Desde los albores
de este blog, allá a mediados del 2005, empecé a recibir solicitudes de revelar
mi identidad, y por supuesto también críticas y la descalificación de mis
aportes por el hecho de no poner mi nombre al pie de cada artículo, o una foto real
del autor en la página principal del blog.
Esa ha sido una constante a lo largo de estos siete años. Nunca he
sentido necesidad de explicar la decisión de ampararme en el anonimato, aunque algunos
de los motivos se han ido colando paulatinamente en mis escritos. Un poco de controversia generada por la
participación de mi colega Ticoblogger El Chamuko en el affaire del tsunami hospitalario, y sobre todo un par de columnas
aparecidas en 89decibeles.com, me han despertado el interés por terciar en la discusión.
No pretendo equipararme
con El Chamuko. Nuestro enfoque es
completamente diferente: el suyo es un blog primordialmente de denuncia,
mientras que el mío lo es de análisis y crítica política y económica. Por relevancia también nos separan galaxias:
mientras que el Chamuko cuenta con más de 64.000 seguidores en Facebook, este
blog apenas supera los mil FB fans. Lo que el Chamuko escribe tiene impacto
nacional y el potencial de modificar – como
ya lo ha hecho – decisiones públicas y privadas. Lo que Dean CóRnito escribe genera
en un buen día 6 u 8 comentarios de sus lectores, y pare de contar.
La denuncia contiene un elemento de inmediatez
que apela a un mercado masivo ávido de información instantánea y el proverbial
escándalo de tres días du jour. En
otras palabras, la denuncia apela al morbo del lector – sumamente irresistible para el cliente potencial. El análisis, por otra parte, lleva necesariamente al
pensamiento para el largo plazo, y apela al intelecto del lector – lo cual da
mucha pereza. No quiero sonar como un esnob intelectual; ni por asomo me atrevo
a decir que una cosa sea más importante que la otra. La denuncia bien
fundamentada de los actos de corrupción es tan importante para lograr un mejor
país como lo puede ser el análisis de lo que va mal y sus posibles soluciones.
Hay que reconocer, sin embargo, que el nivel de responsabilidad es muy distinto entre quien denuncia y quien simplemente critica, por las posibles repercusiones tanto en caso de acierto como de error. Estas líneas, en todo caso, no son acerca del Chamuko… él está suficientemente grandecito y puede explicarse por sí mismo.
Hay que reconocer, sin embargo, que el nivel de responsabilidad es muy distinto entre quien denuncia y quien simplemente critica, por las posibles repercusiones tanto en caso de acierto como de error. Estas líneas, en todo caso, no son acerca del Chamuko… él está suficientemente grandecito y puede explicarse por sí mismo.
Dice Luis Fernando Cascante que el motor del anonimato es el miedo, y tiene algo de razón. Dean CóRnito nació como
respuesta a la necesidad que sentía su alter
ego de opinar y aportar al debate de ideas, en un momento y un ambiente en
el que hacerlo a nombre propio le hubiera acarreado serias consecuencias. No obstante el discurso patriotero que alaba
la libertad de expresión y la democracia costarricense, algunos ciudadanos tenemos razones
más o menos válidas para sentir temor.
Vivimos en
un país donde los funcionarios públicos pueden ser perseguidos por actuar de
acuerdo a su conciencia o por tener diferencias ideológicas con los diputados
de oposición, pero donde rara vez son condenados por incumplimiento de deberes
los chupópteros que ingresan a la política para pulsear un hueso para el cual
no tienen la mínima preparación ni conocimientos.
Vivimos en
un país donde la junta directiva de un banco privado puede rechazar un préstamo
previamente aprobado por el comité de crédito, porque el cliente no pertenece a
ninguna de las familias “correctamente relacionadas”, y donde el análisis de un
crédito en un banco estatal se estanca el día que el ejecutivo anuncia al
cliente que el señor X – miembro del pre-comité y exdiputado por el Partido Por
La Mitad – lo conoce y opina que es una excelente persona (y lo que no dice es
que cree que el cliente tiene el defecto de estar identificado con el Partido Por La
Otra Mitad).
Vivimos en
un país donde la gente que sostiene opiniones fuertes son don-nadies que no
vale la pena rebatir ni debatir, o gente amparada por poderosos intereses
económicos o políticos, que se pueden dar el lujo de decir –sin temor a
represalias – lo que piensan o lo que se les ocurra, que no siempre es lo mismo.
Quien esto
escribe ha sufrido en carne propia lo aquí descrito, y no vive al amparo de ningún
poderoso. Es una persona que ha
trabajado en el sector público, ha sido empleado en el sector privado, y hoy la
pulsea como empresario, para poder dar una vida cómoda y plena a su familia,
que depende enteramente de él. En fin, y para usar una frase maldita por la
política costarricense, Dean CóRnito no tiene muletas más que su propia
familia, y tiene mucho que perder arriesgando
represalias de las personas que se puedan disgustar por sus ácidas
críticas y fuertes opiniones. El miedo no es a perder la vida, sino la
subsistencia. ¿Cobardía? Juzgue usted, y llámelo como quiera. A mí me tiene sin
cuidado.
El anonimato
en mi caso no es solo producto del miedo, sino también cuestión de principios. Vivimos
en un país donde “respeto” no es más
que una fórmula semántica que precede al
insulto o la ofensa (a manera de muletilla), en vez de una guía ética para
relacionarse con el prójimo. ¿Quién no ha oído o leído afirmaciones como “con el
respeto que me merece, Daniel Casas sabe de fútbol lo que sabe una chancha de
aviación” ó “con el debido respeto, qué califica a un relacionista internacional para opinar sobre economía”?
Padecemos de manera colectiva de una
enfermedad llamada “falacia de autoridad”, que se manifiesta en su principal
síntoma, el ataque ad hominem.
Nadie necesita conocer mi identidad para valorar, coincidir o discrepar de mis opiniones. Si lo que escribo vale la pena o son puras barrabasadas, yo le apunto al lector que está en capacidad de decírmelo con argumentos serios y bien pensados. Lo que menos me interesa recibir son opiniones – tan comunes hoy en día – del tipo “con razón usted apoyó el TLC, si trabajó en la Fundación Arias para la Paz y es parte del círculo de corrupción de los Hermanos Orejas”, ó “no es de extrañar que esté a favor de las uniones civiles para homosexuales o la FIV, si anda dejando un plumero ahí por donde camina”.
Nadie necesita conocer mi identidad para valorar, coincidir o discrepar de mis opiniones. Si lo que escribo vale la pena o son puras barrabasadas, yo le apunto al lector que está en capacidad de decírmelo con argumentos serios y bien pensados. Lo que menos me interesa recibir son opiniones – tan comunes hoy en día – del tipo “con razón usted apoyó el TLC, si trabajó en la Fundación Arias para la Paz y es parte del círculo de corrupción de los Hermanos Orejas”, ó “no es de extrañar que esté a favor de las uniones civiles para homosexuales o la FIV, si anda dejando un plumero ahí por donde camina”.
Vivimos, a
fin de cuentas, en un país de fantasía – el más feliz del mundo, dicho sea de
paso – que se jacta de las libertades que ofrece a sus ciudadanos – la de
reproducirse en paz, la de casarse con la persona de su escogencia, y la de
aprender acerca de sexualidad son solo algunas de las que acuden al llamado de
mi mente – pero donde cuando una persona se atreve a
hacer denuncias públicas fundamentadas y firmadas con su nombre y apellidos, se
le cataloga de loco y se le descalifica por toda la eternidad. Recuerden a don Carlos Roberto Loría, el "locazo" de la famosa y hoy difunta Campanada, precursora de todos los blogs de opinión y denuncia en Costa Rica.
Si alguien necesita
conocer mi identidad para echarse una partida de “matar al mensajero”, no me
interesa participar en su juego. Si mi
opinión no le gusta, ignórela o discútala, pero no trate de descalificarla
porque su autor sea un mormón poligámico. Coincido con Diego Delfino cuando dice que el problema no es el anonimato, sino el uso que se le dé. Aprendamos a
distinguir. Y a discutir civilizadamente.
Un cobarde es un valiente con 4 hijos... en todo caso, creo que las condiciones son muy diferentes y coincido que en el caso de Dean hay razones de fondo. Forzar la desaparición del anonimato podría ser una violación a la libertad de expresión, pero cuando el anonimato se usa de forma incorrecta, igual que una amenaza, llamadas mortificantes, mobbing, etc, alguien sí debería hacerse responsable.
ResponderBorrarMuchas gracias, mi queridísima Sole... vos sabés lo que me cuesta educar y alimentar a esos 4 hijos!!!
BorrarAsí como la policía es capaz de detectar y arrestar a quienes cometen fraude informático, la tecnología existe para determinar quién es el Chamuko o Dean CóRnito si alguien los denuncia por delitos contra el honor... Personalmente, creo que el tema del anonimato está, como se dice en inglés, overrated!!!
Yo tenía miedo y compré perro... y luego tuve miedo por lo que pudieran hacerle a él...
ResponderBorrarMae, excelente artículo. El que no quiera (o pueda) usar la materia gris (léase discernimiento), que siga solo leyendo La Nazión o Universidad...
No me digás que tu perro murió en un atentado y por eso dejaste de bloggear, jajaja!!
BorrarMuchas grcias, brother!!
El mejor ejemplo del por qué es mejor mantener el amonimato es Don Parmenio Medina. El tuvo el valor pero desgraciadamente en nuestra ya no tan linda Costa Rica te matan por lo que sea y aún más si los afectados son personas con poder de algún tipo. Mejor vivito y contando que muerto y callando!
ResponderBorrarComo dicen en las series de abogados en inglés, I rest my case!!
BorrarTerox Saludos crei que ya no estabas en el mundo ,., virtual, sigo debiendote la corona
ResponderBorrarExc articulo
ResponderBorrarMuchas gracias.
BorrarYo siempre he dejado mi opinión de forma anónima pues en este mundo actual, las codornices le disparan a las escopetas, el mejor ejemplo es el de Julian Assange. Actualmente no se puede denunciar de otra forma que no sea anónima, pues los corruptos a quienes se está denunciando, tienen miles de veces más poder que un simple mortal. Me sentí plenamente identificado con su artículo pues yo también la pulseo y muy duro para darle una mejor vida a mi familia (y no hablo de lujos). De igual forma no podría poner en riesgo su seguridad por cosas en las que quedarse callado es un signo de falta de patriotismo.
ResponderBorrarX
No voy a entrar a discutir el fenómeno de Wikileaks, porque amerita no uno, sino una serie de artículos y no tengo el tiempo. Pero no confundamos una acusación por supuesto acoso sexual y violación con el trabajo de Julian Assange. Como dijo Sole en Facebook, una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa...
BorrarLa falacia de autoridad. Cuánto la critico y cuánto la practico a veces.
ResponderBorrarBuenísimo artículo. Aprovecho para invitarlos al foro sobre este tema, que tendremos el miércoles 5 http://ticoblogger.com/2012/08/30/foro/
Gracias, Caro!!! Pregunta: ¿Cómo hace un anónimo para ir al foro sin colorearse? ;)
BorrarExcelente post , lo felicito refleja lo que pensamos muchos bloggeros .
ResponderBorrarExcelente tu artículo. Lástima qué en este país las cosas se manejen de esa manera.
ResponderBorrarMuy buen artículo Dean, ahí te espero en el evento, aunque no nos logremos saludar.
ResponderBorrarhttp://ticoblogger.com/2012/08/30/foro/
Muy bien escrito Dean, muy bien argumentado también. Como ya le dije: gracias no solo por compartir su talento de "saber escribir" sino de "saber leer". Los dos son igual de importantes. Salud.
ResponderBorrarSe lo dije al Chamuko y se lo digo a usted señor.....su cara, es LA VERDAD mi amigo , no necesita otra , esa cara es la que nos gusta a los ticos que no somos ni domesticados ni comprados,esa generación calderonista y figuerista está a poco tiempo de desaparecer, nosotros ya no creemos en caudillos reciclados Y MENOS EN ESA DESCENDENCIA MUTANTE Y VIRAL QUE TRAJERON A ESTE MUNDO............pa´lante compa TODOS SOMOS ANONIMUS.
ResponderBorrarMi querido Daen (Larry) CóRnito,
ResponderBorrarhe de decir que me topé con su blog de pura casualidad cunado estaba “visitando”
el sito doña Pilar Cisneros y vi en “una esquina” algo que hablaba del
conflicto de Gaza, hice “click” y entré directo a su artículo.
Es cierto, en este país sin uno
le dice las verdades a la gente, lo mandan para los tribunales, principalmente
si se la dice a los de la clase política e inmaculada de nuestra querida
tiquicia, ya que todos son Justo (s) y Orosc…, digo, Honestos.
Pero es un deber cívico al menos
opinar cuando uno ve cosas que no están bien (bueno, por lo menos que uno cree
que no lo están) porque si lo que uno ve es sólo un espejismo y es uno y no “el
otro” el que está equivocado, a la luz de la discusión se puede llegar a buen
puerto, pero si todos nos callamos, ese faro nunca alumbraría y, el ya de por
sí torcido rumbo que ha venido llevando Costa Rica con estos “capitanes”, llevaría
a nuestro pequeño barco a en callar en una isla desierta.
El problema son “los capitanes” y
su tripulación, no nosotros, los simples pasajeros de este vote llamado Costa
Rica, pero que debería llamarse S.S
Minnow, ya que va más acorde con la tripulación de diputados que tenemos en tiquicia, porque tienen una fuerte similitud
con su marinero estelar.
Siga adentre, si no quiere decir
quién es, no importa, que si en verdad alguien quiere saberlo, hay un sin número
de formas de averiguarlo :) y no deje de criticar, mi querido Larry, que como
usted habemos en tiquicia, muchos Moe y Curly también (y uno que otro Goofy) a quienes no nos gusta quedarnos callados, aun
cuando no tengamos mucho tiempo para exponer nuestras ideas.