Confieso que nunca me ha gustado Jorge Luis Pinto al frente de la
Selección. Cuando lo nombraron, por unas pocas semanas pensé que era una
excelente escogencia por su disciplina de trabajo – por la que fue tan
criticado y tan exitoso en su paso por la Liga Deportiva Alajuelense –, su
conocimiento del medio, y su verbo sereno. Lo que nunca me imaginé es lo pronto
que absorbería la mediocridad y el conformismo que permean el medio futbolero
nacional. Dichosamente hoy estamos viendo otra versión más tragable de nuestro Seleccionador.
Es difícil discutir contra el éxito, y no lo voy a hacer. Los disgustos del pasado, cuando Pinto decía
que iba a buscar ganar por medio a cero y planteaba los partidos tal cual,
dificultándosele a la Sele jugar contra rivales insignificantes como Guyana,
parecen haber quedado atrás. Parece,
finalmente, que el proceso Pinto ha madurado al punto en que pudo plantear ante
Estados Unidos un partido atrevido, donde los jugadores salieron a buscar la
victoria desde la primera jugada, sin que les diera la orden de echarse para
atrás una vez conseguido el gol (o los dos goles en menos de 10 minutos), y haciendo
cambios ofensivos cuando vio la necesidad de refrescar piernas.
Parece que finalmente Pinto entendió que la principal debilidad del
jugador tico es su incapacidad de mantener la concentración durante los 90 y
pico minutos del juego, razón por la cual jugar a ganar por la mínima es
siempre tan arriesgado. Y que ante esa realidad, con jugadores con habilidad
técnica razonable pero mala concentración, lo mejor es buscar contundencia en
el marcador de manera que los despistes atrás no pasen una factura cara. Es
mejor recibir dos goles habiendo hecho cuatro, que ir 1-0 y recibir el gol del
empate en el minuto 92 del partido.
Los malos hábitos son difíciles de desterrar, e inmediatamente
terminado el partido contra Estados Unidos, Pinto se dejó decir que faltaban
uno o dos puntitos para clasificar. Los temores de Dean CóRnito se reavivaron: no hay nada más mediocre que,
teniendo aún 9 puntos por disputar, ponerse a hacer cálculos del tipo “si
empatamos en Jamaica y en Honduras, podemos llegar clasificados y tranquilos al cierre con México, que va a
venir con entrenador nuevo, con necesidad desesperada por los tres puntos, y
con toditicos los huevos que los mexicanos saben dejar en la cancha cuando
están a gusto con su director técnico”.
Y digo que es una actitud mediocre porque, si en el papel y en la tabla
de posiciones Jamaica es el rival más débil, si hay un partido de visita que la
Sele debe de salir a ganar por todos los medios, es ese justamente, el que nos
daría los tres puntos que nos clasifican con seguridad y sin necesidad de
contratar al matemático Eduardo Piza de la UCR para que nos haga cábalas intrascendentes.
Dichosamente el análisis más pausado hizo que Pinto recapacitara y rectificara sus palabras emitidas al calor de la victoria ante Estados Unidos. Como siempre lo hemos dicho, para triunfar se requiere de actitud. En La Suiza Centroamericana preferimos mil veces esta versión de Pinto con huevos, que aquella otra versión vegana a la que nos había acostumbrado, sin huevos ni espíritu triunfador.
Ya con la cabeza más fría, como a Pinto mismo le gusta, cambió el
discurso y prometió que contra Jamaica mandaría al equipo a jugar con la misma disposición que tuvo contra los gringos, y a buscar la victoria desde el primer
minuto. Que así sea, por el bien de la
Sele y de todos sus seguidores.
El fútbol es muy raro... un mismo técnico puede dar resultados excelentes (Guima en la eliminatoria del 2002) y otras veces pelarse el nance miserablemente (Guima con Cartago)... Tal vez en el 2005 el jugador tico no estaba listo para entender la disciplina de Pinto... y ahora sí... sobre todo los que juegan afuera...
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