Justo lo que Costa Rica necesita

¿Qué puede necesitar un país sin rumbo tras una década y media de ingobernabilidad?  ¿Qué puede necesitar un país sumido en una crisis económica con un gobierno indeciso, incapaz y blandengue? ¿Qué puede necesitar un país en riesgo de caer en una dictadura de partido à la PRI mexicain? La segunda venida del Mesías, eso es.

Machetado sin permiso de El Infierno en Costa Rica.

Dicen por ahí que Costa Rica necesita un hombre fuerte, con experiencia y madurez, con contactos internacionales, con visión de mundo.  En otras palabras, Costa Rica necesita a un ex Presidente. Pero no a cualquiera. Costa Rica necesita a un ex Presidente formado en una academia militar norteamericana.  Costa Rica necesita al ex Presidente que puso en boga el término “ingobernabilidad”, mejor utilizado para describir la incapacidad del jinete más que lo arisco del caballo.  Costa Rica necesita a un ex Presidente que fue Intel y poco más.

Costa Rica necesita un PLN 2.0 remozado, y un ex Presidente que pueda venir a forjarlo.  Un PLN 2.0 que viene siendo al PLN original algo así como lo que fue Windows Vista a Windows XP: un poquito de maquillaje externo y una proliferación de pulgas y otros bichos indeseables e invisibles desde afuera. Costa Rica necesita un PLN 2.0 unido alrededor de la figura mesiánica de un ex Presidente formado en la escuela de melocomíenconfites. Costa Rica necesita un PLN 2.0 que pueda retener el poder por unos cuantos períodos más, hasta que los tamales de Alcatel nos vengan a parecer migajas a la par de los suculentos atracones que se vengan a pegar en versión 2.0.

Costa Rica necesita de un ex Presidente trapassato, capaz de derramar unas cuantas lágrimas de cocodrilo por los tamales navideños no engullidos, que le deba el favor de su resurrección a un periodista santico – de esos que saben mejor lo que es cagarse en una vida que ganarse la vida pulseándola –  para que le marque la partitura al director de orquesta y a sus músicos.

Costa Rica necesita de un ex Presidente que lleva 10 años gozando de las mieles de Europa sin poner un pie en este caracolero, porque de seguro allá en la Gran Vía tuvo la revelación divina que le permitirá resolver la compleja problemática de un país tropical donde la gente goza y se declara la más feliz del mundo, pero se levanta todos los días a trabajar y a tratar de sacar al país adelante sin esconder la cabeza como los avestruces ni fugarse sin asumir sus responsabilidades.

Costa Rica necesita de un ex Presidente prófugo que haya vivido los últimos años bajo el alero protector de sus amigos financiadores de campañas pro-impuestos, los socialistas del gobierno español, con quienes pudo aprender – de eso estamos seguros – cómo manejar de buena manera un país en tiempos de crisis. Costa Rica necesita de un ex Presidente que,  ahora que sus amigos de La Moncloa cantan la viajera, mejor se busca nuevos rumbos antes de que la cacería de brujas lo alcance por allá también y, aprovechando que las consultorías “legales” – no confundir con jurídicas – que él hizo en nuestro país hace una década han prescrito con el paso de los años y su ausencia, mejor se viene a tratar de aplicarnos esa receta de zapatero que bien habrá aprendido en Madrid.

Costa Rica necesita el regreso inmediato de José María Figueres a Zapote, seguido del de Francisco Dall’Anese a la Fiscalía, para que juntos nos demuestren una vez más la veracidad de lo que sostiene el viejo chiste: político de oposición que recibe $900.000 de Alcatel = choricero; político del PLN que recibe $900.000 de Alcatel = consultor de renombre internacional que se gana la vida honestamente mientras no ejerce la Presidencia de la República.  Eso es lo que Costa Rica necesita.

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