En mi último artículo me dediqué a hablar sobre quiénes yo consideraba habían salido perdiendo en las elecciones recién pasadas (y todavía hoy no sabemos quién ha salido electo Presidente). Como bien me lo indicó el buen Xtian, dejé por fuera de ese comentario la credibilidad de las firmas encuestadoras, que se pegaron la segunda más monumental pelada de nance de las elecciones (la primera fue la de Humberto Arce, con menos de 2,000 votos en el conteo provisional). No sólo las encuestadoras se pelaron el rabillo. Dean CóRnito también, al manifestar repetidamente su confianza en las encuestas. Y por ello este artículo.
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El día de las elecciones, escuché en Telenoticias a don Víctor Borge, de Borge y Asociados, diciendo algo que debió haber aclarado desde mucho antes: que al hacer las encuestas tuvieron un altísimo porcentaje de personas que se rehusaron a contestar. Antes las encuestadoras tenían la buena costumbre de incluir la famosa categoría NS/NR (no sabe / no responde), que curiosamente omitieron mayoritariamente en el torneo electoral recién concluido. De haber sabido que el porcentaje de NR era muy alto, hubiéramos tomado los resultados con mayor cautela. En alguna medida, me siento defraudado y engañado, pero mi falta de curiosidad impide exonerarme de culpa por completo. Resulta que el fenómeno del voto silencioso no era un cuento de hadas.
En todo caso, y para intentar salvar la reputación, he de decir que si bien creí en los resultados de las encuestas, fui también claro al decir que no creía que las encuestas fueran necesariamente buenas predictoras de los resultados de las elecciones, ya que, en el mejor de los casos (y este no lo fue), presentan una “fotografía” de la opinión de los votantes en un momento específico que no es el del día de las elecciones. Por ejemplo, en De encuestas, fraudes, y la falacia de composición, dije:
También hay que mencionar, a todo esto, el papel de los medios de comunicación en la difusión de las encuestas. Desde agosto del año pasado había yo criticado ese papel, en un artículo titulado A propósito de las encuestas, donde una vez más profesé mi confianza en las encuestas (silly me). En esa ocasión, habían salido dos encuestas, una en Al Día y otra en La Nación que daban resultados en apariencia muy diferentes. Después de analizarlas, llegué a la siguiente conclusión:
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El día de las elecciones, escuché en Telenoticias a don Víctor Borge, de Borge y Asociados, diciendo algo que debió haber aclarado desde mucho antes: que al hacer las encuestas tuvieron un altísimo porcentaje de personas que se rehusaron a contestar. Antes las encuestadoras tenían la buena costumbre de incluir la famosa categoría NS/NR (no sabe / no responde), que curiosamente omitieron mayoritariamente en el torneo electoral recién concluido. De haber sabido que el porcentaje de NR era muy alto, hubiéramos tomado los resultados con mayor cautela. En alguna medida, me siento defraudado y engañado, pero mi falta de curiosidad impide exonerarme de culpa por completo. Resulta que el fenómeno del voto silencioso no era un cuento de hadas.
En todo caso, y para intentar salvar la reputación, he de decir que si bien creí en los resultados de las encuestas, fui también claro al decir que no creía que las encuestas fueran necesariamente buenas predictoras de los resultados de las elecciones, ya que, en el mejor de los casos (y este no lo fue), presentan una “fotografía” de la opinión de los votantes en un momento específico que no es el del día de las elecciones. Por ejemplo, en De encuestas, fraudes, y la falacia de composición, dije:
“Una encuesta realizada dos semanas antes de las elecciones nos muestra una imagen de la opinión del electorado dos semanas antes de las elecciones, no el día mismo de la votación. De manera que, en la medida en que se presenten eventos que puedan modificar las preferencias de los votantes en las dos semanas transcurridas entre la elaboración de la encuesta y el día “E”, los resultados de las elecciones podrían ser significativamente diferentes de los de la encuesta...”Más aún, en El desplome de la paloma sugerí indirectamente la posibilidad de un resultado tan ajustado como el que en efecto se dio, aunque a decir verdad no me lo esperaba, y más bien creía que ninguno llegaría al 40%. En ese artículo dije lo siguiente, basado en las encuestas que se publicaron el último día que era legal hacerlo:
“...las nuevas encuestas demuestran una tendencia que también se dio en las elecciones de hace cuatro años: en las últimas semanas, el candidato del PLN cayó en picada, mientras que el PAC tenía un repunte sorprendente.”Y concluí ese mismo artículo con lo siguiente:
“Una cosa debería de estar clara, y es que los resultados de estas nuevas encuestas pueden provocar nuevas reacciones entre el electorado. Aunque a muchos les cueste creerlo, existe mucha gente que vota “estratégicamente”; es decir, gente cuya decisión depende de un cálculo de las posibilidades reales de ganar de cada candidato. Así las cosas, gente que tal vez estaba pensando votar anti-Arias pero no necesariamente por Otón Solís, podría cambiar su decisión y darle el apoyo “de último minuto” al PAC. Lo mismo podría suceder con gente que se iba a abstener de votar “porque ya todo estaba decidido e iban a ganar los mismos de siempre”. Otra posibilidad, muy real también, es que las nuevas cifras despierten a los pericos, que dejarían el triunfalismo de lado y saldrían a votar en masa. Es probable que se de una combinación de ambos efectos. Los resultados finales dependerán de qué tan fuerte se mantenga la tendencia decreciente de Oscar Arias, y de la organización de los partidos el día de las elecciones. Si fuera por lo primero, Dean CóRnito cree que esta paloma no se levanta ni con Viagra; si por lo segundo, lleva alguna ventaja el PLN. Habrá que esperar a los resultados finales para saber cuál pudo más.”Me parece que, a pesar de los defectos de las encuestas, mi confianza en ellas (y el hecho de no ser fan ni de Arias ni de Solís) me permitió hacer un análisis ex – ante bastante ajustado a lo que en la realidad sucedió. El error, tal vez valga la pena decirlo, no es creer en las encuestas, sino no entenderlas y no saber usarlas. Quienes creyeron que las encuestas predecían los resultados, no supieron usarlas.
También hay que mencionar, a todo esto, el papel de los medios de comunicación en la difusión de las encuestas. Desde agosto del año pasado había yo criticado ese papel, en un artículo titulado A propósito de las encuestas, donde una vez más profesé mi confianza en las encuestas (silly me). En esa ocasión, habían salido dos encuestas, una en Al Día y otra en La Nación que daban resultados en apariencia muy diferentes. Después de analizarlas, llegué a la siguiente conclusión:
“Analizadas ambas encuestas, la conclusión es que los resultados de ellas son muy cercanos entre sí, y que las diferencias en las publicaciones obedecen o a falta de entendimiento por parte de los redactores y editores de uno o ambos periódicos, o a intenciones ocultas de uno o ambos diarios. Siendo que ambos pertenecen al mismo grupo empresarial, resulta difícil sacar conclusiones ciertas. Mi tesis es que no hay errores serios en la elaboración de las encuestas, sino que cada periódico le dio énfasis a una cifra – si se quiere – extrema, dentro del rango de resultados e interpretaciones factibles de cada encuesta.”Quizás lo que más me desagradó del papel de los medios tradicionales fue algo que también me enteré viendo Telenoticias el domingo en la noche. Ese noticiero dio a conocer, minutos después de las 6:00 pm, los resultados de una encuesta de salida (o encuesta de boca de urna) que daba la victoria holgada a Oscar Arias, quien obtenía alrededor del 44% versus un treinta y pico de Otón Solís. Cuando pidieron a Alberto Cañas su opinión de esa encuesta, el ilustre señor le dijo a Ignacio Santos algo como: “pero diay, Ignacio, si esta fue la misma encuesta cuyos resultados usted me enseño a las 2:00 p.m.”. O sea, hicieron una encuesta de salida en la mañana, la tabularon a medio día, y en la noche la publicaron como dato confiable. Yo no se cómo se movió el voto en el transcurso del día, pero es posible pensar que en la mañana fueran a votar más liberacionistas, y que los PACsistas salieran a votar más masivamente en la tarde. Esta es tan solo una conjetura, pero sirve para ilustrar que una encuesta de salida hecha en la mañana no es representativa de una votación que duró todo el día. Y aquí si me atrevo a decir que Telenoticias manipuló el asunto, al presentarla sin aclarar ese pequeño detalle. Shame on you, Telenoticias.
Todo era tan sencillo como ver el nivel de indecisión tan enorme. Ese nivel hacía que cada con dos dedos de frente no afirmara nada en ningún sentido. En fin...
ResponderBorrarSi, supongo que mejor hubiera sido quedarse calladito y no aventurarse a decir lo que uno pensaba por temor a equivocarse, pero para eso había que tener dos dedos de frente. Ahora resulta muy fácil ser analista, pero previo al 5 de febrero no te vi ejerciendo esa visión, y te sale muy bien callar ex - ante y criticar ex - post. La verdad, Shanlucid, es que desde que decidiste dedicar tu blog a la música y los mp3’s, ya extrañaba tu presencia y tu costumbre de chotear los esfuerzos que hacen los demás. Pero como siempre, sos bienvenido a La Suiza Centroamericana, y me alegra ver que me seguís leyendo.
ResponderBorrarSin duda la lectura es mutua, eso sí, de tanto en tanto. Callarme ex ante y criticar ex post? Este blog no es el único lugar, se lo aseguro, en el que doy mi opinión, ex ante o ex post. Lo que pasa es que de un tiempo para acá (no al ppio sino de un tiempo para acá), noto como en este sitio usted hace afirmaciones con tintes de verdad indeleble. Esa es tan solo mi opinión.
ResponderBorrarEl tema de los indecisos fue obviado por los periodistas, no protegido por los encuestadores, y pasado por alto por la mayoría de los que analizaban las elecciones. Seguramente habrá sido por la dificultad de poder predecir las decisión final de un indeciso, pero eso, al parecer, es harina de otro costal.
Saludos.
Te equivocás, Shanlucid. Para nadie es un secreto que este es un blog de opinión; nunca ha pretendido ser otra cosa. Por ende, aquí lo que escribo es MI verdad, no LA verdad, y mucho menos la verdad absoluta, que nunca he pretendido tener.
ResponderBorrarEn este blog opinamos, a veces la pegamos, otras nos equivocamos, y no tenemos empacho en reconocerlo. El hecho de que estemos teniendo esta discusión es la mejor prueba de ello; este post justamente es un reconocimiento de algunos errores en nuestro análisis previo a las elecciones. Si no pretendo tener la verdad absoluta, es igualmente cierto que reconozco - como lo he hecho en muchos artículos - no ser más que un aprendiz de analista, y no un analista profesional. Pero hasta los analistas profesionales fallaron en su evaluación a priori de cómo resultarían las elecciones, y en eso no hay pecado. Errare humanum est
Date cuenta que la gente que viene a este blog, comenta, opina, concuerda, discrepa, critica, alaba; al final todos aprendemos unos de otros. Pero no es con crítica castrante y malintencionada - hay que saber reconocer la diferencia entre chota y sarcasmo - que se construye un diálogo fructífero.