Hace poco menos de dos semanas, un amigo de esos cuya condición no requiere de adjetivos porque es de los de verdad, me pidió que firmara una carta solicitando “justicia pronta y cumplida” para don Miguel Ángel Rodríguez, el ex –Presidente de la República. Sin dudarlo un instante, accedí a firmar la carta por los motivos que aquí expongo.
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Hoy hace exactamente mil días don Miguel Ángel regresó a Costa Rica luego de ser implicado por algunos medios de comunicación en un escándalo de corrupción de magnitud hasta ese entonces nunca vista en nuestro país. Hoy hace mil días, Rodríguez regresó a Costa Rica a hacer frente a las acusaciones. Hoy hace mil días, el mundo entero pudo observar cómo un país que se precia de ser ejemplo de democracia y adalid de libertad, pisoteó en horrendo espectáculo público, transmitido en vivo y en directo a todos los rincones del orbe gracias a la “oportuna” e ilegal facilitación del entonces Ministro de Seguridad Pública, los más básicos derechos humanos de un ex –Presidente, quien recibió un trato que ni el más reincidente de los delincuentes – pensemos hoy por hoy en el Gato Félix – ha recibido jamás en su vida. Hoy hace mil días, pasé el día entero pegado a la pantalla de mi televisor – teleidiotizado, hubiera dicho mi difunto padre – viendo la grotesca humillación pública, y no pude evitar derramar una lágrima por Miguel Ángel el ser humano, pero más aún por el deplorable estado de descomposición de la sociedad costarricense.
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan. Lo que si se es que desde el primer momento, el ex – Presidente se mostró anuente y dispuesto a enfrentar los cargos. Lo que también se es que don Miguel Ángel regresó a Costa Rica por sus propios medios y por su propia voluntad, habiendo tenido oportunidades de sobra para refugiarse en cualquier otro lado. Algo más que se es que, a diferencia de otro ex – Presidente que escogió convertirse en fugitivo internacional, Miguel Ángel Rodríguez exhibe una conducta típica de quien no teme a la justicia.
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan. Lo que si se es que hace mil días se nos decía que el caso era claro como el agua, que la acusación se caía por su propio peso, y que el señor Rodríguez era más culpable que Tres Pelos. Lo que también se es que don Miguel Ángel fue juzgado en los tribunales de la prensa y condenado en la sala de la opinión pública, con una eficacia tal que mucha gente no comprende cómo el hombre salió de la cárcel después de “tan solo” cuatro meses “habiendo cometido delitos de tal magnitud.”
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan, ni pretendo que se le den prerrogativas especiales por haber sido Presidente ni que se le exonere de enfrentar un juicio. Lo que si se es que mil días son demasiados como para que, en un caso “tan claro como el agua”, a estas alturas el hombre ni siquiera haya sido acusado formalmente. Porque esto es algo que la mayoría de los costarricenses no saben o no comprenden: el señor Rodríguez no ha sido acusado formalmente de ningún delito. Las insinuaciones, aseveraciones, afirmaciones y elucubraciones de La Nación y de Telenoticias no constituyen ni remotamente una acusación en el sentido judicial de la palabra.
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan, pero quisiera saberlo de una vez por todas. Lo que si se es que si don Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos, los costarricenses merecemos que sea condenado y enviado a purgar la pena donde corresponda a una persona de su edad. Lo que también se es que si logra demostrar su inocencia (o, más correctamente, si la Fiscalía no logra demostrar su culpabilidad), mil días son más que suficientes para haber desgraciado la vida de una persona que todavía tenía mucho que aportar a la sociedad.
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan. Lo que si se es que mil días sin siquiera una acusación es una aberración de la justicia y una flagrante violación del principio de la justicia pronta y cumplida. Por eso, desde mi rinconcito en el ciberespacio, uno mi voz a la de quienes con toda razón piden justamente eso: justicia pronta y cumplida para el señor Miguel Ángel Rodríguez.
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Hoy hace exactamente mil días don Miguel Ángel regresó a Costa Rica luego de ser implicado por algunos medios de comunicación en un escándalo de corrupción de magnitud hasta ese entonces nunca vista en nuestro país. Hoy hace mil días, Rodríguez regresó a Costa Rica a hacer frente a las acusaciones. Hoy hace mil días, el mundo entero pudo observar cómo un país que se precia de ser ejemplo de democracia y adalid de libertad, pisoteó en horrendo espectáculo público, transmitido en vivo y en directo a todos los rincones del orbe gracias a la “oportuna” e ilegal facilitación del entonces Ministro de Seguridad Pública, los más básicos derechos humanos de un ex –Presidente, quien recibió un trato que ni el más reincidente de los delincuentes – pensemos hoy por hoy en el Gato Félix – ha recibido jamás en su vida. Hoy hace mil días, pasé el día entero pegado a la pantalla de mi televisor – teleidiotizado, hubiera dicho mi difunto padre – viendo la grotesca humillación pública, y no pude evitar derramar una lágrima por Miguel Ángel el ser humano, pero más aún por el deplorable estado de descomposición de la sociedad costarricense.
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan. Lo que si se es que desde el primer momento, el ex – Presidente se mostró anuente y dispuesto a enfrentar los cargos. Lo que también se es que don Miguel Ángel regresó a Costa Rica por sus propios medios y por su propia voluntad, habiendo tenido oportunidades de sobra para refugiarse en cualquier otro lado. Algo más que se es que, a diferencia de otro ex – Presidente que escogió convertirse en fugitivo internacional, Miguel Ángel Rodríguez exhibe una conducta típica de quien no teme a la justicia.
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan. Lo que si se es que hace mil días se nos decía que el caso era claro como el agua, que la acusación se caía por su propio peso, y que el señor Rodríguez era más culpable que Tres Pelos. Lo que también se es que don Miguel Ángel fue juzgado en los tribunales de la prensa y condenado en la sala de la opinión pública, con una eficacia tal que mucha gente no comprende cómo el hombre salió de la cárcel después de “tan solo” cuatro meses “habiendo cometido delitos de tal magnitud.”
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan, ni pretendo que se le den prerrogativas especiales por haber sido Presidente ni que se le exonere de enfrentar un juicio. Lo que si se es que mil días son demasiados como para que, en un caso “tan claro como el agua”, a estas alturas el hombre ni siquiera haya sido acusado formalmente. Porque esto es algo que la mayoría de los costarricenses no saben o no comprenden: el señor Rodríguez no ha sido acusado formalmente de ningún delito. Las insinuaciones, aseveraciones, afirmaciones y elucubraciones de La Nación y de Telenoticias no constituyen ni remotamente una acusación en el sentido judicial de la palabra.
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan, pero quisiera saberlo de una vez por todas. Lo que si se es que si don Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos, los costarricenses merecemos que sea condenado y enviado a purgar la pena donde corresponda a una persona de su edad. Lo que también se es que si logra demostrar su inocencia (o, más correctamente, si la Fiscalía no logra demostrar su culpabilidad), mil días son más que suficientes para haber desgraciado la vida de una persona que todavía tenía mucho que aportar a la sociedad.
Yo no se si Miguel Ángel Rodríguez cometió los delitos que se le achacan. Lo que si se es que mil días sin siquiera una acusación es una aberración de la justicia y una flagrante violación del principio de la justicia pronta y cumplida. Por eso, desde mi rinconcito en el ciberespacio, uno mi voz a la de quienes con toda razón piden justamente eso: justicia pronta y cumplida para el señor Miguel Ángel Rodríguez.
:) Lo comparto en todos los extremos!
ResponderBorrarYo también
ResponderBorrarEsos casos son muy difíciles de investigar pues la documentación está en otros países, otros idiomas, etc. etc. Y la fiscalía no tiene suficientes recursos. Esté tipicado o no como delito, es corrupción recibir cientos de miles de dólares por ejercer influencias.
ResponderBorraranónimo, será corrupción cuando finalmente se le pruebe que lo hizo. No sé si será necesario que el imputado y el ofendido sean funcionarios de la corte para que un caso penal camine rápido. Justo hoy empieza uno de esos juicios. Por homicidio.
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