Pasadas las votaciones, se supone que hoy todos somos ticos sin distingos de bandera política, bla, bla, bla. Lo que si es cierto es que antes, durante y después todos fuimos, somos y seguiremos siendo ticos, y nuestras pasiones políticas nos seguirán distinguiendo, porque eso nos hace grandes en la democracia. Perdedores, ganadores, y los que no están seguros, todos somos ticos, y debemos celebrar nuestras diferencias sin dejar de buscar coincidencias, por el bienestar del país. Que es, al final de cuentas, lo que nos mueve a apasionarnos cada cuatro años cuando se repite el ciclo electoral. A continuación, algunas de mis impresiones de esta última ronda de votación.
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Los ganadores. Esta vez, hubo varios. Laura Chinchilla es la más evidente. Logró un nivel de apoyo que ni su mentor Osquitar pudo alcanzar – esa abolladura en el ego presidencial es digna de celebrarse – y demostró que su mensaje, que tanto criticamos en este blog y en muchos otros, fue bien escogido. Al final de cuentas, es una muestra de madurez de la población escoger continuar con un rumbo que, si bien no es perfecto, es al menos mucho más claro y mejor que el que el país ha tenido en los últimos 30 años. Hace 4 años Oscar Arias – quien encabeza la lista de personajes menos favoritos del autor de este blog – recibió un país estancado, con el ánimo desinflado y, más que decir que con el rumbo equivocado, tenemos que decir que navegaba a la deriva sin rumbo alguno. Al César lo que es del César.
El otro gran ganador fue Oscar López y el PASE. Ya sea que hayan logrado 3 ó 4 diputaciones, lo lograron literalmente con las uñas, sin dinero, y con una campaña propositiva. Si lo hacen con sabiduría, con una fracción legislativa pequeña el PASE se convertirá en elemento pivotal en el tejemaneje legislativo. El reto para el partido está en convertirse en una opción para un sector más amplio del electorado, y no solo la población discapacitada o adulta mayor.
Por último, la gran ganadora fue la democracia, y no porque hayamos superado otro proceso electoral sin incidentes que lamentar, sino porque dada la holgada victoria de Laura Chinchilla, quedaron en el olvido los insistentes rumores malignos del “santo fraude” que supuestamente se cometió hace cuatro años, y se repitió hace dos años con el TLC, y que se iba a cometer también este año para negar a Ottón Solís la posibilidad de acceder a la Presidencia. Se ha fortalecido el Tribunal Supremo de Elecciones, y de paso han recuperado algo de credibilidad las casas encuestadoras. Este proceso electoral – por la claridad de los resultados, por la impecable organización, por las excelentes opiniones que han dado los observadores internacionales – ha contribuido a elevar el eterno prestigio, la estima y el honor de nuestro país en el concierto de las naciones.
Los Perdedores. Primero en esta categoría – faltaba más – está Ottón Solís. El porcentaje de votos por él alcanzado cayó en alrededor de 13 puntos con respecto a las anteriores elecciones, donde perdió por escasos 20.000 votos. Esta vez Laura Chinchilla casi lo duplicó en porcentaje, y le sacó unos 400.000 votos de ventaja. Ottón Solís quedó convertido así en cadáver político; una especie de José Miguel Corrales que de vez en cuando sigue haciendo algún aleteo, pero que jala más una batería de 1.5 voltios. Al PAC no lo incluyo como gran perdedor, porque si bien su representación legislativa será mucho más pequeña, sigue siendo la segunda fuerza política del país, y sin Ottón de por medio, tiene el partido la oportunidad de reformularse de cara al electorado. Para el PAC, esta debe de ser una derrota de esas que sirven para hacer un alto en el camino, autoanalizarse, y reinventarse para resurgir más fuerte y mejor.
Quizás el más vergonzoso perdedor fue el Frente Amplio y muy en particular su ilustre candidato Eugenio Trejos. Tantos meses nos tuvo en vilo – que si se lanzaba, que si se quedaba en el TEC, que estaba analizando sus probabilidades – y al final no sacó ni siquiera la mitad de 1.5% del voto que el autor de estas líneas se atrevió a aventurar. Tan malo fue su desempeño – menos de 7.000 votos recibidos – que casi casi le ganan los dos candidatos que se retiraron para formar la alianza con el PAC. La pésima escogencia de candidato repercutió en que el FA no alcanzara ni siquiera una segunda diputación, que hubiera recaído en Eva Carazo, la única persona en ese conglomerado de mechudos inconformes que cuenta con el carisma necesario como para haberle levantado un poco el perfil a la izquierda más radical de nuestro país.
La gran salvada. Como en el béisbol, apúntenle un “save” a don Luis Fishman. Su campaña nunca fue por la Presidencia, sino por mantener vigente a su partido por otros cuatro años, hasta que puedan disfrutar de la segunda venida de su mesías narizón. Como me lo dijo una persona que estuvo muy involucrada en la campaña del PUSC, la idea del menos malo fue una medida desesperada para despertar a los calderonistas de hueso colorado y a algunos abstencionistas e indecisos, y que se decidieran a votar por el PUSC. Cuando lanzaron esa campañita que ofendió las sensibilidades nacionales, las encuestas los ponían por debajo del margen de error. Hoy, con 5 ó 6 diputados, el PUSC respira y, si se la saben jugar bien, podrán convertirse en protagonistas de las principales decisiones que se tomen en el país en los próximos cuatro años.
Agradecimiento a Dios, parcial. Es inconcebible que en nuestro país pueda participar en política un partido de carácter confesional, y cuyo emblema es el pescadito cristiano. Ya sobre esto nos habíamos quejado hace cuatro años – existe una prohibición constitucional para usar símbolos religiosos en la política nacional – así que no voy a profundizar más por ahora.
Aunque no tenemos nada en contra de la candidata del Partido Renovación Costarricense, la Sra. Mayra González, y por el contrario, en el ámbito privado la admiramos, damos gracias infinitas al cielo porque no más de 13.000 costarricenses cayeron en esa trampa teocrática.
El agradecimiento a Tatica es parcial, porque lamentablemente en las votaciones para diputados, los partidos confesionales (Renovación Costarricense y Restauración Nacional) tuvieron un mejor desempeño, y cada uno logró llevar un calientasillas a la Asamblea: el mercader de almas e iglesias, Justo Orozco, y el escalador de monumentos Carlos Avendaño. Dios nos coja confesaos.
La oportunidad desperdiciada. A Otto Guevara se le quemó el pan en la puerta del horno. Le pasó las de la hiena que huele la sangre del león herido y lo ataca. Nunca hay que fiarse de un felino herido, y con sus ataques don Otto logró despertar a la periquera. El panorama sería muy distinto si el Movimiento Libertario se hubiera podido aferrar al 30% que le daban las encuestas un par de semanas antes de las elecciones. Con todo, el Movimiento Libertario se demostró a si mismo que con un mejor manejo de la campaña, se puede posicionar como una alternativa viable en Costa Rica. Con 9 ó 10 diputados, y aún con el 21% de la votación presidencial, el crecimiento con respecto a las elecciones anteriores es significativo. Si la fracción legislativa logra hacer un papel decoroso, el ML será una fuerza a considerar en el 2014.
El quiebre del voto. Si bien el quiebre del voto afectó a los tres partidos que quedaron en los primeros lugares (PLN, PAC, ML), Liberación Nacional es un caso patético. Ganó la votación presidencial en 79 de 81 cantones, y sin embargo, no logró traducir tan abrumador respaldo en votos para sus diputados. Todo parece indicar que el PLN tendrá una fracción menor que la actual, y que enfrentará un congreso muy dividido y no muy dispuesto a plegarse a sus deseos. Definitivamente al gobierno no le resultará fácil lograr alianzas como la que le permitió manejar la Asamblea casi a su antojo en los primeros tres años del gobierno de Oscar Arias. Por el bien del país, ojalá que el gobierno llegue verdaderamente dispuesto al diálogo, y que las fracciones de oposición no asuman una posición talibánica que impida la formación de alianzas de oportunidad, alianzas estratégicas, pasajeras o duraderas. Ya es hora de que el país aprenda a convivir con una Asamblea fraccionada.
La tarea pendiente. Costa Rica tiene que encontrar la manera de “producir” una alternativa política capaz de asumir el poder dentro de cuatro años. La continuidad puede ser buena, el continuismo sin límite es una amenaza a la democracia. A veces hacen falta estadistas como Luis Alberto Monge quien, entendiendo esto, fue uno de los principales impulsores que tuvo Rafael Ángel Calderón Fournier para crear el PUSC. La gente se queja irreflexivamente del bipartidismo; pero la alternancia en el poder es infinitamente mejor que una “dictadura de partido” ocasionada por la incapacidad de la oposición de unirse o plantear una opción viable. Hasta ahora, ni el PAC ni el ML se han constituido en esa carta de salvación para la democracia.
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Los ganadores. Esta vez, hubo varios. Laura Chinchilla es la más evidente. Logró un nivel de apoyo que ni su mentor Osquitar pudo alcanzar – esa abolladura en el ego presidencial es digna de celebrarse – y demostró que su mensaje, que tanto criticamos en este blog y en muchos otros, fue bien escogido. Al final de cuentas, es una muestra de madurez de la población escoger continuar con un rumbo que, si bien no es perfecto, es al menos mucho más claro y mejor que el que el país ha tenido en los últimos 30 años. Hace 4 años Oscar Arias – quien encabeza la lista de personajes menos favoritos del autor de este blog – recibió un país estancado, con el ánimo desinflado y, más que decir que con el rumbo equivocado, tenemos que decir que navegaba a la deriva sin rumbo alguno. Al César lo que es del César.
El otro gran ganador fue Oscar López y el PASE. Ya sea que hayan logrado 3 ó 4 diputaciones, lo lograron literalmente con las uñas, sin dinero, y con una campaña propositiva. Si lo hacen con sabiduría, con una fracción legislativa pequeña el PASE se convertirá en elemento pivotal en el tejemaneje legislativo. El reto para el partido está en convertirse en una opción para un sector más amplio del electorado, y no solo la población discapacitada o adulta mayor.
Por último, la gran ganadora fue la democracia, y no porque hayamos superado otro proceso electoral sin incidentes que lamentar, sino porque dada la holgada victoria de Laura Chinchilla, quedaron en el olvido los insistentes rumores malignos del “santo fraude” que supuestamente se cometió hace cuatro años, y se repitió hace dos años con el TLC, y que se iba a cometer también este año para negar a Ottón Solís la posibilidad de acceder a la Presidencia. Se ha fortalecido el Tribunal Supremo de Elecciones, y de paso han recuperado algo de credibilidad las casas encuestadoras. Este proceso electoral – por la claridad de los resultados, por la impecable organización, por las excelentes opiniones que han dado los observadores internacionales – ha contribuido a elevar el eterno prestigio, la estima y el honor de nuestro país en el concierto de las naciones.
Los Perdedores. Primero en esta categoría – faltaba más – está Ottón Solís. El porcentaje de votos por él alcanzado cayó en alrededor de 13 puntos con respecto a las anteriores elecciones, donde perdió por escasos 20.000 votos. Esta vez Laura Chinchilla casi lo duplicó en porcentaje, y le sacó unos 400.000 votos de ventaja. Ottón Solís quedó convertido así en cadáver político; una especie de José Miguel Corrales que de vez en cuando sigue haciendo algún aleteo, pero que jala más una batería de 1.5 voltios. Al PAC no lo incluyo como gran perdedor, porque si bien su representación legislativa será mucho más pequeña, sigue siendo la segunda fuerza política del país, y sin Ottón de por medio, tiene el partido la oportunidad de reformularse de cara al electorado. Para el PAC, esta debe de ser una derrota de esas que sirven para hacer un alto en el camino, autoanalizarse, y reinventarse para resurgir más fuerte y mejor.
Quizás el más vergonzoso perdedor fue el Frente Amplio y muy en particular su ilustre candidato Eugenio Trejos. Tantos meses nos tuvo en vilo – que si se lanzaba, que si se quedaba en el TEC, que estaba analizando sus probabilidades – y al final no sacó ni siquiera la mitad de 1.5% del voto que el autor de estas líneas se atrevió a aventurar. Tan malo fue su desempeño – menos de 7.000 votos recibidos – que casi casi le ganan los dos candidatos que se retiraron para formar la alianza con el PAC. La pésima escogencia de candidato repercutió en que el FA no alcanzara ni siquiera una segunda diputación, que hubiera recaído en Eva Carazo, la única persona en ese conglomerado de mechudos inconformes que cuenta con el carisma necesario como para haberle levantado un poco el perfil a la izquierda más radical de nuestro país.
La gran salvada. Como en el béisbol, apúntenle un “save” a don Luis Fishman. Su campaña nunca fue por la Presidencia, sino por mantener vigente a su partido por otros cuatro años, hasta que puedan disfrutar de la segunda venida de su mesías narizón. Como me lo dijo una persona que estuvo muy involucrada en la campaña del PUSC, la idea del menos malo fue una medida desesperada para despertar a los calderonistas de hueso colorado y a algunos abstencionistas e indecisos, y que se decidieran a votar por el PUSC. Cuando lanzaron esa campañita que ofendió las sensibilidades nacionales, las encuestas los ponían por debajo del margen de error. Hoy, con 5 ó 6 diputados, el PUSC respira y, si se la saben jugar bien, podrán convertirse en protagonistas de las principales decisiones que se tomen en el país en los próximos cuatro años.
Agradecimiento a Dios, parcial. Es inconcebible que en nuestro país pueda participar en política un partido de carácter confesional, y cuyo emblema es el pescadito cristiano. Ya sobre esto nos habíamos quejado hace cuatro años – existe una prohibición constitucional para usar símbolos religiosos en la política nacional – así que no voy a profundizar más por ahora.
Aunque no tenemos nada en contra de la candidata del Partido Renovación Costarricense, la Sra. Mayra González, y por el contrario, en el ámbito privado la admiramos, damos gracias infinitas al cielo porque no más de 13.000 costarricenses cayeron en esa trampa teocrática.
El agradecimiento a Tatica es parcial, porque lamentablemente en las votaciones para diputados, los partidos confesionales (Renovación Costarricense y Restauración Nacional) tuvieron un mejor desempeño, y cada uno logró llevar un calientasillas a la Asamblea: el mercader de almas e iglesias, Justo Orozco, y el escalador de monumentos Carlos Avendaño. Dios nos coja confesaos.
La oportunidad desperdiciada. A Otto Guevara se le quemó el pan en la puerta del horno. Le pasó las de la hiena que huele la sangre del león herido y lo ataca. Nunca hay que fiarse de un felino herido, y con sus ataques don Otto logró despertar a la periquera. El panorama sería muy distinto si el Movimiento Libertario se hubiera podido aferrar al 30% que le daban las encuestas un par de semanas antes de las elecciones. Con todo, el Movimiento Libertario se demostró a si mismo que con un mejor manejo de la campaña, se puede posicionar como una alternativa viable en Costa Rica. Con 9 ó 10 diputados, y aún con el 21% de la votación presidencial, el crecimiento con respecto a las elecciones anteriores es significativo. Si la fracción legislativa logra hacer un papel decoroso, el ML será una fuerza a considerar en el 2014.
El quiebre del voto. Si bien el quiebre del voto afectó a los tres partidos que quedaron en los primeros lugares (PLN, PAC, ML), Liberación Nacional es un caso patético. Ganó la votación presidencial en 79 de 81 cantones, y sin embargo, no logró traducir tan abrumador respaldo en votos para sus diputados. Todo parece indicar que el PLN tendrá una fracción menor que la actual, y que enfrentará un congreso muy dividido y no muy dispuesto a plegarse a sus deseos. Definitivamente al gobierno no le resultará fácil lograr alianzas como la que le permitió manejar la Asamblea casi a su antojo en los primeros tres años del gobierno de Oscar Arias. Por el bien del país, ojalá que el gobierno llegue verdaderamente dispuesto al diálogo, y que las fracciones de oposición no asuman una posición talibánica que impida la formación de alianzas de oportunidad, alianzas estratégicas, pasajeras o duraderas. Ya es hora de que el país aprenda a convivir con una Asamblea fraccionada.
La tarea pendiente. Costa Rica tiene que encontrar la manera de “producir” una alternativa política capaz de asumir el poder dentro de cuatro años. La continuidad puede ser buena, el continuismo sin límite es una amenaza a la democracia. A veces hacen falta estadistas como Luis Alberto Monge quien, entendiendo esto, fue uno de los principales impulsores que tuvo Rafael Ángel Calderón Fournier para crear el PUSC. La gente se queja irreflexivamente del bipartidismo; pero la alternancia en el poder es infinitamente mejor que una “dictadura de partido” ocasionada por la incapacidad de la oposición de unirse o plantear una opción viable. Hasta ahora, ni el PAC ni el ML se han constituido en esa carta de salvación para la democracia.