Carta abierta a Edén Pastora

Mi muy querido Comandante Cero a la izquierda:

Tanto tiempo sin verte, y no avisaste cuándo llegabas. ¡De saber que venías te tendría un pastel! Pero en vez de sentarte conmigo a comer queque, preferiste venir a jalarte una torta. La verdad la verdad, mi querido Edén, es que tendremos que cambiarte el nombre de guerra a “Comandante Carne Molida”, porque sólo para tortas servís, jodido.


A lo largo de los años te he conocido muchas extravagancias, pero nunca había sabido que estuvieras en eso de las drogas. Del consumo, mi bróder, porque lo del tráfico son otros cien pesos. O córdobas, o euros. La vara, mi comandante, es que te la debés de haber fumado muy verde, canijo, para salir con aquello de que la finquita esa ubicada en el margen sur del San Juan es parte de Nicaragua. Yo se que estás viejo, mi hermano, pero esto no es chochera, ni senilidad, ni culpa de Alemán, eh, perdón, del alemán Alzheimer. O estás fumado, o tenés ganas de joder. O ambas. Porque te conozco y se que te cuadra esa nota.

Solo si ahora estás jalando línea blanca te podés creer eso de que el Río San Juan pasaba por el puritico centro de la Isla Calero hace 155 años. O que vos con tu lanchita de pescador y una draga hechiza pudiste determinar con exactitud científica las coordenadas del Laudo Cleveland. Acordate de cuando pediste y recibiste asilo en Costa Rica, y recorriste todas esas tierras con tus propias chinelas, malagradecido. Vos mejor que nadie sabe que eso es Costa Rica, pero eso que consumís te está quemando las pocas neuronas que te quedaron vivas después de la torta de La Penca.

Baboso no sos, y supiste escoger bien el momento para hacer el escandalito. Así como que el Canciller tico andaba arreglando el medio ambiente en Qatar, el Vicecanciller necesitaba pasar 15 días en España para entregar una carta del Ministro de Seguridad, y la otra Vicecanciller tenía que jalar a Colombia a cargarle el bulto a doña Laura. La policía tica, como siempre, ni cerca de donde la cosa está caliente, y aplicaste aquel refrán de tu tierra que dice algo así como ¡Rempújele que está sin trancas! Buen mierdero dejaste allá en Calero.

Me imagino que tu otro negocio anda bien, porque veo que no sos el único que anda moto en Nicaragua. Cuando nos juntemos a comernos el pastel me tendrás que explicar qué le diste al Vicecanciller Coronel – por cierto, qué nombrecito más de zopilote – que dice que vio las tropas ticas invadiendo suelo nicaragüense. No sea tan zoncho..., yo prefiero de la que me hace ver elefantes rosados o submarinos amarillos.

Cuando nos juntemos, mi querido Cero a la izquierda, también tendrás que explicarme cómo fue que pasaste de enemigo jurado del papichori violador a ser su representante máximo en la zona fronteriza. ¿Te sentaste a hablar con la Rosario, o con el mero Daniel? Seguramente, como dicen por allá, ¡de mi parte y la del cura que la misa sea a oscuras! ¿Ya saliste de pobre, chocho?

En fin, condenado, tenés que avisarme cuando planeés andar por estos rumbos; tenemos mucho que contarnos. Un abrazo fraterno de tu amigo y confidente,

Dean CóRnito.

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