Gaza revisited - Primera parte

A veces me resulta más fácil comprender el conflicto del Medio Oriente, que las reacciones – casi siempre viscerales o emocionales, casi nunca racionales – de gente que se encuentra a medio planeta de distancia.  Este es uno de esos casos.  Trataremos de explicar lo que está pasando actualmente en Gaza. Ya en varias ocasiones anteriores hemos intentado proveer al lector de un contexto más amplio con el cual entender las diferentes manifestaciones de conflicto que predeciblemente se dan en el Levante cada cierto tiempo.  Al respecto pueden releer mis artículos sobre la situación en Siria, sobre la primavera árabe,  Irán,  la anterior confrontación entre Israel y Hamás en el 2009, y la guerra del 2006 entre Israel y el Hezbolá libanés. 

Como he sostenido en los anteriores artículos, las cosas en el Medio Oriente nunca son tan sencillas como parecen.  Los “medio desorientados” podrían pensar que la actual confrontación entre Israel y Hamás es una lucha más entre hebreos y palestinos por un territorio disputado por ambos, pero se equivocarían.  La franja de Gaza es un territorio 100% palestino, y nadie – ni los más radicales políticos israelíes – lo disputan. Tampoco se trata de un pueblo sometido (el palestino) que se rebela ante una fuerza extranjera de ocupación (Israel): si bien en el pasado el Estado Judío ocupó Gaza y la sometió a administración militar, también es cierto que en el año 2005 Israel tomó la decisión unilateral de retirar su ejército del territorio de Gaza,  desmantelando de paso todos los asentamientos judíos allí presentes, y desde esa fecha no hay un solo soldado israelí ni residentes judíos en dicho territorio.

Un poco de historia reciente no viene mal. Cuando Israel se retiró de Gaza entre agosto y setiembre el 2005, dicho territorio pasó a manos de la Autoridad Palestina (AP), que es el gobierno reconocido por la comunidad internacional para los territorios autónomos que eventualmente constituirán el estado de Palestina, y que incluyen además a la llamada Cisjordania (la Margen Occidental del río Jordán, o West Bank en inglés, que corresponde a las regiones bíblicas de Judea y Samaria).  La AP era dominada en ese entonces por Fatah, la antigua organización terrorista de Yasser Arafat, reconvertida en partido político.

En el 2006, luego de unas elecciones legislativas que fueron ganadas por Hamás, se conformó un gobierno de unidad nacional con miembros de ambas agrupaciones.  En junio del 2007, Hamás inició una corta pero sangrienta guerra civil en Gaza, que resultó en la expulsión o asesinato de todo el liderazgo de Fatah de la franja. Ese fue el fin de la “unidad nacional”. El Presidente de la AP, Mahmud Abbas, decretó estado de emergencia, disolvió el Congreso, y desde entonces gobierna por decreto.  Para todos los efectos prácticos hay hoy en día dos gobiernos palestinos: el de Hamás en Gaza, y el de la AP en Ramala.

Si bien desde hace años las negociaciones de paz entre Israel y los palestinos están varadas, la AP de Abbas mantiene contacto constante y conversaciones con Israel.  Hamás, cuyo nombre resulta de las siglas en árabe de Movimiento de Resistencia Islámico, se rehúsa a conversar con Israel, y más bien proclama a los cuatro vientos su objetivo de destruir por completo a dicho país.

Su acta constitutiva declara desde el preámbulo que “Israel existe y existirá únicamente hasta que el Islam lo destruya, como ha obliterado a otros anteriormente”. Más aún, el artículo 7 de dicha acta constitutiva cita al Profeta Mahoma y dice:

“El día del juicio no llegará hasta que los musulmanes luchen contra los judíos y los maten. Entonces, los judíos se esconderán detrás de las rocas y de los árboles, y las rocas y los árboles llamarán: Oh musulmán, hay un judío escondido tras de mí, venid y matadlo.”

Para que no quede ninguna duda acerca del pensamiento de Hamás, el artículo 13 de su carta constitutiva habla de la (f)utilidad de las negociaciones y los acuerdos internacionales:

“Las iniciativas, las así llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales, están en contradicción con los principios del Movimiento de Resistencia Islámico.  El nacionalismo del Movimiento de Resistencia Islámico es parte de su religión.”

Más adelante, el mismo artículo 13 agrega:

“No existe solución para la cuestión palestina excepto a través de la Yihad (guerra santa). Las iniciativas, propuestas y conferencias internacionales son todas una pérdida de tiempo y esfuerzos en vano.”  

Lo anterior quizás ayude a entender por qué las negociaciones entre Israel y Hamás no son posibles o, lo que es lo mismo, el por qué de estas escaladas cíclicas del conflicto entre ambas partes.  Pero aún nos falta entrar en el análisis de lo que ha detonado la actual ronda de hostilidades.  A eso dedicaré el próximo artículo.

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