Siguiendo con el análisis del reportaje de Actualidad Económica sobre las posiciones de cinco candidatos con respecto a una serie de temas considerados por esa revista como cruciales para la “agenda complementaria” del TLC, les ofrezco hoy el resumen – comentado – de lo que dicen en materia de Infraestructura.
Antonio Álvarez sigue dejando la impresión de que no está preparado para gobernar. Si bien desde una perspectiva filosófico-ideológica parece tener claro el rumbo general que daría a las cosas, cuando tiene que hablar de propuestas específicas, en vez de hacerlas dice que hace falta más diagnóstico. En este caso dice, por ejemplo, que “debemos definir una lista de inversiones urgentes en materia de puertos, carreteras y aeropuertos” y “determinar aquellas en las que el volumen de tráfico permitiría realizar la obra mediante la figura de la concesión”. Uno esperaría que esas cosas ya estuvieran definidas, de manera que no se desperdicien en estudios y diagnósticos los muy valiosos meses de “luna de miel” de que disfruta todo gobierno nuevo. Insisto: después de cuatro años de absoluta inacción gubernamental, el país no puede darse el lujo de elegir a un gobernante que aún no tiene claro lo que llegará a hacer. Es una lástima, porque las ideas generales de don Antonio son buenas (en la opinión de quien escribe este comentario). En otros temas, dice don Antonio que declararía un estado de emergencia en infraestructura para agilizar la ejecución de las obras viales que no se hagan por concesión, y que avala la figura de la concesión para el desarrollo portuario.
Oscar Arias se va en una pura hablada, quejándose del estado en que se encuentra la infraestructura nacional, pero sin proponer soluciones. Al final, dice que en acato a una resolución de la Sala IV, se invertirán $130 millones anuales en las labores de CONAVI, con $100 millones para la infraestructura nacional y $30 millones para la cantonal. Esta es una señal positiva; representa más del doble de lo que se está invirtiendo hoy, pero no es la invención de la rueda: en los años 2000 y 2001 el gobierno invirtió en infraestructura montos aproximados o superiores a los $130 millones. Y ahora sabemos que dicha inversión no resultó suficiente. Por último, don Oscar Arias habla de continuar dando impulso a los ferrocarriles urbanos y de la necesidad de modernizar los aeropuertos Juan Santamaría y Daniel Oduber (Liberia). Lamentablemente no proporciona mayor detalle.
Otto Guevara pareciera haberse contagiado de Antonio Álvarez en este tema, al afirmar que es necesario “determinar por qué no ha sido posible salir adelante” con los procesos de concesión. Una de las labores más importantes de un equipo de campaña es justamente hacer el diagnóstico antes de alcanzar la Presidencia, de manera que las soluciones sean presentadas al público durante la campaña y puedan ponerse en ejecución desde el primer día de gobierno. Por lo demás, don Otto basa su propuesta en reactivar las concesiones, lo cual puede servir para construir nuevas obras y hasta para reparar, ampliar y administrar algunos activos existentes, pero el simple mantenimiento vial no es una labor que se adecue a la figura de la concesión, y es una labor tremendamente necesaria que habrá de cumplir el Estado (y de eso no nos dice nada). En lo positivo, Guevara resalta la necesidad de simplificar los procedimientos licitatorios y de mejorar la forma de hacer contratos y licitaciones, pero todo referido a la figura de la concesión. Menciona, finalmente, cuatro proyectos que – entre otros – serían impulsados en una administración suya: una carretera a 4 carriles entre Peñas Blancas y Barranca, la ampliación y administración del Aeropuerto de Liberia, y la finalización de las carreteras Costanera Sur y Cuidad Colón-Puntarenas.
Otón Solís es partidario de desarrollar los puertos y aeropuertos utilizando la figura de la concesión de obra pública, así como la construcción de un canal seco que una ambos océanos. También habla de “rescatar” el ferrocarril, aunque sin relacionarlo con la concesión de obra. Destaca en su discurso la necesidad de llevar adelante los procesos licitatorios siguiendo estrictas normas de ética y transparencia, y apego a estrictos estándares ambientales. Hasta aquí, nos parece que sus planteamientos son buenos. Con respecto a la red vial nacional y cantonal, don Otón pareciera creer que el problema se soluciona nombrando gente que sepa administrar bien los recursos. Sus palabra textuales son: “Muchos de [los] errores del presente se deben a que se nombra gente que no sabe administrar dinero”. Si eso es lo que cree, demuestra un preocupante desconocimiento de cómo funcionan las cosas en la administración pública. Por supuesto que es indudablemente necesario tener gente capaz al frente de las entidades y programas. Pero tenemos el ejemplo de gente muy exitosa en el sector privado – de quienes no tenemos la menor duda de que saben cómo administrar dinero – que no han podido echar la maquinaria pública a andar. Sólo en el CONAVI podemos mencionar a don André Garnier y a la actual Contralora, doña Rocío Aguilar. El problema no es única ni principalmente de personas. Para empezar, en el tema del mantenimiento vial necesitamos el compromiso de que se va invertir la totalidad de los recursos recaudados con ese fin, y de eso don Otón no dice nada en esta entrevista. Y segundo, es necesario revisar la mecánica de los procesos licitatorios y reducir las instancias de apelación para que ellos lleguen a feliz conclusión. Creer que con solo nombrar al más gato de los administradores se van a resolver los problemas, es desconocer la historia reciente de nuestro país.
Ricardo Toledo no se sale de su papel de candidato de relleno. Nuevamente, cero propuestas, cero pensamiento. Únicamente habla de la necesidad de concluir proyectos que ya se iniciaron (como el de la carretera de Caldera), y de mejorar la infraestructura vial nacional y cantonal. No dice cómo, ni cuáles serán sus prioridades; lo único que si se acuerda de decirnos es que el Estado no tiene los recursos para hacer estas cosas. Por último, y para reconocerle algo positivo, dice que reactivaría el transporte de carga por ferrocarril.
Conclusión:cuando ayer me embarqué a hacer este análisis, pensé que me ayudaría a decantarme por un candidato. La realidad es que, después de haber analizado sus propuestas en dos áreas para mí de la mayor importancia, como lo son educación e infraestructura, la labor más bien se me está poniendo cuesta arriba. Y no porque haya encontrado multitud de respuestas satisfactorias, sino justamente por lo contrario. Antonio Álvarez parece tener buenas ideas pero no estar preparado para gobernar; Oscar Arias ofrece capacidad comprobada para ejecutar, pero exhibe un ideario algo anticuado de cosas que ya se han hecho sin mayor éxito; con Otto Guevara me une la creencia de que el Estado debe de limitarse a cumplir a cabalidad un pequeño número de funciones primordiales y actuar como facilitador para que el resto de servicios los provea el sector privado, pero me separa la observación de que áreas que en mi opinión son responsabilidad ineludible del estado, como lo son la educación y el mantenimiento vial, en la de él parecieran ser actividades que perfectamente se podrían dejar en manos privadas; Otón Solís cree que la luna es de queso y que las leyes de nuestro país son suficientemente buenas para impulsar el desarrollo, y que todo es cuestión de poner gente que sepa administrar dinero; y de Ricardo Toledo no puedo decir más que agradezco su candidatura porque nos da qué reírnos con sus ocurrencias y tonteras. Pero la búsqueda de más información continúa, y confiamos llegar a febrero con un candidato por el cual votar, aunque no estemos convencidos del 100% de sus propuestas (lo cual, hay que decirlo, nunca ha sido la intención ni sería razonable de esperar).
Antonio Álvarez sigue dejando la impresión de que no está preparado para gobernar. Si bien desde una perspectiva filosófico-ideológica parece tener claro el rumbo general que daría a las cosas, cuando tiene que hablar de propuestas específicas, en vez de hacerlas dice que hace falta más diagnóstico. En este caso dice, por ejemplo, que “debemos definir una lista de inversiones urgentes en materia de puertos, carreteras y aeropuertos” y “determinar aquellas en las que el volumen de tráfico permitiría realizar la obra mediante la figura de la concesión”. Uno esperaría que esas cosas ya estuvieran definidas, de manera que no se desperdicien en estudios y diagnósticos los muy valiosos meses de “luna de miel” de que disfruta todo gobierno nuevo. Insisto: después de cuatro años de absoluta inacción gubernamental, el país no puede darse el lujo de elegir a un gobernante que aún no tiene claro lo que llegará a hacer. Es una lástima, porque las ideas generales de don Antonio son buenas (en la opinión de quien escribe este comentario). En otros temas, dice don Antonio que declararía un estado de emergencia en infraestructura para agilizar la ejecución de las obras viales que no se hagan por concesión, y que avala la figura de la concesión para el desarrollo portuario.
Oscar Arias se va en una pura hablada, quejándose del estado en que se encuentra la infraestructura nacional, pero sin proponer soluciones. Al final, dice que en acato a una resolución de la Sala IV, se invertirán $130 millones anuales en las labores de CONAVI, con $100 millones para la infraestructura nacional y $30 millones para la cantonal. Esta es una señal positiva; representa más del doble de lo que se está invirtiendo hoy, pero no es la invención de la rueda: en los años 2000 y 2001 el gobierno invirtió en infraestructura montos aproximados o superiores a los $130 millones. Y ahora sabemos que dicha inversión no resultó suficiente. Por último, don Oscar Arias habla de continuar dando impulso a los ferrocarriles urbanos y de la necesidad de modernizar los aeropuertos Juan Santamaría y Daniel Oduber (Liberia). Lamentablemente no proporciona mayor detalle.
Otto Guevara pareciera haberse contagiado de Antonio Álvarez en este tema, al afirmar que es necesario “determinar por qué no ha sido posible salir adelante” con los procesos de concesión. Una de las labores más importantes de un equipo de campaña es justamente hacer el diagnóstico antes de alcanzar la Presidencia, de manera que las soluciones sean presentadas al público durante la campaña y puedan ponerse en ejecución desde el primer día de gobierno. Por lo demás, don Otto basa su propuesta en reactivar las concesiones, lo cual puede servir para construir nuevas obras y hasta para reparar, ampliar y administrar algunos activos existentes, pero el simple mantenimiento vial no es una labor que se adecue a la figura de la concesión, y es una labor tremendamente necesaria que habrá de cumplir el Estado (y de eso no nos dice nada). En lo positivo, Guevara resalta la necesidad de simplificar los procedimientos licitatorios y de mejorar la forma de hacer contratos y licitaciones, pero todo referido a la figura de la concesión. Menciona, finalmente, cuatro proyectos que – entre otros – serían impulsados en una administración suya: una carretera a 4 carriles entre Peñas Blancas y Barranca, la ampliación y administración del Aeropuerto de Liberia, y la finalización de las carreteras Costanera Sur y Cuidad Colón-Puntarenas.
Otón Solís es partidario de desarrollar los puertos y aeropuertos utilizando la figura de la concesión de obra pública, así como la construcción de un canal seco que una ambos océanos. También habla de “rescatar” el ferrocarril, aunque sin relacionarlo con la concesión de obra. Destaca en su discurso la necesidad de llevar adelante los procesos licitatorios siguiendo estrictas normas de ética y transparencia, y apego a estrictos estándares ambientales. Hasta aquí, nos parece que sus planteamientos son buenos. Con respecto a la red vial nacional y cantonal, don Otón pareciera creer que el problema se soluciona nombrando gente que sepa administrar bien los recursos. Sus palabra textuales son: “Muchos de [los] errores del presente se deben a que se nombra gente que no sabe administrar dinero”. Si eso es lo que cree, demuestra un preocupante desconocimiento de cómo funcionan las cosas en la administración pública. Por supuesto que es indudablemente necesario tener gente capaz al frente de las entidades y programas. Pero tenemos el ejemplo de gente muy exitosa en el sector privado – de quienes no tenemos la menor duda de que saben cómo administrar dinero – que no han podido echar la maquinaria pública a andar. Sólo en el CONAVI podemos mencionar a don André Garnier y a la actual Contralora, doña Rocío Aguilar. El problema no es única ni principalmente de personas. Para empezar, en el tema del mantenimiento vial necesitamos el compromiso de que se va invertir la totalidad de los recursos recaudados con ese fin, y de eso don Otón no dice nada en esta entrevista. Y segundo, es necesario revisar la mecánica de los procesos licitatorios y reducir las instancias de apelación para que ellos lleguen a feliz conclusión. Creer que con solo nombrar al más gato de los administradores se van a resolver los problemas, es desconocer la historia reciente de nuestro país.
Ricardo Toledo no se sale de su papel de candidato de relleno. Nuevamente, cero propuestas, cero pensamiento. Únicamente habla de la necesidad de concluir proyectos que ya se iniciaron (como el de la carretera de Caldera), y de mejorar la infraestructura vial nacional y cantonal. No dice cómo, ni cuáles serán sus prioridades; lo único que si se acuerda de decirnos es que el Estado no tiene los recursos para hacer estas cosas. Por último, y para reconocerle algo positivo, dice que reactivaría el transporte de carga por ferrocarril.
Conclusión:cuando ayer me embarqué a hacer este análisis, pensé que me ayudaría a decantarme por un candidato. La realidad es que, después de haber analizado sus propuestas en dos áreas para mí de la mayor importancia, como lo son educación e infraestructura, la labor más bien se me está poniendo cuesta arriba. Y no porque haya encontrado multitud de respuestas satisfactorias, sino justamente por lo contrario. Antonio Álvarez parece tener buenas ideas pero no estar preparado para gobernar; Oscar Arias ofrece capacidad comprobada para ejecutar, pero exhibe un ideario algo anticuado de cosas que ya se han hecho sin mayor éxito; con Otto Guevara me une la creencia de que el Estado debe de limitarse a cumplir a cabalidad un pequeño número de funciones primordiales y actuar como facilitador para que el resto de servicios los provea el sector privado, pero me separa la observación de que áreas que en mi opinión son responsabilidad ineludible del estado, como lo son la educación y el mantenimiento vial, en la de él parecieran ser actividades que perfectamente se podrían dejar en manos privadas; Otón Solís cree que la luna es de queso y que las leyes de nuestro país son suficientemente buenas para impulsar el desarrollo, y que todo es cuestión de poner gente que sepa administrar dinero; y de Ricardo Toledo no puedo decir más que agradezco su candidatura porque nos da qué reírnos con sus ocurrencias y tonteras. Pero la búsqueda de más información continúa, y confiamos llegar a febrero con un candidato por el cual votar, aunque no estemos convencidos del 100% de sus propuestas (lo cual, hay que decirlo, nunca ha sido la intención ni sería razonable de esperar).
Me sorprende que Ottón apoye las concesiones públicas, sobre todo cuando sus diputados más ilustres, actuales y originales (antes de desbandarse como pipirinos) y otros simpatizantes confundían concesión con privatización y con la venta de la patria al capital del imperialismo...
ResponderBorrarAntes de que me caiga la jauría, quería comentar a mis lectores que consulté a la Directora Ejecutiva de Actualidad Económica sobre la forma en que se recopilaron las posiciones de los candidatos, y esta fue su respuesta:
ResponderBorrar"Estimado Sr. Cornito
Ana Victoria es nuestra colaboradora de manera que procedo yo a contestar sus dudas. Las preguntas se le mandaron a los candidatos por escrito.
Algunos candidatos respnodieron por escrito y otros telefónicamente. Las respuestas fueron editadas pues algunas eran demasiado extensas y algunos textos no venían al caso.
Alejandra Mata
Directora ejecutiva
Actualidad Económica"
Despues del debate, creo que está claro una sola cosa...de los 14 no se hace uno...pero seguimos buscando una buena razón para votar por alguno. Hoy decía Nora garita en Radio Universidad que todos (bueno...algunos más que otros) tenían claro cuales son las herramientas para construir el país pero ninguno se atrevía a decir cual era el plano...
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