José Figueres Ferrer es, sin lugar a dudas, el último estadista que tuvo Costa Rica. Después de él hemos tenido, buenos presidentes (Trejos Fernández), malos presidentes (Abel Pacheco) y pésimos presidentes (Rodrigo Carazo). Pero estadistas con visión y capacidad para cambiar el rumbo del país y definir su carácter para las siguientes generaciones, son pocos y por lo general aparecen separados en el tiempo. Curiosamente, la década de los años 40s del siglo pasado produjo dos grandes estadistas, Calderón Guardia y Figueres Ferrer, evento poco común en la historia de las naciones.
A pesar de lo anterior, don José Figueres nunca ha sido santo de mi devoción. Su tendencia a acoger y defender gente de la más dudosa reputación, y su desdeño por las más elementales normas de transparencia en la gestión pública (¿quién no ha oído su célebre frase “me la gasté en confites”?) me quitaron el gusto por este personaje. En un día como hoy, sin embargo, Costa Rica tiene que dar gracias infinitas al cielo por habernos dado a don Pepe y su sabia decisión de abolir el ejército en 1948. En esta vida hay que saber ser agradecido, y dar crédito al César por lo que le corresponde.
Cualquier otro país latinoamericano que hubiera sufrido la violación de su territorio que hoy denunciaron nuestro Canciller y nuestro Ministro de Seguridad, ya estaría en estado de guerra con su vecino. Y eso exactamente es lo que quiere el dictadorzuelo Daniel Ortega, que siempre que tiene un problema interno, busca cómo desviar la atención del público creando un conflicto externo artificial.
Hoy Ortega quiere quitarse la presión pública causada por su decisión de hacer una convocatoria temprana a las elecciones de noviembre del 2011 con un Consejo Supremo Electoral nombrado a dedo por él y cuyo nombramiento ya venció. La intención es aprovechar el río revuelto para inscribir su candidatura para la reelección, violando así la Constitución de Nicaragua. Una guerra con Costa Rica sería ideal para esto; en tiempos de guerra se dejan de lado los partidismos y todos se unen alrededor del objetivo de defender la patria. Y peleando con Costa Rica no hay riesgo de sufrir grandes bajas. La del tiranillo del vecino del norte es una movida cínicamente inteligente.
A Costa Rica no le queda más que invocar el derecho internacional y los tratados de defensa mutua, que en el pasado resultaron muy efectivos cuando a Tachito Somoza no se le ocurrió nada mejor que agredir a Costa Rica so pretexto de perseguir ni más ni menos que a Daniel Ortega y su banda de cuatreros. Con la colección de “presidentes revolucionarios” que hoy exhibe Latinoamérica, con la legión de tontos útiles que sirven a sus espurios intereses – José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA es el Presidente Honorario de dicha legión – , y con un Presidente timorato en Estados Unidos bajo amenaza de perder su mayoría legislativa en las votaciones de mañana martes, la probabilidad de que Costa Rica reciba una respuesta satisfactoria en un plazo corto de tiempo es realmente baja. Insisto, la movida de Ortega es cínica, es vulgar, y es descarada, pero también estuvo bien calculada y, desde una retorcida perspectiva, es una movida inteligente.
Con todo y todo, es mejor tolerar una violación de nuestra soberanía por algunas semanas hasta que el sistema interamericano de defensa mutua se mueva a favor de Costa Rica, que lanzarnos a una guerra sinsentido e innecesaria para nosotros. Nuestras autoridades tienen mucha razón al proceder con cautela. Y la ciudadanía debería de agradecer que hace 62 años un estadista hubiera sido lo suficientemente visionario como para impedir que en un día como hoy nuestra patria sufriera, además de una violación a su soberanía, la pérdida de unos cuantos de sus hijos. Realmente no vale la pena.
Gracias a Figueres no tenemos ejército. Gracias infinitas a Dios – o a lo que usted prefiera – por eso.
A pesar de lo anterior, don José Figueres nunca ha sido santo de mi devoción. Su tendencia a acoger y defender gente de la más dudosa reputación, y su desdeño por las más elementales normas de transparencia en la gestión pública (¿quién no ha oído su célebre frase “me la gasté en confites”?) me quitaron el gusto por este personaje. En un día como hoy, sin embargo, Costa Rica tiene que dar gracias infinitas al cielo por habernos dado a don Pepe y su sabia decisión de abolir el ejército en 1948. En esta vida hay que saber ser agradecido, y dar crédito al César por lo que le corresponde.
Cualquier otro país latinoamericano que hubiera sufrido la violación de su territorio que hoy denunciaron nuestro Canciller y nuestro Ministro de Seguridad, ya estaría en estado de guerra con su vecino. Y eso exactamente es lo que quiere el dictadorzuelo Daniel Ortega, que siempre que tiene un problema interno, busca cómo desviar la atención del público creando un conflicto externo artificial.
Hoy Ortega quiere quitarse la presión pública causada por su decisión de hacer una convocatoria temprana a las elecciones de noviembre del 2011 con un Consejo Supremo Electoral nombrado a dedo por él y cuyo nombramiento ya venció. La intención es aprovechar el río revuelto para inscribir su candidatura para la reelección, violando así la Constitución de Nicaragua. Una guerra con Costa Rica sería ideal para esto; en tiempos de guerra se dejan de lado los partidismos y todos se unen alrededor del objetivo de defender la patria. Y peleando con Costa Rica no hay riesgo de sufrir grandes bajas. La del tiranillo del vecino del norte es una movida cínicamente inteligente.
A Costa Rica no le queda más que invocar el derecho internacional y los tratados de defensa mutua, que en el pasado resultaron muy efectivos cuando a Tachito Somoza no se le ocurrió nada mejor que agredir a Costa Rica so pretexto de perseguir ni más ni menos que a Daniel Ortega y su banda de cuatreros. Con la colección de “presidentes revolucionarios” que hoy exhibe Latinoamérica, con la legión de tontos útiles que sirven a sus espurios intereses – José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA es el Presidente Honorario de dicha legión – , y con un Presidente timorato en Estados Unidos bajo amenaza de perder su mayoría legislativa en las votaciones de mañana martes, la probabilidad de que Costa Rica reciba una respuesta satisfactoria en un plazo corto de tiempo es realmente baja. Insisto, la movida de Ortega es cínica, es vulgar, y es descarada, pero también estuvo bien calculada y, desde una retorcida perspectiva, es una movida inteligente.
Con todo y todo, es mejor tolerar una violación de nuestra soberanía por algunas semanas hasta que el sistema interamericano de defensa mutua se mueva a favor de Costa Rica, que lanzarnos a una guerra sinsentido e innecesaria para nosotros. Nuestras autoridades tienen mucha razón al proceder con cautela. Y la ciudadanía debería de agradecer que hace 62 años un estadista hubiera sido lo suficientemente visionario como para impedir que en un día como hoy nuestra patria sufriera, además de una violación a su soberanía, la pérdida de unos cuantos de sus hijos. Realmente no vale la pena.
Gracias a Figueres no tenemos ejército. Gracias infinitas a Dios – o a lo que usted prefiera – por eso.
Dean, acabo de escribir un post relacionado y puse el link a tu articulo. saludos.
ResponderBorrarhttp://www.newsstar.info/2010/11/02/conflicto-en-la-frontera-costa-rica-nicaragua/
Dean, la cuestión es que parece que es solo el principio no parece que la situación acabe ahí no se van a quedar tranquilos hasta que reformen la frontera o hagan alguna estupidez más grande...
ResponderBorrarLo malo de estos problemas periódicos es que cada vez se predispone más la gente, a ambos lados de la frontera, en contra de los otros. Imagínese que los nicas no han superado la anexión de Guanacaste (¿alguien recuerda aquí que alguna vez Bocas del Toro fue de Costa Rica?). Y esto propicia para que se despotrique contra el vecino. Por dicha la mayoría de periódicos y medios ticos han mantenido la cabeza fría. Pero resulta penoso ver que incluso los más ecuánimes, del otro lado, se prestan para el show, por un patriotismo mal entendido.
ResponderBorrarCalcule que hasta borraron un mapa que estaba en línea, del instituto geográfico de Nicaragua...
En fin, dicen que Figueres disolvió el ejército porque no confiaba en poder "controlarlo"... algo que casi ningún gobernante deduce y que parece fácil de entender...
que buen artículo, muy bueno. de las opiniones más inteligentes que he leído.
ResponderBorrarlástima que otto guevara no pudo ver que... en fin. no hay que llorar sobre la leche que se desperdició.
yo también debo agradecer a figueres y a los ticos en general que abrazaron la idea figuerista de abolir el ejercito.
lo último que necesita costa rica son milicos dentro de su territorio. es más, deberíamos avanzar a cada vez menos policías.
el caso es que se debería privilegiar las soluciones intelectuales a las físicas.
me gustó mucho el artículo. saludos dean.