En La Suiza Centroamericana siempre hemos sido proponentes y defensores de una conducción prudente de la política fiscal. Más aún, creemos que los gobiernos de turno son elegidos para establecer prioridades de acción, que se deben de reflejar en prioridades en el gasto público. Si la Administración X cree que el país tiene un rezago importante, por ejemplo, en salud y educación, debe de tener la flexibilidad de acomodar el presupuesto público de manera que pueda llevar a cabo sus planes prioritarios. Si algunos creen que es más importante el rezago en infraestructura y seguridad, tienen derecho a discrepar de las prioridades establecidas por el gobierno. Pero ello no debería de limitar la habilidad del gobierno para ejecutar sus planes, que para ello fue escogido por la mayoría.
En este sentido, los impuestos con destino específico son, si se quiere, una intromisión del Poder Legislativo en las funciones y potestades del Poder Ejecutivo. Si bien es potestad exclusiva de la Asamblea establecer impuestos, es función del Gobierno decidir cómo gastar los recursos. Para ello propone un presupuesto de gastos, que la Asamblea puede modificar en el proceso de aprobación. Pero el impuesto con destino específico establece una prioridad de gasto que permanece inmutable mientras exista la ley que lo creó, independientemente de las circunstancias. Este es un argumento en defensa del concepto de la Caja Única del Estado, y podría parecer contradictorio con algunas posiciones que hemos asumido en La Suiza Centroamericana en el pasado. Pero no lo es.
En primer lugar, aunque a Dean CóRnito no le guste, la Sala Constitucional ha avalado en múltiples ocasiones impuestos con destino específico, y ha girado la orden de destinar los recursos como lo establece la ley. Siendo que, ante todo, nos declaramos respetuosos del estado de derecho, aceptamos los pronunciamientos de la Sala IV, y exigimos el mismo respeto de nuestros gobernantes. Por eso, en ocasiones, habrá podido parecer al lector que defendemos los impuestos con destino específico. Lo que defendemos es más importante, lo que defendemos es el estado de derecho.
En segundo lugar – y apenas menos importante – el concepto de la Caja Única ha sido prostituido en la práctica, y no podemos estar de acuerdo con la voracidad fiscal extrema que ha impulsado esta situación. En nuestro pobre entender, el concepto de la Caja Única se debe de limitar a los ingresos por impuestos; no deberían ingresar a la Caja Única los recursos generados por instituciones autónomas y otros entes descentralizados por la venta de servicios brindados. Hasta ahora, los ingresos de las instituciones autónomas proveedoras de servicios – tales como el ICE, AyA y RECOPE – se han salvado de aterrizar en la Caja Única. Lamentablemente, no podemos decir lo mismo de los ingresos de otros entes descentralizados como serían CONAVI (con los ingresos por peajes) y el Sistema Nacional de Área de Conservación (con los ingresos generados por los parque nacionales).
La Nación nos informa hoy que en el año 2003 el SINAC generó 5.083 millones de colones por concepto de entradas vendidas en los parques, pero Hacienda le regresó únicamente 3.450 millones de colones para gastar durante ese mismo año. Mientras tanto, la infraestructura de los parques se deteriora, los vehículos de los guardaparques no pueden circular porque están descompuestos, hace falta personal para impedir la cacería furtiva y la extracción ilegal de madera, y en algunos casos extremos algunos parques apenas tienen recursos para pagar salarios y comprar papel higiénico.
El Parque Nacional Manuel Antonio genera 500 millones de colones en “entradas”, pero tiene un presupuesto de apenas 5.6 millones de colones para atender a más de 200.000 visitantes anuales. Apenas ayer nos informaba La Nación, en su revista Proa que el Parque Nacional Marino Las Baulas está en riesgo de desaparecer bajo los desarrollos residenciales y hoteleros en tierras de Playa Grande que el Estado no ha podido expropiar por falta de recursos, y que la población de tortugas baula que llegan a desovar en Playa Grande ha disminuido desde más de 1500 en la temporada 1988/89 a apenas 188 en la última temporada. Si el SINAC hubiera podido gastar los 5.083 millones de colones que generó en el 2003 (e igual cada año), tal vez ya hubiera podido expropiar las tierras necesarias para el rescate de la baula. Les recomiendo leer el reportaje de La Nación para que vean qué otras barbaridades ocurren en las áreas de conservación por falta de recursos.
Los parque nacionales, reservas naturales, áreas de conservación y demás zonas protectoras, además de conservar la naturaleza (cosa que a los cuentafrijoles de Hacienda no les debe de importar mucho), son el principal atractivo de un país que se anuncia al mundo como un paraíso eco-turístico. Es por esos parques nacionales que la inmensa mayoría de los turistas que nos visitan escogen venir aquí. Si no les importan las especies en peligro de extinción ni las bellezas naturales, los cuentafrijoles deberían al menos darse cuenta de que la inversión en los parques nacionales es de las más rentables que pueden hacer. Los parques nacionales NO deberían de estar financiando el gasto público en otros rubros, como sucede hoy en día. Por el contrario, el SINAC debería de poder gastar la totalidad de los recursos que genera, y además recibir un aporte adicional del presupuesto nacional, en reconocimiento por los ingresos por miles de millones de dólares que el país recibe gracias al turismo que viene gracias a los parques nacionales.
En este sentido, los impuestos con destino específico son, si se quiere, una intromisión del Poder Legislativo en las funciones y potestades del Poder Ejecutivo. Si bien es potestad exclusiva de la Asamblea establecer impuestos, es función del Gobierno decidir cómo gastar los recursos. Para ello propone un presupuesto de gastos, que la Asamblea puede modificar en el proceso de aprobación. Pero el impuesto con destino específico establece una prioridad de gasto que permanece inmutable mientras exista la ley que lo creó, independientemente de las circunstancias. Este es un argumento en defensa del concepto de la Caja Única del Estado, y podría parecer contradictorio con algunas posiciones que hemos asumido en La Suiza Centroamericana en el pasado. Pero no lo es.
En primer lugar, aunque a Dean CóRnito no le guste, la Sala Constitucional ha avalado en múltiples ocasiones impuestos con destino específico, y ha girado la orden de destinar los recursos como lo establece la ley. Siendo que, ante todo, nos declaramos respetuosos del estado de derecho, aceptamos los pronunciamientos de la Sala IV, y exigimos el mismo respeto de nuestros gobernantes. Por eso, en ocasiones, habrá podido parecer al lector que defendemos los impuestos con destino específico. Lo que defendemos es más importante, lo que defendemos es el estado de derecho.
En segundo lugar – y apenas menos importante – el concepto de la Caja Única ha sido prostituido en la práctica, y no podemos estar de acuerdo con la voracidad fiscal extrema que ha impulsado esta situación. En nuestro pobre entender, el concepto de la Caja Única se debe de limitar a los ingresos por impuestos; no deberían ingresar a la Caja Única los recursos generados por instituciones autónomas y otros entes descentralizados por la venta de servicios brindados. Hasta ahora, los ingresos de las instituciones autónomas proveedoras de servicios – tales como el ICE, AyA y RECOPE – se han salvado de aterrizar en la Caja Única. Lamentablemente, no podemos decir lo mismo de los ingresos de otros entes descentralizados como serían CONAVI (con los ingresos por peajes) y el Sistema Nacional de Área de Conservación (con los ingresos generados por los parque nacionales).
La Nación nos informa hoy que en el año 2003 el SINAC generó 5.083 millones de colones por concepto de entradas vendidas en los parques, pero Hacienda le regresó únicamente 3.450 millones de colones para gastar durante ese mismo año. Mientras tanto, la infraestructura de los parques se deteriora, los vehículos de los guardaparques no pueden circular porque están descompuestos, hace falta personal para impedir la cacería furtiva y la extracción ilegal de madera, y en algunos casos extremos algunos parques apenas tienen recursos para pagar salarios y comprar papel higiénico.
El Parque Nacional Manuel Antonio genera 500 millones de colones en “entradas”, pero tiene un presupuesto de apenas 5.6 millones de colones para atender a más de 200.000 visitantes anuales. Apenas ayer nos informaba La Nación, en su revista Proa que el Parque Nacional Marino Las Baulas está en riesgo de desaparecer bajo los desarrollos residenciales y hoteleros en tierras de Playa Grande que el Estado no ha podido expropiar por falta de recursos, y que la población de tortugas baula que llegan a desovar en Playa Grande ha disminuido desde más de 1500 en la temporada 1988/89 a apenas 188 en la última temporada. Si el SINAC hubiera podido gastar los 5.083 millones de colones que generó en el 2003 (e igual cada año), tal vez ya hubiera podido expropiar las tierras necesarias para el rescate de la baula. Les recomiendo leer el reportaje de La Nación para que vean qué otras barbaridades ocurren en las áreas de conservación por falta de recursos.
Los parque nacionales, reservas naturales, áreas de conservación y demás zonas protectoras, además de conservar la naturaleza (cosa que a los cuentafrijoles de Hacienda no les debe de importar mucho), son el principal atractivo de un país que se anuncia al mundo como un paraíso eco-turístico. Es por esos parques nacionales que la inmensa mayoría de los turistas que nos visitan escogen venir aquí. Si no les importan las especies en peligro de extinción ni las bellezas naturales, los cuentafrijoles deberían al menos darse cuenta de que la inversión en los parques nacionales es de las más rentables que pueden hacer. Los parques nacionales NO deberían de estar financiando el gasto público en otros rubros, como sucede hoy en día. Por el contrario, el SINAC debería de poder gastar la totalidad de los recursos que genera, y además recibir un aporte adicional del presupuesto nacional, en reconocimiento por los ingresos por miles de millones de dólares que el país recibe gracias al turismo que viene gracias a los parques nacionales.
Dean, yo hubiera querido comentar algo inteligente sobre este post, pero lo que te puedo decir es que he aprendido mucho al leerlo y no tengo nada que agregar. Gracias por hacer de los temas usualmente áridos algo tragable para los que no somos ni duchos ni entrenados en esas áreas.
ResponderBorrarMiau (en tono complaciente de gato número 2) yo también.
ResponderBorrarTugo, te admiro, eso es algo que siempre quise hacer y no tuve los h... para hacerlo. Y, diay, miau...
ResponderBorrarSole, lo que me decís confirma que aún queda en mi el espíritu del profesor universitario que fui hace unos años, y me alegra pensar que no he perdido el toque. Gracias.
Beto, creo que la denominación de agujero negro es muy apta, lástima que no se me ocurrió para usarla en el post.
caja única = solo 1 come queque
ResponderBorrarni las migajas nos tiran....
PD: agrrrrrr!!! rofff rofff a los gatos =)