martes, 31 de mayo de 2005

Pregunta del día

Me ha estado molestando todo el día:

¿Será que no es tan ingenuo como aparenta, y que más bien se escuda en esa imagen para embollarnos?

Frase del día

Vista hoy en una calcomanía que traía pegada un taxi:

“No robe. El gobierno castiga la competencia.”

lunes, 30 de mayo de 2005

Por la boca muere el pez

Hace unos meses, cuando reventaron los escándalos de corrupción, veíamos a nuestro Presidente llenándose la boca de basura, como si de él hubiera dependido el descubrimiento de los distintos casos. La verdad es que ni Abel Pacheco ni su gobierno hicieron nada por desenterrar y colgar al viento los trapos sucios de la corrupción. A lo sumo, ayudaron por omisión: hay que reconocer que tampoco hicieron nada por encubrir los hechos para proteger a sus “amigos”. Y algún mérito tiene eso.

Por eso, ahora que La Nación no tiene nada mejor que hacer que sacarle al propio Presidente sus trapitos sucios (ejemplo #1, ejemplo #2, ejemplo #3) tengo una serie de sentimientos encontrados que me tienen en un estado de confusión total, la cual se verá reflejada en este artículo.

No siento alegría, porque nunca he sido uno que se regocijara en la pena ajena (excepto cuando pierde la Liga). Tampoco siento enojo hacia don Abel, porque creo que lo que le han sacado hasta ahora son pichuleos sin trascendencia. No me gusta el papel que juega La Nación en esto, y sin embargo creo que tiene la justificación perfecta para sacar a ventilar hasta esas cochinadas menores, porque han agarrado al Presidente en la mentira (lo cual ya es hábito para don Abel).

Por un lado, aunque no me alegra que le estén tratando de arruinar la reputación, siento que se lo tiene merecido, por haber hecho leña del árbol caído. Muy iluso, don Abel creyó que al condenar tan alegremente a los expresidentes y entrometerse en lo que era materia estrictamente judicial, se estaba comprando la buena voluntad de La Nación. Creo, sin embargo, que La Nación tiene agenda propia y no se alía con ningún gobernante de turno, excepto para cuestiones meramente coyunturales y pasajeras. Creo que el Presidente se encumbró en la opinión pública a partir de que se adueñó del tema de la corrupción, y eso a La Nación no le sirve.

Creo además, que La Nación no tiene una onza de buena voluntad. Me parece que este es un escándalo fabricado; que a don Abel le están pasando alguna factura. Me incomoda que La Nación haga una campaña orquestada para manchar la reputación de un hombre que peca más de ingenuo que de ratero. Al lector habitual de La Suiza Centroamericana le consta que este servidor tiene una pésima opinión de la labor que desempeña don Abel, y ninguna tolerancia hacia su hábito de mentir. Una cosa es criticar su labor y su pobre desempeño, otra muy diferente es destruir a la persona simplemente porque no congeniamos con él.

Cuando hace unos días empezaron con los pichuleos de don Abel, pensé que ni siquiera me debía de molestar con este tema. Pero conforme pasaron los días, el modus operandi de La Nación me hizo recordar aquella frase que no recuerdo quién pronunció, a propósito de la barbarie nazi de la segunda Guerra Mundial:

“Primero vinieron por los judíos, pero como no soy judío, no dije nada. Luego vinieron por los comunistas, pero como no soy comunista, no hice nada. Luego vinieron por los gitanos, pero como no soy gitano, tampoco hice nada. Más tarde vinieron por los homosexuales, pero como no soy homosexual no me importó. Finalmente vinieron por mí, pero ya no quedaba nadie a quien le importara”.

En La Suiza Centroamericana no condonamos la corrupción, ni siquiera cuando se trata de cuestiones menores. Las reglas están para respetarse (al menos eso esperamos de nuestros gobernantes), y quien las haya transgredido debe de pagar por ello. Sobre todo quien se ha burlado de sus propias reglas, como en este caso don Abel. Pero igual sentimos que lo están jodiendo por pichuleos. Que están siendo más papistas que el propio Papa. Que esta es una persecución para demostrar que toda la clase política cabe en la misma olla de la corrupción, con el objetivo de promover quién sabe qué parte oculta de su agenda.

Lo peligroso del poder mediático es que, a diferencia del político, no se somete al escrutinio de la población como si lo hacen los políticos en los procesos electorales. No tienen que revelar su “programa de gobierno”, ni quién los financia, ni cuáles son sus objetivos. Si algo debemos de tener claro, es que los medios de comunicación colectiva nunca son 100% objetivos, que su labor siempre refleja los intereses y creencias de sus propietarios o dirigentes. Y eso no es necesariamente malo, pero el lector debe de entender que en un medio que, como La Nación, ha proclamado públicamente tener agenda propia (aunque no la haya revelado), lo que se publica y cómo y cuándo se publica no es obra de la casualidad.

Sin embargo, y a pesar del sinsabor que nos deja la forma en que La Nación maneja el tema de la corrupción, hay que entender también que por la boca muere el pez. Porque si hay algo que rescato de este curso de eventos es que una vez más se haya desenmascarado al Presidente como el mentiroso patológico que es. A mí nunca me han gustado los políticos que se autoproclaman honestos y honrados; esos que ponen cara de "yo no fui" son los peores. Cae en esa categoría nuestro actual Presidente, pero también el santo José Miguel Corrales y el beato Otón Solís. Espero que el electorado se de cuenta de ello a tiempo.

Con Abel Pacheco tenemos la mejor demostración de la sabiduría de aquella máxima bíblica:

Por sus actos los conoceréis.

viernes, 27 de mayo de 2005

El Plan B

Una discusión entre este servidor y el autor del blog Implementando el Plan B, resultó en un compromiso de mi parte por ensayar una respuesta a la pregunta de Shanlucid de cuál puede ser la solución para los problemas de Costa Rica. No pretendo tener ni la verdad absoluta ni una respuesta a prueba de balas. Pero si ofrezco algunas ideas formadas a lo largo mis estudios, de once años de haber residido en diferentes países desarrollados, y de mi carrera profesional tanto en Costa Rica como en esos países. Una especie de Plan B para el país, el “electroshock” que me pidió Solentiname en un comentario a mi artículo El Subdesarrollo es un estado mental.

A Costa Rica la agobian una serie de problemas – para nadie es un secreto – en todos los campos: social, económico, seguridad, infraestructura, etc. Yo sostendré la tesis de que todos ellos son manifestaciones – síntomas – de un problema más básico. Quien haya seguido la corta historia de La Suiza Centroamericana entenderá a estas alturas mi forma de pensar, y sabrá de buenas a primeras para dónde voy.

Los ticos padecemos de un problema de actitud, que nos lleva a la apatía, al conformismo, al temor al cambio, al “porta mí”. Algunos, me parece que muchos, creen que este es un problema casi genético del tico, ergo, un problema que no tiene solución (a menos de que importemos centenares de miles de padrotes europeos para cambiar el pool genético del costarricense). Yo no lo veo así.

Este problema tiene un origen claro: la domesticación de los ticos. Y este fenómeno se origina en el momento en que el enfoque de la educación dejó de ser aquel que pretendía formar personas emprendedoras, acuciosas, curiosas (en el sentido científico y no fisgonero de la palabra), con sed de aprendizaje, con capacidad crítico-analítica, y donde los programas educativos dejaron de brindar al estudiante las herramientas que requería para poder investigar y formar criterio propio e independiente y las oportunidades que reclamaba para explotar sus talentos artísticos, científicos, o de cualquier naturaleza.

En otras palabras, el problema no es uno de estructuras biológicas inalterables, sino de rigideces mentales impresas en la “mente colectiva” del tico por un sistema educativo que un “caudillo” del siglo XX se ufanó en proclamar a los cuatro vientos pretendía domesticar a los ciudadanos (para que él pudiera comerse los 50 millones de colones en confites sin que nadie chistara).

Es que las personas domesticadas tienen a fuerzas que ser apáticas, conformistas, temerosas, hasta egoístas. Esas personas descriteriadas buscan figuras cuasi paternales que les digan cómo deben pensar y qué deben de hacer. Esas figuras por lo general son políticos o dirigentes gremiales. Y cuando ellos les fallan, cuando un político incumple sus promesas y otro cae por un caso de corrupción (real o no, aún esperamos los juicios), o cuando un dirigente sindical se quita la máscara y revela sus intenciones antidemocráticas, al domesticado no le queda más que refugiarse en su apatía, en su “porta mí”. Porque al no tener capacidad crítico-analítica, al no poder entender por sus propios medios lo que sucede en el mundo que le rodea, es lógico que pierda interés en los eventos que se salen del control estricto de su ámbito familiar. Es lógico entonces que asuma que “más vale pájaro en mano que cien volando”, que “más vale malo conocido que bueno por conocer”. La semilla del conformismo ha sido sembrada, y los políticos mediocres se han aprovechado de ella con creces para avanzar sus carreras.

En años recientes, algunos gobiernos han intentado mejorar la educación, pero el enfoque ha sido, si se quiere, “industrial”. Hay que aumentar la retención de estudiantes en el sistema. Hay que "producir" más graduados de los los estudios secundarios. Cantidad, no calidad. Además, hay que enseñarles inglés, computación, algunas materias técnicas, lo necesario para que Intel los pueda contratar. Pero para que Intel los pueda contratar como operarios de fábrica, no como gerentes de división ni como ingenieros desarrolladores de productos.

Todo eso es necesario, pero obviamente insuficiente. Aquí se necesita una reforma educativa de raíz. En un buen sistema educativo, el objetivo primordial será formar ciudadanos con capacidad analítica, artistas, emprendedores, científicos, gente que pueda hacer investigación relevante y aplicable al mejoramiento de la producción nacional, gente que pueda formar empresas en vez de aspirar a ser operarios. Por supuesto, no todos los ciudadanos tienen la capacidad intelectual para ser científicos de primera, el talento para ser artistas consumados, o la motivación ni el capital para ser empresarios. Para ello deben de existir paralelamente sistemas de educación profesional y técnica vocacional de primera, que le brinden al estudiante las herramientas para que pueda aspirar a los empleos mejor remunerados (ya sean profesionales o técnicos. Es preferible operario de Intel que operario de máquina de coser o trabajador no especializado).

Necesitamos un sistema educativo que trascienda a Cocorí y Marcos Ramírez. Un sistema educativo que le permita al estudiante ver más allá de sus fronteras, que le facilite hacer análisis comparativo y sacar conclusiones propias. Ya lo dijo hace más de un siglo el famoso biólogo inglés, Thomas Henry Huxley (1825-1895): "El resultado más importante de la educación es el desarrollo de la habilidad para hacer lo que se requiere hacer cuando se debe hacer, ya sea que a usted le guste o no".

Lamentablemente, los niños de hoy son hijos de una generación de domesticados, de manera que no reciben estímulo ni en la escuela ni en el hogar. Los cambios que yo sugiero no producen resultados de corto plazo (razón por la cual a ningún gobierno de turno le interesan), pero si logramos sostenerlos durante una generación, para la siguiente generación las cosas andarán mucho mejor. Los niños de esa generación siguiente no sólo recibirán una educación de calidad, sino que disfrutarán de un elemento adicional primordial: el involucramiento activo de sus padres en su educación.

Los cambios de los que hablo no requieren ni de construir mil escuelas más ni de contratar 50,000 maestros nuevos. Requieren de una inversión inicial importante, claro que sí, tanto para la elaboración de una nueva estrategia nacional educativa y el diseño de los planes educativos complementarios, como para la capacitación de los maestros en los temas que la nueva modalidad exija.

No quiero decir que no sea necesario ni importante continuar con los objetivos cuantitativos. Pero por favor entendamos que si no logramos incrementar ni en un 1% la cobertura de la educación secundaria, pero logramos que los que si estudian se conviertan en ciudadanos analíticos, emprendedores, etc., habremos avanzado mucho más. Porque la persona analítica, con capacidad crítica y opinión propia, que cuenta con las herramientas necesarias para obtener la información que requiere para formar su opinión, esa persona no le tendrá miedo al cambio, ni será conformista ni apático. Y cuando tengamos una masa de ciudadanos verdaderamente pensantes, entonces podremos entrar a discutir con mayor eficacia algunas otras soluciones a los problemas puntuales de nuestro país, a los que me referiré en el futuro en una continuación a este artículo.

jueves, 26 de mayo de 2005

Uno cortito

Tan acostumbrados están los políticos en este país a que la mayoría de los costarricenses no tienen capacidad analítica ni crítica (por culpa de un sistema educativo que los mismos políticos han fomentado para crear seres domesticados), que ante cualquier pregunta de un periodista se dejan decir la primer tontera que se les venga a la cabeza, sin reparar en las consecuencias de lo que puedan estar diciendo. Hoy tenemos un excelente ejemplo.

A propósito de los 17,500 millones de colones que las instituciones del sector social se “engavetaron” durante el 2004 en vez de gastarlos en los programas de combate de la pobreza, la Ministra de Salud y Coordinadora del Consejo Social del Gobierno de la República se dejó decir, según lo transcribe La Nación de hoy, que uno de los problemas que impiden gastar el dinero es que “las organizaciones no gubernamentales [...] tienen que cumplir con requisitos de idoneidad y organización que a veces no tienen toda la fortaleza para cumplirlos”. A raíz de esto, la Ministra pide que se disminuyan los controles a estas ONGs.

Pregunta: ¿si algunas ONGs no cumplen los requisitos de idoneidad y organización, verdaderamente las queremos a cargo de brindar atención a los sectores más vulnerables de la población costarricense? En todo caso, ¿no correspondería más bien idear programas para fortalecer a esas ONGs, en vez de pedir eliminar controles a organizaciones “no idóneas”?

Pachueco - Caricatura

Un amable lector nos ha enviado esta caricatura de nuestro ilustre Presidente, hecha por su hija de 7 años. Nótese que la niña tituló su obra "Pachueco". No se si querrá indicar que el hombre nos salió chueco, o que podemos utilizar indistinamente la "e" ó la "u" en el nombre y el resultado será el mismo.



Excepto por la camisa playera que lleva el hombre, mí se me parece más a Calderón que a Pacheco. En cualquier caso, me agrada la acuciosidad de esta niña.

miércoles, 25 de mayo de 2005

Prohibido exportar

Si hay algo de lo que no se puede acusar a los diputados en Costa Rica es de falta de imaginación. Basta que los pongamos a pensar en cómo crear más burocracia y mayores impuestos, y su productividad se dispara como por arte de magia.

Esta semana ya habíamos recibido la magnífica noticia del acuerdo entre el PLN, el PUSC y el PAC para darle trámite rápido al PACquetazo Fiscal. Pero no les basta a los diputados con subir indiscriminadamente los impuestos por medio de ese PACquetazo, sino que ahora nos anuncian la creación de un nuevo impuesto a la carga que se maneje por el complejo portuario Limón/Moín.

Se trata de uno de esos geniales proyectos de ley que sólo servirán para poner trabas a la actividad económica, sin ningún beneficio real. Y esta vez protesto no por el simple hecho de que se cree un nuevo e innecesario impuesto, sino porque el proyecto de ley contiene un par de genialidades de esas que verdaderamente pondrán en peligro las exportaciones nacionales. Veamos.

En principio el monto del impuesto – $1.50 por tonelada de carga que pase por los puertos – no pareciera ser gran cosa. Sin embargo, consideremos que los sectores exportadores son el motor que le imprime dinamismo a nuestra economía, y nos daremos cuenta de que no es un sana práctica la de encarecer y entrabar aún más las exportaciones. Consideremos, más aún, que los microprocesadores (INTEL) y los dispositivos médicos (Abbott, Baxter, etc.) no se exportan por barco. Son, más bien, productos agrícolas y textiles los que salen por los puertos del Caribe. Según datos de JAPDEVA, el 88.4% de las exportaciones que pasaron por sus puertos en el 2002 fueron de los siguientes productos: banano, café, verduras, frutas frescas, plantas y hortalizas. Esta cifra sube al 94.4% si incluimos los productos textiles. Y todo esto es relevante porque, si bien una tonelada de microprocesadores puede tener un valor de cientos o miles de millones de dólares, caso en que el impuesto de $1.50 por tonelada sería insignificante, una tonelada de productos agrícolas puede tener un valor de apenas centenares o miles de dólares, y el impuesto es mucho más significativo. Además, si bien algunos exportadores agrícolas son empresas gigantescas (como las bananeras), muchos son pequeños y medianos agricultores, que se verán en desventaja con la entrada del nuevo impuesto.

Hay más. Lo que se recaude por este impuesto estará destinado a una cosa mal llamada Centro Científico Marino del Caribe, que estará a cargo de la Empresa Científica Marina del Caribe S.A. (ECIMACSA). Tal vez al lector se le escape el pequeño detalle de que este impuesto va a financiar una sociedad anónima, es decir, una empresa regida por el derecho comercial privado. Cierto, el Estado es el propietario del 100% de las acciones de esta empresa, pero al ser una sociedad anónima quedará automáticamente excluida del control de entidades como la Contraloría General de la República. Considerando que al año pasan unos 8 millones de toneladas de carga por los puertos del Caribe, este impuesto generaría unos $12 millones anuales (unos 5,700 millones de colones al tipo de cambio actual). Esa es demasiada plata como para que vaya a una entidad libre de controles públicos.

Pero no es todo. El mal llamado centro científico pretende construir en la zona del Caribe un mercado de artesanías (¿dónde está la ciencia?), salas de conferencias, un “centro de investigación y exposición de la cultura caribeña”, un paseo del mar (seguro Franklin Chang será el capitán del barco), una iniciativa turística y de investigación en Isla Uvita, y un proyecto de drenaje para los cantones propensos a inundaciones. Señores, para hacer estas cosas ya existe una institución. Se llama Junta de Administración Portuaria y DESARROLLO de la Vertiente Atlántica, cuya misión, además de la administración de los puertos, es la de promover el desarrollo de la región financiando iniciativas apropiadas con los ingresos generados por la actividad portuaria. No es necesario crear más burocracia para lo mismo.

¿Sorprendido? Pues las cosas son aún peores. Resulta que según La Nación, esta maravillosa ley “obliga a la Aduana a no tramitar ninguna póliza si el monto del impuesto no fuere entregado ANTES a Ecimacsa”. Yo no se si aquí habrá un error de transcripción de La Nación, pero de ser esto como lo pone La Nación, esta ley es el decreto de muerte no sólo para los exportadores, sino para la actividad portuaria de Limón. En primer lugar, como ya lo hemos visto en otras ocasiones, la recaudación ingresa a la caja única del Estado. No hay ninguna garantía de que el Ministro de Hacienda de turno vaya a usar esos recursos para destinarlos a ECIMACSA. Pero, aún si asumiéramos que el Ministro va a entregar la totalidad de los recursos al nuevo elefante blanco, entre que el exportador paga el impuesto y ECIMACSA recibe los recursos de la caja única pueden pasar varias semanas o meses. De manera que si es cierto que Aduanas tiene que verificar que el monto del impuesto haya sido entregado antes a ECIMACSA, los bananos, hortalizas, frutas y plantas se van a podrir esperando el trámite de la póliza de exportación.

¿Suficiente? Pues no. Justo cuando creíamos que la maldad tributaria no podía dar más de sí, descubramos ahora que de las importaciones que se manejan en los puertos del Caribe, el petróleo representa más de la mitad del tonelaje. Ya este artículo me va quedando muy largo, así que no me voy a poner a hacer cálculos del impacto que el nuevo impuesto tendrá en los precios de los derivados del petróleo. A cambio, los dejo con una pregunta. ¿Necesita la gasolina una nueva carga tributaria en estos momentos, por insignificante que sea?

martes, 24 de mayo de 2005

El subdesarrollo es un estado mental

Seguramente los economistas me querrán matar por este título (good luck finding me!), pero entre más leo los áridos libros de economía, más me convenzo de que no saben de lo que hablan. ¿Ustedes saben cuál es la definición de un economista? Es el profesional que se pasa la primer mitad de su carrera prediciendo lo que va a pasar, y la segunda mitad explicando por qué no sucedió lo que predijo. Por eso, en vez de sentarme a escribir un profundo tratado sobre desarrollo económico, voy a sustentar con algunos casos reales el título de este artículo. Además de los que aquí citaré, pueden leer algunos de mis ejemplos favoritos en El síndrome de Tribilín, Promoviendo la inversión extranjera, Que viva el ICE, Siete semanas perdidas, La inefectividad de las leyes, y La Contraloría General de la Contraloría.

Aquí les van algunos ejemplos de lo que sucede o hacemos en este país y que llegamos a ver como normal por culpa de nuestro maldito subdesarrollo mental:

  1. Algunas calles se amplían para atender el incremento en el flujo vehicular, pero los postes de luz se quedan en media calle. ¿Por qué es tan difícil coordinar entre instituciones? ¿No se dan cuenta de que esos postes se convierten en potenciadores de accidentes?

  2. Las calles que se arreglan para que 15 días después llegue la cuadrilla del AyA a picotearlas todas para instalar algunas conexiones nuevas. Repito, ¿por qué es tan difícil coordinar entre instituciones?

  3. La Municipalidad que, teniendo espacio y dinero para ampliar una calle tremendamente congestionada, decidió meter un camellón para hacer un “bulevar” sin incrementar casi la superficie de rodamiento, y una vez terminada la obra, ni siquiera zacate le metió al camellón, que ahora es un charral en media calle. Ni resolvieron la congestión, y más bien afearon el lugar. ¡Qué buen uso de los recursos!

  4. Los diputados que, en vez de luchar por mejorar la legislación y las condiciones productivas del país, se pelean – cual travestis por el derecho a vender el rabo en una esquina particular – por la ubicación de sus curules o de sus oficinas.

  5. Robarse los ojos de gato de las carreteras (¿para qué diantres le sirven al ladrón?) y las barandas de los puentes.

  6. Los talleres mecánicos que utilizan la calle pública como una extensión natural de su negocio, y cambian el aceite de los carros en media calle, procediendo a echar el aceite quemado por la alcantarilla. ¿Y las autoridades?

  7. La vez que alguien (no se si fue el MOPT o la Muni) quiso ampliar el radio de giro en la esquina noreste de La Sabana, frente a Agencia Datsun, para lo cual era necesario robarle unos 40 m2 al Parque. Una vez que la ampliación se hizo, pero antes de que repararan el cordón de caño y reconstruyeran la acera, la Sala IV (o, si esta no existía aún, entonces algún Tribunal “competente”) acogió un recurso de amparo o similar, ordenando suspender las obras, con el argumento de que el derecho que tenemos los ticos a un ambiente sano impedía quitarle esa mínima área a La Sabana (parque que debe tener, calculo yo, unos 900,000 m2). No importó, ni para el recurrente ni para el Tribunal, que esa ampliación pretendía mejorar la circulación en esa intersección, lo cual hubiera contribuido a disminuir las emisiones de contaminantes de los vehículos en ese punto. Lo peor de todo es que de esto habrán pasado unos 15 años ya, y esa esquina de La Sabana sigue sin cordón ni acera, pero el carril “adicional” sigue existiendo a pesar de la orden judicial.

  8. La proliferación de ventas de cochinadas probablemente robadas y de pedigüeños agresivos en las intersecciones viales, sin que nuestras autoridades hagan algo al respecto.

  9. La presencia de niños y jóvenes drogadictos en ubicaciones fijas y de todo mundo conocidas en la ciudad de San José, donde se dedican a pelear entre sí, pedir dinero con tono amenazante, y asaltar a los transeúntes. Todo sin que las autoridades se inmuten.
La lista podría continuar con miles de ejemplos. ¿Cuándo nos daremos cuenta de que los Inteles nos pueden brindar trabajos mejor remunerados, pero que mientras no cambien nuestras estructuras mentales no vamos a salir del subdesarrollo? La educación es la clave. Me refiero a la educación para “producir” estudiantes acuciosos, curiosos, con sed de aprendizaje permanente, con las herramientas para investigar por si solos. Ya es hora de dejar el aprendizaje memorístico que sólo sirve para producir ciudadanos domesticados, no pensantes. El inglés, la computación, y la capacitación técnica son necesarios para conseguir empleos mejor remunerados. Pero la capacidad analítica y las herramientas necesarias para formar criterio propio e independiente son esenciales para salir del subdesarrollo. Sepamos ser libres, no siervos menguados.

lunes, 23 de mayo de 2005

Pobrecitos los pobres

Del Paquete Fiscal, TLC, pobreza, y otros desvaríos

De todas las formas de incumplimiento de deberes que se han inventado los políticos de turno y los funcionarios públicos a través de las décadas, esta es la más grosera y odiosa. El gobierno aduce que no hay dinero para atender las necesidades de los pobres. Sin embargo, mientras que en el año 2004 creció el número de hogares viviendo por debajo de la línea de pobreza de 18.7% a 21.4% y a los comedores escolares sólo les alcanza para alimentar a los niños de día de por medio, las instituciones a cargo de los programas de lucha contra la pobreza se “engavetaron” (en términos de La Nación) la bicoca de 17,500 millones de colones. Para los que andan muy dolarizados y el tanate de ceros que arrastra don Cristóbal los confunde, esto es ni más ni menos que 40 millones de dólares al tipo de cambio promedio del 2004.

Eso es únicamente el superávit reportado por las agencias encargadas de los programas de lucha contra la pobreza. Ojo que esa cifra NO incluye los montos que por ley el Ministerio de Hacienda debió trasladar a esas instituciones pero que, como ya sabemos, no lo hizo. Y esos fondos no girados superan – y por mucho – el monto de los fondos distribuidos pero no utilizados. Sólo en el caso de la Dirección de Asignaciones Familiares, Hacienda dejó de girar 18,450 millones de colones. Y no sabemos cuánto dejó de girar a otras entidades que se encuentran en el frente de batalla, como IMAS, PANI, el sector vivienda, etc.

Digo que esta es la forma más odiosa de incumplimiento de deberes porque el Presidente de la República está usando a los pobres como peones en un tablero de ajedrez, sacrificándolos para proteger a la reina, que en este caso la percibe como la Hacienda Pública. En La Suiza Centroamericana somos proponentes de un manejo fiscal prudente. Nunca nos va a ver el lector abogando por incurrir en déficit para financiar yeguadas innecesarias como las que ocasionalmente se inventan nuestros políticos. Más bien abogamos por una racionalización del Estado, con una consecuente disminución del gasto público, de manera que se pueda disminuir el déficit sin crear nuevos impuestos. Pero cuando se trata de la ayuda que se debiera destinar a los más pobres en nuestro país, nos oponemos rotundamente a que se recurra al argumento fiscal para dejar de hacer lo necesario. Máxime cuando vemos que el Presidente está de acuerdo con una ley que otorga 30,000 millones de colones en privilegios odiosos a un grupito de 5000 maestros para que se puedan pensionar más jóvenes que los demás maestros, y con mejores beneficios. ¡Qué interesante! ¡Privilegios para la clase media sí, ayuda para los pobres no!

Es cierto que el TLC beneficiará a algunos ricos. Pero no someterlo al conocimiento de la Asamblea por esa razón es cínico. Cierto, muchos empresarios se beneficiarán de las mejores oportunidades de exportación que se presentarán. Pero no todos los exportadores son ricos, hay muchas empresas medianas y pequeñas que exportan con éxito sus servicios y productos. Además, esos empresarios contratarán mano de obra, ayudando así a muchas de esas 237,000 familias pobres que hay en nuestro país a tener un empleo y un ingreso fijo, que es más de lo que el Estado hace por ellas. El influjo de empresas extranjeras de servicios y de tecnologías altas y medias asegurará la disponibilidad de más empleos en estos sectores, que tienden a pagar salarios superiores a los de otros sectores. Y no menos importante, los consumidores – que somos todos los costarricenses – nos vamos a beneficiar de la disponibilidad de más y mejores productos, ofrecidos en condiciones más competitivas, por lo que nuestro poder adquisitivo crecerá (aun si no se incrementasen nuestros ingresos). Recordemos, empresarios son sólo algunos, campesinos son sólo algunos, pero consumidores somos todos: pobres, ricos y los del medio. Y todos nos veremos beneficiados del TLC.

Afirmo que don Abel utiliza a los pobres como fichas de tablero, porque es en nombre de ellos que se rehúsa a enviar el TLC a la Asamblea, y peor aún, es en su nombre que impulsa un Paquetazo Fiscal que no hace absolutamente nada por los pobres. La mal llamada Reforma Fiscal no contiene medidas para estructurar el gasto público de una forma racional.

Más bien, al estimular la voracidad fiscal del Estado con un aumento desmedido de impuestos, este Paquetazo Fiscal la único que asegura es una sensación de bonanza para el Gobierno, que se permitirá entonces contratar más empleados y crear más burocracia, pero no hay nada en el Paquetazo Fiscal que asegure que los dineros que se recauden se vayan a gastar en los programas de combate a la pobreza ni en las obras de infraestructura que tanto necesitan los campesinos para sacar sus productos a mercado. El punto es que el paquete fiscal no es en sí una política de combate a la pobreza, y los zonchos que pagamos nuestros impuestos puntualmente no debemos de caer en la demagógica trampa de que habiendo más dinero se podrá hacer más por los pobres. Como ya lo vimos en el primer párrafo, hay dinero para los pobres, pero a este gobierno no le importa. No le importa, y no le importan.

viernes, 20 de mayo de 2005

Pachucos, polos y descorteses...

Pero con teléfono

El número telefónico que me asignó el ICE fue, anteriormente, de algún negocio donde trabajaba un tal Ramiro. Es, además, muy parecido al del Merecumbé de San Eustaquio del Cuento Completo, el pueblo donde vivo. Por esas razones, todos los días tengo alguna conversación interesante. Máxime que en estos días de inseguridad total, ya no se puede contestar el teléfono como antes: “Buenas tardes, casa de la familia CóRnito”.

La conversación que más me ha divertido es la siguiente:

¡¡¡¡RIIIING!!!!

DC: ¡Aló!

Mujer Desconocida: (con voz de sorpresa porque no respondí con el nombre del negocio que esperaba). ¿A dónde hablo?

DC: (siempre celoso de resguardar mi privacidad): ¿Con quién quiere hablar?

MD: Con usted. ¿Quién es?

DC: ¿Y cómo sabe que quiere hablar conmigo si no sabe quién soy?

MD: Porque marqué su número.

DC: ¿Y cuál número cree usted que marcó?

MD: ¡Diay, el suyo!

DC: Entonces hábleme. ¿Acaso necesita saber mi nombre para hablarme?

MD: Diay, si, para saber con quién estoy hablando.

DC: Señora, ¿usted acostumbra a marcar números aleatoriamente y hablar con el primer papanatas que le conteste? ¿Qué opina su marido de eso? ¿Qué pretende? ¿Entrabar amistad con el sicópata?

MD: A hijuep... más impertinente. Juá (suena el bombazo donde cuelga).


Otra más común y no menos violenta es la siguiente:


DC: ¡Aló!

Hombre Desconocido: (con voz de sorpresa porque no respondí con el nombre del negocio que esperaba). ¿De dónde me habla?

DC: (siempre celoso de resguardar mi privacidad): Disculpe, pero fue usted quien marcó. ¿Con quién quiere hablar?

HD: ¿Pero por qué no me dice de donde me habla?

DC: De la sala de mi casa. ¿Con quién quiere hablar?

HD: ¿No es Merecumbé?

DC: No, esta es una casa particular.

HD: Diay, playo, me lo hubiera dicho desde el principio. Juá (suena el bombazo donde cuelga).

(Y yo me pregunto: ¿qué esperaba este maje, que yo contestara “Buenas tardes, no ha llamado usted a Merecumbé”?)


Todavía hay más, aunque van disminuyendo en violencia


DC: Aló.

Persona desconocida: Aló, si, Ramiro? Le llamo del Depósito de Maderas Las Heces, para averiguar por qué no nos han vuelto a comprar madera.

DC: Mire, no le sabría decir, porque no soy Ramiro.

PD: Ah. Disculpe, y don Ramiro está?

DC: Aquí no vive ningún Ramiro.

PD: ¿Cómo, ahí no es la Funeraria El Último Tapis?


Esto es cuestión de todos los días. Varias veces al día. Todos los días. Y yo me pregunto, dónde están los modales de la gente? ¿Qué pasó con aquellos que respetuosamente decían: “Buenas tardes, me podría comunicar con Ramiro?” O al menos los que decían: “¿Disculpe, no es Merecumbé? ¿No? Disculpe, me equivoqué de número!”

¡Que vivan los pachucos, polos y descorteses con teléfono!

jueves, 19 de mayo de 2005

Abel no está en nada

Para un Presidente que casi desde el mismo día en que asumió el mando no ha parado de llorar por la supuesta falta de recursos para hacer obra e impulsar programas, y que consecuentemente se ha pasado casi tres años empujando una mal llamada Reforma Fiscal que lo único que hace es subir los impuestos desmedidamente y complicar el panorama tributario para todo el mundo – sin entrarle al problema de fondo, el del gasto “fijo” del Estado – salir ahora con que “las leyes no pueden ser por lo que cuesten sino por lo que signifiquen en cuanto a justicia” (La Nación, 18 de mayo del 2005) es una patética demostración de su incapacidad para entender lo que sucede a su alrededor.

Esa frase, por si sola, no parece tan ofensiva. Pero si la analizamos en el contexto apropiado nos damos cuenta de que es una barrabasada monumental. Desmenucemos la abelada y veamos:

1. “Las leyes no pueden ser por lo que cuesten...” O sea, que según Abel Pacheco está bien que los diputados aprueben leyes que generan importantes obligaciones al fisco, sin generar los recursos necesarios para hacerle frente a esas obligaciones, y sin importar si el fisco tiene los recursos necesarios. No importa que su propio Ministro de Hacienda ha informado que esa ley costaría 30.000 millones de colones, y que el fisco simplemente no los tiene. No importa que la plata ya de por sí no alcanza ni para reducir la pobreza ni para arreglar las calles. Ahora resulta que el Presidente que se opone a hacer un gasto para el cual la ley crea los recursos (como lo es el mantenimiento de carreteras con los fondos provenientes del impuesto único a la gasolina), está a favor de una ley que lo obligará a hacer un importante gasto (las pensiones juveniles de los maestros) sin generar los recursos para ello. Algún profesor de lógica que me explique esto.

2. “... sino por lo signifiquen en cuanto a justicia.” ¿Y cuál es la justicia de que 5.500 maestros se puedan pensionar más temprano y con mejores salarios que los demás maestros? ¿Cómo han de interpretar los demás maestros esa justicia? ¿Y los demás funcionarios públicos? ¿Qué tal los futuros pensionados de los regímenes de la Caja, a los que más bien les quieren aumentar el número de cuotas necesario para pensionarse? ¿Qué nos dice a las personas que hoy trabajamos y cotizamos sin saber ni a los cuántos años nos vamos a poder pensionar, ni si el sistema de pensiones va a tener dinero para pagarnos nuestra pensión?

3. Según La Nación, “Para el Mandatario lo que sí representaría la ruina del país es que quienes no tienen el mismo derecho de esos educadores se quieran aprovechar de la situación.” ¡N’hombré! ¿De veras? ?Qué come que adivina? ¿Y qué cree don Abel que va a pasar? Si los demás funcionarios públicos son medianamente racionales en la defensa de sus intereses – y lamentablemente para eso son muy eficientes mientras que para hacer bien su trabajo y servir al público no – son “momentos” para que empiecen a caer los demás sectores con demandas y peticiones similares. Cuidado y no hasta la Sala IV les da la razón con el argumento de que siendo iguales ante la ley, tienen iguales derechos. Ahoritica van a ser 170.000 funcionarios públicos exigiendo pensiones juveniles.

4. Según La Nación, don Abel dijo que algunos “diputados pensantes” le han dicho que este odioso privilegio aprobado para algunos maestros es caro pero justo. Aquí si que hay una noticia digna de ser anunciada a los cuatro vientos: existen diputados pensantes. ¿Dónde están, que no los vemos? Definitivamente, en el país de los ciegos, el tuerto es rey. Me pregunto cuáles serán esos diputados con los que habló don Abel. ¿Serán los varios maestros que hoy son diputados y que votaron a favor de las pensiones juveniles, con lo cual violaron la ley que les impide legislar en beneficio propio?


Señor Presidente, permítame hacerle una sugerencia, con todo respeto: ¡tome Ginkgo Biloba! ¡A ver si acaso se le aclara la mente! Y después siéntese a conversar con las personas pensantes de su gobierno (como el Presidente del Banco Central y el Ministro de Hacienda) para que le expliquen un poco sobre justicia y otro poco sobre lo que le pasa a un país cuando quiebra el sistema de pensiones.

miércoles, 18 de mayo de 2005

El síndrome de Tribilín

O, de cómo los ticos manejamos como animales


Algunas experiencias que he vivido al volante en los últimos días me han hecho recordar aquel chiste que estaba en boga cuando yo hacía mis primeras armas como chofer:

Pregunta: ¿Cuál es la definición de un instante?
Respuesta: Es el lapso de tiempo – usualmente medido en milésimas de segundo – transcurrido entre el momento en que el semáforo se pone en verde y el malparido de atrás te toca el pito.

¡Uf! ¡Cuántas veces habré sido yo ese malparido de atrás! Pero eso es irrelevante, porque cuando yo pito siempre tengo la razón. El problema es que hoy el mal nacido fue otro y la víctima del pitazo fui yo, y cómo da cólera...

A raíz de todo esto, me dio por pensar en lo pachucos que somos los ticos cuando manejamos. Cuando yo saqué la licencia, tuve que hacer el famoso “curso del INA”, que no se si existe aún hoy. Para beneficio de mis cuatro lectores, que son alguillo más jóvenes que yo, les cuento que antes, para sacar la licencia, había que aprobar un curso teórico. Lo único que recuerdo del cochino curso, aparte de la pereza de ir hasta Paso Ancho todos los días durante una semana, fue una película que nos pasaron. Era, en realidad, un episodio de una serie de dibujos animados. En ella, Tribilín, aquel bicho indefinido de Walt Disney (¿qué era? Parecía zaguate, pero caminaba erguido y hablaba. Además, el perro de la serie era Pluto, que tenía la jacha igualitica a la de Tribilín, pero caminaba en cuatro patas) era el ciudadano modelo: le abría las puertas a las damas, caminaba del lado de afuera de la acera para proteger a su acompañante, y nunca se sacaba los mocos con el dedo. Pero una vez que se subía al carro, se tornaba en una bestia al volante. Manejaba a toda velocidad en zona escolar, adelantaba por la derecha, pitaba a cualquiera que se le ocurriera cruzar la calle a cien metros de donde el iba como bólido, y aceleraba para no dejar que el carro que llevaba las luces intermitentes puestas se pudiera meter al carril suyo. Cual si fuera el costarricense perfecto.

Yo creo que esa película nunca la pasaron en Estados Unidos. A mi siempre me gusta una buena teoría de conspiración, sobre todo cuando los malos son los gringos. Y don Walt Disney era un bicho raro de esos que dieron mucho de qué hablar. Yo creo que él creó ese episodio de Tribilín con un mensaje subliminal para que quien lo viera, en vez de darse cuenta de que no había que transformarse al volante como Tribilín, entendiera que esa es la manera civilizada de manejar. Y por ende decidió exportarlo a Latinoamérica, donde desde entonces hemos sido víctimas del síndrome de Tribilín.

Aquí les van algunos de mis personajes favoritos – las experiencias son todas verídicas – manejando en las calles de nuestro país:

● El chofer del bus que va delante de uno (ojo, el que va atrás jamás haría esto), que hace la parada en media calle justo donde hay una bahía. ¿Para qué diantres se gastaron mi dinero de los impuestos para hacer la maldita bahía, si no fue para que ese desgraciado la usara?

● El chofer del carro que va detrás de uno cuando uno va detrás del bus descrito en el punto anterior, que entonces decide rebasar por la derecha, es decir, por la bahía, justo cuando la señora que estaba en la parada corre hacia el bus llevando las compras del mercado en una mano y en la otra un güila. Y que, cuando por un milagro divino no la atropella, todavía saca su asqueroso hocico y lanza toda clase de improperios contra la pobre mujer.

● La doñita que el otro día iba delante mío, cuando de repente frenó en seco, en una calle angosta que no le daba chance a uno de rebasarla, y uno por la ventana lo que ve es que la señora se desploma hacia la derecha. Cuando me bajo, con el corazón en la garganta y celular en mano para llamar a la ambulancia, me acerco a la ventana de la señora para ver si todavía respira, oigo el chirrido de un celular que no es el mío, y la señora zambullida en su cartera buscándolo. Cuando por fin lo encuentra, muy linda la señora se enfrasca en una conversación telefónica SIN MOVERSE DEL LUGAR, momento para el cual ya hay cinco carros detrás del mío, todos contribuyendo a la cacofonía citadina con sus bien afinadas pitoretas.

● Cuando uno va en una calle de dos sentidos y necesita cruzar hacia la izquierda, los tipos que vienen por el carril contrario y que invariablemente adelantan su estornaco hasta el punto en que uno no pueda dar la vuelta a la izquierda, aunque ellos ya no iban para ningún lado porque el semáforo ya los había detenido.

● Un conocido mío que el otro día NO me iba a dejar dar la vuelta a la izquierda como en el punto anterior, y que cuando se percató de que era yo paró intempestivamente, pero lamentablemente ya se había adelantado tanto que para poder yo aprovechar el espacio tuve que hacer un “maguiver” que me dejó con tortícolis. Lo peor de todo es que yo no me di cuenta de que era un conocido, y me pasé refunfuñando a lo largo de toda la maniobra, hasta que el buen samaritano sacó la jupa por la ventana y me increpó: “Dean, pero qué es la vara, te cedo el campo y todavía reclamás!”.

● El animal que el otro día cruzó transversalmente un “bulevar” sin detenerse ni fijarse, justo cuando venía yo como bólido bajando. Nos esquivamos porque creo que en vez de cera a mi carro le habían untado vaselina. El susto fue tal, que ni reaccioné a tiempo para contarle al hombre en cuál esquina me había levantado a su mamá la noche anterior y a cuál motel me la había llevado. No hizo falta. Estoy seguro que mis ojos lo decían todo, hasta que me le acerqué y me di cuenta de que era el esposo de mi jefa, a quien había conocido el fin de semana anterior en una fiesta de la empresa. Creo que no me reconoció. La jefa no me ha dicho nada ni me echaron del trabajo.

● El imbécil que el otro día iba por el carril derecho en una calle de dos carriles e hizo un giro de 90 grados a la izquierda justo delante de mí, que iba por el carril izquierdo. Lo que intentaba hacer era meterse al garaje de su casa, pero por supuesto el portón estaba cerrado, así que se tuvo que detener con medio carro en la calle, justo delante de mi. Mi reacción fue pitar (como si eso fuera a evitar el choque) y quebrar bruscamente a la derecha para esquivar el carro (un Volvo gris modelo 1967). El cerdo todavía se bajó del carro y me empezó a insultar, como si no hubiera sido él el imprudente.

● El bruto que el otro día vio a una señora saliendo de su casa en carro y aceleró para “pasar primero” en una calle en la que no habían más carros y nada le hubiera costado cederle el paso. ¡Sé que era un bruto porque la señora me lo gritó muy clarito!

● Por último, el herediano que anda el pick-up de adrales cargado hasta el alma, manejando siempre por la autopista (já, qué fe) General Cañas, a 22 kilómetros por hora, EN EL CARRIL IZQUIERDO! ¡Correte, idiota, que para eso existe el carril para tránsito lento!

Los invito a contribuir sus anécdotas favoritas. Tal vez podamos entre todos hacer un catálogo completo y definitivo de la sub-especie “homo costarricensis choferus imbecilis”.

martes, 17 de mayo de 2005

Lo que aprendí de la marcha

Ayer, como todos saben, fue la Gran Marcha Nacional en contra del TLC, de RITEVE, de la reelección presidencial, de la fórmula de ajuste de los precios de los combustibles, y de cualquier tontera que a cualquier autoproclamado “progre” se le pudiera ocurrir. De la marcha aprendí lo siguiente:

1. Los dirigentes sindicales y demás papanatas que los acompañan (como el brillante exDiputado José Merino del Río y el excelso académico, don José Luis Vega Carballo) verdaderamente son los legítimos representantes del pueblo costarricense, tal y como nos lo anunciaron en su sesudo Manifiesto del Melico. Los 4 millones de ticos que cupimos en las dos cuadras que ocupó la magna manifestación somos prueba de ello.

2. Los periodistas de este país no entienden la diferencia entre ausencia de violencia física y paz (Diario Extra, La Nación, Al Día). Calificar de pacífica una marcha en la que los excelsos y autoproclamados representantes del pueblo pintaron consignas con latas de pintura aerosol en un monumento público y obstruyeron el paso de vehículos es – en el mejor de los casos – simple y llanamente una alcahuetería. Señores periodistas, los manifestantes violaron los derechos de los demás ciudadanos y profanaron monumentos públicos. El hecho de que no hayan podido aplicar sus usuales métodos es atribuible al “gran” poder de convocatoria que demostraron tener, no a una renovada actitud cívica de los patrióticos dirigentes sindicales. Para entender bien cuáles son las verdaderas intenciones de estos sindicalistas y demás fauna de su hábitat, les recomiendo leer Grandes Aspiraciones.

3. El TLC no debe de ser tan impopular como los mismos “representantes del pueblo” nos quieren hacer creer. Si lo fuera, no hubiera sido necesario agregar a la marcha una miríada de motivaciones adicionales (como RITEVE, la reelección o los precios de los combustibles). Y si lo fuera, aún sin ese otro montón de excusas para alterar el orden público la marcha hubiera sido multitudinaria. Pero ni así lo lograron.

4. Pareciera, por los mismos motivos, que RITEVE tampoco es tan impopular. Después de todo, ha contribuido a reducir el número de muertes en carretera (ver al respecto El derecho a tener un perol), y encima, las alcahuetas autoridades gubernamentales disminuyeron el nivel de exigencia de la revisión.

5. Buena parte de los maestros de este país son una bola de irresponsables mal agradecidos. Encima de que les acaban de aprobar una ley que les permitirá pensionarse antes que los demás crisitanos y en mejores condiciones financieras, ayer se tomaron el día libre y dejaron a centenares de miles de carajillos sin la oportunidad de aprender algo nuevo. A juzgar por lo multitudinario de la marcha, apuesto a que más maestros de los que ayer no dieron clases se pasaron el día preparándose para el clásico del futbol que participando en la dichosa marcha.

6. El gobierno de don Abel debería dejarse de pendejadas y enviar de una vez por todas el TLC a la Asamblea. Que se dejen de excusas, ya han tenido más de un año para promover la famosa agenda paralela, y no han hecho más que ver las manecillas del reloj pasar. ¡Envíen ya el TLC y lo que haya de la agenda paralela! ¡Y olvídense del Paquetazo Fiscal!

lunes, 16 de mayo de 2005

Una privatización ejemplar

La forma en que se organizan las ligas de futbol, y en general las de cualquier deporte por equipos, es tema de amplia discusión no sólo entre todos los bateadores que nos creemos expertos en el tema por el simple hecho de haber ido al estadio todos los domingos durante no se cuantos años, sino también en la literatura profesional de los economistas. Organización industrial, lo llaman ellos.

En Estados Unidos, por ejemplo, las ligas profesionales de baloncesto, baseball y football americano están conformadas por equipos de propiedad privada, pero gobernadas por entes de autoregulación compuestos por los dueños de las franquicias. En cambio, la MLS, o liga profesional de futbol, es en sí una empresa privada, propietaria de todas las franquicias, que son arrendadas o dadas en administración a empresas privadas que, sin embargo, no llegan a ser dueñas de sus equipos ni de las ganancias o pérdidas que generen. El objetivo fundamental de la MLS no es el lucro, sino la masificación del deporte. Y se nota. Con este esquema, el futbol nunca va a alcanzar la popularidad de los otros deportes en el gigante del norte.

Pero no es mi intención dedicar este espacio a resolver los problemas de los gringos; ellos tienen mucha plata y si quieren mi consejo, me pueden dejar un mensajito al final de este artículo y con mucho gusto nos ponemos de acuerdo para brindarles una consultoría pagada. Voy a hablar más bien de mi bienamado Saprissa, equipo al que sigo desde que presencié una goleada que le pegó a San Ramón allá por 1971 ó 72 en el Estadio Nacional, 5-2, si los años no me nublan la memoria. ¡Y tremendos golazos de Carlos Solano!

Hace poco más de dos años mi glorioso equipo pasaba momentos amargos. El equipo, por entonces una asociación deportiva o una sociedad anónima deportiva - a quién le importa la diferencia; la mona, aunque se vista de seda mona se queda - estaba quebrado financieramente y humillado deportivamente por la Liga y Heredia. Lo único que lo mantenía a flote era la venta ocasional de algún jugador clave, con lo cual el nivel deportivo se venía más para abajo aún. Ni la venta de los llaveritos de Barney, eh... digo, del dinosaurio morado que representaba al mounstruo, ni los contratos con Pizza Hut aportaban montos significativos.

Fue justo entonces cuando apareció el coco de todos los empresarios ticos: el capital mexicano. Por ahí se apareció un locazo con acento a Rafael Angel Calderón, con zapatos de $400 y sin calcetines, y estornudó un par de milloncitos verdes, pagó las múltiples deudas que agobiaban al equipo, y con él se quedó. ¡Qué no se dijo entonces! Era el acabóse. Nos iban a llenar de jugadores mexicanos de segunda categoría, y a cambio se iban a llevar a lo poco bueno entre los jugadores nacionales. Nos iban a subir las entradas. ¿Cómo podía ser que el equipo de mayor arrastre en Costa Rica fuera a quedar en manos de un vil mexicano? ¿Y qué sabe ese hombre de futbol? ¿Cómo se le ocurre poner a un negro de entrenador, y más uno sin experiencia?

Dos años después, la experiencia habla por si sola. Ese mexicano sin medias que nada sabe de futbol, ha demostrado saber manejar sus negocios. Y ese negro sin experiencia, bocón y berrinchudo, ha demostrado ser un excelente estratega, motivador, y lector de las circunstancias de los partidos. Sin extranjeros de segunda clase, y con un equipo lleno de ticos provenientes de las divisiones menores - de la cantera, dirían en España - han logrado llegar a las finales de todos los torneos en que han participado, y han ganado la mayoría de ellas. El único inconveniente es que en el estuche ahora sólo nos venden Sapri Cola, precio que gustosos pagamos a cambio de poder ver un equipo triunfador.

Escribo estas notas pocas horas antes de la final de Clausura. Esta noche mi querido mounstro enfrenta al león manudo. Todos los morados rezamos para que las técnicas de dominación de felinos aprendidas enfrentando a los pumas puedan ser extendidas y aplicadas a los leones. Pero el resultado de esta noche no tiene importancia para efectos de este comentario. Al final de cuentas, el equipo está conformado por humanos, y no se puede ganar siempre.

El año pasado, cuando ganamos el campeonato nacional pero perdimos el de Concacaf contra - Oh Dios bendito - la Liga, un higadito manudo me mandó un e-mail explicando la importancia del triunfo liguista; decía que ser campeón de Centro y Norteamérica es más que ser campeón de Costa Rica. ¡Qué mal leyó el partido este amigo! Ese triunfo de la Liga en Concacaf sirvió para poner un trofeo más en sus vitrinas, ocupando el mismo espacio que el trofeo de campeón nacional que se ganó el Saprissa en ese entonces. Pero mientras que el trofeíto de la Liga sólo sirvió de adorno, el de Saprissa le valió la clasificación al torneo de campeones de Concacaf de este año, mismo que el glorioso mounstro acaba de ganar, dándole a su vez el pase al primer Campeonato Mundial de Clubes. Y un milloncito de dólares para Vergara, que espero sea generoso en compartir con sus jugadores y cuerpo técnico.

El futbol no es muy diferente que muchos de los servicios que en nuestro país proporciona el Estado en exclusiva. Tiene elementos de servicio público, pero también tiene caracterísiticas de servicio privado. El placer, el disfrute y el nerviosismo que produce seguir con pasión a un equipo de futbol - algo que mi mujer apenas entendió cuando me tuve que parar a orinar tres veces durante el primer tiempo del partido contra el Pumas - es algo de lo que no se puede excluir a nadie. Esto, los economistas lo entenderán, lo convierte en servicio público.

¿No es acaso servicio público la oportunidad que nos brinda el futbol de aliviar tensiones gritando como locos desaforados durante 90 minutos dos veces por semana? Para los pachucos que conformamos el 95% de la afición saprissista, la oportunidad de gritar obscenidades e improperios en un ambiente contenido es una válvula de escape importantísima. No hay que confundir entre los que sabemos y entendemos que el futbol no es más que un juego, y que nuestros gritos no son más que un condimento picante para el mismo, y los desadaptados sociales que no logran asimilar una derrota o una decisión arbitral contraria a sus deseos y acuden a la violencia física. Los primeros, aunque no les guste a los moralistas, mojigatos y demás bichos de la especie homo agüevadensis sermoneadoris, no hacemos más que ejercer nuestro derecho de libertad de expresión. Los segundos, los desadaptados sociales, deberían de ser retirados de circulación. Su ingreso no debería de ser permitido en los estadios (mucho menos a las barras bravas de los equipos) ni en los burdeles.

Pero el futbol es un servicio público que es mejor brindado por la empresa privada, y sobre todo, la empresa privada con fines de lucro. No la confundamos con esos indefinidos entes privados que son las sociedades anónimas deportivas, donde no hay dueños de verdad, y los que hay, no tienen capacidad para ejercer una influencia positiva ni un control verdadero sobre los destinos de su equipo.

El futbol en Costa Rica presenta un paralelismo interesante con lo que podría ser la organización de un mercado en un servicio público, como el de las telecomunicaciones. La Fedefut es como papá Estado, que supuestamente vela por el bienestar de todos, pero se distingue por su ineptitud y corrupción. La UNAFUT es la ARESEP del mercado de futbol. Establece las reglas que, claras o no, lógicas o estúpidas, igual tienen que seguir los equipos durante el Torneo. Hasta tribunales de justicia tiene el futbol (el Tribunal de Conflictos Deportivos y la Comisión Disciplinaria).

El Saprissa es hoy la única verdadera empresa privada que funciona en un mercado más o menos competitivo, regulado por UNAFUT y mal que bien guiado por la Federación. Hay otros 11 equipos, aunque el mercado presenta características de oligopolio. Dos equipos controlan más del 80% del mercado de seguidores (participación de mercado), y tres equipos lideran - y por mucho - en el campo de las ganancias (de títulos). La empresa privada es hoy por hoy la más exitosa en el mercado, pero no le cae mal que su principal rival sea una empresa "de todos sus seguidores". Las demás empresas en el mercado se pueden catalogar de quijotadas de las que siempre existen: pulperías metidas a supermercado pero manejadas con criterio de pulpería (Heredia), pulperías que no pasan de ser pulperías y que hoy no fían pero necesitan que todos sus suplidores les vendan de a fiado (Cartago), empresas municipales o cooperativas (muy bonitas, y de vez en cuando hacen algo importante, pero en general están relegadas a un segundo plano, como Pérez Zeledón), y empresas en ciernes que pretenden llegar a convertirse en un participante importante en el mercado (y ojalá lo logren, para bien del mercado. Tal es el caso del Brujas).

Pero ese Saprissa de capital privado mexicano no es el mounstro desalmado que la gente tiende a creer que en general son las empresas privadas. Las entradas al Estadio Saprissa para la final de hoy se vendieron significativamente más baratas que las entradas al Alejandro Morera para el partido de ida. El Deportivo Saprissa también instaló, de su propio bolsillo, cámaras de seguridad en todo el estadio que permiten identificar y detener de inmediato a los pachucos que se pasan de la raya, haciéndolo uno de los estadios más seguros del país a pesar de tener la peor barra brava de todas.

Si el Saprissa privatizado vende un producto más barato y mejor que el de sus rivales, tengo la confianza de que igual puede pasar si se permite la competencia en telecomunicaciones. La comparación no es tan sencilla como para meter todo lo que tengo que decir en "dos cuartillas a doble espacio". Espero, sin embargo, que estas ideas den pie a una discusión interesante, y ojalá algunos lectores puedan sacar de ella conclusiones interesantes para los RECOPEs, ICEs y FANALes de nuestro anquilosado Estado.

viernes, 13 de mayo de 2005

Promoviendo la inversión extranjera

O, de cómo el Estado fomenta la economía informal


Tengo un amigo extranjero, que lleva ya algunos años en el país. Este amigo se vino a Costa Rica buscando mejores horizontes, ya que su país estaba hecho pistola por culpa de los politiquillos que abundan en nuestra querida Latinoamérica. El pobre iluso se creyó el cuento de la Suiza Centroamericana (ojo, la otra, no este blog), y se imaginó que las cosas aquí eran diferentes. ¡Cuán engañado estaba!

Resulta que mi amigo, a quien para efectos de este relato llamaremos Marcelo, tomó la decisión de venirse a Costa Rica cuando conversó con otro compatriota suyo que, si bien no quería salir de allá, si quería hacer una inversión productiva en otro país ya que en el suyo había una crisis económica tremenda. De manera que se pusieron de acuerdo en crear una empresa que vendería en Costa Rica productos hechos en su país de origen.

Por esas cuestiones del destino, el negocio no funcionó. Pero Marcelo decidió quedarse en Costa Rica a pulsearla. Marcelo tiene todos los papeles en orden, tiene cédula de residencia, y no es ningún vago ni mantenido. Para no quitarle empleo a ningún tico, decidió montarse un negocio propio, con lo cual más bien generó empleo. Después de mucho buscar, y con la ayuda de su esposa, definieron exactamente el tipo de negocio que querían hacer. Como todos mis amigos (ver Siete semanas perdidas), Marcelo decidió que quería hacer las varas 100% legal. Nada de chorizo, nada de mordidas, nada de contrabando. Y el maje decidió poner el bizne en el puro centro de San José, donde los únicos negocios que funcionan son los de los contrabandistas salvadoreños...

Suena como la receta perfecta para el fracaso. Pero Marcelo no es ningún tonto, y el tipo de negocio que escogió resultó ser perfecto para la zona. Después de pasar varias semanas buscando un local que se alquilara a un precio decente en una zona transitada, finalmente lo encontró y empezó a tramitar todos los permisos. Todo iba más o menos bien, a pesar de que la Municipalidad de San José también tiene su propio Departamento de Invenciones y Ocurrencias (ver Siete semanas perdidas). Y hasta tuvo la suerte de no necesitar, en su caso específico, de acudir a DINAJOTRA (ver Siete semanas perdidas). Pero no contaba con la astucia de los ticos.

Cuando ya tuvo el personal contratado y todo estuvo listo para arrancar, el valeroso e hidalgo caballero don Marcelo de la Concha se aprestó a luchar contra su molino de viento personal. Se fue para la excelsa y benemérita institución por la cual todos los ticos nos rasgamos las vestiduras, la Caja Costarricense del Seguro Social, a poner al personal en planilla. Después de casi 4 horas de hacer diversas filas, finalmente llegó a la última estación del vía crucis, la ventanilla ubicada debajo del rótulo que decía: “La respuesta siempre es NO, y después conversamos”. La siguiente es una transcripción de la conversación, según el relato de mi amigo Marcelo.

CCSS: Siguiente.

Marcelo: Señorita, vengo a inscribir en planilla el personal de una tienda que estoy abriendo aquí en San José Centro.

CCSS: ¿Usted es extranjero?

Marcelo: ¿Por qué lo dice? ¿Será mi acento? ¿O el hecho de que tengo cédula de residente?

CCSS: Es que los extranjeros no pueden hacerse responsables de personal costarricense.

Marcelo: Pero, señorita, tengo cédula de residente temporal.

CCSS: Si, ¿pero qué pasa si usted se va de Costa Rica y le queda debiendo plata a sus empleados?

Marcelo: Dígame una cosa. ¿Los costarricenses no hacen estafas? ¿Sólo los extranjeros se pueden ir del país?

CCSS: Es diferente.

Marcelo: ¿Cómo?

CCSS: Es que ellos son costarricenses y a ellos no se lo podemos negar.

Marcelo: O sea, los ticos tienen un derecho fundamental que es el derecho a estafar a sus compatriotas, pero los extranjeros no tenemos derecho a ganarnos la vida honestamente sin ser una carga para el Estado!

CCSS: Mire, señor, no se me ponga insolente.

Marcelo: Señorita, no es insolencia, estoy tratando de hacerle ver la ridiculez de lo que me ha dicho.

CCSS: No es ridículo, es la verdad.

Marcelo: Mire, señorita, para obtener la residencia Migración me hizo un análisis de antecedentes delictivos y penales. Fui suficientemente bueno para que las autoridades me permitieran vivir en el país. Con esa cédula de residencia, también fui suficientemente bueno para que la Municipalidad y el Ministerio de Salud me otorgaran los respectivos permisos. También con la misma cédula fui suficientemente bueno para que Tributación Directa me matriculara como contribuyente de los impuestos de renta y de ventas. Pero ahora usted me dice que no soy suficientemente bueno para encargarme de personal costarricense.

CCSS: Si, porque usted se puede fugar del país.

Marcelo: Pero señorita, yo no soy un fugitivo. Yo no me ando fugando de nadie. Más bien estoy intentando echar raíces en este país.

CCSS: Si usted fuera residente permanente lo consideraría, pero como residente temporal definitivamente usted no se puede hacer cargo del personal.

Marcelo: Pero señorita, si usted no me permite ganarme la vida decentemente mientras soy residente temporal, nunca me voy a poder quedar en el país el tiempo necesario para poder aspirar a la residencia permanente.

CCSS: Ese no es problema mío.

Marcelo: Señorita, por el amor de Dios o aquello en lo que usted crea. El negocio está a nombre de una sociedad costarricense, inscrita en Costa Rica, que es la dueña de los activos del negocio. En caso de fuga del país, la sociedad queda respondiendo con sus activos.

CCSS: Si, pero el apoderado de la empresa es usted, y usted es extranjero.

Marcelo: ¿Y cómo hacen los Intel y los Procter & Gamble?

CCSS: No se, va’pregúnteles a ellos.

No les hago perder más tiempo con el resto de la conversación. Como la necesidad tiene cara de caballo, Marcelo tuvo que hacer una excepción a sus estándares éticos y abrió el negocio a como pudo. El negocio, conforme a sus expectativas, anda bien a pesar de la mala situación económica. Y el personal no tiene seguro, pero eso no es culpa de Marcelo. El día que uno de ellos se enferme o necesite algún servicio del seguro, tengo la plena certeza y absoluta confianza en mis compatriotas de que cuando se presenten a una clínica u hospital y expongan su situación, algún funcionario de la Caja les dirá:

¡M’PORTA MÍ!

jueves, 12 de mayo de 2005

Definitivamente nos están mintiendo

Cuando un Presidente le miente a su pueblo y este se la traga, se le vuelve costumbre. Las encuestas que repetidamente muestran que el costarricense tiene una mala opinión del gobierno, pero le tiene fe al Presidente, son la confirmación que necesita don Abel de que nos estamos tragando sus cuentos, y ello le permite seguir mintiendo.

Ya lo decía yo hace un par de días (a propósito de los impuestos a la gasolina y el cuento de que no hay plata para arreglar las calles). Pero los eventos de esta semana nos han dejado atónitos y nos han eliminado cualquier vestigio de duda que nos pudiera quedar. Abel Pacheco se ha vuelto un mentiroso patológico.

¿A cuál Abel Pacheco le creemos? ¿Al que mientras está en Costa Rica grita a los cuatro vientos que no enviará el TLC al Congreso hasta convencerse de que será beneficioso? ¿O al que se va para los Estados Unidos a pregonar las bondades del TLC? ¿Al que despidió o forzó a través de su Ministro la salida del equipo que negoció el TLC? ¿O al que se va a Estados Unidos a proclamar que el TLC fue bien negociado?

Lo peor de todo es que tan acostumbrado está el hombre a mentir, que ya no mide ni el foro ni las consecuencias de lo que pueda decir. ¿Será que el Presidente es tan baboso que cree que los gringos no saben lo que está pasando en nuestro país porque no tienen embajador en Costa Rica desde hace un año? ¿Y para qué creerá que están los otros cientos de funcionarios de la Embajada? ¿O será que está genuinamente perdido el Presidente, y es él quien no sabe lo que está pasando en su propio país? Es que no logro salir del asombro de que el Presidente de la República se haya dejado decir en Estados Unidos que no hay obstáculos a la aprobación del TLC en nuestro país, porque según él los diputados aprobarán el Paquetazo Fiscal el próximo martes!!!!

¿Pero cómo es eso si los diputados ni siquiera se han puesto de acuerdo para darle trámite expedito al Paquetazo? A lo sumo la próxima semana los diputados estarán listos para votar para darle trámite rápido al engaño fiscal (Dios y los libertarios nos protejan), pero dicen los entendidos en la materia que una vez aprobado ese mecanismo, la Asamblea necesitará de 45 a 60 días para efectivamente votar sobre el Paquetazo Fiscal. Y ya sabemos que si los expertos dicen 60 días, nuestros diputados necesitarán no menos de 90.

Y volviendo al tema del dinero para el mantenimiento vial procedente del impuesto único para la gasolina, si el Ministro dice que los dineros ingresaron a la caja única y se usaron para otras cosas (a pesar de que la ley es clara en establecer que el 30% de lo recaudado por ese impuesto es para mantenimiento y construcción de calles), y que no sobra dinero para la infraestructura, ¿cómo es que si alcanza para la odiosa campaña publicitaria que ha lanzado Casa Presidencial en los últimos días, donde primero sale la voz del Presidente diciendo alguna babosada, y después sale otra voz explicando los importantes logros de esta administración? Para anunciar que 1,400 familias se han podido construir su casa con bono en cuatro años, ¿es necesario gastar dinero? Por favor, sean más serios.

Señor Presidente: ¡por favor deje de tratar de vernos la cara de pendejos! Respete al pueblo que le dio el máximo honor que puede otorgar.

Mr. Bush: we know you read La Suiza. Please don't buy this man's bullcrap!

miércoles, 11 de mayo de 2005

¡Que viva el ICE!

La siguiente es una transcripción de una conversación que tuve con una funcionaria del ICE hace unos meses cuando mi señora quedó embarazada y decidimos que era hora de tener teléfono en la casa. Juro que es una historia verídica, más allá de la licencia poética que me tomé para embellecer el relato.

ICE: Buenos días, 115.

DC: Buenos días señorita, pero no me llamo 115.

ICE: 115 es el nombre del servicio que usted marcó.

DC: De esto podría escribir una historia sarcástica, pero no llamé para eso, así que mejor no continuemos esta discusión.

ICE: Perfecto, señor, en qué podemos servirle?

DC: Mire, señorita, vivo en San Eustaquio del Cuento Completo, y quisiera instalar una línea telefónica en mi casa. Llamo para averiguar lo que hay que hacer.

ICE: En primer lugar, regáleme la dirección de su casa para ver si le podemos ofrecer el servicio.

DC: De la Iglesia Católica de San Eustaquio del Cuento Completo, 700 metros al norte, 100 largos al este, 700 al sur, y otros 100 largos al oeste. Frente al palo de mango al costado este de la Iglesia. Casa amarilla de un piso con reja café y cochera doble. Mi taxi pirata está parqueado al frente.

ICE: Y usted, ¿quiere una línea analógica o una digital?

DC: No se, ¿me puede explicar la diferencia?

ICE: (con tono de “no sea tan bruto”). La línea analógica es la línea tradicional, básicamente sirve para hacer llamadas telefónicas.

DC: ¿Y para qué más podría servir?

ICE: La línea digital le sirve para transmisión de datos y de voz, de manera que es ideal para fax y para conectarse a internet vía modem. Además le ofrece otra serie de servicios adicionales como correo de voz, llamada en espera, identificación de llamada, desvío de llamada, llamada tripartita, etc.

DC: (con el rabo entre las piernas). ¡Ah! Ya veo. Y dígame una cosa, señorita, ¿cuál es el costo de una y de la otra?

ICE: No, las dos valen igual. Usted puede hacer la solicitud por teléfono y luego presentarse a una agencia del ICE con el número de transacción que yo le voy a dar y llevar 25,000 colones para el depósito. ¿Qué tipo de línea quiere?

DC: Señorita, ¿usted cuál cree que quiero?

ICE: No se, señor, ¿por qué no me dice?

DC: (con tono de “y esta, qué, vive en Marte, o qué”). Mire señorita, si yo le ofrezco a usted un Mercedes Benz último modelo nuevo de paquete al mismo precio que un Hyundai Accent modelo 1972, ¿cuál de los dos prefiere?

ICE: Pues el Mercedes, obvio, pero no estamos hablando de carros. ¿Cuál de los dos tipos de línea telefónica desea?

DC: (pensando “esto definitivamente lo voy a escribir”). Mire, señorita, si cuestan igual pues yo también preferiría el Mercedes.

ICE: Si señor, eso es obvio. Pero, ¿quiere la línea analógica o la digital?

DC: Señorita, pues quiero la digital, que me da un tanate de cosas que la otra no me da, y me cuesta lo mismo.

ICE: El problema es que en San Eustaquio no tenemos centrales digitales.

DC: (con las mandíbulas apretadas) Y entonces, ¿para qué frutas me la ofrece?

ICE: No, porque si usted la quiere tanto lo ponemos en lista de espera.

DC: ¿Y para cuándo más o menos calculan tener una central digital en San Eustaquio?

ICE: Supuestamente para dentro de unos tres años, pero usted sabe que las licitaciones siempre se atrasan.

DC: ¡¡¡N’hombre!!! ¿De veras? Mire, señorita, yo lo que necesito es un teléfono para cuando nazca el güila, para poder llamar al médico o al 911 en caso de alguna emergencia. El problema es que mi patrona ya está embarazada, y ni que fuera ballena para tardar tres años en parir.

ICE: Entonces, ¿prefiere la analógica?

DC: Yo diría que sí.

ICE: Bueno, aquí lo anoto. Nada más para que usted esté al tanto, ahí donde usted vive no hay pares.

DC: (con tono de vieja de patio) ¿Cóooooomo? Si viera que en la casa de a la parcita tienen gemelitas. ¿Pero qué tiene eso que ver?

ICE: No señor, en la caja de metal del ICE los cables vienen en pares, pero en este momento la caja de su calle no tiene pares.

DC: Señorita, regáleme las especificaciones del cable, y yo mañana paso por la ferretería de Chucho y le compro el par de metros.

ICE: No, don Dean, figúrese que ese cable no lo venden en la ferretería. Se tiene que esperar a que el ICE lo instale.

DC: Ah, y para dentro de cuánto, más o menos?

ICE: Como en unos seis meses, más o menos, pero estése llamándonos para ver cómo va la cuestión.

DC: Bueno, pero que no se pase de seis meses porque la doña se me estalla.


A los tres meses llamé de nuevo al ICE para averiguar cómo iba “mi bebé”.

ICE: (después de las formalidades introductorias) Si señor, regáleme su número de orden.

DC: 15183728990267543218765903456-33
ICE: Dice aquí que en San Eustaquio no hay pares, así que está para dentro de unos seis meses.

DC: Mire señorita, hace tres meses hice la solicitud y entonces me dijeron que seis meses.

ICE: Si, por eso, seis meses.

No los atraso con el resto de la conversación. Dos meses después volví a llamar y me dijeron, otra vez, que faltaban seis meses. No hubo con quien razonar. Cuando mi carajillo ya casi estaba por graduarse de la universidad (es un poco precoz, el mocoso), finalmente me avisaron que era cuestión de semanas para que vinieran a instalarme la línea. Inmediatamente me fui a comprar un modem especial para líneas analógicas. Las instrucciones decían, como punto número uno, que nunca se debía de usar ese modem con una línea digital porque se podía fundir y perdía la garantía.

Finalmente llegó el día. En el barrio hicieron fiesta; yo iba a tener el primer teléfono del barrio, aparte del público del Centro de Amigos (así se llama la pulpe de don Manolo). ¿Qué creen que pasó? Me instalaron una línea digital. ¿Y el modem? Eso mismo le pregunté al técnico que llegó a hacer las pruebas. ¿Qué creen que me respondió?

¡M’PORTA MI!

Saprissistas devueltos de México

37 saprissistas fueron devueltos por las autoridades de México. Con esta cara, ¿no hubieran hecho ustedes lo mismo?



Haga click en la foto para ver una ampliación que le permita apreciar mejor el detalle.

Créditos: Foto Reuters, apareció en el Diario Extra del día de hoy.

martes, 10 de mayo de 2005

Alguien nos está mintiendo

A propósito del ajuste al impuesto de la gasolina que rige a partir de hoy, quiero hacer una observación que espero mis lectores encuentren medianamente inteligente.

Según nos informa Telenoticias (y ojo, que ya no sabemos si creerles o no, porque evidentemente quien cubre los temas económicos en ese noticiero no los entiende bien), la recaudación por concepto del impuesto único a la gasolina fue de 45,400 millones de colones durante el primer trimestre de este año. Si comparamos esta cifra con los 29,200 millones recaudados en el primer trimestre del año pasado (de nuevo, la fuente es Telenoticias), tenemos que la recaudación ha crecido en un 55.48%.

Y, entonces, ¿cómo es que no hay plata para reparar las calles? La ley dice, y la Sala IV lo ha ratificado en varias ocasiones, que una porción del impuesto a la gasolina se debe de dedicar al mantenimiento de las vías. Si algo pudo haber pasado es que el gobierno no tuviera listos tantos proyectos viales como podría haber financiado con ese incremento en la recaudación, que tal vez no se lo esperaba porque nadie puede predecir con certeza los precios internacionales de los combustibles. Pero que no nos traten de ver la cara de pendejos diciéndonos que no hay plata.

Más aún, según datos del propio Ministerio de Hacienda (publicados en el web del Banco Central), la recaudación total (incluyendo aduanas, renta, ventas, consumo, etc.) creció en un 16.77% en el primer trimestre del 2005 comparado con el mismo período del 2004. A su vez, los gastos crecieron en un 12.06%, por debajo de la inflación. En condiciones normales, esto sería de aplaudir.

Lamentablemente, este aparente buen manejo de las finanzas públicas es el resultado de un gobierno que no hace nada, un gobierno que prácticamente se limita a pagar los salarios de los servidores públicos y los intereses que pesan sobre la deuda oficial, pero que no hace nada de obra y restringe mucho los programas sociales, educacionales y de salud. En otras épocas, con similares restricciones fiscales, los gobiernos priorizaban las áreas del gasto que consideraban fundamentales (ya fuera infraestructura, seguridad, educación, etc.) y restringían el gasto en las demás. Este gobierno, al no tener planes coherentes, simplemente restringe el gasto total. Y eso que este es el gobierno del señor que decía que no aceptaba los enfoques “economicistas” y que en su gestión lo social iba a tener prioridad.

Por eso, insisto, decía que alguien nos está mintiendo. Plata si hay, porque la recaudación ha crecido más que la inflación. Lo que no hay es voluntad de hacer las cosas. El Ministro de Hacienda está muy “pollito” en esto de la política, es más técnico que político, y como técnico es de los buenos. Aun conserva la “mala” costumbre de los técnicos de decir las cosas como son, sin cálculo político, y por eso no cae muy bien. Cuando él nos dice que no hay plata, de alguna manera tiene razón. No hay plata porque como el gobierno no ha priorizado el gasto, no se puede permitir un crecimiento más que vegetativo del gasto. Si lo permitiera, el déficit se dispararía y la inflación se atizaría aún más.

Sin embargo, no es del todo sincero el Ministro, sobre todo cuando le dice a la Sala IV que no puede girar los recursos para el arreglo y mantenimiento de carreteras porque los recursos no existen. Lo que pasa es que el Ministro ha violado la ley al ignorar el destino específico del impuesto a la gasolina, y pasar los fondos a la caja única del Estado. Y es muy gacho responderle a un tribunal que “los recursos no están porque violé la ley”. Por eso la cortina de humo de pedirle a la Sala IV que le diga de dónde sacar el dinero.

A pesar de todo, estoy seguro que al señor Presidente el Ministro le pinta el cuadro a todo color. No creo que el Presidente de la República no conozca la verdadera situación. Que no la entienda es otra cosa, pero en La Suiza Centroamericana apostamos a que el hombre sabe cómo están las cosas. Por eso, cuando el Presidente nos dice que no hay plata para arreglar las calles y le echa la culpa a los diputados por no aprobar el Paquetazo Fiscal, un sudor frío nos recorre la espina dorsal. El "man" nos está mintiendo.

Si a la cabeza de este gobierno hubiera una persona pensante y decidida, habría ordenado hace mucho recortar el gasto en los rubros no prioritarios según su visión de mundo, para así permitir incrementar el gasto real (por encima de la inflación) en aquellas áreas fundamentales para el éxito de su gestión presidencial. Y ojo que no es función del Ministro de Hacienda priorizar el gasto; él únicamente se debe de asegurar de mantener un equilibrio a nivel macro (el cumplimiento de una meta global de déficit), distribuyendo los recursos disponibles según las directrices que en cualquier otro gobierno giraría el Presidente.

Al final de cuentas, como siempre, lo que vivimos es el resultado de un gobierno que nunca tuvo norte ni razón de ser. Don Abel, que siempre se ha presentado como una persona sencilla, quien como candidato dijo que no quería ser Presidente de la República pero que lo hacía porque tanta gente se lo pidió, no es sino el más vanidoso de todos los presidentes que hemos tenido. Es una persona que llegó a la Presidencia simplemente por satisfacer su inflado ego y su hambre de reconocimiento, pero que lamentablemente nunca se detuvo a pensar qué haría con el poder. Esto me recuerda el cuento de aquel muchacho que quería estudiar medicina pero no era bueno en los estudios ni tenía estómago para ver sangre. Cuando un consejero vocacional le preguntó para qué quería estudiar medicina, le contestó: para que mi madre pueda decir orgullosa “este es mi hijo, el doctor”.

¿Alguien sabe en qué se parece don Abel a Hugo Spadafora? (Acepto sus respuestas en la sección de comentarios).

lunes, 9 de mayo de 2005

A la caza de votos

El problema de los principales partidos políticos en nuestro país – con poquitas excepciones – es que carecen de dignidad para rehusarse a recibir un voto. Más bien, hacen lo que sea por asegurarse un voto, aunque implique traicionar los principios sobre los que se fundaron o abandonar las banderas y los sectores sociales que dicen representar.

Partidos políticos como el PLN – que nació de un centro de estudio de la realidad nacional, con una base ideológica definida y el objetivo de representar a las clases medias del país – o como el PUSC y el PAC que surgieron como simples (o tal vez complejas) máquinas electorales aprovechando circunstancias específicas de su coyuntura, han propiciado una “democracia” de grupos de interés, en vez de la verdadera democracia representativa. Hoy en día el PLN es capaz de acuerpar sin sonrojo las causas de los industriales y de los propietarios de bancos, justo aquellos que el partido se dedicó a combatir (y nacionalizar) en sus albores. El PUSC, a pesar de no surgir de un verdadero esfuerzo ideológico concertado, siempre se declaró defensor y representante de los sectores más necesitados. Sin embargo hoy enarbola las banderas de sectores de la clase media que cada vez reclaman más beneficios y privilegios para sí, en detrimento de los más pobres. El PAC, que nunca pretendió representar más que los intereses electorales de Otón Solís, al menos es congruente en su política de tratar de quedar bien con Dios y con el diablo con tal de maximizar su caudal electoral.

Este comentario viene a colación a raíz del reporte de La Nación de hoy sobre el esfuerzo que hacen las bancadas legislativas del PUSCy el PLN por concertar una agenda de proyectos para discutir y votar en este último año del cuatrienio. La agenda que se negocia incluye los siguiente proyectos:

Paquetazo Fiscal: el PLN, que se cree ya en el poder a partir del 2006, reza por la aprobación de nuevos y mayores impuestos, que les permitan tener más dinero para gastar alegremente, sin tener que preocuparse por contener y readecuar el gasto cuando regresen a Zapote. El PUSC está dividido en dos sectores, pero ambos apoyan el Paquetazo. Están los que rezan por una victoria de Oscar Arias, creyendo que ello salvará la credibilidad del bipartidismo, y por ende apoyan las pretensiones impositivas del Palomo de la Paz. Y están los seguidores de Ricardo Toledo, quien tiene tal capacidad para el autoengaño que es perfectamente capaz de creer que puede ganar las elecciones, y que por ende le van a caer bien los ingresos adicionales. Por último, el PAC parece que se va a tragar el cuento de que este Paquetazo va a joder a los ricos y beneficiar a los pobres, lo cual juega perfectamente bien con los resentimientos sociales de su fundador.

Pensiones tempranas para algunos educadores: aquí el cálculo es muy sencillo. Esta ley beneficiará a 7662 maestros con una bien jugosa pensión “juvenil”, y los tres partidos creen que se pueden repartir esos 7662 votos. Por ello el apoyo será unánime, sin importar la magnitud del hueco fiscal que ello provocará, justo en estos momentos en que el gobierno se queja de la falta de recursos y se escuda en ella para no hacer nada.

Ley de Migración: no importa lo que diga la ley, mientras se joda a los nicas o al menos pueda ser presentada como una garroteada a los nicas, va a ser una ley popular y los tres partidos van a querer capitalizar el apoyo xenofóbico.

Regulación de donaciones extranjeras a campañas políticas: un saludo a la bandera que los tres partidos están seguros de poder burlar en las próximas elecciones, pero creen poder capitalizar con los “votantes éticos”.

TLC con el Caribe: cuenta con el apoyo de todo el mundo. Qué raro que lo que es bueno para el ganso no sea bueno para la gansa (el TLC con Estados Unidos). Lo interesante es que el potencial de beneficio de este TLC es mínimo comparado con el del CAFTA, pero este es tema para otra ocasión.

La honrosa excepción al tema que motiva este comentario parece ser el Movimiento Libertario. Aunque en otras ocasiones lo he tildado de populista y demagógico (ver por ejemplo El derecho a tener un perol), al menos hay que reconocerle al ML su valentía para rechazar votos que comprometerían su ideología. En este país de gente domesticada por el paternalismo estatal, donde todos nos tragamos sin chistar los nuevos impuestos que se inventa cada cuatro años el gobierno de turno, con el cuento de ser más solidarios con los más necesitados, el ML ha tenido la gallardía de oponerse a la creación de más impuestos, a expensas de ser tildados de elitistas y desalmados. Esperemos que el ML nos salve de más impuestos y pensiones juveniles. Esperemos que el ML se atreva a decir “renunciamos a esos 7662 votos de los maestros, creemos que podemos atraer más votos de la gente que nos agradecerá no permitir expoliar sus recursos con la creación de privilegios tan odiosos”. Por mi parte, faltará mucho trecho para que el ML se gane mi voto, pero la brecha se habrá reducido.

domingo, 8 de mayo de 2005

Junta de Notables

Si hay algo que le hace falta al actual gobierno es gente notable, gente de peso, gente capaz de formular una visión y saber cómo concretarla. Son pocos y muy aislados los funcionarios con una preparación encomiable, una experiencia intachable, y una trayectoria digna de ser aprovechada en beneficio de la sociedad costarricense. Pero de ahí a apoyar la creación de otra Junta de Notables más, esta vez para analizar el TLC con Estados Unidos, hay mucho trecho.

Hace poco más de tres años, como cada cuatro años, el pueblo votó para elegir a sus gobernantes. El pueblo esperaba de ellos una visión, un plan de gobierno coherente, y decisión y valentía para llevarlos adelante. El pueblo, valga la comparación, no contrató a PriceWaterhouseCoopers para que ante cada decisión crucial le recomendara a una terna de la gente mejor calificada para tomarla. Pero esto es justamente lo que cree don Abel Pal’techo que es su labor: nombrar “notables” para ver si ellos toman la decisión que él no tiene el valor de tomar.

¿Para qué otra Junta de Notables? En La Suiza Centroamericana recordamos otras tres juntas de notables nombradas por el indeciso Presidente y sus acólitos. ¿Qué fue de ellas? Únicamente cumplieron un propósito: retrasar la toma de decisión hasta que el tema se cayó de la agenda y no fue necesario tomar la decisión. Recordemos: la Junta de Notables que investigó el ICE, con gente de la talla de don Carlos Muñoz, Leonel Fonseca y don Leonardo Garnier, de atestados y honorabilidad indudables, terminó proponiendo un régimen de contratación más flexible para el ICE, y que el Instituto se convirtiera en empresa pública. Y de ahí en más, ¿alguien me puede decir qué hizo el gobierno al respecto? El ICE sigue siendo la misma institución autónoma sometida al mismo régimen de contratación de toda la vida.

La Junta de Notables de la CCSS, compuesta nuevamente por gente de excelente reputación y atestados, terminó en un güishiguash, con sus miembros presentando informes por separado sobre un montón de cuestiones puntuales, pero sin una visión global de cómo debería de funcionar la institución. Una de sus recomendaciones más valiosas fue la de eliminar una serie de gerencias redundantes y la Presidencia Ejecutiva (ya que además existe un Gerente General). Y de eso, ¿qué hubo? Eliminaron una gerencia porque quien la ocupaba cometió la indiscreción (por ponerlo bonito) de facilitar las actividades ilícitas de Eliseo Vargas. Aparte de eso, yo veo al Dr. Sáenz más aferrado a la Presidencia Ejecutiva que mono en ventolero.

La más trágica de todas fue la Junta de Notables nombrada para ver temas relativos a la Hacienda Pública. Conformada por gente de la altura de don Oscar Barahona Streber (q.e.p.d.), cuando el gobierno vio que esta comisión se estaba inclinando por recomendar un mejor control del gasto público antes que tomar la salida fácil de subir los impuestos, de golpe y plumazo derogó el decreto que la había creado, sin darle oportunidad de presentar su informe final. ¿El resultado? En vez de hacer un esfuerzo serio por reordenar y controlar el gasto, el gobierno prefirió enviar el Paquetazo Fiscal al Congreso, que sube los impuestos a Raymundo y todo el mundo.

Pero para que mis tres lectores no crean que invento las cosas, les transcribo algunas palabras de don Oscar Barahona, tomadas de una entrevista concedida a La Nación en julio del 2003:

● “Mientras el Presidente no tome una posición de liderato, las cosas probablemente seguirán como están.”
● “Primero hay que poner orden en la Hacienda pública y después considerar el alza en los tributos.”
● “El país tiene recursos y voluntad, pero no hay liderato ni voluntad política.”

¡¡¡Y eso que don Oscar Barahona se confesaba amigo personal del Presidente!!! Don Abel, eso que usted siente por las noches en sus pies, no es más que el fantasma de don Oscar que se los viene a jalar para recordarle que se deje de varas y empiece a gobernar.

Ahora don Abel nos vuelve a recetar atolillo con el dedo. En otro artículo ya había yo comentado sobre el problema físico que comparte el Presidente con los bueyes. La verdad es que ya sabemos que mientras dure este Presidente, el TLC no va a ninguna parte, con lo que el país pierde otro año más. El TLC ya tuvo su “comisión de notables” con don Alberto Trejos (una autoridad académica internacional en el área del comercio exterior), doña Anabelle González (con 20 años de experiencia en negociaciones comerciales internacionales), y todo su equipo negociador. Esta primera junta ya recibió su respectivo abrazo presidencial. ¿Para qué otra comisión de notables? Simplemente para tener una excusa más para no enviar el TLC al foro que lo debe de conocer y decidir: la Asamblea Legislativa.

Por último, si insisten en nombrar la innecesaria Junta, entonces que por favor alguien me explique, ¿qué tienen que ver un astronauta (a quién admiro y respeto), un botanista (probablemente el científico de mayor renombre que tiene el país), y un biólogo (respetado ex-rector de la UCR) con el comercio internacional? En La Suiza Centroamericana prometemos a nuestros lectores nunca llamar a don Alberto Trejos para consultarle sobre una misión espacial, ni a Anabelle González para que opine sobre la biodiversidad del bosque tropical húmedo.