Uno de los más cortos y oscuros relatos de la Biblia tiene por personaje central a Jonás, un tipo común y corriente, algo cobarde y pusilánime, que sin embargo es escogido por Dios para llevar una profecía a la poderosa y corrupta ciudad de Nínive. Si dejan sus malas costumbres, Dios perdonará las vidas de los ninivenses, pero si se rehúsan, desencadenará su furia sobre la ciudad y todos sus habitantes. Jonás se da cuenta de que se encuentra en una situación en la que no tiene forma de ganar. Si le hacen caso y rectifican el rumbo, nada pasará en la ciudad y sus habitantes lo acusarán de alarmista, exagerado y locuaz. Y si se empeñan en mantener el curso – recordemos que Dios destruirá la ciudad como en el pasado lo hiciera con Sodoma y Gomorra – sus habitantes emplearán la vieja fórmula de culpar al mensajero. En una encrucijada similar se encuentra nuestra Presidenta, Laura Chinchilla, al exaltar la gravedad del problema del narcotráfico en nuestro país.
Doña Laura no tiene la opción de hacer las de Jonás. Este se esconde de Dios, y huye subiendo a un barco que lo llevaría lejos de su tierra. Pero como el Dios de la Biblia es todopoderoso, su ira lo alcanza allí, y Jonás se lanza al mar para evitar que por su culpa el navío naufrague y sus ocupantes sean arrastrados a una muerte segura. Es tragado entero por una ballena y luego vomitado por esta en tierra firme, donde finalmente no le queda más que cumplir con el designio de Dios. Pero doña Laura no es profeta, ni fue designada por Dios; es una política escogida democráticamente por su pueblo, y en prueba está si tiene pasta de estadista.
Nuestra Presidenta enfrentó la paradoja de Jonás: si nos alertaba sobre el peligro del narcotráfico se exponía a que la criticaran por exagerar la amenaza – como en efecto sucedió. Y si no actuaba, se arriesgaba a que la historia la juzgara por no haber intentado detener el flagelo cuando tuvo la oportunidad. No es una situación cómoda, pero es bastante común para los políticos, y es en esas circunstancias donde se distinguen los estadistas (digamos, Winston Churchill) de los pendejos (digamos, Stanley Baldwin y Neville Chamberlain).
Es muy temprano para encasillar a doña Laura, pero tenemos que reconocerle su valor al elevarle el perfil al problema del narcotráfico a pesar de los peligros políticos de hacerlo. En un país donde las discusiones se miden en décadas, su discurso adelantó en varios años el necesario y obligado debate de cuándo y cómo entrarle al problema.
A diferencia de otros de sus críticos (Rodolfo Cerdas, Luis Fishman del PUSC y Carmen Muñoz del PAC, entre otros), no creemos que su discurso haya sido en exceso alarmista. Tal vez la comparación con México no sea la mejor, pero lo que todos debemos de tener claro es que si no hacemos algo, y si no lo hacemos pronto, eventualmente - no se si en diez o en treinta años – llegaremos a vivir un caos de naturaleza similar. Es cierto, México es el país más poblado de Latinoamérica, Costa Rica es uno de los más pequeños. También es cierto que México tiene frontera con el principal mercado de las drogas, mientras que a nosotros nos separan cuatro países. Pero no perdamos de vista que justamente por esas características, teóricamente México cuenta con mayores recursos para combatir al narcotráfico.
Costa Rica es un punto intermedio en la ruta del narcotráfico, una atractiva franja de tierra sin ejército y con escasa policía, con inaccesibles junglas y amplios mares territoriales, y suficiente gente corrupta para facilitar el trasiego de las drogas por nuestro territorio. Ya hay evidencia de que los carteles mexicanos están empezando a darse pelea por el control de este “narco-paraíso”.
De manera que no consideramos exagerado el aviso. Y sin embargo nos quedan dudas de si nuestro actual gobierno tiene una propuesta razonable y coherente para enfrentar este flagelo que ya ha destruido sociedades más poderosas que la nuestra. Sobre ello comentaremos en un próximo artículo.
Doña Laura no tiene la opción de hacer las de Jonás. Este se esconde de Dios, y huye subiendo a un barco que lo llevaría lejos de su tierra. Pero como el Dios de la Biblia es todopoderoso, su ira lo alcanza allí, y Jonás se lanza al mar para evitar que por su culpa el navío naufrague y sus ocupantes sean arrastrados a una muerte segura. Es tragado entero por una ballena y luego vomitado por esta en tierra firme, donde finalmente no le queda más que cumplir con el designio de Dios. Pero doña Laura no es profeta, ni fue designada por Dios; es una política escogida democráticamente por su pueblo, y en prueba está si tiene pasta de estadista.
Nuestra Presidenta enfrentó la paradoja de Jonás: si nos alertaba sobre el peligro del narcotráfico se exponía a que la criticaran por exagerar la amenaza – como en efecto sucedió. Y si no actuaba, se arriesgaba a que la historia la juzgara por no haber intentado detener el flagelo cuando tuvo la oportunidad. No es una situación cómoda, pero es bastante común para los políticos, y es en esas circunstancias donde se distinguen los estadistas (digamos, Winston Churchill) de los pendejos (digamos, Stanley Baldwin y Neville Chamberlain).
Es muy temprano para encasillar a doña Laura, pero tenemos que reconocerle su valor al elevarle el perfil al problema del narcotráfico a pesar de los peligros políticos de hacerlo. En un país donde las discusiones se miden en décadas, su discurso adelantó en varios años el necesario y obligado debate de cuándo y cómo entrarle al problema.
A diferencia de otros de sus críticos (Rodolfo Cerdas, Luis Fishman del PUSC y Carmen Muñoz del PAC, entre otros), no creemos que su discurso haya sido en exceso alarmista. Tal vez la comparación con México no sea la mejor, pero lo que todos debemos de tener claro es que si no hacemos algo, y si no lo hacemos pronto, eventualmente - no se si en diez o en treinta años – llegaremos a vivir un caos de naturaleza similar. Es cierto, México es el país más poblado de Latinoamérica, Costa Rica es uno de los más pequeños. También es cierto que México tiene frontera con el principal mercado de las drogas, mientras que a nosotros nos separan cuatro países. Pero no perdamos de vista que justamente por esas características, teóricamente México cuenta con mayores recursos para combatir al narcotráfico.
Costa Rica es un punto intermedio en la ruta del narcotráfico, una atractiva franja de tierra sin ejército y con escasa policía, con inaccesibles junglas y amplios mares territoriales, y suficiente gente corrupta para facilitar el trasiego de las drogas por nuestro territorio. Ya hay evidencia de que los carteles mexicanos están empezando a darse pelea por el control de este “narco-paraíso”.
De manera que no consideramos exagerado el aviso. Y sin embargo nos quedan dudas de si nuestro actual gobierno tiene una propuesta razonable y coherente para enfrentar este flagelo que ya ha destruido sociedades más poderosas que la nuestra. Sobre ello comentaremos en un próximo artículo.
Fabuloso Dean. Tengo exactamente la misma opinión sobre el tema, pero yo no pude decirlo tan bien como vos. Saludos
ResponderBorrarAca deben de tomarse medidas urgentes ya que tantos "empresarios" full carrazo y chozones por doquier y un tipo de cambio que baja resbalado de un pronto a otro, no son mas que indicadores del tamaño del negocio narco que hay en CR hoy en dia. La aparición de cuerpos mutilados indica que entre los mismos energumenos se matan entre si... para ver quien se queda con el negocio de matar a nuestros ciudadanos con su inmunda porqueria.
ResponderBorrarBien hacen los paises musulmanes en darle pena de muerte a estas basuras, ya que por cada vendedor o pez gordo, hay un monton de personas que echan a perder su vida por medio de la adicción, se pierden trabajadores y estudiantes y se "ganan" maleantes y piedreros. Estos malditos no deberian tener derechos y deberiamos dejar que los gringos hagan ejercicios de punteria con las lanchas eduardoño en alta mar. Tal vez asi se les quite la gana de pasar por aca.
Muy acertado el comentario anterior del anónimo, una crisis financiera que afectó a todo el mundo pero a Costa Rica no???
ResponderBorrarY aquí siguen llegando Bancos Internacionales con nombres cada vez más raros y edificios cada vez más lujosos, el Dollar por los suelos y el colón super fuerte?? Con teorías de cierre fiscal y no se que otras marañas dan sus explicaciones los analistas financieros.
Será que esta "Suiza", está convertida en un Panamá tipo los años Noriega paraíso fiscal del narco???
Y nuestros líderes quienes son?? Ojo!!
Más bien la pregunta es ¿quién controla a nuestros líderes?
¿Comprar más armas para nuestros campesinos policías será la solución? entrenarlos como "ejército"? Qué pasó con esta Suiza?
¿Con qué dinero compran armas?
Ay Dean... yo me temo que la solución tiene que venir de afuera... o sea, cuando inventen la droga sintética, para que no tengan que llevarla de Colombia, sino que se pueda hacer fácilmente en cualquier garaje... o bien, que la legalicen, para mantener el problema bajo control... mientras tanto, es demasiada la plata que mueve... imagínese Ud ser un juez o un policía, y que le digan, "si nos ayuda, le damos plata, sino, va plomo"
ResponderBorrarGracias, Daniel!!!
ResponderBorrarCuando una sociedad enfrente peligros extremos, puede ser más peligrosa la reacción que el hecho que le dio lugar. En América Latina hay lamentablemente muchos ejemplos de países que escogieron "la mano dura" porque "la democracia no sirve para enfrentar peligros extremos" o porque "no tenemos capacidad de resolverlo de otra manera". Lo que empieza como un gobernante autoritario casi siempre termina como un déspota de la peor calaña, y entonces perdemos toda la libertad, sin que se resuelva el problema de la corrupción ni el de la violencia. Venezuela es un excelente ejemplo. Por eso no comparto los comentarios de Anónimo ni de Efonck. No dudo de su sincera preocupación, pero el fin no justifica los medios.
En cuanto al comentario de Terox, no creo que la solución tenga que "venir de afuera", pero si creo que la solución trasciende a nuestro país. Hay que pensar en una política multinacional, para usar las palabras del nuevo Fiscal General, que involucre tanto a los países productores como a los países consumidores y a nuestros países que son usados como motel de paso por el narcotráfico.
Creo que legalizar la droga ayudaría mucho, pero no ganamos nada si se legaliza solo en Costa Rica. Tiene que legalizarse en Estados Unidos y en Europa, que son los principales mercados.
Correcto. A lo que me refería con venir de afuera es que aquí no lo podemos resolver si afuera no se hacen las cosas correctamente. Pero eso de la legalización está tan satanizado, que creo que sería más factible lo de la droga sintética, para que cada país produzca lo que consuma...
ResponderBorrar