lunes, 4 de julio de 2005

Reflejos de una mala educación

Constantemente tenemos oportunidad de comprobar el deplorable estado en que se encuentra la educación en Costa Rica, y varias veces lo hemos comentado en La Suiza Centroamericana. Los exabruptos de algunas diputadas, la carencia de argumentos de algunos políticos, las amenazas de algunos sindicalistas, la mala ortografía que plaga los blogs costarricenses; todos son temas que en una u otra ocasión han sido comentados en estas páginas. Hoy les traigo dos ejemplos de la melcocha verbal que se hacen muchos costarricenses cuando tratan de expresarse, en forma verbal o por escrito. Se trata de dos “ilustres desconocidos” (al menos para la mayoría de las personas) cuyas declaraciones o redacciones reproducen los diarios de hoy.

He de aclarar antes de proceder que no soy lingüista ni filólogo. No conozco los nombres de las diferentes partes de una oración o de una palabra, ni siquiera me se los nombres de los diferentes tiempos gramaticales. Digamos que una vez que aprendí a escribir, a usar correctamente el lenguaje, se me olvidó la teoría, así que me disculpan lo empírico de las observaciones.

El primer caso que les traigo es el del Lic. Jorge Barquero Cerdas, coordinador de Contratación Administrativa y Área de Logística de la Unidad Estratégica de Negocios – Telefonía Pública del ICE. El Diario Extra reproduce parte de una nota que este señor dirige a su jefe inmediato (el director de la UEN – TP), sobre una contratación que está a punto de vencer. Dice textualmente:
“Tal y como informé en reunión de niveles 1 y áreas de apoyo el día 8 de junio del presente año, los trámites para ejercer la opción de compra tanto de los 15 mil teléfonos virtuales; así como de su lector óptico no se ha podido ejecutar la tramitología por carecer de lo siguiente: no hay contenido presupuestario para atender el pago de los impuestos de internamiento por un lado y no se tienen el contenido previsto en Arquiaf para el año 2006 para obtener la opción de compra de esas contrataciones y de su mantenimiento, esto a partir de su recepción, según propuesta aceptada por la empresa arrendante”.
Esto merece ser desmenuzado. “... Los trámites para ejercer la opción de compra tanto de los 15 mil teléfonos virtuales; así como de su lector óptico no se ha podido ejecutar la tramitología...” En primer lugar, el punto y coma se usa para separar ideas diferentes en una misma oración, no para proporcionar un descanso en una oración muy larga (para lo cual se usaría la coma). De manera que el punto y coma está sobrando. Pero ese es el menor de los males. Concentrémonos en el mensaje que quiere enviar el autor de la nota: “Los trámites para ejercer la opción de compra [...] no se ha podido ejecutar la tramitología”. ¿Ah? Según el diccionario de la Real Academia Española, tramitología es el “arte o ciencia de resolver, perfeccionar o facilitar los trámites”. A veces la gente se quiere adornar con palabras sofisticadas para apantallar a sus jefes, pero en este caso don Jorge Barquero usó una palabra que no correspondía. En redacción, lo aconsejable es la simplicidad. Mejor hubiera sido decir: Los trámites para ejercer la opción de compra de los quince mil teléfonos virtuales con sus respectivos lectores ópticos no se han podido ejecutar.

Sigamos. “... No se ha podido ejecutar la tramitología por carecer de lo siguiente: no hay contenido presupuestario para atender el pago de los impuestos de internamiento...”. Es decir, que no pudieron hacer los trámites por carecer de que no hay contenido presupuestario. No soy experto en el arte de la doble negación, pero me parece que esta frase dice que para poder hacer los trámites es necesario que no haya contenido presupuestario. ¿Cómo? Eso si que son buenas noticias. Que por favor le avisen al Presidente de la República, que lleva tres años de no hacer nada quejándose de la falta de recursos, que el Sr. Barquero del ICE acaba de descubrir que el requisito necesario para “ejecutar” – es decir, para hacer – es que no hayan recursos. Esta vez, en otro intento por adornarse, el Sr. Barquero dijo lo contrario de lo que pretendía. Mejor hubiera sido: Los trámites no se han podido ejecutar por carecer de contenido presupuestario para pagar los impuestos de internamiento.

Hay más. “... No se tienen el contenido previsto en Arquiaf para el año 2006 para obtener la opción de compra de esas contrataciones y de su mantenimiento.” La palabra “contenido” es en singular, lo correcto hubiera sido decir que “no se tiene el contenido”. La segunda parte de la frase presenta otra genialidad: “No se tienen el contenido […] para obtener la opción de compra…”. La opción de compra se obtuvo desde que se firmó el contrato original de arrendamiento. Ahora, al vencimiento del contrato, lo que corresponde es ejercer la opción, como el mismo Sr. Barquero lo dice correctamente al inicio de su párrafo.

Si este señor Barquero hubiera aprendido a redactar en la escuela, entonces hubiera dicho algo así:
“Tal y como informé en reunión de niveles 1 y áreas de apoyo el día 8 de junio del presente año, los trámites para ejercer la opción de compra de los 15 mil teléfonos virtuales y sus respectivos lectores ópticos no se han podido ejecutar por la falta de contenido presupuestario para el pago de los impuestos de internamiento y para efectuar la compra de esos equipos y su mantenimiento a partir de su recepción, según propuesta aceptada por la empresa arrendante”.
El segundo ejemplo es más sencillo, y tal vez perdonable por tratarse de declaraciones verbales hechas de manera espontánea, sin guión. Vale la pena, en todo caso, analizarlo. Se trata de la opinión de la Lic. Roxana Salazar, Directora Ejecutiva para Costa Rica de Transparencia Internacional, con respecto a la forma en que se escogió a la nueva Contralora General de la República (si es que algún día la juramentan). Nos informa La Prensa Libre que la Sra. Salazar dijo así:

“Contra la señora Aguilar Montoya nosotros no tenemos nada en contra.”

¿Será entonces que contra la señora Aguilar Montoya Transparencia Internacional tiene algo a favor?

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