todas las provincias explicando el TLC de puerta en puerta, y que ocasionalmente se observa un carro con calcomanía del Sí por aquí y otro por allá. Pero la campaña del Sí, como campaña integral, no se percibe.
Dice Pakithor, y estoy totalmente de acuerdo con él, que una debilidad del Sí es que presenta un frente unido que se constituye en un blanco muy fácil de los ataques de las hordas del No. Que los del No, en cambio, si bien es notoria la coordinación que existe entre ellos, presentan múltiples caras con distintas misiones, que van desde los grupos que utilizan la retórica extremista de no reconocer ni al TSE ni a la Sala IV, hasta la taimada posición de la Diputada Morales del PAC, que dice que ella se opone al TLC pero que si es aprobado en el Referéndum, hay que permitir aprobar las leyes paralelas en el plazo que otorga el mismo tratado. Lo único que le agrego al análisis de Pakithor es que, si bien el Sí presenta un frente en apariencia único, no es un frente tan unido como aparenta.
Los comentarios que escuchamos de gente de todos los partidos involucrados en la campaña del Si, es que la alta cúpula de Liberación Nacional, o al menos la facción Arista que nos gobierna, juega en este contexto a la política tradicional, donde a los miembros de otros partidos (e incluso de otras facciones del mismo partido) se les da participaciones menores pero que las decisiones realmente importantes están reservadas al círculo cercano a Zapote, sin importar cuál sea la experiencia política o la capacidad de aportar (en ideas, administración, rumbo) a la campaña del Sí de los que son y los que no son parte de ese círculo íntimo. Gente que está en el “Comando Nacional” del Sí confiesa estar aburrida y sin ganas de hacer mucho más esfuerzo, porque todos sus aportes son de una manera u otra bloqueados. Esa apatía, que ya carcome a la dirigencia del Sí, es evidente en las “bases”.
Los problemas del Sí son mucho más profundos que una potencial división de la cúpula; ya vemos que a los del No la aparente proliferación de frentes les ha resultado beneficiosa. La campaña del Sí carece de rumbo, no tiene estrategia. La única estrategia parece ser dejar que el Presidente de la República brille en su defensa del TLC mientras que los demás son opacados, y no se dan cuenta de lo cara que les está resultando tanta terquedad. Parecen no recordar que hace un par de años a poco estuvieron de dejar quemar el pan en la puerta del horno, cuando Oscar Arias superó a PACquetón Solís por apenas 18.000 votos. Dejar que Oscar Arias sea el principal portavoz del Sí, es dejar que todos los errores – reales o imaginarios – del gobierno sean embadurnados al TLC. Si la celebración de la Anexión del Partido de Nicoya se hizo, por juponada e imbecilidad, en Liberia y no en Nicoya como corresponde, la ocasión fue estratégicamente explotada por la gente del No para llevar agua a su ribera. Cosas que en apariencia no tienen nada que ver, terminan siendo utilizadas con gran eficacia por quienes se oponen al TLC.
Lo único que uno observa en las calles – en lo que al Sí respecta – son los rótulos con el mensaje “En esta empresa apoyamos el TLC” desplegados en las fachadas de grandes compañías y cámaras empresariales. Si esto es parte de la estrategia del Sí, es otro craso error. Quien escribe estas líneas está claro y convencido de que el TLC conviene al país como un todo. Que conviene al ciudadano común, al que busca superarse a través de un empleo mejor remunerado, y al que piensa en el futuro de sus hijos y sus posibilidades laborales. Que por supuesto conviene también a muchos empresarios (aunque no a los arroceros diputados que buscan sacar provecho propio de su gestión para obtener subsidios y así no tener que competir ni vender un buen producto para tener éxito en el mercado), pero no solo ni principalmente a los empresarios. Pero la proliferación de signos externos “empresariales” aunada a la ausencia de otros tipos de signos más relacionables con eso que los anglo-parlantes llaman los grassroots, refuerza la posición de quienes desde el No explotan con gran acierto el resentimiento social que ha aflorado en nuestro país en los últimos años.
En fin, nos preocupa que la campaña del Si esté siendo secuestrada por el personalismo y el narcisismo presidencial, sin darse cuenta de que lo que está en juego es mucho más que un simple tratado comercial. Lo que está en juego en esta ocasión es una decisión sobre el rumbo que debe seguir el país: una victoria del Sí debería de ser interpretada como un espaldarazo al modelo de desarrollo basado en la inserción de nuestro país en los mercados internacionales. Una victoria del Sí con un alto porcentaje de voto por el NO debería de enviar una señal clara de que si bien el modelo de desarrollo es deseable, las políticas de distribución de la riqueza no están funcionando y deben de ser overjoleadas. Pero una victoria del No abre las puertas a una pregunta más trascendental: ¿seguimos con el modelo de inserción económica internacional basada en un comercio cada vez más libre, o migramos a un sistema “bolivariano” de intercambio controlado entre países de economías similares, con todo lo que ello implica en el plano político para la democracia? Este es un plebiscito que el pueblo de Costa Rica no puede perder. Lamentable sería que nuestros dirigentes nos lleven al despeñadero.