Hace más de seis meses no escribía, pero dado que dos artículos que escribí hace casi dos
años (Gaza Revisited: Primera Parte, Segunda Parte) han sido puestos en circulación por un
amable lector (@alexz_cr) en Twitter, y
reproducidos por Ticoblogger, no puedo dejar pasar la oportunidad de actualizar
mi análisis para incluir el contexto de esta nueva ronda de confrontación entre
el ejército de Israel y el grupo Hamas que gobierna en Gaza, y que la mayoría
de países de Occidente cataloga de organización terrorista.
Si bien el actual recrudecimiento de las tensiones en esta región del Medio Oriente es parte de una larga historia de enfrentamientos entre Israel y sus vecinos árabes, es interesante notar que el entorno y la realidad política actual de los protagonistas es muy distinta a la de noviembre del 2012, cuando se dio la última escalada entre Israel y Hamas. Son justamente esas diferencias las que me interesa exponer, para ayudar al lector a comprender el contexto y los porqués de la actual confrontación.
1. Los factores externos:
a. El eje Irán-Siria-Hezbolá.
La última vez que escribí sobre Gaza, Irán era gobernada por Mahmud Ahmadineyad, un
rábido antisemita que promulgaba la destrucción de Israel y negaba el
Holocausto cada vez que le ponían un micrófono enfrente. Israel estaba
presionando a la comunidad internacional para desmantelar el programa nuclear
iraní, a la vez que amenazaba con destruirlo por medios militares en caso de
que las conversaciones multilaterales fracasaran en alcanzar dicho objetivo.
Hamas, una organización islamista sunita, acababa de aliarse al eje chiita conformado por
Irán, Siria y Hezbolá. Con fondos y armas llegando en cantidades importantes
desde Irán, y el soporte logístico de Hezbolá en Líbano, Hamas estaba en Jauja
y podía darse el lujo de disparar centenares de cohetes de corto alcance y
misiles de más largo rango contra Israel. Esto, a su vez, servía a los propósitos de Irán de generar un evento
distractor para el ejército de Israel, que si bien es muy poderoso, no es tan
grande como para poder enfrentar varios conflictos de manera simultánea.
Israel, no lo olvidemos, es un país con menos de 8 millones de habitantes, y
entre 20 mil y 30 mil kilómetros cuadrados de extensión (la mitad que Costa
Rica), dependiendo de cuáles territorios estemos dispuestos a considerar como
legítimamente israelíes.
Las conversaciones entre los poderes de Occidente e Irán nunca llegaron a nada, pero Israel tampoco atacó. Mientras tanto, Irán sostuvo elecciones presidenciales en agosto del 2013, eligiendo a un clérigo relativamente moderado – al menos en el discurso – llamado Hassan Ruhaní, que no solo buscó un acercamiento con Occidente, sino que moderó el discurso anti-Israel, evitando clamar por su desaparición, como lo hacía rutinariamente su antecesor. Hoy en día, los servicios de inteligencia de Israel consideran que Irán no es su principal amenaza existencial.
b. Egipto, la Hermandad Musulmana, y Hamas
La última vez que escribí sobre Gaza, Egipto acababa de elegir un nuevo Presidente,
producto de la malograda Primavera Árabe. Mohamed Morsi era el líder de la
Sociedad de los Hermanos Musulmanes, también conocida como la Hermandad
Musulmana. Esta organización casi centenaria estuvo proscrita en Egipto durante
décadas de régimen militar, por su asociación con movimientos armados y
terroristas. Pero siendo que nació como un movimiento de base popular, con un
fuerte componente de ayuda social, pudo subsistir en la clandestinidad. Dos
datos resultan importantes para nuestro análisis: la Hermandad, como la inmensa
mayoría de la población egipcia, pertenece a la vertiente sunita del Islam, y
de ella nació, como una especie de vástago, el movimiento Hamas en Gaza,
territorio que estuvo bajo dominio egipcio hasta que Israel lo capturó en 1967.
A pesar de la afinidad ideológica y organizacional entre la Hermandad y el Hamas (siglas
en árabe de Movimiento de la Resistencia Islámica), no podemos perder de vista
que si bien Morsi ascendió a la Presidencia en elecciones relativamente
democráticas, nunca tuvo el verdadero poder en Egipto, ya que el ejército no se
lo permitió. La situación financiera y económica de Egipto era caótica al
momento de su asunción, y Morsi no pudo dar más que apoyo moral a Hamas. Esto, en parte, explica la incorporación de
Hamas al eje chiita de Irán.
Sin embargo, pocos meses después, cuando la lucha sectaria en Siria recrudeció, Hamas
tomó partido por sus hermanos sunitas sirios, lo cual provocó su ruptura con el
eje chiita.
Morsi, para su pesar y el de Hamas, duró apenas un año y 3 días en el poder, antes de ser
depuesto por las fuerzas militares de Egipto. Y entonces Hamas se quedó sin el santo y sin la limosna.
2. Los factores internos palestinos
a. El gobierno de unidad nacional palestina
Esta situación en el frente externo provocó un debilitamiento paulatino de Hamas. No
solo se quedó sin el dinero de Irán, el apoyo logístico de Hezbolá y el apoyo
moral de la Hermandad Musulmana. Además las nuevas autoridades egipcias tomaron
la decisión de cerrar su paso fronterizo hacia Gaza, y de alguna manera impedir
el contrabando de armas en el desierto del Sinaí, como parte de una serie de medidas destinadas a erradicar las guerrillas salafistas que habían llevado a
cabo ataques terroristas contra la infraestructura de la región, asaltos a
bases militares y policiales egipcias, y provocado escaramuzas fronterizas con
Israel.
Es este nuevo panorama el que “obliga” a Hamas a buscar la reconciliación con el
movimiento Fatah, que gobierna en Cisjordania, y a aceptar la creación de un gobierno de unidad nacional con miras a convocar a elecciones en el futuro cercano.
b. La caída en popularidad de
Hamas
Nunca es aconsejable en política sentarse a negociar desde una posición de relativa
debilidad. Pero sin financiamiento, sin apoyo logístico ni moral, eso fue
exactamente lo que hizo Hamas. A Israel podrá no gustarle la conformación del
gobierno de unidad nacional palestina, pero a Hamas le gusta menos. Máxime que,
aunque sea solo de la boca para afuera, Mahmud Abbas, el líder de Fatah en
Cisjordania y Presidente de la Autoridad Palestina, ha reiterado la disposición
del gobierno palestino de respetar los acuerdos negociados hasta ahora con
Israel, y de continuar con la cooperación entre los cuerpos de seguridad de
ambas partes.
En las últimas semanas, varias encuestas de opinión llevadas a cabo en los territorios
palestinos revelan la caída en picada de la popularidad de Hamas. Si las
elecciones fueran hoy, las encuestas reflejan márgenes de 2 a 1 y hasta 3 a 1 a
favor de los posibles candidatos de Fatah, en detrimento de los de Hamas. Hace menos de cuatro meses los resultados
estaban mucho más parejos. Ante este panorama, Hamas necesitaba, entonces, una movida que llamara la atención y los pusiera de nuevo en el “top
of mind” palestino.
3. Los factores internos israelíes
a. Liberman, su situación judicial, la fusión Likud-Beitenu
Cuando Israel tuvo sus más recientes elecciones en enero del 2013, el Ministro de Relaciones Exteriores,
Avigdor Liberman, fundador y caudillo del partido de derecha Israel Beiteinu,
se encontraba acusado de corrupción. En una movida calculada para evitar el
colapso electoral de su partido, Liberman propuso al Likud de Benjamín
Netanyahu fusionar sus respectivas agrupaciones, y participar como una sola
formación. Si bien la fusión no se pudo completar para las elecciones, los
partidos participaron como la alianza Likud-Beitenu, presentando una papeleta
única liderada por Netanyahu, que obtuvo 31 escaños (de un total de 120),
convirtiéndose en la mayor bancada legislativa.
Para gobernar, Likud-Beitenu formó una coalición con partidos de derecha
religiosa (HaBait Haiehudí de Naftali Bennett ) y centro (Yesh Atid de Yair
Lapid, y Hatnuá de Tzipi Livni).
b. La fisura en la coalición gobernante de Israel.
En noviembre del 2013, el Ministro Liberman fue absuelto de todos los cargos. Con la vía libre para regresar al centro de
la acción política, los equilibrios en la coalición gobernante empezaron a girar hacia la derecha, en detrimento de los partidos más moderados que la conforman. Un acercamiento entre el
Israel Beiteinu de Liberman, y el HaBait
Haiehudí de Bennett, culminó en los últimos días en la ruptura de la alianza Likud-Beitenu, aunque no (por ahora) en la salida de Liberman y su partido de
la coalición de gobierno.
Esta
traslación del eje político del gobierno israelí es importante, porque al
presentarse los detonantes de la actual crisis militar, esa derecha más recalcitrante,
nuevamente fortalecida, presionó para endurecer las posiciones contra Hamas.
4. Los
detonantes del conflicto armado
a. El secuestro y asesinato de tres
jóvenes israelíes.
El 12 de junio recién pasado, tres jóvenes israelíes – dos de ellos menores de edad –
fueron secuestrados por una célula terrorista de Hamas. No está del todo claro si se trató de un
acto planeado o de un secuestro de oportunidad. Tampoco está claro si los perpetradores seguían instrucciones del alto
comando de Hamas, o si actuaron por su cuenta. Este secuestro, curiosamente,
prácticamente no fue reportado por la prensa internacional.
Dieciocho días después del secuestro, aparecieron los cuerpos mutilados de los tres muchachos en un descampado cerca de Hebron, en Cisjordania, desatando la ira popular israelí.
b. El lanzamiento de cohetes
desde Gaza.
Simultáneamente con el secuestro de los tres muchachos israelíes, agrupaciones extremistas en
Gaza – en principio independientes de Hamás – reiniciaron el lanzamiento indiscriminado de cohetes de corto alcance hacia las regiones fronterizas de Israel, en violación del alto el fuego negociado para poner fin a la escalada
de noviembre del 2012.
Si bien en
un principio la reacción del Primer Ministro Netanyahu fue mesurada, intentando evitar una confrontación de mayor magnitud, los partidos más a la derecha de la
coalición gobernante empezaron a presionar por una respuesta fuerte.
c. El secuestro y asesinato de un joven
árabe.
Dos días
después de encontrados los cadáveres de los tres jóvenes israelíes, un joven árabe, también menor de edad, fue secuestrado por tres hombres que, después de
una rápida investigación policial, fueron identificados y resultaron ser
israelíes. El cuerpo quemado del joven palestino apareció unas horas después en un bosque
cercano a Jerusalén.
Este
abominable hecho desató una serie de disturbios por todo el territorio de
Israel, como forma de protesta de los palestinos y los árabes israelíes.
5. La escalada que casi nadie quería, pero tampoco puede detener.
Fue en este
momento que Hamas, dándose cuenta de que si no participaba de la “fiesta” iba a
terminar de perder el concurso de popularidad, se unió a la campaña de
lanzamiento de cohetes iniciada semanas atrás por la Yihad Islámica y
posiblemente otras organizaciones menores presentes en Gaza. A los pocos días
ya no se trataba solo de cohetes caseros de corto alcance, sino que empezaron a
disparar misiles que han llegado a ciudades situadas a más de 165 kilómetros de la frontera entre Israel y Gaza. Esto,
como era de esperar, hizo que creciera la presión que ya estaba sintiendo
Netanyahu para reaccionar.
A Hamas, por
su relativa debilidad actual, no le convenía enfrascarse en una guerra con
Israel en estos momentos. Su situación financiera es precaria y, al no contar
esta vez con el patrocinio externo que disfrutó en el pasado, le va a costar
mucho más reponerse del golpe que después de los enfrentamientos
anteriores. Su arsenal se ve disminuido
por partida doble: porque se gastan una buena parte de sus misiles al
dispararlos contra Israel, y porque el ejército israelí se está encargando de
bombardear aquellos que aún están almacenados.
A Israel, en
plena temporada turística de verano, tampoco le convenía una escalada en este
momento. Y si, al igual que en el 2012, el resultado final de la confrontación
no le garantiza a la ciudadanía israelí la calma y el silencio en sus fronteras,
al menos por un largo período, la factura política se la podrían cobrar a
Netanyahu. Liberman y Bennett estarán ansiosos por abandonar la coalición y
forzar elecciones anticipadas si esto sucede.
En
conclusión, estamos ante una guerra que (casi) nadie quería, pero que ninguno
de sus protagonistas puede terminar sin la ayuda, intervención y presión de la
comunidad internacional. Si Hamas se
rinde, podría significar el final de su proyecto político; Abbas podría convocar
a elecciones y asegurarse un triunfo contundente sobre Hamas. Y si Netanyahu
ordena motu proprio el final de la operación militar, bien podría
significar el final de su gobierno (y de sus probabilidades de regresar).
La comunidad
internacional, mientras tanto – y con esto me refiero a los gobiernos y
organismos internacionales, y no a la opinión pública – parece reconocer esta
vez que Israel ejerce su derecho de legítima defensa ante los ataques indiscriminados con cohetes y misiles, y no se ha mostrado muy urgida por intervenir. Conforme crezca la cifra de víctimas del lado palestino, y sobre
todo si el ejército de Israel llega a cometer algún error de bulto (como lo
sería bombardear un sitio cuyo interés militar no pueda claramente demostrar, que cause significativas bajas civiles), crecerá la presión internacional para
lograr un nuevo cese el fuego. Es muy difícil, por lo subjetivo que resulta,
definir cuál es ese número mágico de víctimas que llevará a la comunidad
internacional a presionar de manera más decidida. Por lo pronto, pareciera que ya este fin de semana
empezaron algunos esfuerzos a medias. Por consideración a las víctimas inocentes de ambos bandos, ojalá
y pronto encuentren la fórmula para alcanzar la tregua.
No me imagino lo que es ser un palestino viviendo en Gaza o alguno de los otros terriitorios... sobre todo si se es joven... cero futuro... ¿para donde agarra uno?
ResponderBorrarEl problema con Israel es que pretende devolver la violencia con venganza multiplicadas por cien y que de alguna forma sintamos lástima por ellos.
ResponderBorrarPor una vez deberían actuar con el poder del ejemplo y no dando ejemplos de poder.
Lamentablemente, Terox, así es. Y, lamentablemente también, muchos agarran para las milicias de Hamas y otras que existen en la Franja de Gaza.
ResponderBorrarDon Mario, que un chiquito sea alto y fornido y el otro sea pequeño y flaco, no quiere decir que no se catalogue como defensa cuando el chiquitillo ataca al grandote y el grandote golpea de regreso.
ResponderBorrarEn todo caso, creo que me malinterpretó. Yo no dije que el ejército de Israel fuera pequeño, porque todo es relativo. Comparado con Hamas, es inmenso. Comparado con el ejército chino es minúsculo. Lo que dije es que, según mi valoración, Israel no tiene la capacidad de enfrentar varios conflictos de manera simultánea. Si está involucrado en Gaza, y al mismo tiempo lo empiezan a atacar desde Líbano, Israel difícilmente podría pensar en ese momento en trenzarse en una guerra con Irán. Eso fue lo que dije.
De ahí en más, lea usted todo lo que quiera, eso es productivo.
Diay, Oliver, qué quiere que le diga. Es como dice Luis Guillermo Solís: no es lo mismo verla venir que bailar con ella. Y dichosamente el 99% de los costarricenses nunca hemos vivido en una situación de guerra, así que nunca nos ha tocado bailar con la más fea.
ResponderBorrarEso de dar el ejemplo no creo que sea muy satisfactorio para los ciudadanos del país sobre el cual llueven los cohetes y misiles, aunque sean lanzados por una fuerza infinitamente más pequeña. Ellos, por lo que leo, demandan de sus líderes protección.
Diay, es lógico si no tienen nada que perder (ni siquiera su futuro)... asÍ CUALQUIERA nos volveríamos terroristas y/o suicidas... yo creo desde hace tiempo que lo mejor que podía hacer Israel es darle a esos Palestinos una forma de "escape" productiva de esa realidad... darles chance de trabajar, construir algo... pero me imagino que es una idea difícil de vender a ciertos sectores "duros"...
ResponderBorrarNo, Terox, para nada. Las diferencias son estratosféricas. Las cifras lo demuestran:
ResponderBorrar1. El gueto de Varsovia tenía una extensión de 3.4km2, y su población máxima se estima en 440.000 personas, para una densidad de casi 130.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Gaza tiene 360 km2 de extensión, y una población estimada de 1.7 millones, para una densidad de 4.725 habitantes por km2. Esta densidad es similar a la de Singapur hoy en día (5.4 millones de habitantes en 716 km2).
2. El gueto de Varsovia fue establecido a finales de 1940. Para principios de 1942 alcanzó su máxima población (440.000), sin considerar que ya para ese entonces habían muerto entre 60.000 y 100.000 personas en el gueto por las condiciones de hacinamiento e insalubridad. Para finales de 1942, quedaban en el gueto menos de 50.000 personas; los demás habían sido enviados a campos de exterminio, habían sido ejecutados en el propio gueto, o habían muerto por hambre y/o el hacinamiento. En contraste, la población de Gaza en 1948, después de la creación del Estado de Israel, se estima entre 250.000 y 280.000 personas. Hoy se estima en 1.7 millones de personas. Es decir, la población de Gaza se ha multiplicado por 6 en todo ese tiempo.
Como podés notar, las condiciones, las realidades, y los objetivos de la existencia del Gueto de Varsovia no pueden ser comparados con los de Gaza.
Obvio que en muchos aspectos es distinto, pero también hay similitudes escalofriantes...
ResponderBorrarNo las veo...
ResponderBorrarOtros sí...
ResponderBorrarhttp://www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=2803
http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/996457/gueto/gaza.html
http://www.haaretz.com/news/un-human-rights-official-gaza-evokes-memories-of-warsaw-ghetto-1.268743
Terox, cuando uno se quiere reierir a un tema que desata tantas pasiones, como lo es este conflicto, con un módicum de imparcialidad y objetividad, debe de ser muy cuidados en la escogencia de sus fuentes.
ResponderBorrarDe los tres artículos que enlazaste:
1. Lorenzo Benítez es un activista pro-palestino. Su testimonio sin confirmación independiente no puede ser tomado con seriedad.
http://www.diariodecadiz.es/article/provincia/995006/tres/activistas/cadiz/se/enrolan/rumbo/gaza.html
2. Richard Falk, a pesar del muy alto cargo que ocupa en la ONU, tiene una reputación de antisemita que no se la brinca una cabra ni con pértiga.
http://www.unwatch.org/site/apps/nlnet/content2.aspx?c=bdKKISNqEmG&b=1316871&ct=10896001
3. El testimonio más serio es el de Álvaro Vargas Llosa, a quien ciertamente no podríamos acusar de tener una agenda antiisraelí ni propalestina. Describe un panorama desolador, que es innegable. Es de esperar que ese sea el panorama en un territorio que ha sufrido tantas guerras en tan poco tiempo. Pero como el mismo Vargas Llosa deja entrever en su nota, él vio el panorama que el Hamas le quiso mostrar, el de los barrios que no han sido reconstruidos, el de los mercados que han cerrado, el que Hamas preserva para poder mostrar al resto del mundo. Pero esa no es toda la realidad de Gaza. Ve por ejemplo este reporte de lo que pasó en Gaza durante la "tregua humanitaria" de hace hoy; ciertamente no todo es destrucción, y los mercados se ven bien abastecidos. Y eso en plena guerra:
http://mashable.com/2014/07/17/gaza-cease-fire/
4. Por último, Vargas Llosa hace referencia al informe del juez Richard Goldstone para Naciones Unidas, que acusó a ambas partes (Hamas e Israel) de cometer crímenes de guerra durante el enfrentamiento de 2009. El juez Goldstone fue víctima de lo mismo que Vargas Llosa: solo pudo ver lo que a Hamas le convenía mostrar, además de que Israel, incomprensiblemente, no quiso colaborar con el juez Goldstone durante la investigación. Dos años después escribió un artículo diciendo que si cuando escribió su reporte hubiera sabido lo que sabía al momento de escribir el artículo, el informe hubiera sido muy distinto. Aquí te lo dejo para no poner palabras en su boca.
http://www.washingtonpost.com/opinions/reconsidering-the-goldstone-report-on-israel-and-war-crimes/2011/04/01/AFg111JC_story.html
Diay, qué fuentes considera Ud dignas de crédito, entonces?
ResponderBorrarTodos hay que verlos con suspicacia, porque no existe un solo medio de prensa que no tenga una agenda, sea esta política, de interés económico, etc.
ResponderBorrarEntonces mucho depende de para qué usás cada fuente. Si se trata de hechos noticiosos verificables, como lo es el secuestro y asesinato de los 3 jóvenes israelíes y el del joven palestino, entonces podés usar cualquier fuente para enterarte. Ahora, cuando empiezan las versiones, que si fue un acto de venganza, que si fue un secuestro de oportunidad, que si fueron los de Hamas o los de XYZ, mejor entonces consultar varias fuentes, extraer lo que todas tienen en común, y no caer en el "blame game" de las conjeturas.
Cuando se trata de hacer una acusación tan seria como que un país practica genocidio o que un territorio es una réplica de un gueto de la segunda guerra mundial, entonces tenés que ser much más cuidadoso. Sobre todo cuando no estás frente a informes noticiosos, sino a opiniones, como las de los tres casos que citaste. Si te vas a basar en la opinión de otros para dar algo por cierto, debés primero de averiguar quién es esa persona, qué agenda tiene, y por qué opina como lo hace. Que es lo que yo hice en mi respuesta anterior y, en general, antes de dar por cierta o falsa cualquier cosa de las que lee uno en internet o en un periódico. En fin, la dice la máxima algo así como "sospecha y acertarás".