Largas filas
para comprar combustibles, gasolineras desabastecidas, hospitales paralizados, protestas callejeras por el alto costo de la vida y/o de algunos servicios públicos, amenaza de nuevos impuestos, un ambiente enrarecido, los ánimos en general caldeados, y una Presidencia
incapaz de aquilatar esa realidad.
Habría que remontarse al carazato, allá
por 1980-81, para poder hacer comparaciones válidas con la negativa atmósfera
que respiramos en estos días en nuestro país.
Alguna gente
piensa que estamos viviendo una época como la del Combo ICE. Se equivocan. Si
bien en aquel trance el país estuvo prácticamente paralizado durante unas
semanas, hasta ahí llegan las coincidencias. Las protestas por el Combo
nacieron de importantes diferencias ideológicas entre dos mitades de la
población con respecto al modelo de desarrollo a seguir, pero las condiciones
económicas y el entorno general del país eran positivos. Era cuestión de enfrentar fuerzas hasta que
uno de los dos bandos claudicara en sus pretensiones, como en efecto
ocurrió. Una vez que el gobierno de
Miguel Ángel Rodríguez renunció al Combo, las aguas volvieron a su cauce
natural.
Lo de este
final de 2011 no es una cuestión de 2 ó 3 semanas. A los motociclistas los
podrán haber mandado para la casa rebajándoles el marchamo, pero detrás de este hay muchos otros reclamos – unos más legítimos que otros –
que seguirán apareciendo. Puede ser también
que el ambiente navideño nos haga olvidar por unas semanas las congojas que
vivimos a diario, pero la cuesta de enero pronto nos lo recordará con su espantosa
cara de siempre y un particular tufo a fracaso colectivo. Lo que hoy vivimos en
Costa Rica es una sensación extendida de profunda desazón de la población, aunada
a una desconfianza casi absoluta en la capacidad de nuestros gobernantes para
enderezar el barco. No hay en estos momentos espacio para un sano desacuerdo entre
segmentos de la población acerca del rumbo que debe tomar este “barco”. Lo que
existe es la lamentable certeza de que el país carece de rumbo. Triste reflejo y consecuencia de lo que emana desde Zapote, donde el único
rumbo conocido es el que marca la brújula del avestruz: a esconder la cabeza en Japón.
¿Será el efecto "Maya 2012"?
ResponderBorrarYo creo que lo más depriemente es el paquetazo...
Terox, el paquetazo puede ser la amalgama que una tantos intereses dispares hasta convertirlos en una gran protesta de propociones considerables. Pero lo más deprimente no es el paquete, sino la incapacidad de nuestro gobierno para hacer algo bien, y el engaño en que escoge vivir doña Laura...
ResponderBorrarO nos ponemos las pilas todos, o buscamos para donde jalar.. Los que sabíamos que no había que votar por esta señora, nos resignamos y creíamos que bastaba con esperar cuatro años.. Pero la vara esta fuera de control.. Será que a punta de protestas y movimientos irá a abrir los ojos... Y se quite de su lado un montón de ratas, que andan en busca de beneficiarse de hundir Costa Rica..Concesiones turbias, impuestos.. Bonita sorpresa nos tenían.. Gracias PLN.. Traigan a Figueres para que gane y se acabe todo.. Son el PRI de Tiquicia...
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