Digámoslo sin pelos en la lengua: la restricción vehicular es una soberana estupidez. La posible ampliación que considera el gobierno de horarios, días y zonas geográficas de la restricción vehicular es doblemente estúpida. Y hay evidencia científica concluyente.
Uno de los programas pioneros de restricción vehicular es el de la ciudad de México, vigente desde 1989. El objetivo de ese programa, denominado “Hoy no circula” era y es reducir la concentración de contaminantes del aire generados por la quema de combustibles fósiles (derivados del petróleo) en fuentes móviles (vehículos), y reducir la congestión vehicular. Su diseño es muy similar a la restricción vehicular vigente en San José desde hace unos años: en condiciones normales, cada día laboral el 20% de los vehículos tiene prohibido circular en la ciudad de México. A diferencia de nuestro país, donde se definió un “casco central” básicamente englobado por los retazos de la carretera de Circunvalación, en el DF la prohibición de circular es total: ningún carro con restricción puede circular en la ciudad, sin distinguir el centro de la periferia, la “ciudad” de los "suburbios", etc. Otra diferencia es que en Costa Rica el principal objetivo es la reducción del consumo de combustible.
Con más de 20 años de vigencia, el programa de México nos ofrece una ventana al futuro, como pocas veces la tiene un tomador de decisiones en materia de política pública. Los resultados no son nada positivos. Otros programas similares aplicados en ciudades de Latinoamérica (Santiago, Bogotá y Sao Paulo) tampoco han producido mejores resultados. Lamentablemente, estas pequeñeces no suelen molestar a los tomadores de decisiones latinoamericanos
Varios estudios (ver referencias abajo) realizados por profesionales serios de universidades e instituciones de prestigio llegan a conclusiones muy similares entre sí, que podemos resumir de la siguiente manera:
1. No hay evidencia de que los programas de restricción vehicular hayan producido una mejora en la calidad del aire. Por el contrario, los casos de México y Santiago demuestran que, después de un período inicial de adaptación (de 9 a 12 meses después de la entrada en vigencia de la restricción), la concentración de contaminantes de fuentes móviles se incrementó de manera significativa.
2. Después del período de adaptación mencionado, la evidencia en México demuestra que la flota vehicular creció de manera desproporcionada mientras los hogares intentaban hacerse de más vehículos para evadir la restricción. Anecdóticamente, cada día conozco más gente en Costa Rica que se ha comprado un segundo o tercer carro para poder circular el día de restricción del carro “primario”.
3. Al tiempo que la restricción de circular en México generó un crecimiento de la flota vehicular, provocó también su deterioro. Familias que antes tenían dos carros relativamente nuevos (y en el DF eso es necesidad y no lujo), se vieron en la necesidad de cambiarlos por tres carros más viejitos, usualmente con tecnologías menos limpias y menores eficiencias en el consumo de combustibles.
4. La evidencia también indica que el programa de restricción vehicular mexicano produjo un incremento en el uso del auto. Esto se debe, en parte, a que el carro adicional termina siendo usado en más ocasiones, y no solo cuando el primero no circula. Una familia con solo un carro pasa a tener dos carros, y “la señora” ya puede usar ese nuevo carro en los tres días hábiles en que ni tiene restricción ni está siendo usado por su esposo. También ahora puede moverse durante los fines de semana sin depender de su esposo.
El caso de México es además interesante porque al tiempo que implementaron el “Hoy no circula”, tomaron otras decisiones que deberían de contribuir a disminuir la contaminación: el cierre de una refinería ubicada en la ciudad, la introducción de gasolinas sin plomo, la creación de un programa de verificación ambiental obligatoria para la mayoría de los vehículos, y la instalación obligatoria de convertidores catalíticos en los carros. A pesar de todo esto, como lo indiqué en el punto 1 anterior, la concentración de contaminantes como monóxido de carbono, dióxido de sulfuro, ozono y otros aumentó en la ciudad. El crecimiento antinatural de la flota vehicular, el deterioro relativo en su calidad, y los nuevos patrones de uso incremental del carro explican en buena medida los resultados ambientales observados.
Aterrizando para Costa Rica, si la restricción vehicular tiene, como en los demás casos estudiados, el efecto de: (i) aumentar la cantidad de vehículos, (ii) desmejorar la flota vehicular y, (iii) incrementar el patrón de uso de los carros, entonces los resultados a largo plazo serán exactamente los contrarios a los deseados:
a. Aumentará el consumo y por ende la factura petrolera.
b. Crecerá la congestión vehicular.
c. Se incrementará la contaminación del aire.
Esto es así porque, al igual que en la mayoría de los casos mencionados, en nuestro país pusimos la carreta delante de los bueyes. Para que un programa de restricción vehicular tenga alguna probabilidad de éxito – y en esto no hay garantías – tiene que existir un servicio público de transporte colectivo que reúna ciertas cualidades ausentes en el nuestro: seguridad, confiabilidad, comodidad, pero sobre todo, ubicuidad. Si yo quisiera llegar en bus de mi casa a mi lugar de trabajo, necesitaría hacer 3 trasbordos y me tomaría poco más de 120 minutos en cada sentido. Sin restricción vehicular, puedo hacer el mismo recorrido de 23 km en 38 a 45 minutos. Con la restricción vehicular original, cuando no podía ni siquiera usar la Circunvalación, me veía obligado a tomar un desvío que agregaba 19 km a mi recorrido (incrementando el consumo de gasolina y provocando mayor congestión en calles que no están hechas para recibir el tránsito adicional), y otros 40 minutos de tiempo. Aún así, viajar en bus me hubiera causado perder un 50% adicional de tiempo.
En la medida en que se restrinja más la circulación vehicular en Costa Rica, mayor será el incentivo para – y la necesidad de – hacerse de un gajo cuya placa esté restringida en un día diferente al del carro “principal”. Mayor será la congestión, mayor el gasto en combustibles, y peor la contaminación. Como lo decía al principio, una soberana estupidez.
Referencias:
Para los que tienen inclinaciones científicas, y para los que prefieren no confiar en la palabra de quien esto escribe, les dejo referencias a un artículo, un par de papers, y una disertación doctoral, en los cuales he basado las conclusiones aquí presentadas. Hay más.
1. Alva González, Miguel Ángel. “Environmentally Unfriendly Consumption Behaviour: Theoretical and Empirical Evidence from Private Motorists in Mexico City”. Tésis doctoral, Universidad de Bonn, 2007.
2. Davis, Lucas W. “The Effect of Driving Restrictions on Air Quality in Mexico City”. Journal of Political Economy, 2008, vol. 116, no. 1
3. García Verdú, Rodrigo. “Hoy no Circula. Una política pública ineficaz”.
4. Montero Juan Pablo, Gallego Francisco, y Salas Christian. “The effect of transport policies on car use: Theory and evidence from Latin American cities”. Documento de Trabajo. Instituto de Economía, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2011.
Uno de los programas pioneros de restricción vehicular es el de la ciudad de México, vigente desde 1989. El objetivo de ese programa, denominado “Hoy no circula” era y es reducir la concentración de contaminantes del aire generados por la quema de combustibles fósiles (derivados del petróleo) en fuentes móviles (vehículos), y reducir la congestión vehicular. Su diseño es muy similar a la restricción vehicular vigente en San José desde hace unos años: en condiciones normales, cada día laboral el 20% de los vehículos tiene prohibido circular en la ciudad de México. A diferencia de nuestro país, donde se definió un “casco central” básicamente englobado por los retazos de la carretera de Circunvalación, en el DF la prohibición de circular es total: ningún carro con restricción puede circular en la ciudad, sin distinguir el centro de la periferia, la “ciudad” de los "suburbios", etc. Otra diferencia es que en Costa Rica el principal objetivo es la reducción del consumo de combustible.
Con más de 20 años de vigencia, el programa de México nos ofrece una ventana al futuro, como pocas veces la tiene un tomador de decisiones en materia de política pública. Los resultados no son nada positivos. Otros programas similares aplicados en ciudades de Latinoamérica (Santiago, Bogotá y Sao Paulo) tampoco han producido mejores resultados. Lamentablemente, estas pequeñeces no suelen molestar a los tomadores de decisiones latinoamericanos
Varios estudios (ver referencias abajo) realizados por profesionales serios de universidades e instituciones de prestigio llegan a conclusiones muy similares entre sí, que podemos resumir de la siguiente manera:
1. No hay evidencia de que los programas de restricción vehicular hayan producido una mejora en la calidad del aire. Por el contrario, los casos de México y Santiago demuestran que, después de un período inicial de adaptación (de 9 a 12 meses después de la entrada en vigencia de la restricción), la concentración de contaminantes de fuentes móviles se incrementó de manera significativa.
2. Después del período de adaptación mencionado, la evidencia en México demuestra que la flota vehicular creció de manera desproporcionada mientras los hogares intentaban hacerse de más vehículos para evadir la restricción. Anecdóticamente, cada día conozco más gente en Costa Rica que se ha comprado un segundo o tercer carro para poder circular el día de restricción del carro “primario”.
3. Al tiempo que la restricción de circular en México generó un crecimiento de la flota vehicular, provocó también su deterioro. Familias que antes tenían dos carros relativamente nuevos (y en el DF eso es necesidad y no lujo), se vieron en la necesidad de cambiarlos por tres carros más viejitos, usualmente con tecnologías menos limpias y menores eficiencias en el consumo de combustibles.
4. La evidencia también indica que el programa de restricción vehicular mexicano produjo un incremento en el uso del auto. Esto se debe, en parte, a que el carro adicional termina siendo usado en más ocasiones, y no solo cuando el primero no circula. Una familia con solo un carro pasa a tener dos carros, y “la señora” ya puede usar ese nuevo carro en los tres días hábiles en que ni tiene restricción ni está siendo usado por su esposo. También ahora puede moverse durante los fines de semana sin depender de su esposo.
El caso de México es además interesante porque al tiempo que implementaron el “Hoy no circula”, tomaron otras decisiones que deberían de contribuir a disminuir la contaminación: el cierre de una refinería ubicada en la ciudad, la introducción de gasolinas sin plomo, la creación de un programa de verificación ambiental obligatoria para la mayoría de los vehículos, y la instalación obligatoria de convertidores catalíticos en los carros. A pesar de todo esto, como lo indiqué en el punto 1 anterior, la concentración de contaminantes como monóxido de carbono, dióxido de sulfuro, ozono y otros aumentó en la ciudad. El crecimiento antinatural de la flota vehicular, el deterioro relativo en su calidad, y los nuevos patrones de uso incremental del carro explican en buena medida los resultados ambientales observados.
Aterrizando para Costa Rica, si la restricción vehicular tiene, como en los demás casos estudiados, el efecto de: (i) aumentar la cantidad de vehículos, (ii) desmejorar la flota vehicular y, (iii) incrementar el patrón de uso de los carros, entonces los resultados a largo plazo serán exactamente los contrarios a los deseados:
a. Aumentará el consumo y por ende la factura petrolera.
b. Crecerá la congestión vehicular.
c. Se incrementará la contaminación del aire.
Esto es así porque, al igual que en la mayoría de los casos mencionados, en nuestro país pusimos la carreta delante de los bueyes. Para que un programa de restricción vehicular tenga alguna probabilidad de éxito – y en esto no hay garantías – tiene que existir un servicio público de transporte colectivo que reúna ciertas cualidades ausentes en el nuestro: seguridad, confiabilidad, comodidad, pero sobre todo, ubicuidad. Si yo quisiera llegar en bus de mi casa a mi lugar de trabajo, necesitaría hacer 3 trasbordos y me tomaría poco más de 120 minutos en cada sentido. Sin restricción vehicular, puedo hacer el mismo recorrido de 23 km en 38 a 45 minutos. Con la restricción vehicular original, cuando no podía ni siquiera usar la Circunvalación, me veía obligado a tomar un desvío que agregaba 19 km a mi recorrido (incrementando el consumo de gasolina y provocando mayor congestión en calles que no están hechas para recibir el tránsito adicional), y otros 40 minutos de tiempo. Aún así, viajar en bus me hubiera causado perder un 50% adicional de tiempo.
En la medida en que se restrinja más la circulación vehicular en Costa Rica, mayor será el incentivo para – y la necesidad de – hacerse de un gajo cuya placa esté restringida en un día diferente al del carro “principal”. Mayor será la congestión, mayor el gasto en combustibles, y peor la contaminación. Como lo decía al principio, una soberana estupidez.
Referencias:
Para los que tienen inclinaciones científicas, y para los que prefieren no confiar en la palabra de quien esto escribe, les dejo referencias a un artículo, un par de papers, y una disertación doctoral, en los cuales he basado las conclusiones aquí presentadas. Hay más.
1. Alva González, Miguel Ángel. “Environmentally Unfriendly Consumption Behaviour: Theoretical and Empirical Evidence from Private Motorists in Mexico City”. Tésis doctoral, Universidad de Bonn, 2007.
2. Davis, Lucas W. “The Effect of Driving Restrictions on Air Quality in Mexico City”. Journal of Political Economy, 2008, vol. 116, no. 1
3. García Verdú, Rodrigo. “Hoy no Circula. Una política pública ineficaz”.
4. Montero Juan Pablo, Gallego Francisco, y Salas Christian. “The effect of transport policies on car use: Theory and evidence from Latin American cities”. Documento de Trabajo. Instituto de Economía, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2011.
Lo peor de todo, Dean, es que le venden la restricción a la gente como una medida importantísima. Y la mayoría, sobre todo la que no tiene chunche, compra la idea sin chistar.
ResponderBorrarEl otro día en un reportaje de Telenoticias, se fueron a entrevistar gente de la presa que se hace donde llega la Florencio del Castillo a Curri... la doña decía: "Hay que poner la restricción todo el día". Pero precisamente, yo paso por ahí una vez por semana, alrededor de mediodía, y no hay presa... entonces con tal de aflojar un poco la presa de la mañana o la tarde, joden a la gente que pasa por ahí en las horas "no pico". ¿No es absurdo?
"La gente" no tiene por qué entender estas cosas, Terox. Como vos decís, se lo venden como la gran medida que va a solucionarlo todo, y para el común de la gente que en promedio apenas completó 8vo año de secundaria, eso es todo lo que saben. Es deber de los tomadores de decisiones informarse e implementar las mejores medidas posibles, no las que me saltan en una bola y me rebotan en la otra. ¿Qué hacemos?
ResponderBorrar¿Sabés cual es el verdadero problema acá? Para el "tomador de decisiones" es más fácil equivocarse pero hacer algo popular, que se "vea bien" a hacer lo correcto, pero se "vea mal"... y yo creo que no poca responsabilidad la ha tenido la "oposición" y la prensa de los últimos 30 o 40 años... arriesgarse a hacer algo bueno tiene un costo político muy alto... ve en lo que paró lo de rutas intersectoriales...
ResponderBorrarEn resumen, hay que mantener las apariencias a toda costa... y siempre serán más lo que serruchen los pisos a los que apoyen las ideas....
Bueno, esa es la diferencia entre un Estadista y un politicastro. No creo que eso sea culpa de "la oposición", porque el glorioso PLN ha sido oposición en 13 de los últimos 30 años y gobierno en 17. TODOS, cuando son oposición, son una basura de oposición, incluyendo al glorioso, que además se hace oposición a si mismo estando en el poder... Hay un trasfondo sociológico-cultural muy jodido!!!!
ResponderBorrarEs que ese es el punto... es la actitud que se asume como oposición, no el partido... estamos tan acostumbrados a criticar, que cualquier crítica al de turno, nos "cae bien"...
ResponderBorrarEso es algo que siempre me ha llamado la atencion, tenemos paises modelo mas avanzados que nosotros y pareciera que no tomamos su experiencia para tomar desiciones.
ResponderBorrarLa restriccion es como casi todo en el pais, unos la alaban y otros al condenan pero al final no pasa nada - nada cambia por que como dicen no hay critica, no hay oposicion y el debate solo existe en un breve espacio donde Doña Pilar arrea duro, algunas veces dando en el clavo y otra fallando terriblemente.
Y sin importar cual de las dos suceda siempre hay aguien dispuesto a hacer un zafarrancho, dividir a opinion y esperar que todo se disipe ene le aire.
Como que nos hace falta un lider con perspectiva, voz y apoyo.
Andrés, lo que pasa es que es más fácil creerse las tonteras que otros repiten, que dedicarse a estudiar el origen de los problemas.
ResponderBorrar"Si en México lo tienen hace 20 años es porque debe de servir" es una proposición mucho más fácil de creer (y actuar con base en ella), que ponerse a estudiar los resultados del programa para darse cuenta de que no sirve...
Doy fe: viví tres años en México, DF y jamás el "hoy no circula" me afectó porque como toda la tropa, disponía de dos vehículos. Concuerdo totalmente en que una red completa de transporte público es conditio sine qua non para subsanar el problema que la restricción vehicular pretende afrontar
ResponderBorrarGracias, Ignacio. De hecho duirante varios años hice trabajos en México, por lo que viajaba frecuentemente y me tocó relacionarme con gente de (casi) todo nivel: desde secretarias y funcionarios de bajo nivel, hasta altos ejecutivos del sector privado y del sector público. Prácticamente todo el mundo tenía en su casa un carro "comodín".
ResponderBorrarY regresa la restriccion durante todo el dia a partir del 2 de mayo - lo escuche hoy en la radio...
ResponderBorrarSe siente como una receta agria en la que tal vez poniendole mas azucar salve la tanda!
Es como acostumbrarse a caminar con una piedra en el zapato... después no "se hayan" sin la piedra!
ResponderBorrarEn los absurdos del MOPT me gustaría apuntar la famosa "radial" a Alajuelita... sí, aquella donde se derrumbaron los taludes el invierno anterior... el otro día huyendo de una presa me metí ahí... y no pude dejar de pensar en cuanto debe de haber costado, y cuanto mejor invertida hubiera estado esa plata en hacer los puentes de la rotonda de la Guacamaya, y de Zapote...
Les comparto algunas de mis inquietudes: primera, si una persona trabaja con su carrito, y le obligan a guardarlo un día a la semana, significa que están disminuyendo en un 20% su actividad para obtener el sustento de su familia, cual es el impacto para la población de una restricción de este tipo? pero eso a los politicos les entre flojo, pues a ellos una norma de ese tipo nunca los alcanzará. Segundo y como dijo Cabral: en mi pueblo un politico hizo de un solo sentido la única calle del pueblo, los que salian no podían volver si cometer una infracción, así hay calles aquí, hasta dan ganas de bajarse y vender el carro, pues no hay forma de llegar a donde vamos sin hacer una imprudencia, antes de limitar ciertas áreas deberían volver funcionales las demás calles!!. Tercero, porque será que los politicos olvidaron la dinámica, de que los que gobiernan lo hacen por el bienestar público, fueron escogidos en representación del pueblo, pero este tema para ellos no si algún día lo oyeron muy rápido y convenientemente lo olvidaron.
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