En el número actual de la revista Actualidad Económica, vigente hasta el 30 de noviembre, me he encontrado un interesante reportaje sobre lo que piensan cinco candidatos sobre cinco temas que la revista considera cruciales para la agenda complementaria que permitiría al país sacar el mayor provecho del Tratado de Libre Comercio. Los candidatos son Antonio Álvarez, Oscar Arias, Otto Guevara, Otón Solís, y Ricardo Toledo. Las áreas temáticas sobre las que fueron interrogados son Educación, Infraestructura, Sector Agrícola, Apoyo a las PyMEs y Simplificación de Trámites, y Apertura de Servicios Públicos. Por consideraciones de longitud, en este artículo les presento un resumen de lo principal en materia de Educación, todo a juicio de quien escribe estas líneas y salpicado, por supuesto, con mis propias opiniones e interpretaciones.
Antonio Álvarez empieza con algunas afirmaciones generales pero esperanzadoras. Dice que hay que mejorar los índices de educación y aclara que no se refiere sólo a los cuantitativos (años de escolaridad), sino también a los de calidad y pertinencia de la educación. Además afirma que la educación es la herramienta por excelencia que permitirá cortar la transmisión intergeneracional de la pobreza, con lo que La Suiza Centroamericana coincide plenamente. También dice que la competitividad del país se debe basar en el conocimiento y no en la mano de obra barata. Touché! Lamentablemente, al pasar a las propuestas, dice que es necesario “encontrar las razones por las cuales los múltiples esfuerzos que se han realizado para mejorar el sistema educativo no han tenido impacto”. Esto suena a dedicar el gobierno a hacer diagnósticos; uno hubiera esperado que a estas alturas el diagnóstico estuviera hecho y existieran las propuestas concretas para resolver los problemas detectados. Creo que el país no tiene tiempo para seguir haciendo diagnósticos; cuando una persona aspira a la Presidencia lo ideal sería que esa decisión fuera resultado de su análisis previo de la realidad nacional (incluyendo los diagnósticos necesarios), y de la convicción de que sus propuestas son viables y resolverían los principales problemas detectados.
Oscar Arias demuestra, en este tema más que en cualquier otro, ser el político de “lo mismo de siempre”. Más allá de su propuesta de destinar el 8% del PIB a la educación (hoy en día la Constitución exige el 6%, pero los entendidos no creen que se esté cumpliendo), propone “aumentar las tasas de matrícula en la educación secundaria, crear un sistema de subsidios a las familias más necesitadas, mejorar el nivel de enseñanza de la matemática, de la informática y del idioma inglés en nuestras escuelas, fortalecer el desarrollo de destrezas vocacionales y otras competencias para el trabajo y hacer posible el acceso de todos nuestros centros educativos a la Internet y a bibliotecas bien suplidas”. El problema, como lo dijo Álvarez Desanti, es que ya existen programas para lograr todo eso y, evidentemente, no están funcionando. Más dinero, siempre bienvenido en un tema fundamental como la educación, difícilmente logrará cambiar algo si el problema es que los programas están mal diseñados. Como ya lo hemos dicho a propósito de el Plan Fiscal, primero es necesario revisar el gasto y mejorarlo, antes de echar más plata al inodoro.
Otto Guevara habla de “mejorar la calidad del gasto público en educación”, lo cual nos suena muy bien, pero también parece estar casado con la idea de no destinar ni un cinco más a la educación, cosa que concluida a priori nos parece un error. Estamos de acuerdo en primero optimizar el gasto, pero no en cerrarnos a la posibilidad de que después resulte necesario invertir más recursos públicos en educación. A favor del Movimiento Libertario, diré que es el único que hace una propuesta innovadora de reforma educativa, aunque no por ello original (ni aceptable). Básicamente imita una idea que han propuesto los Republicanos en Estados Unidos desde hace poco más de una década, que es la de entregar a cada estudiante un “voucher” o cupón equivalente a una cantidad predefinida de dinero. La escuela en que se matricule el estudiante recibirá del Estado el monto estipulado en el cupón, de manera que su presupuesto dependerá de la cantidad de alumnos que logre matricular. Si es una escuela privada, el alumno pagaría la diferencia entre el “voucher” y la matrícula establecida. La propuesta incluye además – como elemento necesario para su éxito – una mayor descentralización, dando a las Juntas Escolares mucha mayor autonomía para definir su oferta educativa. De esta manera, se estaría fomentando una especie de régimen de competencia entre las escuelas, y el sistema sería mucho más flexible que hoy para adaptar el currículum a las necesidades de poblaciones o regiones específicas. Un objetivo – no estipulado abiertamente – de un programa de “vouchers” como este, es dar la posibilidad de una educación privada a estudiantes de clase media que hoy no pueden darse ese lujo. Un problema importante es que este sistema, hasta donde tengo conocimiento, no ha sido probado en gran escala en ninguna parte, y si bien don Otto Guevara habla de hacer una prueba piloto en escuelas unidocentes, típicamente este tipo de escuelas existe donde no hay otras alternativas de educación, de manera que el componente “competitivo” de la propuesta no sería puesto a prueba. Otro problema es que, hasta la fecha, casi todos los esfuerzos de descentralización que ha llevado a cabo el Estado costarricense se han topado con la triste realidad de la falta de preparación de las personas encargadas de los órganos descentralizados (las Juntas de Educación en este caso). No está demás decir que dejar la educación pública en manos de gente sin preparación, no es aconsejable. Por último, si las escuelas públicas quedan en manos de gente sin la preparación adecuada y los estudiantes tienen ahora mayores posibilidades económicas (gracias al “voucher”) de optar por una educación privada, esta podría ser una receta para la desaparición de la educación pública, lujo que el país no puede ni debe darse.
Otón Solís centra su propuesta en dos áreas: la universalización de la enseñanza del idioma inglés, e incrementar la inversión en ciencia y tecnología. A mi gusto, se olvidó del bosque para concentrarse en un par de árboles, y ni siquiera se trata de los árboles dominantes del ecosistema. En La Suiza Centroamericana creemos en la necesidad de mejorar la calidad de la enseñanza del idioma inglés y en la necesidad de universalizarla. Para lograr ambas cosas Otón Solís hace propuestas específicas que aplaudimos, tales como un programa de capacitación a los docentes durante los primeros dos años de gobierno, y la introducción del segundo idioma desde la educación preescolar. Propone incluso una meta a 20 años plazo, que tendríamos que analizar con mucho detenimiento y mayores elementos antes de opinar sobre ella: que la mitad de las asignaturas se lleguen a dar en idioma inglés a todos los escolares del país. Sobre la inversión en ciencia y tecnología no profundiza; simplemente se limita a afirmar que es necesario incrementarla del 0.4% del PIB (actual) al 1.5% del PIB durante un eventual gobierno del PAC, y al 3% del PIB en un plazo de 15 años. De dónde saldrán los recursos o cómo y para qué se van a utilizar, son temas que no toca don Otón en esta ocasión. Pero, a fin de cuentas, creemos que la educación en Costa Rica presenta problemas desde su concepción, desde la definición de sus objetivos, además de los consabidos problemas de poca cobertura y alta deserción que es imperativo resolver. Lamentablemente las propuestas esbozadas por Solís son muy puntuales y se olvidan del panorama global de la educación.
Ricardo Toledo es otro que se olvidó de ver el panorama completo de la educación, y únicamente hace postulados generales sobre la importancia de la educación técnica y la necesidad de producir un “mayor número de mano de obra calificada que nos permita atraer mayores inversiones”. Pareciera que, como lo dijimos en una ocasión anterior, la propuesta de Toledo es educar a la gente para ser operarios de fábrica. Y no es que no creamos en la necesidad de una buena educación técnica para quienes no tienen otro horizonte; es que el problema de la educación en Costa Rica reside en que no está diseñada para fomentar la “empresarialidad” (“entrepreneurship”, en inglés) ni la curiosidad académica. Por lo demás, lo que nos dice (o nos deja de decir) don Ricardo es reflejo de lo que es la costumbre de su campaña: ninguna propuesta específica; ni siquiera una serie de postulados generales que al menos le indiquen al votante por dónde anda la procesión.
Como lo dije la vez pasada que hice un análisis de esta naturaleza, me parece muy valioso el ejercicio que nos presenta en esta ocasión Actualidad Económica. Para quienes aún buscamos un candidato que nos haga sentirnos cómodos si votamos por él, este tipo de reportaje es lo que necesitamos para tomar una decisión informada, máxime que hasta ahora sólo un partido (PAC) ha publicado su Plan de Gobierno y otro (PLN) ha anunciado su pronta publicación. Les prometo en el futuro cercano analizar las posiciones de los candidatos en los demás temas incluidos en el reportaje que dio origen a este comentario.
Antonio Álvarez empieza con algunas afirmaciones generales pero esperanzadoras. Dice que hay que mejorar los índices de educación y aclara que no se refiere sólo a los cuantitativos (años de escolaridad), sino también a los de calidad y pertinencia de la educación. Además afirma que la educación es la herramienta por excelencia que permitirá cortar la transmisión intergeneracional de la pobreza, con lo que La Suiza Centroamericana coincide plenamente. También dice que la competitividad del país se debe basar en el conocimiento y no en la mano de obra barata. Touché! Lamentablemente, al pasar a las propuestas, dice que es necesario “encontrar las razones por las cuales los múltiples esfuerzos que se han realizado para mejorar el sistema educativo no han tenido impacto”. Esto suena a dedicar el gobierno a hacer diagnósticos; uno hubiera esperado que a estas alturas el diagnóstico estuviera hecho y existieran las propuestas concretas para resolver los problemas detectados. Creo que el país no tiene tiempo para seguir haciendo diagnósticos; cuando una persona aspira a la Presidencia lo ideal sería que esa decisión fuera resultado de su análisis previo de la realidad nacional (incluyendo los diagnósticos necesarios), y de la convicción de que sus propuestas son viables y resolverían los principales problemas detectados.
Oscar Arias demuestra, en este tema más que en cualquier otro, ser el político de “lo mismo de siempre”. Más allá de su propuesta de destinar el 8% del PIB a la educación (hoy en día la Constitución exige el 6%, pero los entendidos no creen que se esté cumpliendo), propone “aumentar las tasas de matrícula en la educación secundaria, crear un sistema de subsidios a las familias más necesitadas, mejorar el nivel de enseñanza de la matemática, de la informática y del idioma inglés en nuestras escuelas, fortalecer el desarrollo de destrezas vocacionales y otras competencias para el trabajo y hacer posible el acceso de todos nuestros centros educativos a la Internet y a bibliotecas bien suplidas”. El problema, como lo dijo Álvarez Desanti, es que ya existen programas para lograr todo eso y, evidentemente, no están funcionando. Más dinero, siempre bienvenido en un tema fundamental como la educación, difícilmente logrará cambiar algo si el problema es que los programas están mal diseñados. Como ya lo hemos dicho a propósito de el Plan Fiscal, primero es necesario revisar el gasto y mejorarlo, antes de echar más plata al inodoro.
Otto Guevara habla de “mejorar la calidad del gasto público en educación”, lo cual nos suena muy bien, pero también parece estar casado con la idea de no destinar ni un cinco más a la educación, cosa que concluida a priori nos parece un error. Estamos de acuerdo en primero optimizar el gasto, pero no en cerrarnos a la posibilidad de que después resulte necesario invertir más recursos públicos en educación. A favor del Movimiento Libertario, diré que es el único que hace una propuesta innovadora de reforma educativa, aunque no por ello original (ni aceptable). Básicamente imita una idea que han propuesto los Republicanos en Estados Unidos desde hace poco más de una década, que es la de entregar a cada estudiante un “voucher” o cupón equivalente a una cantidad predefinida de dinero. La escuela en que se matricule el estudiante recibirá del Estado el monto estipulado en el cupón, de manera que su presupuesto dependerá de la cantidad de alumnos que logre matricular. Si es una escuela privada, el alumno pagaría la diferencia entre el “voucher” y la matrícula establecida. La propuesta incluye además – como elemento necesario para su éxito – una mayor descentralización, dando a las Juntas Escolares mucha mayor autonomía para definir su oferta educativa. De esta manera, se estaría fomentando una especie de régimen de competencia entre las escuelas, y el sistema sería mucho más flexible que hoy para adaptar el currículum a las necesidades de poblaciones o regiones específicas. Un objetivo – no estipulado abiertamente – de un programa de “vouchers” como este, es dar la posibilidad de una educación privada a estudiantes de clase media que hoy no pueden darse ese lujo. Un problema importante es que este sistema, hasta donde tengo conocimiento, no ha sido probado en gran escala en ninguna parte, y si bien don Otto Guevara habla de hacer una prueba piloto en escuelas unidocentes, típicamente este tipo de escuelas existe donde no hay otras alternativas de educación, de manera que el componente “competitivo” de la propuesta no sería puesto a prueba. Otro problema es que, hasta la fecha, casi todos los esfuerzos de descentralización que ha llevado a cabo el Estado costarricense se han topado con la triste realidad de la falta de preparación de las personas encargadas de los órganos descentralizados (las Juntas de Educación en este caso). No está demás decir que dejar la educación pública en manos de gente sin preparación, no es aconsejable. Por último, si las escuelas públicas quedan en manos de gente sin la preparación adecuada y los estudiantes tienen ahora mayores posibilidades económicas (gracias al “voucher”) de optar por una educación privada, esta podría ser una receta para la desaparición de la educación pública, lujo que el país no puede ni debe darse.
Otón Solís centra su propuesta en dos áreas: la universalización de la enseñanza del idioma inglés, e incrementar la inversión en ciencia y tecnología. A mi gusto, se olvidó del bosque para concentrarse en un par de árboles, y ni siquiera se trata de los árboles dominantes del ecosistema. En La Suiza Centroamericana creemos en la necesidad de mejorar la calidad de la enseñanza del idioma inglés y en la necesidad de universalizarla. Para lograr ambas cosas Otón Solís hace propuestas específicas que aplaudimos, tales como un programa de capacitación a los docentes durante los primeros dos años de gobierno, y la introducción del segundo idioma desde la educación preescolar. Propone incluso una meta a 20 años plazo, que tendríamos que analizar con mucho detenimiento y mayores elementos antes de opinar sobre ella: que la mitad de las asignaturas se lleguen a dar en idioma inglés a todos los escolares del país. Sobre la inversión en ciencia y tecnología no profundiza; simplemente se limita a afirmar que es necesario incrementarla del 0.4% del PIB (actual) al 1.5% del PIB durante un eventual gobierno del PAC, y al 3% del PIB en un plazo de 15 años. De dónde saldrán los recursos o cómo y para qué se van a utilizar, son temas que no toca don Otón en esta ocasión. Pero, a fin de cuentas, creemos que la educación en Costa Rica presenta problemas desde su concepción, desde la definición de sus objetivos, además de los consabidos problemas de poca cobertura y alta deserción que es imperativo resolver. Lamentablemente las propuestas esbozadas por Solís son muy puntuales y se olvidan del panorama global de la educación.
Ricardo Toledo es otro que se olvidó de ver el panorama completo de la educación, y únicamente hace postulados generales sobre la importancia de la educación técnica y la necesidad de producir un “mayor número de mano de obra calificada que nos permita atraer mayores inversiones”. Pareciera que, como lo dijimos en una ocasión anterior, la propuesta de Toledo es educar a la gente para ser operarios de fábrica. Y no es que no creamos en la necesidad de una buena educación técnica para quienes no tienen otro horizonte; es que el problema de la educación en Costa Rica reside en que no está diseñada para fomentar la “empresarialidad” (“entrepreneurship”, en inglés) ni la curiosidad académica. Por lo demás, lo que nos dice (o nos deja de decir) don Ricardo es reflejo de lo que es la costumbre de su campaña: ninguna propuesta específica; ni siquiera una serie de postulados generales que al menos le indiquen al votante por dónde anda la procesión.
Como lo dije la vez pasada que hice un análisis de esta naturaleza, me parece muy valioso el ejercicio que nos presenta en esta ocasión Actualidad Económica. Para quienes aún buscamos un candidato que nos haga sentirnos cómodos si votamos por él, este tipo de reportaje es lo que necesitamos para tomar una decisión informada, máxime que hasta ahora sólo un partido (PAC) ha publicado su Plan de Gobierno y otro (PLN) ha anunciado su pronta publicación. Les prometo en el futuro cercano analizar las posiciones de los candidatos en los demás temas incluidos en el reportaje que dio origen a este comentario.
Don Dean, al perro viejo no se le pueden enseñar nuevos trucos, ¿ah? Acá van otra vez sobresimplificando y generalizando.
ResponderBorrarComo ya sabemos que por dónde va a saltar a liebre nos curamos en salud: no somos pro-PAC, no somos pro-Ottón, no tenemos nada que ver con el PAC y nunca hemos votado por el PAC. ¿Ok?
De Ottón Solís dicen: "centra su propuesta en dos áreas: la universalización de la enseñanza del idioma inglés, e incrementar la inversión en ciencia y tecnología". Ya sabemos que saben que el PAC tiene un programa de gobierno publicado porque se lo dijimos nosotros y ustedes lo han repetido desde entonces. Vayan y lean ese programa de gobierno entonces.
En la sección de educación en la página donde dice "propuestas" pueden leer 9 puntos. Uno de esos efectivamente dice "incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación así como la
universalización de un segundo idioma". "Tecnologías de la información" no es "ciencia y tecnología" y el capítulo sobre ciencia y tecnología es otro.
Tal vez el punto que lee "fomento de un sistema de evaluación centrado en el proceso" les suena a poco y por eso no lo consideran, pero quienes llevamos varias décadas enseñando entendemos que una de las debilidades de nuestro sistema educativo es que se centra en el fin (examen, calificación, título) y no en el proceso para llegar allí, lo cual a su vez nos lleva a que una hora después de haber pasado por la prueba, cualesquiera que esta sea, los estudiantes ya nisiquera recuerdan la materia evaluada. O sea no construyen conocimiento, solo memorizan conceptos.
Y es comprensible que tengan la noción de que el diagnóstico ya está hecho y por tanto es redundante, el problema es que el diagnóstico formal no está hecho. Hay muchos números (8,5 años de escolaridad media, US$1500 per cápita, 30% de aprobación) pero esos números ponen el panorama tan claro como un charco de lodo en medio de un temporal. Son solo indicadores y no causas. No hace falta que nos digamos unos a los otros cuales son las causas obvias (en razón de ser obvias) si vemos que al atacar esas causas no se arregla el problema, es decir, no son causas en primer lugar. Abran La Nación de hoy y se va a encontrar una página verde que dice "empleo, empleo, empleo"...
Es muy cómodo decir que "creemos que la educación en Costa Rica presenta problemas desde su concepción, desde la definición de sus objetivos" sin señalar ni los problemas ni las soluciones (si es tan claro que son problemas es porque imaginan situaciones alternativas y por ende soluciones, ¿no?).
PS: El programa de gobierno de Oscar Arias se publica mañana.
Guarever camerlengo. Igual no pienso votar por el PAC.
ResponderBorrarAle, lo que Camerlengo no ha logrado entender es que aquí hacemos comentarios relativamente breves, no tratados definitivos sobre el estado del conocimiento en cada área que tocamos. Quien me ha leído con detenimiento - y no con la mera intención de descalificar todo lo que de mi pluma fluye - sabe que en otras ocasiones me he referido al tema de la educación y lo que concibo son sus problemas fundamentales en Costa Rica, así como lo que creo que se debería de hacer para corregirlo. Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír.
ResponderBorrarPor lo demás, fui muy claro en mi artículo que me referí a las respuestas que dieron los candidatos a las preguntas de Actualidad Económica, no a los programas de gobierno. Si Otón Solís escogió únicamente hablar de esos dos temas, o es porque son los que considera más importantes, o porque no conoce su propio programa de gobierno. Ninguna de estas cosas es responsabilidad de La Suiza Centroamericana.
Dear Dean, más que Otón no conociera su programa de gobierno o que 'escogiera' solo hablar de los 2 puntos que ud menciona, también debería recordar la labor del redactor y editor de un medio de comunicación la cual es justamente darle forma y recortar lo dicho por el entrevistado (a no ser que se transcriba la entrevista completa), así que no necesariamente lo que aparece fue lo dicho textual o en términos generales por los candidatos sino lo que el medio y la periodista en este caso consideraron más pertinente, en todo caso quien no conoce el plan de gobierno de Otón sería la señora Amenabar.
ResponderBorrarEfectivamente existe la posibilidad de que en la redacción y edición del reportaje se hubiera recortado parte de lo que dijeron los candidatos. Siendo que las consultas fueron planteadas a los candidatos por escrito, y que en los otros casos las respuestas parecían ser más razonables (al menos en términos de tener una visión de conjunto, que podemos compartir o no), no creí inicialmente que el problema con la respuesta de Otón Solís se hubiera dado "en la sala de redacción". Ante la duda planteada por Anónimo, procedí a hacer la consulta directamente a la periodista Ana Victoria Amenabar. La Directora Ejecutiva de Actualidad Económica tuvo la amabilidad de contestar por la periodista; la siguiente es su explicación:
ResponderBorrarEstimado Sr. Cornito
Ana Victoria es nuestra colaboradora de manera que procedo yo a contestar sus dudas. Las preguntas se le mandaron a los candidatos por escrito.
Algunos candidatos respnodieron por escrito y otros telefónicamente. Las respuestas fueron editadas pues algunas eran demasiado extensas y algunos textos no venían al caso.
Alejandra Mata
Directora ejecutiva
Actualidad Económica